Los colombianos en general y en particular los periodistas que vivimos en Bogotá e hicimos la cobertura periodística de la demencial criminalidad terrorista en los últimos años de los 80 y principios de los 90 nos convertimos, por obra de la
persistencia, en expertos en identificar autorías materiales y origen de
los atentados.
Esto nos hace pensar que, por sus características, el acto terrorista en el complejo de edificios sedes de Caracol Radio y la Agencia EFE en Colombia, no pareciera ser cometido por la demencia de las FARC. Tampoco es claro que estuviera dirigido contra la cadena radial y menos aún contra Darío Arizmendi, su director, como nos lo quizo sugerir hoy en su increíble vanidad.
Como reportera del TeleNoticiero del Medio Día (con la información), viví entre 1989-1990 el período más cruel, sangriento y demencial que haya conocido Bogotá. Los atentados terroristas no sóloe ran diarios, sino que podrían ocurrir dos o tres en el mismo día. Carros bomba explotaba por doquier, todos según los organismos de seguridad de entonces, de autoría del narcotráfico. Nunca se señaló al paramilitarismo de entonces de responsable de alguno, peor seguramente así fue. Antes del asesinato del periodista Guillermo Cano pocos hablabamos en los medios del narcotráfico, pero después de esto y posterior atentado a El Espectador crecieron las voces y el valor, pero también miedo de hoy.
Hay cosas que no se borran de la memoria. Episodios. Entierros. Momentos.
Muchisimos atentados terroristas y asesinatos se cometieron en Bogotá. Recuerdo haber cubierto por lo menos 30 atentados, pero nunca he conseguido olvidar dos en particular. Los que fueorn contra el jefe del Departamento Administrativo de Seguridad DAS Miguel Maza Márquez. Uno ocurrió antes del medio día, como a las 10 de la mañana en la carrera 7 con calle 57 (muy cerca al ocurrido hoy). El otro, en las propias instalaciones del DAS. Grabado como un mal sueño el del avión de Avianca a dónde murió nuestro compañero de estudios del Externado de Colombia y amigo Ricardo Ponce de León.
En el primer atentado al director del DAS camine dos calles entre partes humanas destrozadas y regadas en la vía. Los ocupantes de uno de los autos que transitaban casi detrás del auto blindado de Maza Marquez eran conocidos míos. Todos murieron.
Vi la muerte, la destrucción, el espanto en centros comerciales, en CAI, sedes políticas, parqueaderos subterráneos (Hotel Tequendama)... Despertábamos en las mañanas, como hoy, por un bombazo. Las ondas expansivas rebotaban contra los cerros orientales (curiosamente siempre he vivido en los bajos de estas montañas), sonaba inmediatamente mi teléfono (no habían celulares) y la pregunta: Búnker, lo escuchó? o es que andamos muy paranoicos? ¿Dónde cree que fue? La respuesta era la misma. Sí. Fue una bomba, y hasta apostábamos a adivinar donde había sido.
Creo que desde el 2006 cuando ocurrió el misterioso atentado en la Universidad Militar (del que tampoco sabemos el autor intelectual), no se presentaba algo similar. El de hoy ocurrió lejos de mi casa. No me arrancó del sueño, pero si me regresó a ese tiempo oscuro, doloroso, gris.
Fue una especie de una vuelta y dos mandados. Por su características, lugar, hora, cantidad de detónante utilizado y no buscar el daño de personas sino material, responde a lo que ya conocemos hace la extrema derecha, dentro y fuera de las FFMM.
También, es un claro mensaje utilizando el referente de un medio de información, en este caso @Caracolradio, cuya labor informativa se ha caracterizado, en la básica y en FM, por ser independiente.
Los autores intelectuales quieren que le quede claro a la sociedad y a la ciudadanía democrática "quien manda aquí". Extrañamente no pagarán recompensas por información sobre atentado. Y, aunque quizás no haya sido directamente contra la cadena radial, lo que no se puede desconocer es que @CaracolRadio ejerce un periodismo más responsable e independiente que otras estaciones y medios.
Esto nos hace pensar que, por sus características, el acto terrorista en el complejo de edificios sedes de Caracol Radio y la Agencia EFE en Colombia, no pareciera ser cometido por la demencia de las FARC. Tampoco es claro que estuviera dirigido contra la cadena radial y menos aún contra Darío Arizmendi, su director, como nos lo quizo sugerir hoy en su increíble vanidad.
Como reportera del TeleNoticiero del Medio Día (con la información), viví entre 1989-1990 el período más cruel, sangriento y demencial que haya conocido Bogotá. Los atentados terroristas no sóloe ran diarios, sino que podrían ocurrir dos o tres en el mismo día. Carros bomba explotaba por doquier, todos según los organismos de seguridad de entonces, de autoría del narcotráfico. Nunca se señaló al paramilitarismo de entonces de responsable de alguno, peor seguramente así fue. Antes del asesinato del periodista Guillermo Cano pocos hablabamos en los medios del narcotráfico, pero después de esto y posterior atentado a El Espectador crecieron las voces y el valor, pero también miedo de hoy.
Hay cosas que no se borran de la memoria. Episodios. Entierros. Momentos.
Muchisimos atentados terroristas y asesinatos se cometieron en Bogotá. Recuerdo haber cubierto por lo menos 30 atentados, pero nunca he conseguido olvidar dos en particular. Los que fueorn contra el jefe del Departamento Administrativo de Seguridad DAS Miguel Maza Márquez. Uno ocurrió antes del medio día, como a las 10 de la mañana en la carrera 7 con calle 57 (muy cerca al ocurrido hoy). El otro, en las propias instalaciones del DAS. Grabado como un mal sueño el del avión de Avianca a dónde murió nuestro compañero de estudios del Externado de Colombia y amigo Ricardo Ponce de León.
En el primer atentado al director del DAS camine dos calles entre partes humanas destrozadas y regadas en la vía. Los ocupantes de uno de los autos que transitaban casi detrás del auto blindado de Maza Marquez eran conocidos míos. Todos murieron.
Vi la muerte, la destrucción, el espanto en centros comerciales, en CAI, sedes políticas, parqueaderos subterráneos (Hotel Tequendama)... Despertábamos en las mañanas, como hoy, por un bombazo. Las ondas expansivas rebotaban contra los cerros orientales (curiosamente siempre he vivido en los bajos de estas montañas), sonaba inmediatamente mi teléfono (no habían celulares) y la pregunta: Búnker, lo escuchó? o es que andamos muy paranoicos? ¿Dónde cree que fue? La respuesta era la misma. Sí. Fue una bomba, y hasta apostábamos a adivinar donde había sido.
Creo que desde el 2006 cuando ocurrió el misterioso atentado en la Universidad Militar (del que tampoco sabemos el autor intelectual), no se presentaba algo similar. El de hoy ocurrió lejos de mi casa. No me arrancó del sueño, pero si me regresó a ese tiempo oscuro, doloroso, gris.
Fue una especie de una vuelta y dos mandados. Por su características, lugar, hora, cantidad de detónante utilizado y no buscar el daño de personas sino material, responde a lo que ya conocemos hace la extrema derecha, dentro y fuera de las FFMM.
También, es un claro mensaje utilizando el referente de un medio de información, en este caso @Caracolradio, cuya labor informativa se ha caracterizado, en la básica y en FM, por ser independiente.
Los autores intelectuales quieren que le quede claro a la sociedad y a la ciudadanía democrática "quien manda aquí". Extrañamente no pagarán recompensas por información sobre atentado. Y, aunque quizás no haya sido directamente contra la cadena radial, lo que no se puede desconocer es que @CaracolRadio ejerce un periodismo más responsable e independiente que otras estaciones y medios.