Estuvieron preparándolo haces meses. Tienen el apoyo del gobierno de la Generalitat. Escogieron el día de La Diada, la Fiesta Nacional de Catalunya 11 de septiembre, para anudarse en la cadena humana "Vía catalana a la Independencia".
De norte a sur y
por el litoral Mediterráneo, atravesando sus provincias (Barcelona, Gerona,
Lérida y Tarragona) y comarcas (Berguedá, Cerdaña, Osona y Selva), millones clamarán, una
vez más, que quieren la independencia de España.
Quisieron repetir -y evidentemente así fue-, lo que en agosto de 1989 hicieron más de dos millones de personas en Estonia, Lituania y Letonia. Unieron sus manos
en una hazaña humana, la Cadena Báltica,
para juntos proclamar su independencia de la antigua URSS, Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas.
Laura Quert Guillén, ingeniera industrial y deportista de vela, me
explicó en julio pasado en su pueblo Vic, que la Diada Humana en Catalunya es una iniciativa del movimiento ciudadano Asamblea Nacional Catalana (ANC), para
presionar al gobierno español del presidente Mariano Rajoy para que, en 2014, se
realice una consulta en la comunidad y sea la gente la que decida.
Lo que se percibe en toda conversación con cualquier catalán hoy, es un consenso mayoritario por la independencia.
Algunos aducen que "el modelo que
sigue España" es heredado del franquismo, y otros, muy pocos, preferirían dejar las cosas como están 'y
vivir la fiesta en paz'.
Según una encuesta de la Cadena Ser, el 52% de los
catalanes se declara abiertamente a favor de la independencia, mientras que
solo un 24% votaría en contra.
“Entre un porcentaje notable de la población
sigue la confusión, ya que un 15,9% no tiene decidido su voto o simplemente no
quiere revelar que votaría, y un 7,7% anuncia que se abstendría”.
El bello y cuidado pueblo medieval de Vic, me dice Laura, es uno de los pueblos más independentistas.
Equidistante
de Francia y Barcelona
(una hora en tren Plaza Catalunya), Vic tiene casi 50 mil habitantes y es la capital de la Comarca
Osona.
Nadie puede dejar de ver el rojo sangre y el amarillo oro de su señera, (bandera nacional de la Comunidad), exhibida en todas partes del lugar. Hasta parece que formara parte de la ornamentación definitiva y permanente de sus fachadas modernas y medievales. Un paisaje rural y urbano que se repite invariablemente por toda Catalunya.
Aunque la comparación es atrevida, pero no imposible, la incesante búsqueda por autogobernarse de Catalunya, me recuerda las espontáneas expresiones de las comunidades del archipiélago de San Andrés, Providencia y Santa Catalina después de conocerse el fallo de La Haya.
San Andrés y Providencia y Santa Catalina y todas sus pequeñas grandes islas, no forman parte del territorio continental, pero tampoco cuentan demasiado en las decisiones centralistas de Bogotá.
"Una riada amarilla inundó la plaza Catalunya", titulaba a la media noche El Periódico de Cataluña. La fiesta del independentismo ha vuelto a superar todas las expectativas. “La cadena humana ha sido un éxito y la gente se retira a su casa satisfecha. No todos, una parte del público, sobre todo los más jóvenes, se quedan a disfrutar del concierto de 'Els Catarres'. "Esto ha sido la hostia, como no nos escuchen ahora ya no sé qué tendremos que hacer".
Ayer fue un día muy especial, me dice la sicóloga Lupe Estrada en Barcelona. "Las calles, carreteras y pueblos de toda Catalunya se llenaron de camisetas amarillas que poco a poco se fueron alineando para, a la hora prevista, formar la cadena humana que recorrió todo el territorio catalán de norte a sur.
Fue una jornada alegre, familiar y llena de ilusion. En la cadena habia niños, padres, abuelos, adolescentes...gente de todas las edades, cada uno lo vivia a su manera pero el objetivo era el mismo.
El pueblo catalán ha demostrado al mundo entero que puede reivindicar sus derechos de manera tranquila, unida y pacifica. Si, ayer fue un día muy especial".
Las voces que claman por la autonomía y los derechos de autogobierno, se sienten y recorren el mundo.
Aunque la comparación es atrevida, pero no imposible, la incesante búsqueda por autogobernarse de Catalunya, me recuerda las espontáneas expresiones de las comunidades del archipiélago de San Andrés, Providencia y Santa Catalina después de conocerse el fallo de La Haya.
San Andrés y Providencia y Santa Catalina y todas sus pequeñas grandes islas, no forman parte del territorio continental, pero tampoco cuentan demasiado en las decisiones centralistas de Bogotá.
"Una riada amarilla inundó la plaza Catalunya", titulaba a la media noche El Periódico de Cataluña. La fiesta del independentismo ha vuelto a superar todas las expectativas. “La cadena humana ha sido un éxito y la gente se retira a su casa satisfecha. No todos, una parte del público, sobre todo los más jóvenes, se quedan a disfrutar del concierto de 'Els Catarres'. "Esto ha sido la hostia, como no nos escuchen ahora ya no sé qué tendremos que hacer".
Ayer fue un día muy especial, me dice la sicóloga Lupe Estrada en Barcelona. "Las calles, carreteras y pueblos de toda Catalunya se llenaron de camisetas amarillas que poco a poco se fueron alineando para, a la hora prevista, formar la cadena humana que recorrió todo el territorio catalán de norte a sur.
Fue una jornada alegre, familiar y llena de ilusion. En la cadena habia niños, padres, abuelos, adolescentes...gente de todas las edades, cada uno lo vivia a su manera pero el objetivo era el mismo.
El pueblo catalán ha demostrado al mundo entero que puede reivindicar sus derechos de manera tranquila, unida y pacifica. Si, ayer fue un día muy especial".
Las voces que claman por la autonomía y los derechos de autogobierno, se sienten y recorren el mundo.