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martes, 6 de mayo de 2014

Los campesinos, hace 40 años (1974) se tomaron Bogotá por lo mismo que hoy (2014)

Foto Revista Alternativa 22 de julio de 1974
El pasado en presente

Todo es igual pese a que en 1991 acordamos un nuevo contrato social en Colombia. 

Quienes se deben encargar de garantizar la vigencia plena de ese contrato y el disfrute efectivo de todos los derechos que tenemos TODOS los ciudadanos, esto es, negros, indígenas, blancos y mestizos en las ciudades y en la ruralidad, según se consagra en la Carta Constitucional, han hecho y hacen hasta lo imposible y mucho más por no hacerlo.


Gobierno tras gobierno desde antes de 1991 a hoy han sido, de manera calculada, incapaces de generar y liderar planes, estrategias y medios para superar la miseria o la pobreza absoluta que llaman, la desigualdad y la exclusión. 

El bien común y lo público son sinónimos de beneficios personales, de clase, exclusivos y propios de quienes, como despensa casera, administran lo que nos pertenece a todos. Sean presidentes, gobernadores, alcaldes, funcionarios, jueces, magistrados, policías, militares... Todos a una hacen trampa, roban, saquean, inventan, acomodan a sus familias para sin merecerlo profesional y a veces ni humanamente, los sostengamos en los cargos públicos porque sí. 

Colombia entró a la modernidad sin haber resuelto el problema agrario, porque siempre pensó que el país era más urbano que rural. Construyó un modelo de desarrollo que conlleva al fracaso del mundo rural, rindiéndole más culto al mercado que al Estado, lo cual amplió las brechas entre lo urbano y lo rural, se lee en el Informe Nacional de Desarrollo Humano 2011.

Haciendo una extensa consulta (sobre un tema que preparo alrededor de la muerte de Gabriel García Márquez), visité y consulté durante una semana y muchas horas las hemerotecas de la Biblioteca Luis Ángel Arango (muy deficiente) y la Biblioteca Nacional (muy buena). Asomé, entre otros medios, a la Revista Alternativa. Cuando encontré esta contraportada (septiembre 16-24 de 1974) quedé muy impactada. 

Carrera séptima, al frente de la Plaza Santander.

Hace 40 años los campesinos se tomaron Bogotá por lo mismo. Hace 40 años y más les prometen y les incumplen. Uno tras otro gobierno. ¿Por qué? No logro pensar y decir y escribir algo distinto que por...... malparidos. 

Y siguen enruanados bregando. Día tras día, años tras año, sin desfallecer, hasta con entusiasmo como Vicente Revelo y muchos más. 

El último incumplimiento es el actual, el del gobierno en turno de Juan Manuel Santos. Tan pronto firmaron y se levantó el paro en septiembre de 2013, ese mismo día decidieron no cumplir a la gente. ¿Por qué? No logro pensar y decir y escribir algo distinto que por...... malparidos. 

“Cuando nos reunimos con Santos, encontramos un Presidente preocupado por el paro, encontramos un Presidente subrayando que está buscando soluciones. Nosotros le reiteramos que nada de lo acordado cuando se levantaron las protestas del año pasado se había cumplido. Le dijimos que no estamos interesados en afectar las elecciones ni el proceso de paz. Es más, le propusimos que los acuerdos logrados en La Habana debían comenzar a aplicarse acá, con medidas que impacten positivamente el sector agrario para que se genere confianza de que la paz se está pensando en serio. ¿Qué confianza puede haber en la paz, si el gobierno no es capaz de lograr acuerdos con el movimiento campesino aquí en Colombia?”. (Ver “Lo más duro del paro será en mayo”, cuentan los líderes de la protesta campesina. Las 2Orillas.co)

El padre de mi mamá, mi abuelo Régulo Pérez Acero, era un campesino que remontó cuando era aún muy niño, desde Boyacá a Bogotá. Desde entonces y sin hacerse aún un hombre, fue un hombre trabajador hasta su temprana muerte. 

Con sentido común e inteligencia, pasó de traer trigo a tener un molino para trillar y después una empresa molinera: La Monjita. Un recorrido de más de 40 años hecho a pulso, con convicción, con sentido de la justicia, del respeto, de la igualdad.  

Sobrevivió a la violencia entre liberales y conservadores (1948 y 1958), en tiempos de  "chulavitas" y "pájaros" (que es como decir la guerrilla y el paramilitarismo), al Bogotazo, todos episodios en los que liberales y conservadores (hoy denominados o variopintos en todos los partiditos), que han  buscado eliminarse con o sin guerra civil en su eterna disputa entre los terratenientes y la gran burguesía financiera por el poder. 

Este post no tiene otro propósito que decir que nada cambia. Estamos condenados, como dice la manoseada cita, a vivir cien años (más) de soledad en este Macondo en donde la gente piensa que la comida se fabrica en las góndolas de los supermercados y lo en la tierra labrada por millones de campesinos colombianos. 

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