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viernes, 1 de abril de 2016

La corrupción es lo más nefasto para un país porque ataca a la democracia: Juan Carlos Henao

"Qué Colombia es un país corrupto no hay la menor duda. Por donde uno mete la nariz huele feo", asevera el relevante jurista Juan Carlos Henao Rector del Externado de Colombia.


Vamos de un escándalo a otro sin tregua. No terminamos de conocer un caso cuando caemos en otro atónitos, presos de indignación.

Por años los medios no se ocupan de otra cosa que en notificar a la sociedad sobre los delitos cometidos por congresistas, funcionarios, contratistas, empleados y servidores públicos...  

Una cotidianidad criminal que abarca todo el territorio colombiano sin que se salve ninguna rama del poder público. Pasa por igual en entidades locales, departamentales y nacionales. 

Desfalcos al erario público; desvío de recursos; enriquecimiento ilícito; peculados; pago de coimas; cohechos; prevaricatos; ocultamiento de bienes; fraudes, sobornos; tráfico de influencias; extorsiones; nepotismo…

No hay un solo delito del amplio “vademécum delincuencial jurídico” de la contratación pública que no sea tema de conversación cotidiana en el país.

Un estado de inmoralidad que tiene origen en el perverso legado de valores y prácticas desde la colonia.

Hampones de cuello blanco” tipo Samuel Moreno Rojas  ̶ condenado a 18 años de prisión por los delitos de interés indebido en la celebración de contratos y cohecho ̶ , lejos de desaparecer se reproducen más.   

“Son personas que permean los gobiernos con intereses particulares que repugnan a los fines esenciales del Estado”, como sentenció el Juez 14 de Bogotá al declararlo culpable.

No se trata, de ninguna manera, como pretende hacernos creer el prófugo de la justicia Miguel Nule Velilla de que la corrupción es “inherente a la naturaleza humana". 

¡El  gran cacao, “con olfato para los negocios y halconería empresarial"!, como pomposamente lo describe la Revista Semana es otro delincuente condenado por peculado contra los recursos de Bogotá. 



"¿Qué pasa con la conducta de los individuos en Colombia?¿Existe una conducta delincuencial socialmente aceptada, moldeando estereotipos que se reproducen?¿Cómo se puede transformar esta realidad cultural que recupere una ética y dignidad humana?".*



Sin titubeos Juan Carlos Henao es claro al señalar que la corrupción es lo peor, lo más nefasto que le puede pasar a un país porque ataca a la democracia.

"Nos hemos acostumbrado a vivir bajo el imperio y mandato de la corrupción", subraya el Rector del Externado de Colombia.

En enero pasado (2016), la Fiscalía General de la Nación reveló que 559 alcaldes y 10 gobernadores recién posesionados tienen procesos abiertos con la justicia. En solo cuatro de 32 departamentos  ̶ Guainía, Guaviare, Vaupés y Vichada ̶  no hay algún alcalde investigado.

Amparados por la impunidad  ̶ de la que Colombia ocupa el tercer lugar en el mundo ̶ junto con la cómplice lentitud de la justicia, la cuerda deshonesta de empleados, abogados, fiscales y hasta jueces, todos por igual como en piñata se ferian los recursos aportados por la ciudadanía sin que pase nada.

Según un estudio de la Universidad del Norte (Barranquilla) y publicado en el diario El Heraldo, en dos décadas la corrupción le ha costado al país cerca de 189 billones de pesos, un 4% del PIB

El ex Magistrado presidente de la Corte Constitucional Juan Carlos Henao considera que la corrupción “tiene que ver con la concepción del mundo que se tenga y la necesidad de seguridades que se imponen hoy en la sociedad”.

En Colombia el sistema está atado a la corrupción

Gloria Ortega Pérez (GOP). Rector: todos los días en Colombia nos vamos a dormir con una historia de corrupción y nos despertamos con otra. ¿Qué está pasando?

Juan Carlos Henao (JCH). "Qué Colombia es un país corrupto, no hay la menor duda. Dónde uno mete la nariz huele feo. 

No quiero decir que en toda sociedad no haya corrupción. Pero, lo que está pasando aquí, es que llegamos a unos límites insostenibles.

Acostumbrarse a que las cosas se tienen que hacer por corrupción, sea en la rama judicial, en el ejecutivo, en donde sea, altera por completo los valores de la sociedad.

El sistema está atado a la corrupción. No es ni siquiera que una persona sea o no corrupta. Es que ya se tiene diseñado que, de tanta parte del presupuesto, tanto se va para tal departamento. Y en ese departamento tiene influencia tal senador o político. Se sabe de quién es el contrato, quién va a hacer el puente o lo que sea, viene amarrado. 

Es una estructura que los colombianos tenemos que cambiar". 

GOP: Hace 15-20 años se decía que el Estado colombiano estaba secuestrado por el paramilitarismo. ¿Hoy pasó a estar secuestrado por la corrupción organizada?  

JCH: "Tristemente sí. Pero no se puede hacer una distinción entre paramilitarismo y corrupción porque el paramilitarismo también es corrupción. Sigue siendo dueño de un sinnúmero contratos en muchos departamentos del país.

¿De qué sirve que yo me prepare como  gran abogado y haga un estudio magnífico sobre mi caso si la lógica de la solución del mismo va por otro lado?

¿Para qué escribo un buen memorial si resulta que el juez está comprado y ni siquiera se va a leer lo que yo voy a preparar?

La corrupción es un problema básicamente ético, de formación ciudadana que desestimula todo. No creo mucho en la represión o no de la corrupción.

Se sabe que en la colonia se hicieron acciones populares contra los virreyes por corrupción. De allá viene la frase de que la ley se acata, pero no se cumple. Así es nuestra idiosincrasia".

¿Dónde nace la necesidad de corrupción? 

La sociedad colombiana tolera y legitima la corrupción al apropiar, de manera cotidiana, máximas inmortales  ̶ que no morales ̶   para avalar y justificar lo injustificable. 

La frase satírica “Gana dinero. Si puedes, honestamente; si no, de cualquier modo”, atribuida al poeta latino Quinto Horacio Flaco, fue convertida en el popular dicho “haga plata honradamente, mijo, pero si no puede honradamente, haga plata, mijo”.

Desde Turbay Ayala, que hace casi 40 años quiso “reducir la corrupción a sus justas proporciones”, pasando por “la ética es para  filósofos” del 'estratega' JJ Rendón hasta el archiconocido “usted no sabe quién soy yo” de Nicolás Gaviria, todos buscan justificar de alguna manera la inmoralidad.

También ocurre cuando no se llama a las cosas por su nombre o se recurre a eufemismos para dosificar el escándalo, relativizando la realidad y, de paso, engañar a las audiencias.

En esto, periodistas y medios tienen no poca responsabilidad cuando nombran los hechos consiguiendo desdibujar la dimensión y trascendencia que tiene la comisión de delitos en la ética, vida y cultura social.

Llamar “Yidispolítica” a recibir dádivas de funcionarios del Gobierno a cambio de votar reforma constitucional para reelección presidencial de Álvaro Uribe Vélez (delito del cohecho); "falsos positivos”, al asesinato de civiles inocentes haciéndolos pasar como guerrilleros muertos en combate (delito de ejecuciones extrajudiciales, sumarias y arbitrarias); chuzadas del DAS” a las interceptaciones telefónicas y seguimientos ilegales por parte del DAS (delito de violación ilícita de comunicaciones, abuso de autoridad por acto arbitrario e injusto y concierto para delinquir). 

También se recuerdan el mal llamado “cartel o carrusel de la contratación”; el escándalo de “Tolemaida resort” y muchísimos otros graves actos delictivos a los que quizás haya sido "práctico" y mediático para el periodismo llamarlos así, pero con ello no se ha contribuido en lo absoluto a que la ciudadanía esté mejor informada o haga conciencia de tal estado de cosas para que los rechace, sino que ha conseguido que se mimetice como si nada en la cultura de la gente.

La “élite colombiana” que antes era materia para titulares empresariales, sociales y del corazón, ahora lo es de manera creciente en las páginas de delincuencia y judiciales. 

Ladrones de primera disputándose espacio con los de segunda que roban caldos de gallina, pero que a diferencia de estos, disfrutan en grande hasta en “la picota carne de res”, como revela la periodista Paola Ochoa.

La impunidad ayudó a entronizar la idea según la cual robar si paga y bien, pues aunque el delincuente o criminal sea castigado en su casa por cárcel, en una casa fiscal y hasta en La Picota, nunca, absolutamente nunca, repara el daño, es decir, devuelve lo robado.

GOP. Rector, ¿Se convirtió la corrupción en un asunto completamente aceptado y asimilado por la gente como parte de cultura del país? 

JCH. "¿Dónde nace la necesidad de corrupción?  ¿Qué es lo que está buscando un corrupto? Plata. Ilícita. ¿Y por qué está buscando plata? Porque en el fondo la gente necesita vivir de seguridades.

Los sistemas capitalistas y los actuales han enseñado que lo que más seguridad da en la vida es precisamente el dinero. 

No creo mucho en la represión o no represión de la corrupción porque se ha probado que también en la colonia se hicieron acciones populares contra los virreyes por corrupción. 

La corrupción es el acto más antidemocrático que existe en la sociedad

La corrupción ataca la médula de la democracia, señala con vehemencia Juan Carlos Henao. 

Por esto, explica, la única manera de transformar esta realidad es con educaciónEnseñando ética y democracia. Mostrándole a la gente cómo la corrupción es el acto más antidemocrático que existe en la sociedad.

La corrupción cambia la lógica de las oportunidades para las gentes de las sociedades basadas en la meritocracia y en la preparación individual y cambia a la lógica del capitalismo vulgar que es el de la corrupción".

JCH: "La  vida  es  un  océano  de  incertidumbres  
con archipiélagos  de  seguridad". (Vea  el  vídeo).

Un escándalo tapa otro escándalo y así

Twitter es una especie de “termómetro” entre las muchas y diversas comunidades de “conversadores” en el agora contemporáneo que es la Internet.

Ahí se conoce y se siente la potente voz de la indignación, de la rabia y del repudio que causa en la ciudadanía cada nuevo hecho de corrupción.  

En este espacio sin jerarquías, fórum del siglo, pedí abiertamente a los usuarios que me contaran el hecho de corrupción que recordarán y les pareciera más aberrante. Estas son algunas respuestas.

 

Un escándalo tapa otro escándalo y así... Pero todos en Colombia podemos hacer de manera rápida y de memoria una lista de por lo menos diez aberrantes hechos de corrupción. 

"A uno en este país le toca ser optimista"

Lo dice sin frustración Juan Carlos Henao, solo alentado en la convicción que tiene de la perfectibilidad del ser humano, que para él “va a mejorar, por mucho que esté destruyendo la especie”.

Aunque confía en que se firme un Acuerdo Final para terminar el conflicto armado, también cree que, con o sin las Farc, las reformas se van a hacer. "Así lo prometió el presidente Santos".

"La corrupción es una conducta que atenta contra la prosperidad de la sociedad, el patrimonio del país y su esperanza como nación", señala.

Juan Carlos Henao tiene la certeza que son más, muchas más las personas honestas con principios sólidos. 

"No importa que sean 5, 10, 15, 20 las personas que uno pueda respetar porque tienen un nivel de ética".

GOP.  ¿Cómo  vamos  a  enfrentar  un  posible  Acuerdo 
para  el  Fin  del  Conflicto Armado con una agrupación 
guerrillera  en  un  contexto de  tanta corrupción y de 
impunidad? (Vea el vídeo).

Desarticular corrupción es un asunto de política y criminal  

GOP. La confianza en la sociedad está herida o desapareció. Las personas ya no confían en la palabra. ¿Cómo restituir la confianza entre la gente?

JCH. "Eso es un problema de tejido social y sociológico muy complicado que no se recupera de un día para otro. Imagine: ¡Si en el micro universo de la familia es difícil, en una sociedad es todavía más complejo!

Este país ha llegado a unos niveles de corrupción tan grandes que desarticular eso es un problema de política y también criminal.

Mire por ejemplo: la investigación que realizó la Universidad sobre minería encontró que existen minas ilegales en la que los policías son los jefes. 

¿Porqué, ¿para dónde sale el oro de las minas ilegales? Eso no es que lo chupe una nube y se lo lleve para Marte. Eso sale por unas carreteras en unos camiones que van protegidos por el Estado. 

Eso es lo más inmundo que uno pueda ver de un funcionamiento del Estado. 

Debería haber un compromiso mucho más serio, mucho más contundente de los gobiernos hacia el discurso de la NO CORRUPCIÓN. 

¡Vamos a acabar con la minería ilegal! ¡Vamos a acabar con la corrupción en los contratos!… También es un problema de insistencia desde los medios de comunicación.

Nunca se debe dejar de insistir en tres o cuatros principios que son los que forman una sociedad y ahí le falta mucho al poder político colombiano".

 
JCH. "Yo creo que debería haber un compromiso mucho 
más serio,  mucho  más  contundente  de los  gobiernos 
hacia  el  discurso  de la NO corrupción". (Vea el vídeo).

Uno sabe cuándo es limpio y cuando no

Según el IPC, Índice de Percepción de la Corrupción, Colombia ocupa el puesto número 83 entre 167 países en el mundo y el puesto 17 entre 30 países evaluados en las Américas.

En opinión de distintos expertos, la lucha contra la corrupción debe ir más allá de leyes, normas y códigos y debe convertirse en un asunto de lucha desde la misma ciudadanía, de censura social.

Mientras que en América Latina la gente protesta en la calles antes cada nuevo acto de corrupción en la administración pública, en Colombia solo se recuerda una protesta de esta naturaleza en agosto de 2011: la "marcha de los antifaces".

Desde entonces la corrupción ha aumentado pero no las protestas. Como “siempre ha sido así”...

GOP. ¿Rector, usted cree en la censura social? 

Claro que sí, pero con mucho cuidado. Es básico. Mientras que no sea linchamiento ni ninguna cosa de ese estilo. 

El punto es cómo se liga la censura social con la judicial.

Recuerdo un par de situaciones en las que ejercí censura social. 

Una fue en un cóctel cuando un señor quería tomarse una foto conmigo. Me di cuenta quien era y pensé: ¡Ni a golpes! No quiero aparecer en una foto con este señor…

La censura social es importante pero es peligrosa porque puede tener mucho de arbitraria cuanto se basa en el chisme. Eso también puede ser muy dañino.

Es muy fácil caer en una especie de persecución social que muchas veces es lo que hacen los medios.

Es que la corrupción es por todos los lados. Dicen que los medios también tienen agenda. Dependen de los que los financian sacan unos escándalos y otros no. Eso también es corrupción y también se da en los medios de comunicación".

JCH. "Lo  que  buscamos  en  el  fondo, cada  uno, es la 
felicidad. Estar  contentos, pasarla  rico en la vida. Eso 
es lo que yo busco. Y, para tener uno eso, precisamente
no  debe tener rabo  de  paja. Porque  es que vivir uno 
con  rabo  de paja es que lo quemen y eso tiene que ser
muy aburridor". (Vea el vídeo).

Lo que nos falta en Colombia son principios esenciales

"En febrero pasado, al cumplir 130 años de su fundación, el Externado le entregó al país la investigación Minería y Desarrollo

Los hallazgos del estudio dan cuenta, en buena medida, de la corrupción que hay en la actividad minera en Colombia.

La segunda entrega de esta colección llamada “Así habla el Externado”, es sobre corrupción. Los datos que hemos empezado a encontrar son impresionantes.

Todo esfuerzo que se haga para combatir la corrupción en un país cooptado por esta conducta es necesario.  ¡La corrupción no se vale!   ̶  exclama  con toda la fuerza de su espíritu  ̶.

La ética no es solo una materia en el pensum académico en la Universidad, sino un propósito transversal, inherente en la formación humana y profesional, advierte.

Sin embargo, lamenta cómo en el Externado también ha habido estudiantes corruptos, egresados corruptos.

"Lo único que tengo claro es que ser corrupto y externadista es absolutamente contradictorio.

No sólo en el trato con los estudiantes, sino en el comportamiento y actitud, todo profesor debe dar ejemplo ético. La ética se siente", sostiene.

Cada nuevo semestre el mensaje que da a los estudiantes entrantes es el mismo y termina siendo una advertencia para los profesionales salientes: “sin trampas ni atajos indebidos”

La formación ciudadana tiene que ser una formación para la honestidad, dice de manera concluyente.

Sin abandonar la amabilidad y franqueza que lo habitan, el rector Juan Carlos Henao es directo y claro al exhortar a los colombianos para que se recupere la honestidad y la ética y cogerle rabia a la corrupción.


JCH. "Tenemos que creer que podemos romper la
corrupción. Qué cada uno pueda decir que  es una
persona éticamente correcta". (Vea el vídeo).

"A mí me pueden acusar de lo que sea menos de corrupto. Uno sabe cuándo es limpio y cuando no. Para eso no necesita un código penal que le diga si es corrupto o no. Eso es un asunto de convicción íntima", dice rotundo Juan Carlos Henao.
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Links recomendados:

- "La ética social y la dignificación de la vida humana: Un alcance epistémico en la sociedad". Cristina Seijo, Karina Villalobos
- “El escalafón del riesgo de corrupción en Colombia”. Especiales Multimedia El Tiempo
- “El ABC de los delitos de la corrupción en Colombia”. Portal Caracol radio
- Corrupción en América Latina necesita una mayor censura social Blogs Capital
- “La sentencia contra los Nule confirma que robar sí paga”. LaSillaVacia.com
- “Los páramos son intocables”: Juan Carlos Henao Entrevista El Espectador
- ‘Falta control estatal sobre la minería ilegal’: Rector de El Externado Pregunta Yamid CMI

Nota 1. Durante 17 días esta nota tuvo como título: "En Colombia a uno le toca ser optimista, dice Juan Carlos Henao". Sin embargo, por sugerencia de los lectores cambió por: "La corrupción es lo más nefasto para un país porque ataca a la democracia: Juan Carlos Henao". Nota 2. Las cinco (5) entradas de vídeo, que les recomiendo ver, forman parte integral y estructural del artículo. También se pueden ver por separado en "mi canal" en YouTube. El contenido en imágenes fue realizado por la fotógrafa Carolina Corredor de la Oficina de Comunicaciones de la Universidad Externado de Colombia.

domingo, 27 de marzo de 2016

Mi primer trino: "Uribe: también caerás!!"

Han sido 6 años de una apasionante experiencia de los 10 que cumplió el 21 de marzo Twitter.

Ese día de 2006, Jack Dorsey (@jackdaba vida a la red de microblogging al publicar su primer tuit.

Llegué a esa plataforma de conversación en el 2010 aupada por mi amigo y colega Carlos García (@carloscuentero)

Durante un año no hable de otra cosa que de todo cuanto hizo Álvaro Uribe Vélez contra Colombia y la civilización humana. Hice catarsis a 8 años de “silencio”, autocensura y miedo.




Twitter es, sin duda, la una red hecha a mi medida que, articulada a la Web y la inconmensurable plataforma de datos, permite documentar cada una de las palabras y argumentos.

Un ejercicio exigente del pensamiento sistémico, del lenguaje y la gramática en cualquier idioma, pues la “tiranía” de los 140 caracteres hace que sea mayor la exigencia y cuidado de todo cuanto se dice y cómo se dice.

He escrito más de 130 mil trinos y, podría decir que el 99% de estos, siempre con un link que documenta, amplia, cuestiona o refuta la idea escrita.

Solamente me muevo en ámbitos limitados temáticos: derechos humanos, derechos civiles, libertad de expresión, crítica (permanente) al periodismo y medios, corrupción y, sin duda sobre “mi selección Colombia”.

Durante este tiempo he conseguido movilizar varias campañas en defensa de la libertad de expresión, entre otras, alrededor de los también periodistas Agustín González, Daniel Coronell y Claudia López.

Durante un tiempo fui incluida en los antipáticos “top ten de la popularidad” que, en la comunidad de redes se llaman influenciadores. Esto no significa por qué tenga miles de seguidores, sino porque mi pensamiento y opinión es atendida. ¡Tremenda responsabilidad!

Con frecuencia las voces de muchos artículos que escribo para Sentipensantes son de usuarios de Twitter. También, desde esta plataforma, llevo a sus usuarios los contenidos de mis relatos. Es una herramienta  potente para recopilar, pero también para distribuir contenidos. 

El lenguaje y la palabra son los mayores atributos en esta plataforma cuyo propósito fundamental es conversar. Sin jerarquías. Horizontal. Universal. Sin fronteras. 

jueves, 18 de febrero de 2016

¿CENSURA?


“La intimidad es un derecho de las personas que reduce su alcance cuando se trata de funcionarios o empleados públicos. Tal fue el caso de la información sobre la enfermedad reciente del vicepresidente de la República. No obstante ser del fuero íntimo del alto funcionario, esta condición le permite al público conocer su estado de salud puesto que puede afectar su desempeño al servicio de todos los ciudadanos”.

Javier Darío Restrepo

Hoy en la mañana uno de mis amados sobrinos me escribió para preguntarme si estaba o no de acuerdo con la publicación del video del que se hablaba en los medios. Una pregunta que todos nos hemos hecho en las última 72 horas.

Dice el adagio popular que no hay peor ciego que el que no quiere ver.

¿Cómo es el video?  

Es una grabación básica pero de buena calidad (realizada con un celular u otra herramienta), que registra de manera subrepticia (a escondidas) cerca de 8 minutos (no recuerdo el tiempo exacto), una conversación (entre dos hombres) que sucede en un auto y en la que solo aparece uno de ellos en la imagen (el que va conduciendo) en inmediaciones (al aparecer) del Parque Nacional de Bogotá, el 1 de noviembre de 2008 (según fecha amarilla sobre imagen).

¿Quiénes conversan?

Las personas que conversan son dos hombres adultos. Un civil y un uniformado. El de civil conduce el auto es Carlos Roberto Ferro Solanilla, Senador de la República (2008) por el partido de la U y hasta ayer Viceministro del Interior, oriundo de Fusagasugá. 

El otro es un uniformado,  Ányelo Palacios Montero, subteniente de la Policía Nacional (2008) y hoy Capitán y Comandante de la Estación de Policía de Florencia (Caquetá).

¿De qué conversan?

Ferro y Palacios hablan sobre sexo (los gustos y preferencias de cada uno) y sexualidad (manifiestan no ser homosexuales) con expresiones explícitas (ordinarias) y en la que los dos manifiestan un interés común por buscar un espacio para tener un encuentro íntimo.

El uniformado (Policía) le cuenta al Civil (Senador) que la primera vez hizo "un favor sexual" a un adulto. Que le gustan las viejas. El senador le dice tener permiso hasta las 7. Que es senador hasta el 20 de julio. Recuerdan haberse conocido en Quetame. 

El lenguaje y tono de la conversación quizás menoscabe el pudor de la gente, pero sobre todo, el buen gusto.


Hasta aquí el video, sus protagonistas y el contenido. Pero la gente que lo vio, y la que no, cuestiona en lo fundamental tres cosas.

¿Qué se cuestiona del video?

Primero. Que “el video de Ferro no aporta ningún elemento periodístico más que saciar el morbo de un país mojigato y homofóbico. Prensa de rapiña”.

Los hombres homosexuales desde y fuera del closet fueron los primeros en saltar a la palestra pública –la de las redes sociales– para defender el derecho a las preferencias sexuales que tienen los protagonistas heterosexuales del video.

Subrayo que los dos son heterosexuales porque así lo manifiestan en la conversación.

Creer que el video fue publicado para incentivar la homofobia, o porque la periodista es homofóbica o porque es un delito ser gay –como dijo un escritor gay–  es un atentado contra el sentido común.  

Segundo. Que es “una gran putada” contra la esposa y los hijos de Ferro. Qué se destruyó a una familia. Su círculo social. Su futuro.

“Periodismo es publicar lo que alguien no quiere que publiques. Todo lo demás son relaciones públicas. George Orwell”.

Es duro, muy duro desde luego que alguien tire de la punta del telón y le caiga encima la cortina, el decorado y la estantería. Y lo más doloroso, que esos daños colaterales caigan en la propia familia.

Pero, Ferro secretario,  Ferro concejal, Ferro senador, Ferro presidente de la U y Ferro viceministro ha actuado siempre con absoluta libertad en su vida pública y privada – que debería ser una sola, diáfana y transparente– y muestra de esta libertad es el mismo video que se cuestiona.

Carlos Roberto Ferro Solanilla es el único responsable de sus actos ante la sociedad y ante su familia. Y si tiene algún dios, pues también ante este.

Hacer público el video no fue lo que, presumiblemente “destruyó a su familia”, sino su contenido. Esa doble vida que lleva/ba? (con o sin sexo, con o sin policías, con o sin putas).

Pero la gente – y no la culpo– se quedó con el contenido sexual, haciendo escrutinio (morboso) de si serían maricas o no juzgando las conductas de los que conversaban. 

Vio, escuchó y entendió lo que quiso.

Y no pudieron ver más allá de lo obvio porque, quizás, no tenían cómo. Tampoco yo lo pude comprender de manera inmediata. Tuve que reconstruir toda la nauseabunda historia que rodea el episodio del video. Lo que en periodismo llamamos el contexto.

Tercero. Que la periodista se extralimitó, que “violó el derecho a la intimidad”, que “fue una equivocación garrafal”, que es “amarillista”.

“Periodismo es publicar lo que alguien no quiere que publiques". El video es más subido de rojo que "amarillista" la decisión de publicarlo. 

Hay que mencionar que a Palacios lo entrenaron, entre otras cosas, también para eso: hacer videos a las escondidas.

¿Qué dice la ética periodística? 

“En ética nadie es juez de nadie, salvo de sí mismo. Cuanto aporta la ética son principios útiles para orientar la propia conducta”.

“La intimidad es un derecho de las personas que reduce su alcance cuando se trata de funcionarios o empleados públicos. Tal fue el caso de la información sobre la enfermedad reciente del vicepresidente de la República. No obstante ser del fuero íntimo del alto funcionario, esta condición le permite al público conocer su estado de salud puesto que puede afectar su desempeño al servicio de todos los ciudadanos”.

“Por tanto, el periodista que tiene acceso a informaciones sobre la intimidad de un funcionario solo se siente autorizado para publicarlas cuando tiene claro que existe una relación con el bien común”.

Eso es lo que respondió Javier Darío Restrepo, maestro y director en el Consultorio de Ética de la Fundación Iberoamericana de Nuevo Periodismo (FNPI).

¿Qué se investiga?

Los posibles nexos entre la llamada “comunidad del anillo” en la Policía Nacional con (honorables) congresistas. Nada más ni nada menos.

Una historia que se remonta antes del año 2000 si bien hasta el 2006 se comienza a conocer. ¡Quince o más años!

El presunto suicidio de la aspirante a alférez Lina Maritza Zapata y la sospecha de su mamá y compañeros que se trataba de un asesinato, prendió las alarmas.  

Un día antes de dejar de ser cadete y graduarse como alférez, se conoce que Zapata había descubierto una red de prostitución homosexual dentro de la escuela de cadetes de la policía. La llamaban “comunidad del anillo”.
Desde el 2004 se sabe que la tal "comunidad del anillo" está-ba conformada por más de 300 muchachos que los sacaban de la Escuela, de manera irregular, para prestar servicio de seguridad en El Campín. Desde allí los llevaban al  Congreso, según contó el abogado de la familia de Zapata.

“Un coronel de la Policía era el instigador de toda la operación y era el mismo que los escogía, les daba dinero y regalos. Esa historia que tiene muchos testigos dentro del proceso, se archivó, pese a los testimonios, en la Procuraduría”, dice Hernando Zapata Marín.

Pero desde cuando se denunció el hecho las investigaciones no avanzan.

Cada mes de los últimos 16 años algo nuevo se revelaba. Aparecía un nuevo hecho. Alguien hablaba. Como lo hicieron en su momento el coronel Reynaldo Gómez y el capitán Ányelo Palacios Montero.

No es como dice @NachoGreiffenst “que la prostitución es un oficio legal y reconocido por la Ley. Es un delito que exista una red de prostitución? No. Es inmoral? Seguramente sí”. 

Tampoco que, “El que un senador se lo pida a un oficial de la policía ni es ilegal ni es prueba de que existe una red de prostitución”.

No. El pecado de Ferro no es subir al auto, en el Parque Nacional o en cualquier esquina, a un policía para tener sexo con él. 

Es que era un Senador de la República en un carro oficial invitando a tener sexo a un oficial de la Policía al que, quizás, consideraría para un ascenso.  


¿El video es prueba?

Sí. La Procuraduría lo avaló como prueba. Y hoy lo considera la Fiscalía General.

La primera, competente de investigar actuaciones de los funcionarios públicos  ̶y el entonces teniente Palacios lo es hasta hoy  ̶  , se lo envió a la segunda, a la Fiscalía General que investiga delitos de carácter penal sean o no funcionarios públicos.

La investigación, que quizás avance o la entierren con el video revelado por Dávila, tiene que ver, sin duda, con la confirmada existencia de la “comunidad del anillo” que según el abogado Jesús Vergara “reinó en 10 cursos de la Policía".

¿Se equivocó Dávila?

Aunque he cuestionado a Vicky Dávila (y Claudia Gurissati) haber usado el periodismo a favor de Álvaro Uribe Vélez por ser manifiestamente partidarias de este, creo que Dávila no se equivocó en publicar el video, aunque sí cometió algunos errores.

No fue lanzando una moneda a cara y sello como decidió publicarlo y algunos periodistas  ̶ que no entiendo por qué  ̶   le quieren hacer creer a las audiencias y a la opinión pública.

La atención y tranquilidad invertidas en esta investigación reciente por Dávila en La FM y la periodista Claudia Morales en Caracol son muy importantes.

Aunque estos hechos ya habían sido denunciados varias veces, más recientemente, Dávila y Morales se meten con los hechos más graves en la historia de la Policía Nacional, y que sin duda, compromete al general Rodolfo Palomino.

Pero hay tres cosas que no hizo suficientemente bien Vicky Dávila, errores en los que incurrió a mi modo de ver.

Primero. Haber revelado el material informativo (el video) con un ropaje sensacionalista de “primicia”; “prueba reina”, etc. Mejor dicho, en su estilo amarillista opacando y distrayendo en gran medida la atención sobre el fondo del asunto.

Segundo. Haber expuesto a las audiencias a un material delicado sin un recuento amplio y suficiente sobre los antecedentes y el estado actual de las investigaciones.

Se equivocó al dar por hecho que como ella, la gente tenía en la cabeza la historia.

Todos olvidaron la investigación –como acá pasa de todo y nunca pasa nada– entonces las audiencias en general no consiguieron asociar una cosa con la otra. 

Ver el video en el contexto de una investigación para que pudieran advertir, y ver más allá como ella y como otros más  entendimos que todo tenía que ver entre sí.  

Tercero. Haber explicado a las audiencias por qué era importante para la investigación que su equipo adelantaba y para el medio dar a conocer el video. 

Advertir, además, que el contenido había que verlo, no con un adulto responsable, sino con una visión de largo alcance.

Por eso quizás la gente se quedó con el contenido sexual y no textual. 

Pero ni los periodistas -muchos de ellos sus amigos- ni los enredados (los de las redes), tampoco hicieron la tarea de indagar por cuenta propia y riesgo.

Fue un error, recurrente en el periodismo, dar por sentado que las audiencias recuerdan todo y, en este caso específico, era muy importante acompañarlas con elementos de contexto en la comprensión de un vídeo tan importante. 

¿Sopeso Dávila lo que pasaría?

Sí, creo. Desde el principio que acometió la investigación de manera paralela con Claudia Morales.

Las dos sabían en lo que se metían. En las fauces del poder. No investigaban curas pederastas sino a miembros de dos instituciones - Policía Nacional y Congreso de la República- presuntamente vinculados con delitos de trata de personas para someterlas a prostitución.

Como señala la escritora Carolina Sanín ¡La "comunidad del anillo" no es un grupo activista LGBTI!

Estos políticos, dice, “que buscan la mutua complicidad (y que, en rigor, no puede decirse que estén en el clóset, sino que simplemente obtienen placer comprometiendo y comprando la dignidad de hombres y mujeres, así como comprometen y compran la dignidad del electorado), serían los primeros que no votarían jamás por garantizar los derechos y la igualdad de la población homosexual, y son los primeros defensores de la ubicuidad y la supremacía de la "familia tradicional".
Sí. Estoy de acuerdo con publicar el video, le respondí a mi sobrino de manera más breve, pero con las mismas razones que aquí expongo.  

A la pregunta que nos hace Nacho Greiffenstein respondo no. No lo hubiera publicado de manera completa, aunque sabemos que tarde que temprano se conocería de manera íntegra por otros medios y por otro medio.

Lo hubiera editado e intervenido. Le pondría subtítulos, eliminaría la voz… Etc., es decir lo “suavizaría” un poco. La conversación no tenía nada de erótica y si más bien ordinaria. 
 
¿Qué quien ganó? Perdimos todos.

La sociedad y su derecho de saber acerca de los funcionarios públicos de manera clara, transparente y con elementos que les ayude y permitiera entender el video.

¿La democracia? Desde luego. Porque quedó lesionado el derecho a la información y a ser informados.  

(Caricatura añadida después de publicado el post, con autorización de su autor Xtian).

¿Debió renunciar Dávila?

No. Y lo lamento. Tampoco creo que lo hizo por su propia iniciativa. No es su carácter. Por eso se le midió a la investigación más compleja, delicada y peligrosa, creo, en toda su carrera periodística. Pienso, más bien, que fue CENSURADA.

Dávila sí intentó inaugurar una nueva etapa en el periodismo. Pero no como dice La Silla Vacía porque reveló una conversación íntima de dos personas. 

Esa "nueva" etapa (por lo menos en la radio) era la de aproximarse a temas vetados, difíciles y complejos como los que atañen a los abusos del poder usando el sexo para ello.

“La rumba del poder, la costumbre patriarcal de acostarse con jóvenes coartados y explotados, no se traduce en una preferencia sexual, ni mucho menos en una reivindicación de la libertad sexual. 

Es exactamente lo contrario: es una manifestación más del ansia de dominio sobre el débil. Se trata de un comercio de secretos e influencias (te tapo tus infidelidades, me tapas mis robos al erario, yo te apruebo tus nombramientos, te consigo a un muchacho asustado para que quede a tu merced y tengas una experiencia más de tu poderío, tú a cambio obstaculizas el proceso que me tienen en un juzgado, etc.)”, nos ilustra Sanín.

Ardila Lule decidió prescindir de su trabajo pero no porque, como dijo alguno más, “instinto supervivencia y desaprobación unánime de sus oyentes”.

Quizás ya nunca conozcamos quienes eran los congresistas de la “comunidad del anillo” que abusaron de alguno de los 300 muchachos, o tal vez como en Spotlight estas personas usadas y abusadas comiencen a hablar. Como ayer lo hizo un policía.


Opinión especulativa: La cabeza de Dávila anoche tuvo el valor del precio del azúcar en la bolsa de New York.  “Hagámonos pasito que yo no tengo ningún cartel del azúcar”.

Casi todo el generalato cuando cae es por enriquecimiento ilícito, como los narcotraficantes, pero no por delitos asociados a la trata de personas y prostitución homosexual.

Ayer, por primera vez, cayó uno (y por el video) por delitos asociados a la aberrante “comunidad del anillo”. 

El general de la República Rodolfo Palomino lo “renuncian” de la institución. 

(Ver: "El escándalo de prostitución masculina que forzó la renuncia del director de la Policía de Colombia". BBC Mundo).

No fue el medio. Tampoco la periodista los que destruyeron la “honorable” vida de Ferro. Y aunque a muchos no les parezca, primó el bien común.