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domingo, 9 de enero de 2011

¿Como garantizar que lleguen recursos a personas damnificadas?


Nada es más urgente hoy en Colombia que garantizar que los recursos sagrados para las personas damnificadas, efectivamente llegan a estas y se cumpla el propósito para lo cual fuer recaudado dinero y comida.

Sin embargo, por no pocas razones son muchas las dudas sobre el manejo que pueda darse a los cuantiosos recursos financieros para atender la emergencia aportados por los colombianos en las varias y publicitadas teletones y entregados para esta causa por organizaciones nacionales e internacionales, varios países y el Estado mismo, además de las toneladas de alimentos y utensilios. Todo, sin duda, demanda de una sofisticada, pero no menos compleja y suprema organización gerencial y ejecutiva para la tarea más humanitaria que ha enfrentado el país después de la avalancha de Armero. 

Pasé por Ciénaga, Tasajera y Palmira en el depto. del Magdalena. Municipios costeros que han sido gravemente afectados, pero que no son los que peor están. Traté de pensar que se podría hacer para que uno de los miles de pesos y toneladas de comida pudieran llegar hasta allí a donde, si acaso, el alcalde del municipio consigue dar aliento a la población y a donde no se ve a nadie distinto, o mejor, del interior, apresurado en comenzar a resolver en el algo la situación. Imaginen nada más lo que será en los 129 municipios rivereños del Magdalena que están bajo el agua.  

Vi que los pobres de estos lugares -que son todos- están aún más pobres, más abandonados, más excluidos.   
Las obras en infraestructura son urgentes. Hay zonas que no se pueden volver a habitar así veamos a las personas viviendo entre el agua empozada, la basura, el calor infernal y sin agua potable. Los recursos siempre serán insuficientes para proteger a centenares de miles de niños de enfermedades, de hambre y de frio, todos derechos que no les fueron garantizados desde antes del temporal de agua y el desmadre de La Magdalena y otros ríos más.


El Estado y sus distintas entidades fijarán las políticas, harán los planes, implementarán las rutas a seguir, pero sus funcionarios solo estarán, si acaso, de paso en estos lugares luciendo inútiles botas pantaneras. No los veremos doblándose el lomo y pasando las dificultades que pasan los millones de pobladores que lo han perdió todo, que no era mucho, pero era con cuanto vivían. 

Tampoco lo harán los de los del PNUD y todos y cada uno de sus Programas de miseria que se han ido convirtiendo en entidades paraestatales, generadoras de asesores, consultores y analistas de escritorio que se comen los presupuestos de los países haciendo libros, cartillas, eventos y fotos para su propia vanidad. Así fue en Haití antes y después de la tragedia que hoy cumple un año. Pero también eso es y ha sido en Colombia históricamente en el ámbito de la salud, el saneamiento básico, los derechos sociales, la formación política... Puro discurso, papel, viáticos, fotos y lujosas agendas anuales que envían con puntualidad por correo certificado. 

La tarea recaerá, muy seguramente, en las Organizaciones No Gubernamentales y Sociales locales, de base, las que trabajan con las uñas y directamente con las comunidades, las que faciliten su organización y cuido, las que determinen las prioridades de atención y articulen lo municipal y departamental con lo local y nacional. Organizaciones que ya existan y no las que se inventen para atesorar recursos y desviarlos a las arcas de los candidatos de turno para las elecciones de octubre próximo.  

Es desde y para la gente. Por eso se requiere vincular a las mismas personas en los lugares, siempre hay lideres con los que se podría contar y que podrían hacerlo. El tendero, la madre comunitaria, la trabajadora social, el bachiller técnico, los jefes espirituales de las diversas iglesias... 

Estoy convencida que en sociedades más humanas la sociedad misma ha tenido un papel importante participando en acciones de atención y construcción. Porque aquí, la inmensa mayoría de las poblaciones no se puede reconstruir. Hay que hacerlo todo desde el principio y no como antes, sino en terrenos firmes, dignos, con saneamiento básico, con agua potable, con vías... 


¿Por qué no hacer que los jóvenes que tengan que prestar servicio militar los envien a hacer servicio social en esos lugares?  

¿Por qué no promocionar que las universidades exijan hacer pasantías a médicos, enfermeras, ingenieros, arquitectos, comunicadores, defensores de derechos humanos y todos los profesionales a las zonas de esta tragedia? 

¿Por qué no llamar a los miles de mujeres y hombres de la reserva de las FFMM a que vayan a combatir el hambre, la desnutrición y la enfermedad (que debe haberla, solo que ningún periodista ha llegado a esos lugares y estado más de una nota periodística) y le sirvan de manera efectiva a "la patria"? 

La prensa informó que "el pasado viernes, el Gobierno, a través del Fondo Nacional de Calamidades, anunció el giro de los primeros 145 mil millones de pesos para que desde las gobernaciones se brinde atención humanitaria a los damnificados. El 62 por ciento se destinará a los departamentos de la Costa Caribe".  

Daría pesar, dolor, pero sobre todo mucha rabia para alimentar la guerra que, en cuatro años o menos estemos leyendo titulares que señalen la apertura de investigaciones porque toneladas de alimentos que se perdieron, o por los dineros que fueron a dar a los bolsillos de los mismos u otros bandidos de la política mientras miles de personas murieron de esperanza y solidaridad mediática.

viernes, 15 de octubre de 2010

Robinsón, el reforestador de la inteligencia

Luego de registrar en imagenes una escena que llamó mi atención por no ser común en los bajos del Centro Cultural Gabriel García Marquez (CCGGM), y ya casi partiendo con cierta prisa, se me acercó un hombre y me dijo: "Todos pueden jugar. La única condición es que se saluden y presenten, que se relacionen entre sí", y estiró su brazo buscando mi mano diciéndome: "es mi venganza contra Bogotá". Por su puesto no entendí. ¿Como podría haber una venganza en un gesto que compromete amabilidad, apertura, incluso afecto por un extraño? La reunión "Periodismo y Twitter" a la que me dirigía en la Libreria del FCE bien podría esperar. Así que me quedé unos minutos hablando con este hombre que sobrepasaba los 60 años y que me atrapó con su sentencia.
Perdón, como me dijo que se llamaba Usted, le pregunté para iniciar esa breve conversación. Soy Robinsón Florez, costeño, responde.
¿Y que hace un costeño en esta esquina promoviendo el Ajedrez si lo que a ustedes les gusta el el Dominó? Ya le dije, es una venganza contra Bogotá. Estoy aquí desde que asesinaron mi hijo. 
Confieso que mi corazón se encogió, pero también cruzó por mi mente y emociones un sentimiento de ¡mierda! ¡No puede ser! Esta maldita violencia!!! ¿Será una persona en situación de desplazamiento? ¿Será una victima de alguna mascre paramilitar, de alguna toma guerrillera, de un asesinato extrajudicial, un atraco callejero.. quien le habrá asesinado a su hijo? ¿Estará aquí en algún caso de Verdad Justicia y Reparación? Si... Pensé todo esto en centésimas de segundos. Otra nueva e inédita historia de dolor en esta esquina, una escena que se repite una y otra y otra vez desde que comencé a incursionar por la vida con tods los sentidos posibles. Quería gritar y llorar y maldecir de su lado. Y todavía dicen que este país no es una gran fosa...
Robinsón me cuenta que desde hace tres meses viene todos los jueves y por su cuenta y riego, claro con apoyo del CCGGM monta mesas y coloca juegos de ajedrez para que la gente se aproxime entre sí, se mire a los ojos, se escuche y se conozca. "No me interesan si saben o no, si juegan o no, si se equivocan o no, si se demoran mucho o poco, lo que me interesa es que se saluden y presenten. No es para competir. Esto forma parte del programa en "Reforestacion de la Inteligencia en Valores".
La conversación continuaba y cada nueva frase que decía Robinsón me sentía como abriendo una cuidada caja de pandora. ¿Y que es eso? Suena bien, le dije.
Mire, querida amiga, "Colombia es una Nación cuyo pueblo comienza a encontrarse vagamente consigo mismo y a hacerse una primera idea de su propia realidad. Es un país con un alto déficit de sueños y visiones del futuro". Lo escuchaba con atención, todo cuanto no solo tenía sentido, sino que era cierto y claro. Sin duda no solo era una persona ilustrada, sino culta. Pero.. ¿Quien era realmente este hombre amable con presencia de abuelo quizás sin serlo aún? Seguí escuchándolo con verdadero interés y una cierta emoción. Me sentía afortunada por tener tan alerta mi siempre espotánea curiosidad. 

Las casi diez personas entre jovenes adultos y niños, seguían con sus ojos clavados en la blancas y las negras, haciendo abstracción del ruido de la calle con su algarabia de autos y muchedumbre, desafiando el tiempo, la luz que ya comenzaba a marcharse para darle paso a lo que fue después una despejada y clara noche. Nada ni nadie los perturbaba en su intento de juego y del encuentro. Me cuenta Robinsón que estás personas llevaban un poco más de dos horas, fueron llegando, nadie se conocía entre sí. Que así pasa todos los jueves, desde hace muchos -no recuerdo cuantos me dijo- en que pasa el día saludando personas y, seguramente, sosteniendo breves y cálidas conversaciones como esta. 'La educación es el mejor argumento para asumir con responsabilidad los cambios fundamentales que nos impone, por igual, la construcción d ese proyecto Nación, que no será posible si no hay una cultura de la convivencia. Por eso esta práctica del juego ciencia, el Ajedrez', me dice Robinsón con ese dejo suave y cantao del costeño. A él nadie le paga, el esta ahí por que quiere.

Este hombre llegó a Bogotá un día después de que hirieran a su hijo universitario de 18 años Wilfrido Miguel Florez Caicedo en inmediaciones de la Universidad Javeriana en junio del 2006. Me cuenta lo ocurrido.
El 21 de junio es el solsticio de verano fecha que se celebra con el día Mundial de la Música. Ese día Wilfrido sale de su clase regular de inglés en el Colombo Amérciano del Centro y decide llegar hasta la Javeriana caminando, (seguramente porque hacía un día soleado). Me dice Robinson que él participaba de la rumba de ese día, era más bien un muchacho un poco serio, solo pasaba por el lugar y fue atacado. No le pregunté cómo, pero 7 días después, el 28 de junio, murió. "Wilfrido quería ser jurista, no abogado. Ningún medio de comunicación registró el hecho y hasta la fecha, las autoridades competentes no tienen pista alguna de sus asesinos. Esta tragedia nos cambió el mundo. Es un duelo que administramos con fe, esperanza, y sobre todo, con mucho amor por un nuevo país para futuras generaciones".  
Lo abracé y le di las gracias por compartirme su dolor. Aunque no había amargura, ni odio si mucho dolor en sus palabras. ¿Cual es la venganza entonces? La ausencia prematura de mi Wilfrido Miguel, me llevaron a asumir la ineludible tarea de estar con la gente, escuchar y hablar con los jóvenes, promover la construcción de una nueva nación para los nietos de nuestros nietos. Esa es mi venganza. 
Antes de irme le compartí mis coordenadas. Vivo cerca, le dije, quizás el otor jueves nos tomamos un valdez y seguimos la conversa. Pero, no me quieor ir sin preguntarle, usted quien es?
Soy Robinson Gustavo Flórez Miranda, educador por más de 25 años y exvicerector de la Universidad del Atlántico. Ahora dirijo el Programa de Reforestación de la Inteligencia en la Fundación Proyecto Nación por Colombia, que se creó después de la muerte de mi hijo.
Al día siguiente de este encuentro, Robinsón me envió por correo un juicioso documento. Una carta personal que suscribió a su hijo cuando se graduo de bachiller, y que ahora comparte abiertamente con los transeuntes como "Carta abierta a la juventud Colombiana", un manifiesto sobre la educación en el que citando a Ernesto Sábato nos recuerda que: "La búsqueda de una vida más humana debe comenzar por la educación".


Bogotá D.C.octubre 14 de 2010
Crónicas callejeras

miércoles, 15 de septiembre de 2010

En el techo de Trump en Panamá


Ni yo misma daba crédito a mi audacia. Sin dudarlo y desafiando mi pánico a las alturas –y esto iba a ser demasiado alto- y la sensación de vértigo, subí en uno de los ascensores montacargas de la terminada obra negra, hasta el último piso o techo de la vanguardista Torre Trump Ocean Club y, desde allí, divisar Nikon y Canon en mano, el nutrido paisaje geométrico de cemento que contrasta con el vaivén celeste y añil del espléndido océano que cercar la Panamá vieja, colonial y moderna.

Sin darme cuenta, y en un proceso lento pero seguro parando primero en el piso 35 y luego hasta el final, llegué no solo a sus 293 metros por encima de sus 70 pisos, para disfrutar de la espectacular panorámica de 360º grados de la pequeña urbe capitalina de centros comerciales, muelles, embarcaciones, departamentos de lujo, hoteles, casinos y sus desafiantes rascacielos asomados al pacífico.

Desde esta altura es casi un juego de lego identificar los 127 edificios cuyos diseños, entre otros, las Torres Arts, la Torre Vitri, Pearl Tower entre otras, cuyo diseño sobre sale entre todas las demás. También, las cerca de 100 que se construyen (quizás alguna inversión del grupo DMG o #Tom o #Jerry), en este bello país con un importante déficit habitacional para sus 3.2 millones de ciudadanos, y solo el 50% en Ciudad de Panamá. Pero la Trump no es propiamente vivienda de interés social. 

Estar en el techo de este rascacielos próximo a inaugurarse y recorrer parte de sus entrañas, fue un privilegio posible de la mano del ingeniero civil Jenaro Echeverri, gerente de construcción del proyecto, y quien con mucha emoción y orgullo profesional, no ahorró explicación, ilustración y comentario sobre esta mega obra que se inició en mayo de 2008 cuando se colocó la primera piedra.
La Torre Trump Ocean Club es quizás hoy la más alta y más grande la propiedad vertical en América Latina, me comenta Jenaro. “Urbanizadores panameños y colombianos se unieron para que The Trump® Organization participará en la primera mega construcción de hotel y condominios en Panamá”.

Y es que sin duda, el diseño, dimensión y propósito del negocio que representa la Trump, llegó para redefinir el negocio de bienes raíces en Panamá. Primero, porque es el primer proyecto en América Latina en el que el magnate Trump participa. Segundo, porque la inversión inicial de más US$250 millones para la construcción, significó un aumento en oportunidades de empleo, urbanización y turismo.

 














En la distancia y desde cualquier punto de la bahía sobresale este rascacielos en forma de vela. Un lugar ideal para ver esta embarcación de cemento es desde “El Causeway” o calzada de Amador. Creo que es una especie de dique por el propósito que tiene, pues de casi 6 kilómetros une 3 islas y fue construido, al mismo tiempo que el Canal, para detener las corrientes marinas provenientes de la Bahía de Panamá.
 
Aunque desde una vista aérea y cualquier punto del animado malecón turístico de restaurantes, bares y caminos para andar de Amador se puede observar el imponente Velero, desde otro ángulo y distancia, la Trump también nos deja ver como su vela se convierte en alas curvilíneas dispuestas al sexo o la aleta dorsal de un tiburón (!).   

Pero esa aleta dorsal en su cúpula solo fue posible mirarla con los ojos de Jenaro y un lente normal Nikón y acostada en el piso 34 que corresponde al lobby del Hotel. La volumetría, me dice Jenaro, por la forma en que fue concebido el edificio de 79 pisos, fue uno de los retos arquitectónicos más serios del proyecto. Y le creo. Todo me parecía que había sido un reto del tamaño mismo de esta mega obra. 

Y es que está imponente obra civil y de diseño alberga en tres definidas secciones un centro de negocios de 1.400 metros cuadrados, un centro comercial de similares dimensiones, parqueaderos para 1.400 vehículos, 36 ascensores, 10 amplias escaleras de emergencia, un SPA de 929 metros cuadrados, dos piscinas en el piso 13, una de borde infinito, bares descubiertos, 509 apartamentos residenciales y un Hotel que ocupa una de las velas (o las dos?) con 369 habitaciones que incluyen 41 suite del hotel y 126 lofts, todo, de gama alta.
Sobre el nivel del mar la monumental Torre Trump Ocean Club diseñada por los arquitectos Mallol & Mallol y George Moreno (http://www.mallolarquitectos.com/index_templ.html?p=undefined), se consumió 120.000 metros cúbicos de concreto. Cuenta además con un sofisticado sistema de evacuación, tamaños de escaleras, luces de emergencia y otras medidas que sirven para casos de incendios y temblores con las últimas tecnologías en diseño estructural sismo resistente. 


Y como suele ocurrir, la inversión prevista inicialmente de 250 millones de dólares superó los 400 mil millones de dólares, de los cuales 220 se obtuvieron con la emisión de bonos que realizó Newland International Properties Corp. en 2007, según informaciones de prensa. Según un aviso de Internet del pasado 10 de enero, un inversionista estaba vendiendo los 70 mts cuadrados de su oficina en 360.000 dólares (Si alguno de mis lectores está interesado: precosrealty@hotmail.com

Los pensionados cultos y de mayor poder adquisitivo de Europa y Canadá son sus principales compradores. En lo personal, sería incapaz de vivir un solo día en esta mega estructura. Sin duda, lo que si me provocaría luego de ver las entrañas de del mega edificio, es estar el día de su inauguración por amable invitación de la princesita de papá Donald y de NY, Ivanka Trump, quien será la administradora del velero de cemento. El fastuoso espectáculo y derroche de dinero será un hito por esta región del mundo. Estilo Trump.  

Lo que no pregunté y tampoco nadie me contó ni he podido establecer, es si existirá o no allí un hospital, pues la cohabitación entre empleados, residentes, huéspedes, pasantes de negocios y sobre el nivel del mal, perdón, del mar la probabilidad de situaciones de no salud son mayores por más espaciosas, aireados y cómodos que sean los espacios.

“Este es el primer proyecto que el gigante inmobiliario Donald Trump hace en Latinoamérica, y una empresa colombiana planteó todo el esquema: Arias Serna Saravia, el mismo que tiene varios y especiales condominios en Bogotá, apartamentos, centros deportivos, el Hotel santa Clara en Cartagena, etc. 

Para que se hagan una idea

La Trump Ocean Club International es algo muy similar a edificar 2.500 apartamentos de 100 metros cuadrados en un sólo edificio, pero con el Top Ten en calidad de acabados propios del magnate Trump.
Con los 120.000 m3 de concreto que se usaron se podría construir una carretera de 61 kilómetros de longitud por 50 metros de ancho, y se extendiera todo el cableado utilizado resultaría una línea correspondiente a 700 kilómetros.
Desde mayo de 2007 y por casi tres años trabajaron y convivieron diariamente cerca de 2.400 obreros, casi todos, afiliados al Sindicato Único de Trabajadores de la Construcción y Similares (Suntracs). Solamente se presentó un accidente en el que murió un obrero al caer por un ducto desde el piso 13. La mayoría de ellos dedicados netamente a la construcción de la Torre en todos sus aspectos. Una pequeña minoría eran mujeres, dedicadas a la limpieza de los distintos pisos y a cocinar.
 
¿Cómo hacer para que esta vela soporte el viento, mantenga el equilibrio y en sus miles de kilómetros de venas del gigante de cemento se movilice y llegue el agua, la electricidad, las comunicaciones etc.? Seguro que en la ciencia, las matemáticas, las ingenierías están las respuestas. También en Jenaro, quien sonreirá y me dirá... "venga le explico"... y se desatará en generosa ilustración. Aún así, como con los aviones, para mí seguirá siendo magia. Pura y dura.

Los rascacielos de Ciudad de Panamá son dignos de un escenario para las audacias y temerarias acrobacias de Spiderman 7.

Nota. Este texto esperaba desde septiembre de 2010 cuando visité Ciudad de Panamá. Me lo debía y se  lo debía a mis amigos JE y CR. En el Menú a la derecha parte superior ección MIS PÁGINAS, hay una página destinada a ver más fotos desde el techo de la Trump. "Desde las entrañas de la Trump", será el siguiente texto y creo, se podrá apreciar mejor esta mega obra.