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domingo, 17 de mayo de 2015

Collazos estará entre Bahía Solano y Cartagena: de un mar a otro mar

Rafa Vergara es padrino del matrimonio de Jimena Rojas y Óscar Collazos. Son amigos, vecinos y contertulios de la vida. Bajo el título "Un Digno Hijo de CARTAGENA", Rafael escribió este texto sobre su amigo Collazos que Sentipensantes comparte.

  
Óscar Collazos: un digno hijo de Cartagena
En los balcones del amor en Crespo, Foto Rafael Vergara, 2013
Se nos fue Oscar Collazos y nos dejó la vida, su inteligencia, coherencia y entereza, su inagotable amor al prójimo, la enseñanza y las letras.

Cuando a principio de semana se le dio por muerto, los que  hemos estado cerca sabíamos que había llegado el fin, los músculos pulmonares avisaron seriamente que ya no iban más. Pero Oscar, vigoroso como era, sacó la energía de reserva y salió del túnel que en la UCI lo succionaba para así regresar al seno de las mujeres que lo esperaban y acompañaron hasta el último minuto. Jimena, su mujer, Laia, su hija, sus hermanos lo recibieron y se despidió con buen humor y sin llantos antes de partir a su nuevo destino cobijado por el amor,  el sentimiento que siempre activó sus pasos en la tierra y en su extensa creación literaria y periodística y en la cátedra donde aportó las últimas notas de su voz.

Nos queda su obra llena de mensajes, sus palabras grabadas, sus múltiples ensayos y cientos de columnas rigurosas y punzantes, el  ejemplo del demócrata inclaudicable que fue, del escritor comprometido con la verdad y su tiempo, con Cartagena y el país, con la paz de Colombia  y sobre todo, nos dejó su incondicional amistad, su voz de aliento certera y sin concesiones.

Más que dolor por su rápida partida tengo saudade: nostalgia cálida, afectuosa con al amigo entrañable que se va, el cómplice de luchas y batallas inconclusas, el inolvidable contertulio con quién compartí su cocina gourmet, mejor que la mía, y los disfrutados, bebidos, y hasta debatidos diálogos en su casa o la mía. Oscar cocinaba como escribía y era un gozón, que disfrutaba con moderación el buen vino o el ron, un anfitrión inigualable que transmitía compromiso y enorme valentía.

Al regresar de Europa encontró en Cartagena de Indias el puerto donde fondeó su nave.  Con su libro Cartagena en la Olla Podrida dejó claro que se quedaba a combatir contra lo que lo asqueaba y a fustigar a aquellos que por sus malas mañas le indignaban. Culto e investigador conoció en detalle la ciudad y su historia y la hizo suya. Tejió redes y echo raíces, se encarnó. Collazos es hoy un referente de la cultura de la ciudad.

Por eso como cartagenero e interpretando el sentir de muchos pedí a Jimena y a Laia que parte de sus cenizas moren vigilantes en esta ciudad que amó y donde por más de 25 años, con garra, sabiduría y arte, se hizo uno de sus más dignos hijos.

No es un tema de adopción sino de esencia, de balcón y mar, de Rencor, Señor Sombra, Tierra Quemada,  Laguna Más Profunda, de  participación en eventos internacionales, nacionales y locales y de la sustancia infaltable en sus columnas semanales en El Tiempo y El Universal que nos harán falta.

La respuesta de la gran mujer que lo llenó de amor en sus últimos años fue un sí, para que como me dijo esté "entre Bahía Solano y Cartagena, de un mar a otro mar".

lunes, 6 de abril de 2015

Carlos Gaviria Diaz: símbolo de la democracia

Foto de Colprensa
“A veces un pueblo aprende más por lo que pierde que por lo que gana”.

Su sonrisa impresa en un lienzo de medio pliego reclinada en seis volúmenes de  la Enciclopedia Universal Ilustrada Espasa Calpe, recibía por igual a conocidos y anónimos ciudadanos en el majestuoso Salón de la Constitución.

Protegido por la luminosidad de dos cirios blancos y la fragancia de azucenas y lirios del mismo color, sus cenizas fueron dispuestas con la misma sencillez y recato como fue su presencia en vida.

Como sí él mismo se hubiera ocupado de ello en este espacio, alguna vez, habitado por los fondos del saber legislativo, Biblioteca del Congreso.  

Una escena en la que la sobresalía la autonomía individual, el libre desarrollo de la personalidad y la dignidad, un hecho manifiesto en su vida y visible, incluso, después de su muerte.

Lo salvaguardaba el espíritu de la libertad, bajo la bóveda celeste del lugar. Un grande entre los grandes.

Custodiado y acogido por Los Comuneros, Simón Bolívar, Antonio Nariño, Francisco de Paula Santander, José María Obando, José Hilario López, Tomás Cipriano de Mosquera,  Rafael Núñez, Miguel Antonio Caro, Rafael Reyes, Rafael Uribe Uribe, Darío Echandía, Alfonso López Pumarejo… 

Símbolos de nuestra historia colombiana y, hasta 1986, de las distintas constituciones políticas que han regido los destinos del país, plasmados en el colorido y espléndido fresco de Ramón Vásquez Arroyave. 

Extraordinario pintor y muralista de Ituango, quien murió una semana antes, el 14 de marzo.

Su familia, sobresaliente discípula de ‘El papá’, del Maestro “racional, pero extremadamente sensible”, dispuestos y abiertos al saludo cálido entre íntimos y extraños. 

Imperceptibles, discretos, viviendo un sencillo y generoso duelo, mientras iban y venían los visitantes en respetuoso silencio trenzado de murmullos y cálidos saludos.

En el puntal del edificio de la carrera séptima con calle 10, la tricolor a media asta se agitaba imponente en el telón celeste, protegida por el grifo águila-león que, con ojo vigilante, espía que se cumplan las leyes, velando con la fuerza por que la veracidad prevalezca y para hacer que se cumplan. 

Se marcha el hombre pero nos queda su símbolo, el de la democracia. La esperanza que nos acompañó y salvó en una Nación demencial, franqueada por el odio y el desamor por el Otro, manifiesta  en la barbarie, la desigualdad, la exclusión y la indignidad.

Por esto, sus sentencias bien pudieron ser el antídoto vital para alcanzar y preserva derechos sociales, individuales, las libertades y la igualdad. 

Con argumentos jurídicos, filosóficos y éticos, el ateo, el libre pensador, el Maestroarropado siempre del un único traje de la decencia, puso en lugares inequívocos de la vida social, política y espiritual, la vivencia y vigencia de derechos en derecho y humanos.


La sabiduría y humanismo de su visión es lo que nos permite hoy morir dignamente. Abortar en casos precisos. Tener autonomía para el consumo de dosis personal de drogas. Desarrollar la personalidad desde una perspectiva homosexual. Que los indígenas apropien sus derechos. Una noción de vida centrada en los derechos y al derecho.

Quizás por esto asomara silenciosamente, afuera del Capitolio, la pancarta "Si a la dosis personal", con la que quizás, también, se honraba su memoria. 

Hay quienes piensan (como yo) que murió con un enorme pesar en su alma.

Tuvo que ser indecible el dolor y la frustración de ver la postración de la Corte Constitucional y el eminente peligro de la Justicia. 

Debió ser muy duro para un Hombre con mayúsculas como él, artífice de sentencias y jurisprudencias que salvaguardaron los derechos de los ciudadanos y el recto orden de la Constitución Política, ver a la más alta magistratura, sometida a la corrupción.

Dice el poeta Juan Manuel Roca que su temprana partida es, sin duda, “una baja más en las menguadas filas de la dignidad política”.

Ojala ocurra, si embargo, lo que escribió en su memoria el Magistrado mexicano Xavier Díez de Urdanivia: “que la semilla por él sembrada ha caído en tierra fértil y rendirá, a su tiempo, los mejores frutos”.

Descanse en paz, honorable ciudadano CARLOS GAVIRIA DIAZ.  



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lunes, 9 de marzo de 2015

Tengo pérdida una bala de Carlos Pizarro

Foto de El Espectador
"La fe es la fuerza de la vida. Si el hombre vive, es porque cree en alguna cosa". 
León Tolstoi.
En homenaje a Antonio Navarro-Wolff

Este carnet nos identificaba y permitía acceder a la “Ciudadela de la paz” o campamento del M-19 en Santo Domingo Cauca, epicentro a principios de los años 90 del que sin duda ha sido un hecho político importante y trascendental en la precaria (aún hoy) vida democrática colombiana.

La guerrilla del M-19 era una de las organizaciones armadas ilegales que existían en Colombia que buscaron hacer la revolución al lado de los pobres y más humildes y derrotar al Estado por la vía de las armas. 

El fin del conflicto armado y transformación de la guerrilla del M-19 en movimiento político legal, pleno de derechos y posibilidades reales de participar en comicios electorales, marcaban un nuevo derrotero para la Nación. 

El M-19 dejó las armas y aceptó el reto de no desistir de sus ideales bajo el naciente movimiento político: la Alianza Democrática M-19 (AD M-19). 

Sin embargo, el adiós a las armas de esta organización guerrillera, también fue el inició de la cadena de asesinatos que terminó con la vida de sus militantes más valiosos ya en la vida legal. 

Un plan sistemático y criminal que ejecutaron "fuerzas oscuras" del país, así como lo habían hecho con los combatientes desmovilizados de las FARC y simpatizantes del movimiento Unión Patriótica el mismo año de su nacimiento en 1984.

Junto con el corresponsal del noticiero en Cali, tuvimos la misión de informar sobre la dejación de las armas del M-19 para el Telenoticiero del Medios Día.

Estuve yendo y viniendo al campamento en el caserío de Santo Domingo. Un lugar que se convirtió para numerosos periodistas en nuestra casa durante semanas

Pernoctábamos en una vivienda hecha de guadua de dos niveles y adecuada para la prensa (creo que es la que se observa en la foto de cabecera).

Comíamos fritos, arepas y café montañero en inéditos asadores proporcionados por habitantes del pequeño territorio cercado por montañas y el gélido río Cauca, nuestra más preciada (y para mí) escurridiza opción de baño. 

“¡Por Colombia, por la paz, dejad las armas!”, fue el llamado que, visiblemente emocionado, proclamó a sus hombres el comandante Carlos Pizarro en la tarde del viernes 9 de marzo de l990 en el Campamento de Santo Domingo, Cauca.

Después de envolver en una pequeña bandera de Colombia su pistola de 9 mm, uno a uno fueron pasando los combatientes para depositar sus armas y municiones en una mesa que se había dispuesto para ello. Armamento que después se fundió para convertirse, según dicen, en campanas de iglesias.

En la víspera de este suceso, el “comandante papito” Carlos Pizarro, me había dado en recuerdo un proyectil de su fusil. Bala que hoy tengo perdida en mi piso.  

La historia  

En 1979 supe de la existencia del M-19. El profesor de Constitucional I me "castigó" nombrándome monitora de su clase, por no asistir a la misma en la Facultad de Comunicación y Periodismo en la Universidad Externado de Colombia. 

La "reprimenda" supuso, además de asuntos de la clase que no recuerdo, asistirlo en distintas actividades de su trabajo como abogado, algo que consiguió, hasta hoy y de manera inquebrantable, establecer mi primera y única conexión y polo a tierra con el país y con la vida.

El profesor tenía fama entre los estudiantes de derecho de ser un buen constitucionalista y un teso penalista y abogado. Solo que sus defendidos eran, ni más ni menos, campesinos, profesores, estudiantes y por supuesto, guerrilleros. Presos políticos, una noción desconocida para mi.

Detenidos que eran o habían sido acusados gratuitamente de ser combatientes urbanos del ADO (Movimiento de Autodefensa Obrera), del EPL (Ejército Popular de Liberación), de las FARC... y muy especialmente por su número, del Movimiento 19 de Abril M-19.

Por su actividad como abogado defensor de mujeres y hombres militantes del M-19 perseguidos, detenidos ilegalmente y torturados, acompañé al profesor y al abogado a las cárceles del Buen Pastor y La Picota. 

Estuve en Consejos Verbales de Guerra en las Brigadas de Institutos Militares (BIM) en Usaquén como fotógrafa de casos de campesinos torturados, y en particular, al que se adelantó contra cerca de 200 militantes del M-19.

Un "Tribunal de Justicia" que adelantaron los militares entre 1979-1982 en la Capilla de la Penitenciaría Central de Colombia “La Picota” contra esta guerrilla por asonada, sedición y otros delitos subversivos*. 

Con timidez, supina ignorancia, pero gigantesco asombro, me asomaba a lo que desde entonces sería mi vida profesional: la cobertura informativa de la guerra y de la paz bajo la luz de la defensa de los derechos humanos. Algo que fui descubriendo y aprendiendo a la sombra y de la mano de mi profesor en derechos Eduardo Umaña Mendoza.

Después vendrían otros sucesos de la guerra con esta guerrilla a los que me aproximé ya como periodista como el de la "Operación Antonio Nariño por los Derechos del Hombre", conocida como la “Toma del Palacio de Justicia” y que hasta nuestros días se ha convertido en un fantasma irresoluto en nuestra historia. 

El 9 de marzo de 1990

"Ha llegado el tiempo de convertirnos todos en verdaderos conductores de esta nación, le dijo Carlos Pizarro a sus hombres una vez entregaron las armas.


Quizás es más difícil, para los que estamos aquí, que hemos vivido durante muchísimos años en la guerrilla, hacer este acto simbólico y real de dejación de armas, que cualquiera de los combates que hemos tenido en el pasado. 

Pero creo que todos sabemos que ante nosotros, se abre la gran apuesta. Una apuesta en la que nos vamos a jugar la vida, donde nos vamos a jugar nuestros sueños, donde nos vamos a jugar saltando al vacío y a cara y sello la suerte de Colombia. 

Se que la soledad que hoy se siente en los corazones, la iremos desalojando poco a poco, en la medida en que sintamos la calidez de la gente que nos espera afuera. 

La calidez de un pueblo que nos está expresando multitudinariamente su afecto. Iremos comprendiendo, en el fenómeno político, que hoy es el M-19 en Colombia, la certeza de este paso (...)"



"El M-19, en manos de su comandante general, hace dejación pública de la última arma en manos del movimiento 19 de Abril por la paz y la dignidad de Colombia", dijo Pizarro hace 25 años, el 9 de marzo de 1990, y le dijo Sí a la paz, Palabra que sí… 

A partir de ese momento hasta hoy, han asumido los riesgos de la paz, pese a que sus mejores hombres fueron acribillados meses después hasta que despareció el Movimiento AD-M19. 

Los que sobrevivieron a la aún existente exclusión y discriminación, son relevantes hombres y mujeres al servicio del bien común, de lo público y la sociedad, guiados por de una indeclinable decisión de tramitar los conflictos a punta de babas y no de balas. 

Mismo propósito y fin del actual proceso de Conversaciones del Gobierno con las FARC para el fin del conflicto armado y casi 60 años de violencia política. 

*(Ver: "Los primeros pasos de los derechos humanos en Colombia: la adaptación estratégica del gobierno de Julio César Turbay". Sebastián Bitar Giraldo).

domingo, 8 de marzo de 2015

La Vida es Sagrada


Estas imágenes corresponden a un momento trascendente en mi vida. Descubrir a Antanas Mockus​ y a Angela María Robledo.​ Una dupleta humana con la que siempre he podido Ser y Estar. No conozco políticos contemporáneos más coherentes y consistentes. Por encima de cualquier consideración ideológica para ellos lo que ha sido Sagrado es la Vida.

Durante casi dos años (2002 – 2003) y una vez al mes (los viernes a las 12:30 pm) tuve la responsabilidad de hacer posible una convocatoria institucional que promovía la Alcaldía y el DABS (lo que hoy se conoce como Secretaria de Integración Social).

Encontrarnos en los columbarios del Cementerio Central para un ritual en el que se ratificó y suscribió que la Vida es Sagrada. No es gratuito que sea desde allí que Antanas se movilice hoy a la Plaza de Bolívar en la Marcha por la Vida.

Nos reuníamos en este lugar con la voz de la poesía, la música, la palabra… todo cuanto ayudara a tejer esa sentencia en el alma humana de los colombianos.

Proteger y desvincular a los niños y niñas del conflicto armado.

No pocas veces estuvieron entre nosotros los papas de algunas de estas personas, niñas y niños que murieron involucrados en la violencia criminal de los adultos, asesinados o víctimas de una bala perdida.

Cesar López creó para ese  entonces su escopetarra y nos acompañó muchas veces. También, recuerdo, a Arturo Guerrero​, William Ospina, Juan Manuel Roca... Y músicos, muchos músicos y jóvenes de todas las localidades y sectores convencidos de que La Vida es Sagrada.

Invariablemente, con la camiseta bien puesta, tooooodas la directivas del DABS, en un 90% mujeres, participamos en esta jornada de Resistencia Civil. Hicimos más de  18.

Así que lo de Antanas Mockus hoy 8 de marzo no es una improvisación. Tiene una historia. Un recorrido. Una construcción humana sustentada en el amor infinito por el Otro. En el convencimiento  de que hay que hacer todos lo que haya que hacer para acortar esa brecha de distancia condimentada en el odio, el desprecio, la exclusión, la segregación y las miles de estigmatizaciones por ser distintos. Por pensar diferente. Por estar del lado de la Vida.

No puedo estar más feliz de ponerme otra vez la misma Camiseta que he llevado desde entonces a todas las marchas que buscan enaltecer la vida y condenar la muerte. 










 100% de las fotos son de mi autoría. Foto papel. Gracia si las usa y da el crédito.