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domingo, 23 de enero de 2011

“El delito está flotando por sí solo y los colombianos empezaron a verlo”: Daniel Coronell

“Para ejercer el periodismo, ante todo, hay que ser buenos seres humanos. Las malas personas no pueden ser buenos periodistas. Si se es una buena persona, se puede intentar comprender a los demás, sus intenciones, su fe, sus intereses, sus dificultades, sus tragedias”. 

Esta es una de las sencillas y agudas reflexiones de otro maestro (universal) del periodismo, Ryszard Kapuscinski, en cuyo tamaño y medida caben suficientemente personas como Daniel Coronell. 

Aunque me alegra su recién nombramiento como Vicepresidente y director de Noticias de Univisión (el conglomerado de medios en español más grande de Estados Unidos http://ow.ly/3InO7), confieso, también, que me entristece. A la sociedad colombiana se le escapa uno de sus mejores ciudadanos. 

Desde cuando era chiquito en el periodismo, Daniel Coronell ha sido coherente, consistente y activo con una profesión que, en su caso, más que una vocación es una misión. Y algo más que me permitiré decir (así parezca antipático): es el sello que nos viene a los que pasamos por las aulas de comunicación y periodismo en la U. Externado de Colombia. 

Pero, haciendo honor a la verdad, Daniel Coronell no es ningún genio del periodismo. Tampoco su teórico reformador. Menos, el padre de una novedosa pedagogía de enseñanza. Sin embargo, de lo que no cabe la menor duda, es que el comunicador hace periodismo. Puro y duro. Nada más. 

Y es que, en un país en donde la información es solo mercancía y hacer periodismo se reduce a poner una grabadora para que la fuente oficial diga lo que quiera y como quiera en vivo y en directo  y sin que medie la revisión de la información, el contraste con otras fuentes y sin ningún contexto, ejercer el ABC del periodismo, ser equilibrado y decente, hacen que su ejecutor sobresalga de manera contundente. 

En esencia, lo que hace Daniel Coronell es hacer rigurosamente su trabajo y garantizar que, bajo su batuta, todo se haga bien y en derecho, haciendo del oficio de investigar un arte y  de él un Maestro. Solamente por eso, ha sido un periodista notablemente incómodo para todos los gobiernos de turno desde que inició su carrera. La fiscalización periodística sobre Uribe Vélez y su (corrupto) gobierno, es apenas uno más de los ejercicios de su destacada actividad, pero sin duda también, el que más titulares de primera plana ha producido, propios y de otros medios, por lo inadmisible de los hechos.

Por supuesto ejercer el periodismo en Colombia y como debe ser es algo que no se aguanta el poder. El legal y tampoco el ilegal y criminal que, con frecuencia, se confunden. Por eso Daniel Coronell ha tenido que huir del país un par de veces para despistar al enemigo, proteger su vida y la de su familia. 

Pero, como el mismo lo hizo saber, “@DCoronell: No me pudieron doblegar con amenazas, con seguimientos ilegales, ni con campañas de desprestigio anteriores. Tampoco lo lograrán ahora”. Un ahora que no pudo sostener en el 2005 y lo hizo salir con su familia durante dos años del país. 

Pocos como él tienen tan clara la película de que, la única (y gran) misión de todo periodista es la de desentrañar la verdad, estar al lado de las víctimas y su compromiso con la felicidad (que es lo mismo que bienestar) de las sociedad, como lo subrayó siempre Ryszard Kapuscinski. Lo demás es oficio, y en su caso, del mejor. 

Es uno de los comunicadores sociales más apreciados y de mayor prestigio de Colombia. Su independencia y talento son reconocidos hoy más allá de la frontera.  Por eso se va esta vez. "@Bunkerglo: @DCoronell le mostró al país lo que este no quería ver. Gana comunidad hispana, pierde comunidad colombiana". 

La siguiente entrevista fue realizada a finales de 2010 por el abogado, ambientalista y defensor de los ecosistemas, el cartagenero Rafael Vergara Navarro, @rvergaran, para La Jornada de México. El diario mexicano, sin embargo, solo publicó algunos apartes http://ow.ly/3Ixgy Su autor me la confió de manera íntegra para publicarla en este Blog. Rafa, muchas gracias. 


“El delito está flotando por sí solo y los colombianos empezaron a verlo”: Daniel Coronell 

Se acabó el 2010, ¿Cuál es su balance para la democracia colombiana? 

Tengo la sensación de que Colombia le debe mucho más a la Corte Constitucional, de lo que está dispuesta a aceptar. El hecho de que esos siete magistrados hayan marcado un alto a la carrera del entonces presidente Uribe que quería perpetuarse, le puso un nuevo ritmo a la democracia en el país. No tardaremos en darnos cuenta de todo lo que evitaron con su decisión de no a la reelección de Uribe. Colombia está en mora de hacerle ese reconocimiento a la Corte  Constitucional.  

Si bien la elección de Santos no varía el fondo del gobierno Uribe, si muestra unas variaciones de forma que son importantes. Nos  habíamos  acostumbrado a un gobierno entrometido, que irrespetaba los fueros de la Justicia, que espiaba a los altos jueces que investigaban a sus aliados involucrados con el narcotráfico y los grupos paramilitares, que espiaba a los dirigentes de la oposición y a los periodistas porque no a él [Uribe Vélez] no le parece que la reserva de la fuente es un derecho que permite garantizar la libertad de información. Para ellos este derecho es un obstáculo en el cumplimiento de sus planes.


Frente a la monopolización de los medios de comunicación ¿Cómo ha hecho para poder sobrevivir Noticias UNO en un canal independiente? 


Siendo creativos. No estamos holgados, pero lo hemos logrado como CMI. Combinando las actividades propias del noticiero con producciones para terceros, y otras actividades que subsidian la permanencia de nuestra voz. Es intento que vale la pena, hemos vuelto la necesidad virtud. 


Esta manera de abordar con responsabilidad, pasión y rigor académico como profesor universitario, le ha traído a usted sinsabores y angustias. En el 2005 tuvo que enfrentar el exilio. ¿Qué pasó? 


En diciembre del 2004 supe por primera vez que mis comunicaciones estaban interceptadas. Pude oír tres conversaciones. Pensé que querían determinar cuáles eran mis fuentes y extremé las medidas de precaución. Incluso, en muchas ocasiones he tenido que salir de país para reunirme con mis fuentes porque en mis condiciones es difícil mantener la confidencialidad. Vivo en un país donde, con razón, mucha gente teme por su vida, incluso, por su estabilidad laboral. 


En abril del 2005 arrancó una terrible campaña de amenazas, de desprestigio pero sobre todo se concentraron en mi hija de  6 años. Recibía llamadas en que me describían su vida cotidiana, que llegó al colegio en tal hora, vestida de rosa –me decían-, recibía coronas fúnebres a su nombre y al de mi esposa. Después, correos electrónicos intimidantes y difamatorios. Todo esto convirtió la vida de mi familia y la mía en un infierno terrible. Decidimos salir de Colombia y lo logramos gracias al Comité para la Protección de los Periodistas que funciona en New York que me dio la mano y nos incluyó en su programa de emergencia. Dos días después me informaron que me recibirían en  un programa de intercambio académico en la Universidad de Stranford.  Estábamos en Argentina regresamos a Colombia y en dos días dejamos cerrada la casa. El perrito de mi hija lo dejó encargado a su amiguita y metimos nuestras vidas en tres maletas a vivir nuevamente. Al año me propusieron y fui aceptado como profesor visitante en el Centro de Estudios Latinoamericanos de la Universidad de Berkely. En 2007 regresé a Colombia. 


¿Qué es lo que le “saca la piedra” a Uribe de Usted? Al ex presidente le mencionan Daniel Coronell y se engalla, se enrosca…. 


Sí, monta en cólera. He sido constante y consecuente en las denuncias sobre el pasado y el presente del presidente Uribe. Lo fui cuando era un candidato sin ninguna opción. Desde cuando él dice que los leales estaban con él, cuando marcaba en las encuestas el 2%. También desde esa época, denunciaba lo que era Uribe.


Tuve un papel relevante en la denuncia de la compra de su primera reelección, en “las chuzadas”, en los negocios de sus hijos, en la corrupción del proceso re eleccionista, y eso lo ha molestado y llevado a identificar la información con el mensajero y quisiera que esas informaciones desaparecieran, o por lo menos que la persona que las ha investigado terminara en la cárcel. Durante su gobierno hizo tres intentos por criminalizarme. Recientemente la ha emprendido contra mí en Twiter. Lo que trato es de conservar toda la cortesía en el lenguaje, no insultarlo jamás, pero también persistir en un trabajo periodístico de investigación que es muy importante. 


¿Cuál es para usted el perfil ideológico de Uribe? 



Es, ante todo, un gran oportunista. En el comienzo de su carrera parlamentaria posaba de centro izquierda y pensaba que daba votos trabajar en el área laboral. Después de su paso por la gobernación de Antioquia, estuvo marcado por una fuerte tendencia a la derecha que le dio unos resultados electorales y que pensó, podía trasplantar a la esfera nacional. Algo que logró con éxito  porque  ha sido muy consistente con su discurso de fuerza que, unos años atrás, no tenía posibilidad política. 

Cuando  el péndulo en Colombia giró hacia la derecha, Uribe estaba parado allí donde no quería estar nadie. Él era dueño de un discurso que los demás, con similar oportunismo trataron de imitar, y que lo ha proyectado hasta donde ha llegado. 


Durante su gobierno Uribe logró cosas importantes en materia de seguridad –no tantas como dice-, y a la par que hizo muchas cosas buenas, también hizo muchas cosas malas. Incluso he llegado a pensar que las malas las hizo muy bien y las buenas muy mal porque la herencia que deja, más allá del tema de la seguridad  que es muy importante, con sus avances muy notables que hay que reconocer, ha sido la vulneración del orden constitucional, de violación de los derechos humanos, de atropello sistemático a la Justicia, a la oposición política y a la prensa. 


¿Un Fujimori? 


Hay similitudes y diferencias. Uribe tuvo tentaciones parecidas a las de Fujimori pero, por fortuna, el aparato institucional colombiano es un poco más firme que lo que era en el Perú. Pero hay enormes similitudes en el uso de la inteligencia del Estado como herramienta política, también en cuanto a la vulneración de los derechos humanos de los más débiles, a las alianzas de personas cercanas a él con grupos irregulares para combatir otros grupos irregulares, así mismo en la inversión permanente en el culto a la personalidad y en la imagen del gobierno. 


Al leer el fallo que frenó el intento de la re reelección de Uribe, siento que  las consecuencias están a mitad de camino. ¿Hasta dónde se intentó cambiar el orden constitucional de manera fraudulenta? 


¡Claro!, es que la primera reelección en si fue producto de un fraude, eso ya está demostrado más allá de las opiniones. Hay tres congresistas condenados por eso. Lo que pasa es que el proceso judicial no ha operado con el mismo ritmo en el caso de los funcionarios del gobierno de Uribe, pero el fraude en la primera reelección fue evidente, y también lo hubo para buscar la segunda, en la conformación del referendo reeleccionista, en su financiación, en las cuentas públicas que presentaron. Un fraude que fue advertido y evaluado por la Corte Constitucional y que pesó mucho en la decisión de no darle paso a una tercera administración de Uribe. 


Ahora el ex presidente plantea que lo fraudulento fue sin conocimiento de él. Eso es imposible. No creo que los promotores del referendo hayan actuado por su cuenta y riesgo y a espaldas del beneficiado. No creo que en la primera reelección la compra de los votos a los parlamentarios se haya hecho sin el conocimiento del presidente. Es más. Hay testimonios de los implicados que indican que eso no fue así. 


Por último, el uso del aparato de inteligencia del Estado -el DAS-,  para perpetuar a Uribe en el poder es un hecho. En su confesión y declaraciones del jefe de inteligencia del DAS establece cuales eran los blancos principales: magistrados de la Corte Suprema de Justicia, parlamentarios de la oposición y un periodista. Eso muestra el talante y hasta donde estaban dispuestos a llegar, no solo para saber que estaba haciendo cualquiera que pudiera hacerle contrapeso, sino con  el propósito de involucrar criminalmente a quien no resultara cómodo para el régimen. 

¿Por qué usted denunció penalmente al ex presidente Uribe? 


Porque pensé que no debía soportar la andanada sin reaccionar. Tengo la certeza que no servirá de mucho porque es un reportero ante un hombre tan poderoso como él, pero es una constancia para que mis hijos sepan, dentro de unos años, que su papá no acepta como propio los calificativos que quiso endilgarle en el hombre más poderoso de Colombia. 


¿De qué lo acusa Uribe? 


De sicario, mafioso, extorsionista,  estafador… No me acuerdo de más. 


Y, ¿cómo es el tema con los hijos del ex presidente? 

Son varios en diferentes períodos. Hace dos años una investigación  mía puso en evidencia que Tomás y Gerónimo se habían enriquecido obteniendo utilidades cercanas al 10.000 % porque, el espacio donde se encontraban unos lotes de ordeño de su propiedad, fueron declarados como Zona Franca y, por efecto, de la valorización de esas tierras tuvieron esa utilidad. 



Lo anterior no tendría nada de particular si no fuera porque, buena parte de esas decisiones que permitieron ese negocio, provenían de subalternos de su padre.  Eso en el ámbito nacional. En el municipal, el alcalde, cuya administración había permitido unas variaciones en el esquema del uso de la tierra, terminó comprando parte de esas tierras y  beneficiándose también a través de una empresa familiar donde tenía parte el alcalde. Ellos se la vendieron a muy buen precio comparado con el negocio que habían hecho un día antes con otras personas. 

Por otro lado, durante el escándalo de la compra de la primera reelección, uno de los mecanismos fue la entrega de las Notarias que, en Colombia, son un negocio muy rentable. Está probado que algunas se entregaron para comprar el favorecimiento político de los congresistas a cambio de votar a favor la reelección. A raíz de eso surgió el tema de una notaría en Tunja Boyacá que, en conversación que  tengo grabada con su antecesor,  me cuenta  que ella [la notaria] es cuota de Tomás, el hijo mayor. Haber revelado esta grabación les disgustó mucho. 


En tercer lugar, tiene que ver con la relación bastante complicada de los hijos con un político de menor envergadura de la costa, Javier Socarrás, involucrado en varios ilícitos: falsificación de su título profesional y otro, más grave, que es uno de los involucrados en el tráfico de fallos en el Consejo de Estado. 


Últimamente, y a raíz de una investigación y publicación del Miami Herald, se hace mención del encuentro de Tomás Uribe en Panamá con unos contratistas cuestionados: los Nule y una multinacional brasilera de construcciones. Todo se basa en unas declaraciones que Nule le entregó al periódico y que reprodujo la emisora colombiana la FM.  El contratista dice que Tomás Uribe no se benefició con la contratación. Lo que planteo es que hay un conflicto de intereses y hay que revisar, éticamente, por qué el hijo del presidente se reúne con personas que están interesadas en contratar obras gigantescas con el gobierno que preside su padre. Me parece que aunque sea una gestión desinteresada, es una gestión que no es admisible. 


¿Cuál fue el papel de los grandes medios en el intento de la perpetuación o sublimación del liderazgo de Uribe, además de minimizar lo negativo de su personalidad y potenciar frente a la crítica el llamado estado de opinión? 


Sucedió algo que no es culpa de Uribe propiamente, sino que se venía produciendo antes de su elección y es una concentración sin precedentes de los medios colombianos. Concentración que antes se daba pero de otra manera que permitía que se repartieran los contra pesos. Por ejemplo: Los ex presidentes y sus familiares tenían noticieros, y el de Pastrana no pensaba como el de López y el de Turbay pensaba distinto. De alguna manera había un control. Ese modelo que nos parecía aberrante resultó ser mejor frente al que los dueños del gran capital en Colombia terminaran siendo dueños también de los medios de comunicación. Una empresa como Editorial Planeta terminó haciéndose al control de El Tiempo, el principal periódico nacional, lo que es una circunstancia adicional bastante negativa para la democracia. La información se volvió subalterna de los negocios de los dueños de los medios. Los medios se volvieron mas patronalistas, y en esa medida, estaban dispuestos a informar solo aquello que más convenía a quien firmaba los cheques. Eso hace que hubiera existido muy poco periodismo, y que incluso, las posiciones que se mantuvieron firmes con propósito periodístico, comenzaran a parecer como expresiones de oposición en el comportamiento social colombiano. 


Muchos medios tienen una gran deuda en lo que fue la omisión en el cubrimiento informativo durante estos años del gobierno Uribe, cuya corrupción, empieza a emerger ahora como simple resultado en la rotación en los cargos. Ni siquiera porque haya un gran esfuerzo consistente de investigación periodística, sino porque la basura acumulada bajo la alfombra durante tantos años empezó a salir por sí sola y ya es imposible no verla. A pesar de las rabietas y criminalización del ex presidente y de algunos de sus amigos contra quien quiera denunciar [la corrupción], no van a poder tapar el sol con un dedo. El delito está flotando por sí solo y los colombianos empezaron a verlo. 


¿Será que Juan Manuel Santos podrá conducir con éxito esta Colombia convulsa? ¿Se superará la polarización en la sociedad colombiana? 


Estoy favorablemente sorprendido con Santos en algunas cosas y en otras sigue igual. Lo que sí creo es que el uribismo como fenómeno político va a quedar en la historia, pero en la coyuntura va a quedar como “auto fagocitándose”.  Es algo muy especial porque es el propio Uribe el que está haciendo todo lo posible por reducir su legado a las proporciones reales, y está llevando a que la gente vea claramente los pies de barro de lo que fue su largo período presidencial. 


Con sus 46 años, ¿Qué perspectivas le ve a la Colombia de la década? 


Soy optimista. Todas las confusiones y malos momentos que ha pasado el país y que han originado unos entusiasmos no siempre justificables y unas decepciones que no deberían ser tan completas, están abriendo una perspectiva de largo plazo importante. Creo que Colombia tiene un alma buena y que esa alma buena terminará salvándola, incluso, de sí misma.
Twett emitido por @DCoronell el 25 de octubre de 2010, al concluir conversación con algún twitero.
Edición del texto original y fotos @Bunkerglo / Gloria Ortega Pérez. Las imágenes fueron tomadas durante su participación en el Foro Libertad de Expresión y Estado de Derecho adelantado en la Universidad Externado de Colombia en noviembre de 2007.