La pregunta no es tan obvia ni retórica como parece.
¿Cómo hacer
un periodismo con la “discreción" que demandó el presidente Juan ManuelSantos al anunciar el Acuerdo General para la Terminación del Conflico en alusión directa a los
medios, y el llamado a la templanza, paciencia y fortaleza que solicitó a la
sociedad frente al proceso de diálogo Gobierno-Farc?
¿Deben los medios estar “calladitos y a esperar
comunicados oficiales” como dice @davidrsuan e “informar en los tiempos que
el gobierno determine, sin especular ni opinar al respecto porque podrían ser
obstáculo” para proceso con las Farc cómo piensa @MafeCarrascal, o deben guardar “discreción total y eso
implica no reciclar la bilis que vierte el gran enemigo político de este
proceso” como sostiene @SFGuillermo ?
Estas opiniones de algunos tuiteros son
también parte de las preguntas que periodistas, editores y directores de medios se
hacen hoy de cara a este nuevo intento político que busca, mediante la discusión de un Acuerdo de seis puntos, poner fin al conflicto armado que las Farc sostienen contra el Estado colombiano desde hace casi 50 años.
En el proceso de paz de El Caguán (1998 - 2002) no sólo fracasaron gobierno
y guerrilla sino
el periodismo al incurrir en no pocos errores profesionales y
desafueros que le significaron, incluso, un riesgo para sus propias vidas.
Medios y
periodistas convirtieron ese proceso de paz en un
espectáculo informativo mediático del que no perdieron detalle, público o privado,
reservado o no, para divulgarlo en vivo y en directo al mundo entero.
Quizás este sea uno de los pocos asuntos en los que hay un consenso casi que general entre los periodistas: la cobertura en El Caguán tuvo grandes deficiencias y errores.
Marisol Gómez y Javier Darío Restrepo by Bunkerglo |
Quizás este sea uno de los pocos asuntos en los que hay un consenso casi que general entre los periodistas: la cobertura en El Caguán tuvo grandes deficiencias y errores.
Una alta exposición de este tipo de procesos en los medios sin duda puede ser un factor que termina distorsionando el mismo. "Lo que parece primar más es la búsqueda de protagonismo mediático que otra cosa" como sostiene Alejo Vargas, profesor de investigación y defensa de la Universidad Nacional.
Pero así
como el gobierno quiere evitar cometer o repetir los errores del pasado, es necesario
que "el periodismo se mire en el pasado", como le dijo el periodista Juan Gossaín al director
de noticias de la Radio Pública, la Radio Nacional de Colombia, Juan Pablo Calvas con
quién compartimos esta iniciativa de reflexión.
“La
información se salió muchas veces del control del periodista y el directo fue
súper nocivo para el periodismo, súper nocivo para el país y súper nocivo para
el proceso de paz, como lo explicó Marisol Gómez, periodista que cubrió para El Tiempo el proceso de El Caguan para El Tiempo y hoy es editora del mismo diario.
Más que
jugar a “la chiva” o ser “vitrineros”, los medios tendrían que empezar por explicar
qué es la paz y cuáles son las visiones desde diferentes sectores, qué implica y cuál es la visión de este
escenario. También deben estar formados en historia política y derechos humanos como lo señaló
a Calvas la periodista y analista de medios María Teresa Herrán.
“No
podemos repetir imágenes como las vistas en los diálogos de San Vicente del
Caguán, en donde los líderes guerrilleros se veían tomando whiskey junto a los
comunicadores”, advirtió Herrán.
Para Javier Darío Restrepo estudioso de ética periodística, la
figura de “la chiva” ha sido responsable de las grandes deficiencias y errores
del periodismo nacional. "Sería negativo y funesto que dentro de este proceso se
manejara ese interés, que [medios y periodistas] actuaran movidos por ese
síndrome cuyo camino es la lógica comercial y no la lógica del bien común".
Tanto para María Teresa Herrán como Javier Darío Restrepo el periodismo no puede olvidar las lecciones aprendidas y repetir otra vez ese cuestionado trabajo periodístico.
No serán
las filtraciones e infidencias (proporcionadas por los mismos negociadores), ni
“la chiva” o el sentido común lo que servirá de guía para que el periodismo de
cuenta de los avances, dificultades o retrocesos de este proceso yla sociedad colombiana lo comprenda. Tampoco que
los medios envíen a vivir indefinidamente a 200 periodistas o más a Oslo, La
Habana o Santiago, tal como ocurrió en el Caguán.
María Teresa Herrán by Bunkerglo |
No ayudará
en la comprensión de este momento y proceso persistir en el uso de eufemismos valorativos como “conflicto armado interno” por terrorismo; “guerrilleros” por
terroristas; “enemigos de la paz” por contradictores, como tampoco lo han sido “falsos
positivos” por asesinatos extrajudiciales por agentes del Estado; “chuzadas”
por interceptaciones ilegales, etc.,
etc., etc. “Al maquillar la realidad [medios y periodistas] evitan que la realidad
cambie”.
El
periodismo hecho a medias es el que ha impendido que la sociedad esté debidamente
informada y, por tanto, dispuesta a cambiar su propia realidad porque esta ahogada en un
mar de titulares dantescos, amarillistas, sensacionalistas. No es gratuito que
por ello haya perdido su capacidad de asombro y sentido humano de la solidaridad
y la compasión por las víctimas.
Mucho podrán aportar los medios cuando el relato
del conflicto armado interno al que se espera poner fin no sea un parte de
guerra militar, el número de bajas, de destrozos, o las sañas y azañas de los actores armados, sino revelar los
rostros y nombres de las vidas pérdidas, truncadas, de sus historias de vida, de las víctimas.
El
lenguaje desde el que se informe será fundamental para incitar la guerra o promover
la paz. También que su tono e implicitud no sea una simplista visión entre buenos y malos.
Hay que sacar por un momento el espejo retrovisor para mirar, recordar y con ello llamar la atención de los directivos de medios y periodistas sobre el cuidado, rigor periodístico ético, responsable y de calidad en este nuevo intento de acuerdo para terminar el conflicto armado. Roberto Pombo, director del diario El Tiempo y Ernesto McCausland, editor general del diario El Heraldo de Barranquilla también hablaron sobre el tema con la la Radio Nacional de Colombia.
Hay que sacar por un momento el espejo retrovisor para mirar, recordar y con ello llamar la atención de los directivos de medios y periodistas sobre el cuidado, rigor periodístico ético, responsable y de calidad en este nuevo intento de acuerdo para terminar el conflicto armado. Roberto Pombo, director del diario El Tiempo y Ernesto McCausland, editor general del diario El Heraldo de Barranquilla también hablaron sobre el tema con la la Radio Nacional de Colombia.
Al
periodismo colombiano le llegó el momento de hacer lo mejor de sí. La
dura y profunda reflexión profesional en El Caguán que dió lugar a la creación del proyecto de formación para un cubrimiento más responsable del conflicto armado liderado por la Corporación Medios para la Paz durante más de 10 años, debe trascender de la buena voluntad o simpatías de algunos directores y periodistas para que se convierta en una política pensada y planeada con recursos financieros y técnicos que implique seleccionar y asignar entre los mejores a quienes asumiran esta tarea.
También
ayudará, sin duda, ruegos como el que hizo al universo Yolanda Ruíz.
¿Está preparado el periodismo para hacer una cobertura eficiente del diálogo Gobierno-Farc que busca poner fin al conflicto armado? Conozca lo que piensan en el siguiente post los periodistas Miguel Ángel Bastenier (El País, España), Arturo Guerrero (Columnista El Colombiano) y Esther Rebollo (Directora de la Agencia EFE en Colombia), así como a los juristas Gustavo Gallón, Director de la Comisión Colombiana de Juristas y Eduardo Montealegre Fiscal General de la Nación.
2 comentarios:
Ignacio Greiffenstein:
Quise agregar un comentario en tu artículo pero me exige que publique con un perfil y no sé de qué me está hablando. Si quieres agregarlo a nombre mío, el comentario es:
Muy atinado el artículo, producto de alguien que ha vivido en carne propia todos esos momentos de aciertos y errores. Dentro de lo que "será vital", yo agregaría "la oportunidad". Es decir, informar cuando haya algo para informar y, cuando no, decir "no ha pasado nada nuevo". No publicar nada inoportuno. Hay dos cosas que incentivan las especulaciones y, por lo tanto, los errores: Una, el tedio y dos, la presión del director, editor o jefe de redacción. Cuando no está pasando nada y cuándo el jefe está acosando por contenidos, el reportero tiene la peligrosa tentación de invenpar, inflar, conjeturar, armar tempestades en vaso de agua, pescar en río revuelto o echarle gasolina a la candela... Por eso me parece muy acertado el llamado, en el penúltimo párrafo, a la cordura, mesura, calma y sensatez de los directivos de los medios.
Besos,
ig
Pienso que en lo que respecta a relaciones exteriores y la seguridad nacional, los ciudadanos no podemos pretender que los gobiernos hagan publico aquello que ponga en riesgo la paz. Lo que debe ser publico es el acuerdo al que se llegue, pues de un modo u otro este deberá ser refrendado por la opinion publica nacional, y en cierto modo, por la comunidad internacional.
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