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domingo, 21 de abril de 2019

El periodista debe ser indispensable y un líder político para la sociedad: Javier Darío Restrepo

ENTREVISTA

Javier Darío Restrepo - Foto @Bunkerglo - Marzo 2019
Pérdida de identidad, carencia de pasión, falta de rigor, pereza intelectual, facilismo, “yoismo”, poca humildad para la autocrítica, pero especialmente olvidar que el periodismo está al servicio de los otros, de las comunidades y de nadie más, son todos asuntos que han hecho que la gente pierda confianza y credibilidad en los periodistas en un momento en el que, más que nunca, la sociedad necesita confiar en el periodismo. Cambiar su ADN y restituir su perfil para el siglo XXI es su mayor reto.  


Javier Darío Restrepo es un maestro y referente en los asuntos prácticos de la ética periodística en Latinoamérica.

A sus 87 años, 60 de los cuales ejerciendo el periodismo, no le hizo el quite o huyó de la vorágine tecnológica del mundo contemporáneo, sino que apropió herramientas que estudia y adopta siendo hoy un usuario cotidiano de Twitter.

Leerlo o conversar con él es fácil. Sapiencia y paciencia juntas. Escucha, mira, atiende con genuino interés a su interlocutor para responder, con su mirada y gestos antes que con su voz, llamando con precisión las cosas por su nombre.

Sostiene sin titubeos y diáfano que se necesitan más periodistas indispensables y bastante menos prescindibles. 

El periodista, subraya, debe asumir de manera consiente su rol político como líder de la sociedad y ejercer esta misión con pasión.

Cita a Gabriel García Márquez para afirmar que “ser periodista es tener el privilegio de cambiar algo todos los días”.

Javier Darío siempre plantea más preguntas que respuestas, como lo hace de manera habitual en sus columnas dominicales de opinión en El Heraldo.

El otro, que vendría siendo el prójimo, es el objetivo y manifiesto interés de su mirada crítica sobre lo que lee, ve y escucha en los medios corporativos.  

Por eso desafía y convoca la reflexión y el debate: “¿Qué le pasaría a la sociedad si dejará de tener periodistas?”.

Más que vigor lo suyo es un ímpetu retador con su intelecto.

Ya no traza historias, sino que piensa el oficio del periodismo en el horizonte de los medios y en cómo salir del atolladero de la mediocridad informativa.

Nunca he tenido el privilegio de estar en un taller o una clase suya, pero he sido una discípula solicita que a través de una conversación permanente busca en sus lúcidas y pertinentes reflexiones una guía para tramitar el triste declive de un periodismo que está lejos del otro y de la sociedad.   

Esta entrevista que, aunque extensa también es insuficiente, buscó indagar  y conocer sus reflexiones sobre algunos de los muchos asuntos que entretejen el oficio del periodista.  


GOP.  ¿Cómo se hizo usuario de Twitter?

JDR. "Mis hijas me iniciaron en las primeras letras de todo lo digital. Lo utilizo para estimular pensamiento, conocer puntos de vista, pero no es una pasión. Lo dosifico muy bien. Tiene que esperar porque estoy leyendo, escribiendo, digitando… Después de eso, le hago caso.

He logrado imponer el orden de las prioridades: primero soy yo y después Twitter. Claro que lo uso, pero Twitter no me usa a mí. Esa es la gran diferencia. Es otro de tantos instrumentos de conocimiento".

GOP.  ¿Qué ha descubierto? ¿Cómo ha sido la experiencia?

JDR. "Tal vez lo que he descubierto es que me había demorado en tuitiar. Ahora desde @JaDaRestrepo comparto mi columna del Heraldo para destacar algunos pensamientos.

Me impresiona la reacción casi inmediata de la gente que la retuitea. Pero también, que hay pocos comentarios o muy escuetos. No se llega al fondo del tema tratado para avanzar.

Ese el problema de Twitter y todas las redes sociales: son de reacción, no de profundización de pensamiento. Esa es la gran pobreza de este medio".

Sin confianza el periodismo es inútil

Una de las mayores alarmas de las sociedades en el mundo hoy es el creciente deterioro de la confianza y que en Colombia es monumental.

Se desconfía de las personas, de las instituciones, de los gobiernos. Se desconfía de todos y de todo. 

El periodismo también es otra institución con un enorme desprestigio y desconfianza. Su credibilidad y reputación están por el piso.

Soledad Gallego-Díaz Foto El País
Una estado que, como lo advertía la directora de El País de España, Soledad Gallego-Díaz, “la desconfianza en el periodismo es también desconfianza en la democracia”.

Así como la verdad existe, también siempre han existido la noticias falsas, subraya.

Ahora la posverdad “está organizada en las redes, donde se parte de la idea de que no existe la verdad de los hechos. Y si no existe la verdad de los hechos tampoco existe el periodismo. Sin periodismo perdería su esencia la democracia. La desconfianza que se intenta expandir sobre el periodismo está también organizada para que se desconfíe de la democracia”.

GOP. Sin embargo, la gente hoy confía más en los veloces contenidos de las redes sociales, y cada vez menos en los periodistas y medios de información. ¿Qué piensa de esto?

JDR. "Para un periodista la confianza es irreemplazable. Necesita de la confianza lo mismo que el organismo vivo necesita del aire. Informamos para que nos crean, pero sin confianza el periodismo es inútil, desechable.

El periodista necesita que le crean y la sociedad necesita creer en quién le informa. Cuando desaparece la confianza el periodista es manipulable. Nunca tendrá una información verosímil, y sobre todo, está perdido porque la desconfianza es una especie de ceguera colectiva.

Javier Darío Restrepo - Foto @Bunkerglo
En su Ensayo sobre la ceguera Saramago describe una sociedad enceguecida en la que sólo una mujer ve. Todos se apoyan y le entregan su confianza a esta única persona.

Esto constituye un símbolo para nuestra sociedad que tiene muchos motivos para no mirar lo que está sucediendo pero, por lo mismo, necesita más que nunca de la confianza.

Los periodistas tenemos la obligación de fortalecer la confianza de la sociedad, pero eso no es un asunto fácil, ni de técnicas, sino de actitudes. Actitud de apego a la verdad y, particularmente, de servicio a los otros a través de la información.

Utilizar la información como poder es poner uno de los fundamentos de la desconfianza.

La Web tiene un enorme poder, pero un poder que será lo que uno haga de él. Si se le confiere a la web ese poder, se volcará hacia la desconfianza. Pero, si por el contrario se entiende que la confianza se construye todos los días, en ese momento se entenderá que el periodismo es, ante todo, una construcción diaria de confianza a través de una información creíble porque es exacta.

Detrás de la confianza lo que existe es rigor informativo. Cuando este existe, se reconoce. Cuando no, la información es superflua".


GOP. Desde los medios hoy se recibe más opinión qué información, por esto la gente desconoce los hechos, la verdad y anda ‘despistada’ porque se informa con opinión que, como se sabe, es subjetiva, tiene prejuicios y es lo que piensa o cree el periodista.

JDR. "El desequilibrio es evidente. El periodista tiene que conocer a profundidad los hechos para poder opinar, y conocerlos es haberlos investigado e informado. El receptor debe tener siempre claro sobre qué está opinando.

La primera necesidad de un periodista cuando informa es que le crean. Es un deber enumerar las distintas opiniones y ejercer una función crítica sobre las mismas. Señalar, por ejemplo, cuando una opinión no tiene en cuenta un hecho; exagera las cosas; incorpora datos falsos para una argumentación. Es decir, el periodista debe convertirse en un crítico agudo para orientar a su receptor.

La gente es inmensamente sensible a toda tetra de parcialización con la información. Sabe cómo está siendo informada, puede distinguir si están haciendo propaganda a favor de alguien. Y, cuando descubre a un periodista que sesga la información y las mismas opiniones el periodista cae. La gente no le creerá más, ni lo perdonará nunca.

La tarea de opinar debe estar completamente separada de la tarea de informar. Cuando un periodista opina se pone de un lado y eso hace que los que están del otro no le crean".

Periodismo sin pasión

Ryszard Kapuściński, Gabriel García Márquez y Guillermo Cano compartían en común que, para los tres, el periodismo fue una misión y una pasión desbordante.

En un texto sobre el "periodismo como pasión, entendimiento y aprendizaje", escribió Kapuściński que "antes, el periodismo era una misión practicada por unas pocas personas con amplios conocimientos de cultura e historia. Lamentablemente ahora ha pasado a ser una profesión de masas en la que no todos son competentes. Hoy lo tratan como una carrera más que puede abandonarse mañana si no rinde los frutos económicos esperados. En consecuencia ha perdido cierto aire aristocrático que lo distinguió en el pasado. Tan es así que en nuestros días, en cada pueblo hay una iglesia y una escuela de periodismo.

Los reporteros significan un grupo especial entre los periodistas: entregan tiempo, ambiciones, aspiraciones y energía para cumplir con su oficio. Dedicación, concentración y reflexión permanentes constituyen su savia. No obstante, algunos se duermen en sus laureles por enfocarse más en el dinero a costa de la calidad".

Gabriel García Márquez - Foto Centro Gabo
Por su parte, Gabriel García Márquez, en su discurso el Mejor Oficio del Mundo describió cómo el periodismo era para él una pasión insaciable que sólo podía digerirse y humanizarse por su confrontación descarnada con la realidad.  

“Nadie que no la haya padecido puede imaginarse esa servidumbre que se alimenta de las imprevisiones de la vida. Nadie que no lo haya vivido puede concebir siquiera lo que es el pálpito sobrenatural de la noticia, el orgasmo de la primicia, la demolición moral del fracaso. Nadie que no haya nacido para eso y esté dispuesto a vivir sólo para eso podría persistir en un oficio tan incomprensible y voraz, cuya obra se acaba después de cada noticia, como si fuera para siempre, pero que no concede un instante de paz mientras no vuelve a empezar con más ardor que nunca en el minuto siguiente”.

Para Guillermo Cano el periodismo no fue una fiesta, ni una carrera por el dinero o por la fama; tampoco fue una rutina de oficina ni un entretenido quehacer para pasar el tiempo; era, ante todo, una misión, nos cuenta Javier Darío Restrepo.  

Entre sus más remotos recuerdos solía inventariar aquella sensación de admiración cuando a los 10 años le dijeron que su abuelo había estado muchas veces en la cárcel “para defender la libertad de sus conciudadanos”. Entonces no fue fácil entenderlo, “más tarde pude comprender que cuando se defiende honradamente un principio de justicia, no importan ni el fuego, ni el terror, ni la cárcel, ” consignó en su “Libreta de Apuntes”.

GOP. Quiénes estudiaron periodismo unas décadas atrás sabían para dónde iban y por qué lo estudiaban. Hoy hacer periodismo no es una actividad duradera. El revolcón de lo digital sigue creando inestabilidad y desdibujando su propia identidad. ¿Eso va a cambiar?

JDR. "Hay un reacomodamiento comercial.

Una de las preguntas más frecuentes que atendemos en el consultorio ético de la Fundación de Nuevo Periodismo Iberoamericano (FNPI) tiene que ver con eso. Al fin de cuentas, ¿Qué somos los periodistas? ¿Influencer? ¿Creadores de contenidos? ¿Qué diablos somos nosotros?

Esa es la consecuencia del predominio de lo comercial sobre lo profesional. Cuando es así se imponen las reglas publicitarias.

Uno de los esquemas a los que más se acude en la publicidad es darle nombre comercial a todas las cosas. Y hoy decir periodista ya parece poca cosa. En cambio, “influencer” o “creador de contenidos”, le hace creer a la persona que es una especie de “deidad” que llega a las salas de redacción. ¡Creador de contenidos!

¿Y el periodista qué? ¿Por qué está ocurriendo eso? Porque permitimos qué así ocurriera.

Una de las razones de la crisis del periodismo es que subestimamos la profesión. Nos limitamos a creer que periodista es el que registra el escandalito del día y punto. Por eso todos los días va tras el escandalito, lo registra y no es más. Su profesión no es otra cosa que eso.

Si como periodista día tras día le doy tan poco contenido y tan pobre alcance a mi actividad profesional, es natural que llegue a despreciarla. Que no la tenga en cuenta. Que nunca haga el ejercicio de preguntarme para qué soy periodista". 


GOP. Es común detectar todo tipo de deficiencias en los contenidos. No hay contexto, ni recordación de los hechos. Lo que evidencia es pereza por hacer el oficio. ¿Por qué con tantos recursos digitales hace 20 años se hacía mejor?

JDR. "Porque el de hoy es un periodismo sin pasión. Un periodismo de cálculo. Siempre está pensando en dónde pagan mejor y a qué hora le van a pagar. No digo que eso sea trivial, pero eso no es lo esencial para el periodismo.

Cuando ha sido distinto es porque eran periodistas que asumían su función como una misión.

Así fue a lo largo de su vida para Guillermo Cano quien entendió y ejerció el periodismo como una misión. Tuvo que culminar como culminó, porque quien trabaja en esto como una misión, lo entrega todo.

No hay cálculos. La persona vive para eso. Su mayor ilusión en la vida es hacer periodismo. Si le preguntan dirá: yo quiero morirme en esto porque es la razón de ser de su vida.

¿Cuántos periodistas hoy pueden decir con sinceridad que la razón de ser de su vida es el ejercicio profesional? Eso es lo primero que hace falta.

Hay que entender que todos los instrumentos que da la tecnología son medios y no fines que el periodista puede utilizar al servicio de los demás.

A veces el acceso de los periodistas a los medios digitales es como la llegada de un conquistador: ¡tengo que ganarme esto y utilizarlo para mi beneficio!. Una actitud que esteriliza todo.

En cambio, el que se acerca y se apropia de lo digital pensando que puede informar mejor y prestar un servicio mucho más cabal, ese periodista está en una actitud mental que podrá valerse de todo eso para progresar. El ejercicio del periodista tiene que partir de esa actitud frente a su profesión.

En el consultorio ético he respondido 1875 consultas. Desde estas ha crecido mi convicción de que los problemas éticos que tiene el periodista comienzan con la debilidad de su definición profesional. Más periodistas de los que uno cree no pueden responder para qué es periodista".

GOP. Un diagnóstico poco optimista. ¿Murió el periodismo como lo reconocíamos usted y yo?

JDR. "Está en crisis y toda crisis es una oportunidad porque nos muestra las debilidades que tenemos y nos obliga a buscar caminos, a reinventarnos, a superarlas, pero no nos damos cuenta porque los periodistas somos poco autocríticos.

En Colombia y en el mundo el periodismo está ante una gran oportunidad para reinventarse, pero parte de esa reinvención debe comenzar con la convicción de que el periodismo no es un ejercicio profesional para poder, sino para servir".



El periodismo es una actividad política

Si el periodismo está hecho para servir a los otros a través de su labor informativa y, ese sentido de su trabajo es un trabajo para la sociedad, el periodismo, sin duda, es una actividad política por excelencia.

Quizás esto hace que su trabajo deba estar en el ojo social y escrutinio permanente, pero sobre todo, debería estar en la mira del mismo periodismo.

Su labor de informar implica aclarar, explicar, orientar a la gente sobre su entorno, comunidad, territorio… Conocer lo que pierde o lo que gana como individuo, como persona y sociedad con el hacer o no de quienes administran sus bienes públicos.
  
Ryszard Kapuściński Foto Web
Pero, para esto, el periodista debe ser una buena persona como declaró Kapuściński, y además buscar siempre ser un profesional excelente.

“Para ejercer el periodismo ante todo, había que ser un buen hombre o una buena mujer, buenos seres humanos. Las malas personas no pueden ser buenos periodistas.

Si se es una buena persona se puede intentar comprender a los demás, sus intenciones, su fe, sus intereses, sus dificultades, sus tragedias. Y convertirse, inmediatamente, desde el primer momento, en parte de su destino.

Es una cualidad que en psicología se denomina ‘empatía’. Mediante la empatía, se puede comprender el carácter propio del interlocutor y compartir de forma natural y sincera el destino y los problemas de los demás. En este sentido, el único modo correcto de hacer nuestro trabajo es desaparecer, olvidarnos de nuestra existencia. Existimos solamente como individuos que existen para los demás, que comparten con ellos sus problemas e intentan resolverlos, o al menos describirlos”.
GOP. ¿Le está hablando a la sociedad el periodismo en Colombia?

JDR. "No. Se está hablando más así mismo. El “yoismo” lo está destruyendo.

El periodismo por esencia es servir al otro, estar abierto al otro y esto ignora por completo al periodista. Si no es así este profesional debe replantearse para qué hace periodismo.

¿Hago periodismo para que mi medio suba los ratings, la circulación? ¿Porque es lo que me indican los que me pagan la comida? ¿Porque tengo que destacarme, pero primero actúo para que me conozcan y luego que aprecien de mi trabajo?

Ese es un periodismo alrededor del yo.

El periodismo y el periodista se salvan en el momento que se entienda, con todas sus letras, que el periodismo es un servicio en función de los demás. Que el periodista está al servicio del otro y trabaja para que el otro sea conocido, atendido, defendido.

La única satisfacción posible para un periodista es haberle prestado un servicio a los demás. Su éxito consiste en que la información sirva de impulso, de cambio para los otros en la sociedad.

Desde la expresión de Gabriel García Márquez “ser periodista es tener el privilegio de cambiar algo todos los días”.

El “gacetillerito” que registra el escándalo del día ¿Qué cambia? ¿Qué importancia tiene eso? Los curiosos leen aquello y a la basura, porque eso ni merece recordarse.

¿Me hice periodista para escribir cosas que no merezca recordarse? ¿Tengo una definición tan pobre del periodismo que se agota con el reportero que entrega su notica y se olvida del resto?

El periodismo es ante todo liderazgo social. Cumple un rol político porque implica un trabajo con la sociedad.

Pero, cuando a la gente escucha “rol político”, de inmediato se escandaliza. ¿Cómo así? ¿Ahora serán del partido de los comunistas? ¡Tienen la vulgaridad de identificar político con partidito!

El periodista no es para un partido, tampoco tiene por qué estar en uno, pero sí tendría que estar ejerciendo una influencia política en la vida de la sociedad.

Si le preguntan a los redactores de cualquiera de nuestros medios: ¿Usted hace un ejercicio político de su profesión? ¡Se asustan! Entienden mal esto, piensan que lo están acusando de estar al servicio de la u,  la h, la j o cualquier denominación.

El periodismo tiene que reinventarse y redefinir su esencia. Esto significa elevar la profesión y sacarla de ser un simple elemento de entretenimiento para la gente que no tiene qué hacer".

Reflexionando sobre el encuentro del hombre con su semejante, aquello que para él constituía “la experiencia básica y universal de nuestra especie y un reto inexorable del siglo XXI”, Kapuściński sostenía que para entender al otro el reportero tenía que implicarse activamente en su universo emocional y antropológico con todas sus inquietudes y su propio mundo. También, que era imprescindible una sincera humildad, porque la buena disposición hacia otro ser humano era la única base que puede hacer vibrar en él la cuerda de la humanidad".

GOP. Usted plantea que “el otro constituye el centro de la ética de un periodista”. ¿Quién son los otros en el periodismo?

JDR. "El otro es la fuente, el protagonista de la información, pero sobre todo, las personas víctimas.

Todo periodista debe tener absolutamente claro que estas personas son los primeros personajes de la información. Ahí aprendemos, de manera radical, a desconfiar de todos los que tienen poder. Sea el poder que sea.

El periodista es alguien que rechaza visceralmente el poder. Que, ante este, se pone a la defensiva porque sabe que es dañino, contagioso, la peor de las enfermedades.

Debe conocer y entender esto para tratar a los poderosos. No para condenarlos de antemano, sino porque sabe que entre el poder y él debe existir distancia de por medio para ejercer su función crítica.

El periodista está ante el poder para criticarlo, pero no por su cuenta, sino dando instrumentos y voz a la sociedad que necesita ejercer esta crítica sobre los poderosos, porque, al fin y al cabo, manejan el bien común que afecta a todas las personas, por tanto, es un mecanismo de defensa que tiene la sociedad: ejercer una crítica al poder".

GOP. ¿No cree que la sabida sentencia de que “la prensa es el cuarto poder” le ha hecho daño a la reporteria y al periodismo en general?

JDR. "Es la historia de la humanidad. Todas las instituciones se han sentido seducidas por los brillos del poder, comenzando por la iglesia católica y al periodismo le pasa lo mismo.

Cuando el periodismo se convence de que es un poder se debilita, porque es comprable, negociable. Un periodista que se respete y respete su profesión nunca negocia, ni se negocia. La clave, la gran fortaleza de su credibilidad es su independencia frente al poder.

Así como las instituciones han tenido que tomar conciencia del peligro que tiene el poder, los periodistas estamos en mora de enterrar y darle sepultura a ese mito del cuarto poder.

No nos imaginamos todo el daño que nos ha hecho. Por tanto, todo cuánto se haga para hacer del periodismo un servicio, nunca un poder, es una forma de reinventarlo".

Medios deben cambiar su estructura financiera

Después de más de 160 años de existencia, el The New York Times consiguió recuperarse de su  emergencia financiera del 2008 y hoy parece tener liquidez y zanjar la amenaza de desaparecer. ¿Cómo lo lograron? Más de 3.3 millones de personas pagaron por los productos digitales del New York Times en el 2018 generándole ingreso por  más de $ 709 millones de dólares desde su plataforma en la web. Estos resultados los obtuvieron a través de sus más de 4 millones de suscriptores, según informó la periodista de este medio Jaclyn Peiser (@jackiepeiser).

Esto que fue posible en el mayor diario del mundo es el predicamento de Javier Darío y al que le temen los empresarios de la información en Colombia.

“Si no cambiamos las fuentes de financiación y mandamos para fuera a los empresarios industriales que vienen a comprarlos, los medios de comunicación seguirán languideciendo. Y es una languidez con la boca llena de oro”, sostiene.


GOP. El New York Times es de propiedad de un conglomerado de medios, pero en Colombia los dueños de los grandes medios son empresarios, industriales, banqueros. En estas condiciones, ¿Es fácil pensar en replantear la profesión para aprovechar esa gran oportunidad para el periodismo?

JDR. "No. Va a ser inmensamente difícil. Piensa en la reacción de cualquiera de las gerencias de los grandes medios que celebraron y se sienten bien bajo el “paraguas” de uno de nuestros riquitos, ricotes o cualquiera de ellos.

El hecho de que un grupo de ricos se haga cargo de uno de los medios más importantes del país es una pésima noticia para el periodismo, pero lo ven como algo para celebrar".

GOP. … También puede ser una oportunidad de negocio desde la perspectiva del medio, pero una mala noticia para la sociedad…

JDR. "Y para el propio periodismo, porque se va acabando hasta convertirse en una triste pieza de publicidad. Nada más.

La estructura financiera de los medios se debe reformar si queremos reinventarnos. El periodismo debe prescindir de todo apoyo publicitario, de todo patrocinio de gobiernos y de instituciones, pero al enunciar esto abren los ojos hasta que casi se les salen.

- ¿Y entonces de qué vamos a vivir?, me preguntan-. Su desconcierto es mayor cuando respondo: el único dinero sano para un medio de comunicación, sobre todo para su credibilidad, es el dinero que viene del suscriptor.

La gran autoridad de un medio es su suscriptor. En muchas partes del mundo ya es así. Se dieron cuenta que era una herejía el dogma de que, sin publicidad, el periodismo no podía vivir. Es un cambio radical, mucho más de lo que nunca soñaron, pero indispensable.

Si no cambiamos las fuentes de financiación y mandamos para fuera a los empresarios industriales que vienen a comprarlos, los medios de comunicación seguirán languideciendo. Y es una languidez con la boca llena de oro".

Ricardo Trotti - Foto EFE
GOP. Pero hay otra situación y es la calidad de los contenidos. En la IV Conferencia Hemisférica de Medios y Servicios Digitales 2018 de la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP), su director Ricardo Trotti (@RicardoTrotti) advirtió que “sin contenidos y buena calidad los medios de comunicación y el periodismo iban camino al suicidio, y sin periodismo las consecuencias son letales tanto para la sociedad como para la democracia”.  

JDR. "La relación es lógica. Si quiero mantener suscriptores leales que lo arriesguen todo por mantener la suscripción, tengo que proporcionar un material que ellos nunca se lo quieran perder. El desechable no sirve.

Hay otra clase de material hecho por gente de una alta calidad, periodistas a los que vale la pena que se conserve lo que escribieron porque son contenidos valiosos para cualquiera.

Lo que pasa es que hay miedo de prescindir de lo que siempre se ha estado haciendo, porque el tratamiento de la información se convirtió en una cobertura automatizada, una forma demasiado primitiva e innoble.

La información exige trabajo, capacidad crítica, que el periodista esté dudando de todo, preguntando, que siempre tenga algunos objetivos por cumplir con su información. Un periodista que esté pensando en lo que le dice al lector y en darle respuestas. 

La autonomía de que el periodista es quien hace las preguntas y da la información se perdió.

Comenzó una época en la que al periodismo le vendrá muy bien una dosis de humildad. Nos falta mucha humildad. Someternos a la crítica y criticarnos a conciencia y a sabiendas de que ningún producto periodístico es perfecto, que todos son perfectibles".    

GOP. Me comenta que usted todos los días hace recortes de prensa. ¿Qué observa en ese periodismo que recorta, qué guarda, qué tiene de especial?

JDR. "Que son artículos que explican lo que se ve como complejo.

No tiene nada de complejo todo lo que hay alrededor de la polémica sobre las 6 reformas que el presidente hace a la Ley de la JEP, pero fueron muy pocos los que se le midieron a leerse todo eso y explicarlo.

En política internacional - otro ejemplo- , cuando se informa sobre las muchas salidas del señor Trump, nadie se toma el trabajo de examinar cuáles son los antecedentes de esas salidas, qué es lo que decía antes, lo que dijo en otras partes.  

Pero no. Son prisioneros del presente. El periodista tiene que romper las cárceles del presente para ver el futuro, pero sobre todo, para reconocer las raíces del pasado en el presente.

Esto que enuncio de una manera tan fácil es un trabajo arduo. Nuestro trabajo se ha convertido en un trabajo muy complicado en el que hay que sudar cada párrafo".


II Parte


¿Qué le pasaría a la sociedad si dejará de tener periodistas?, pregunta Javier Darío Restrepo

El periodista es hoy un profesional que perdió su identidad. Desde los años 90 se gradúan por “montones”. Las universidades expulsan a la sociedad más profesionales de los que cabe emplear, por lo menos en las grandes ciudades. Lo que se requiere es redefinir el periodismo, recuperar su identidad y formar periodistas que sean imprescindibles, no prescindibles.  

En medio del miedo y silencio de los medios, sin titulares, reacciones, ni protección de nadie, más de 300 profesionales en el ámbito de la comunicación y el periodismo perdieron sus puestos de trabajo en el país en los últimos seis meses.

Los 162 programas activos de comunicación de 34 de universidades públicas y 128 de privadas, entre las que se cuentan 154 presenciales, 6 virtuales y 2 a distancia en formación técnica (16), tecnológica (27) y profesional (119), votan cada año a un mercado laboral inexistente o ficticio cerca de 5000 profesionales que no tienen dónde trabajar.

El proyecto – y a su vez valiosa herramienta de la FLIP– Cartografías de la Información, reveló que hay 585 municipios en Colombia sin medios de comunicación. También, que pasan cosas insólitas como que, solo en un departamento como Casanare, existan 46 medios en 19 de sus municipios, peor el 12 ninguno.

Aunque ya a finales de los años 90 existía la alarma del Ministerio de Educación de entonces advirtiendo que se graduaban periodistas por ‘montones’, en la actualidad “cada vez menos egresados de comunicación se definen como periodistas y lo hacen más como creadores de contenido o expertos en redes sociales”, según reveló Microsoft en un reciente estudio realizado a través de su red social de empleo LinkedIn.

Mabel Lara
Foto (editada) KienyKe
GOP. La periodista Mabel Lara, especialista en desarrollo social y ciencias políticas, en su columna de opinión El Periodismo como oficio (El país), exhortó a las generaciones venideras a no estudiar comunicación social o periodismo y a que se debata sobre el tipo de periodistas y qué habilidades tienen los profesionales que están formando las universidades. ¿Qué piensa de este planteamiento?

JDR. “Existe un problema inicial del que nadie se ha querido hacer cargo: las escuelas de periodismo están formando y expulsando hacia la sociedad más profesionales de los que cabe emplear.

¿Quién está investigando eso? ¿Quién está ejerciendo control sobre esta situación?

Hasta el momento el único control lo ejerce la economía. Hoy se convierten en periodistas todos los que puedan pagar para obtener ese título. Y sí muchos pueden, no hay problema.

¿Pero, hay alguna preocupación por convertir al periodismo en algo que contribuya a la vida de la sociedad de modo definitivo? Ninguna.  

La falta de una identidad profesional fuerte en el periodismo es la causa de todos sus problemas éticos. La sociedad no tiene una idea clara sobre cuál es esa identidad profesional.

El periodismo está, en este momento, ante una inmensa oportunidad de saber para qué sirve y de sentirse indispensable. Ese debería ser el objetivo de toda facultad de comunicación: un periodismo indispensable.

Eso supone un examen de la idea que se tiene de periodismo y de los instrumentos que se están creando para formar periodistas. Hacer una profesión que sea indispensable, no únicamente rentable.

Para las facultades de comunicación es comercialmente productivo tener periodismo porque son muchos los muchachos y muchachas que buscan una profesión que no tenga matemáticas, ni mayor rigor académico, con materias relativamente “fáciles”, “votadas”, según dicen.

El periodismo es hoy una profesión sin un perfil claro. Todo el rasgo que se tiene es que da la oportunidad de “hacerse conocer y ganar plática”.

El objetivo, la finalidad social del periodista y del periodismo, no se están teniendo en cuenta como eje alrededor del cual se defina el pensum de una facultad de periodismo y de comunicaciones”.

GOP. Politólogos, antropólogos, sociólogos... están ocupando en las salas de redacción los puestos de trabajo que estaban destinados para los profesionales del periodismo, advierte Mabel Lara. ¿El periodismo debería ser una especialización o maestría y no una carrera de pregrado?

JDR. “Eso lo que hace es poner en evidencia, una vez más, la necesidad de identificar para qué es el periodismo. Cómo están las cosas en la actualidad, más valdría que fuera una especialización.

Hoy no existe una definición clara sobre el periodismo. La tecnología ha contribuido con la idea difusa de gente que se cree periodista porque, con cualquier medio o aplicativo, puede captar noticias, difundir datos y poner su pensamiento en blogs.

Somos nosotros quienes tenemos que convencer al mundo de la necesidad del periodismo y de formar periodistas que se vuelvan indispensables para la vida de la sociedad, sino, se seguirá creyendo que periodista es cualquier persona que maneja un aparato digital”.

Alberto Martinez
Foto ASFACOM
GOP. Por otro lado, desde la academia, el director de Periodismo Universidad del Norte y también de la Asociación de Facultades de Comunicación (ASFACOM), Alberto Martínez (@AlbertoMtinezM), en su columna de opinión de El Heraldo titulada  “Periodistas con más grandeza”, sostiene que “lo que hoy demanda el país no son menos sino más” periodistas, y que lo que hacen las facultades está muy bien. ¿Qué piensa de esta posición?

JDR. "Habría que preguntarle qué es lo que él entiende por profesionales de periodismo. Si profesionales del periodismo son los que redactan noticias con apoyo de “mister Google”, eso es una cosa.

¿Cuál es el profesional de periodismo? Al que se refiere, obviamente, es un profesional cualquiera que llegará a convertirse en prescindible.

Lo que hay que buscar es la formación de un profesional del periodismo, de tal naturaleza, que quién lo miré, lea o escuche encuentre que es alguien imprescindible. Ese es el tamaño del reto.

Y no es un reto para tomar a la ligera, ni para resolver con fórmulas comerciales. Es un reto que exige mirar las necesidades de la sociedad, no del mercado.

¿Qué le pasaría a la sociedad si dejará de tener periodistas?

Esta pregunta permitiría mostrar el papel que debe cumplir un periodista completo, no el que entretiene con deportes y todas las liviandades de hoy y que no le hacen ni bien ni mal a la sociedad y, por tanto, son inútiles".

Timothy Garton
Foto Universidad de Varsovia
Por su parte, Timothy Garton Ash (@fromTGA) periodista e historiador británico advierte que la pregunta de “quién es periodista” ha cambiado radicalmente hoy, “pero la respuesta a la pregunta ¿en qué consiste el buen periodismo? no ha cambiado en absoluto. Con independencia de que los demás lo vean a uno como periodista, uno puede hacer buen periodismo”.

GOP. Usted ha señalado que "el periodismo y los periodistas tendrían hoy que ser otra cosa, pero no por mandato de una “moda” como podría pensarse de lo que llaman “cambiantes ecologías mediáticas”, sino por la exigencia de una cultura nueva y de las audiencias que han cambiado por exigencia de una nueva historia. ¿En qué consiste esa novedad?

JDR. (0:06:28). "Esa novedad consiste, de manera fundamental, en responder a la necesidad social que satisface el periodista con su información.

Hay que mirar el impacto social que tiene la noticia. Cuando se mira esto se comprende que la noticia es otra cosa y que el periodista tiene que ser otra cosa. No es simplemente que cuente el cuento.

Preocupa la fijación que en cierto tiempo se promovió por que los periodistas aprendieran a contar historias, se convirtieran en cronistas.

Eso es convertir un instrumento en el objetivo central. Está muy bien manejar todas las técnicas de la crónica pero, ¿Para qué? ¿Para satisfacción personal o para cambiar algo en la sociedad todos los días?

El periodista no está solamente para contar historias, sino para movilizar a la sociedad.

¿Dónde está la cátedra en las facultades que enseñe o que analice noticias que movilizaron la sociedad? ¿Por qué la movilizaron? ¿Qué instrumentos utilizaron para movilizar la sociedad? ¿Qué clase de noticia se parece a esa?

Ahí es donde el periodista entendería cuál es su tarea de movilizar la sociedad. Esto supone en él periodista unas actitudes de identidad con la sociedad, de hacer inmersión en sus dolores para estar motivado en la necesidad de que la sociedad cambie.

El actual momento de la vida del país es particularmente propicio para que se haga esa clase de análisis. Cómo tema de estudio académico identificar cuáles son las noticias que se están publicando. ¿Van a cambiar la vida de la sociedad, o estas noticias van aumentar los dolores de la sociedad?  

Este planteamiento como indicación, como guía permanente, ayudaría mucho a orientar la formación en las universidades, y sobretodo, hacerle caer en cuenta y recordarle a los periodistas que su profesión es algo distinto".

En su más reciente libro “La constelación ética” (2018, FNPI), Javier Darío Restrepo sostiene que “uno es ético porque le da la gana, sin que se imponga desde afuera, porque es uno mismo quien se impone los requerimientos de la ética”.

Sin embargo, con la ética periodística pareciera que ocurriera lo mismo que con la corrupción. Se cree que la manera de preservar y ejercer el oficio de manera ética, hay que crear más normas deontológicas y más manuales de comportamiento saludable periodístico.

GOP. ¿Cuál es el deber interno del periodista en el ámbito de la ética?

JDR. "La ética es la vocación que tiene todo ser humano de ser excelente. Así de simple. Si se quiere ser excelente, siempre se debe someter a juicio lo que se hace.

El periodista nunca está satisfecho con lo que es, ni con lo que hace, por eso siempre se está reinventando. La ética, por tanto, es la pasión de crearse a sí mismo todos los días.

No se trata del simple hecho de acatar unos articulitos de un código de ética, eso solo es una ayuda.

La ética, en cambio, es una condición de las personas que quieren ser excelentes.

La gente tiene una equivocación continua cuando, al conocer las trampas de los congresistas, robos de los contratistas y demás, dicen: es que lo que hace falta aquí es ética. ¡Se equivocan! Ahí lo que hace falta es un juez y un policía. 

La ética es para otra clase de gente. No para ladrones, asesinos, ni para los que engañan, sino para la gente que quiere ser excelente, es decir, para lo mejor de la humanidad".

GOP. El panorama para el periodismo hoy es un tanto denso por donde se mire. Hay miles desempleados y aturdidos con el revolcón de la tecnología digital. También hay mucha incertidumbre entre los que empiezan a formarse. ¿Cuál es su mensaje?

JDR. "Mi mensaje se traduce en una pregunta: ¿En estos más de 60 años de su vida profesional ha aprendido alguna cosa, o no?

Primero, que el enfoque del periodismo cambia cuando se entiende como una misión y no como un simple ejercicio profesional. Segundo, que el ejercicio profesional cambia cuando este se ejerce como un servicio y no como un poder".

En la Foto @Bunkerglo durante la entrevista
con Javier Darío Restrepo.
NOTA.
Se autoriza la reproducción total o parcial de la entrevista citando como Fuente: Entrevista Gloria Ortega Pérez (@Bunkerglo). Versión completa: Blog Somos Sentipensantes y agregar el link: https://somossentipensantes.blogspot.com/2019/04/el-periodista-debe-ser-indispensable-y.html

martes, 16 de abril de 2019

A veces las cosas se destruyen para hacerse más visibles: Carolina Sanín

Nota del editor. La Catedral Nuestra Señora de París fue consumida por un voraz incendio en la tarde de hoy. El fuego que ardió por casi 14 horas, destruyó casi todo el techo y la aguja central del monumento gótico construido entre 1163 y 1345. El edificio medieval, aparentemente, no fue afectado. La Catedral estaba siendo intervenida por obras de renovación.  
Foto recibida por WathsApp sin autor 

A veces las cosas se destruyen para hacerse más visibles 

Carolina Sanín
Tomado de su Facebook – Abril 15 de 2019

"Lo que hoy ha ardido y en parte ha colapsado en París no es simplemente un "templo católico". Es uno de los testimonios vivos de que hubo un tiempo —la baja Edad Media— en que el conocimiento, el arte, el trabajo (individual y colectivo) y la educación se concibieron de una manera más integral y acaso menos ingenua que hoy. Las catedrales góticas respondían al deseo de hacer un libro vivo universal que mostrara que el universo es habitable y cognoscible (aún hoy es ese el fundamento de todo afán científico y también de toda presunción política, en últimas). Las catedrales góticas eran —son— edificios legibles que vinculaban la breve y frágil vida del hombre con el largo pero finito tiempo del mundo (con la historia y las generaciones) y con la eternidad de Dios. En la construcción de una catedral gótica se involucraban todas las disciplinas del saber y del quehacer. La construcción no culminaba en una generación, ni en dos: quienes terminaban de hacer la catedral (si es que una catedral se termina de hacer) eran hombres a quienes los iniciadores no habían conocido ni concebido. Con ello, la catedral era construida por la ciudad entera: por su pasado, su presente y su futuro. Los vitrales, las esculturas, la pintura, la arquitectura buscaban transmitir la historia de la humanidad, o lo que se conocía de ella, y a la vez formular las preguntas correctas para llegar a entender cómo estaba estructurada la realidad. Un público —que en la época era iletrado en su mayoría— podía adquirir conocimientos (algunos explícitos, otros más sutiles, herméticos, espirituales) observando la catedral, viviéndola y compartiéndola. La catedral tenía una aspiración universal, que quizás no haya tenido ninguna otra empresa educativa hasta hoy (tal vez internet sea su correlato más exacto). Hoy el incendio de Nuestra Señora de París, un lugar donde he pasado horas deseando entender y a veces recibiendo la promesa de que un día entenderé algo, me ha recordado que todo es perecedero. Que más que los empeños del hombre y que todos sus amores puede el fuego del sol.  Días después de que viéramos la foto del agujero negro, también leo este incendio como una invitación a volver los ojos hacia el saber de las catedrales (a veces las cosas se destruyen para hacerse más visibles): a recordar que los arquitectos y masones góticos ( y los autores de los enormes libros de cuentos ensartados, que eran catedrales escritas) se acercaron también (no menos que nuestra ciencia empírica —que entre otras cosas es un desarrollo de la alquimia y los cálculos de los medievales—) a ver más allá; a imaginar más y más lejos. Las torres y la aguja de Notre Dame, y todos sus altorrelieves, sus esculturas y sus vitrales claman una sola cosa: el ser humano puede conocer y elevarse. Hoy la humareda, que se eleva más alto que la aguja, afirma lo mismo. Todo en el mundo es finito, y todo se levanta".

Texto reproducido con autorización de su autora.


viernes, 15 de marzo de 2019

Carlos Ossa Escobar: tendió puentes, abrió puertas y sembró esperanza

Carlos Ossa Escobar entrevista Telenoticiero del Medio Día - Foto Luis Córdoba Prensa INCORA

No sé en qué lugar de la geografía colombiana tomaron la foto. 

Si a orillas del río Duda en la Uribe Meta, en zona rural de María La Baja al Sur de Bolívar, en un resguardo indígena del Tolima o en San Alberto César...  

Lo cierto es que, en la vida de un reportero existen sucesos que el tiempo se encarga de cuidar haciéndolos imborrables. También, las personas que dejan huella.

Dos sucesos y un trazo vienen a mi memoria con el nombre de Carlos Ossa Escobar.

Uno, su quiebre e inconsolable llanto de dolor esa sombría y lluviosa tarde del domingo 20 de agosto. 

Lo encontré saliendo del Salón Elíptico del Capitolio Nacional dónde se rendía un desolador adiós a Luis Carlos Galán. Asesinato que Carlos recibió como un puñal en el alma.   

El otro, cuando le reveló al país el "mapa rojo de la contrarreforma agraria", y que presenté en primicia noticiosa al país.

Dos sucesos del terrorífico 1989. 

El mapa rojo de la reforma agraria de los narcos

Carlos Ossa Escobar lideró a finales de los 80 la incipiente ‘reforma agraria’ de la época.

Como gerente del Instituto Colombiano de la Reforma Agraria (INCORA), tenía la tarea de impulsar las políticas agrarias en el marco del Plan Nacional de Rehabilitación PNRpara una Colombia rural signada por las Farc y el narcotráfico.

Ámbitos y fuentes de mi asignada cobertura informativa. 

En ese entonces, como ahora, los medios de información invertía poco o nada de recursos en desplazar a sus reporteros para realizar coberturas noticiosas, y tampoco informativas, dentro y fuera del país.

Era una práctica usual que, para llegar a muchos lugares, las entidades públicas invitaran a la prensa a donde tenían algo por contar de su interés. El INCORA era una de estas entidades.

Vivíamos el convulsionado 1989 año que nos exigió a los periodistas estar siempre listos.

Nos movíamos en manada a dónde fuera y a la hora que fuera y todos los medios. Casi siempre, para hacer reporteria en el lugar de los hechos, observar, mirar, documentar y recoger testimonios para contar una muy mala noticia.  

Ese año me encontré con la Colombia profunda por cuenta del INCORA y de la guerra. Realicé el mayor número de desplazamientos periodísticos por municipios y zonas rurales a las que nunca regresé.

El asesinato de un líder social, un político, una masacre de campesinos, o funcionarios, actos de terrorde las Farc, del ELN, de los carteles de la droga, de sicarios, bandas criminales, de las AUC del momento.. constituyeron la razón de este encuentro. 

Pero también, de la mano del INCORA, para contar de una titulación de tierras, la entrega de maquinaria agrícola, capacitaciones a campesinos y  sobre avances de la ‘reforma agraria’ (ley 30 de 1988). 

El conflicto armado estaba en la cúspide de su demencia. 

La conformación de grupos armados de los terratenientes que poco después se convertirían en la más cruenta organización criminal amparada por políticos, partidos y narcotraficantes: las AUC, Autodefensas Unidas de Colombia. 

La sociedad vivía bajo el terror de la más cruenta ofensiva militar estatal contra las guerrillas de las FARC y el ELN.

Un tiempo siniestro para miles de campesinos, colonos e indígenas rehenes del paramilitarismo y las guerrillas, y en las ciudades por el sobresalto permanente del accionar narcoterrorista.  

La titulación a campesinos sin tierra, mediante la compra de haciendas de la incipiente reforma agraria no tenía contento a ningún actor armado: militares, paramilitares, terratenientes, guerrillas y narcotraficantes. 

¿Qué pasaba?


Qué la decisión de titular baldíos hizo que la tierra se valorizará y con ello, que creciera el accionar de los capos de la droga. 

"Repentinamente", la tierra baldía y de campesinos pasó a manos de los narcotraficantes que, ayudados del paramilitarismo, se apropiaron de grandes zonas del país.

Ese fue el "mapa rojo de la contrarreforma agraria” que Carlos Ossa Escobar dio a conocer al país a través del Telenoticiero del Medio Día (con la información), no recuerdo si antes o después del asesinato de Galán.

No tardaron en llegar amenazas contra el noticiero y el Incora. 

Era complejo identificar su origen. Podrían ser todos los actores armados del conflicto: terratenientes. Paramilitares. Narcos. Guerrilla. Militares. 

El INCORA se convirtió en el enemigo. Su acción agraria se detuvo. Las voces de derecha señalaron y estigmatizaron a su gerente poniéndolo en la mira de la criminalidad.

Actuaron como ahora, como siempre. Mediante la intimidación, asesinatos, desapariciones y torturas. Desplazaron, de manera forzada, a la población campesina. 

Una estrategia que les funcionó por años, que aun sigue operando. Siempre ha sido igual desde entonces, desde siempre.

Conseguir que los campesinos e indígenas abandonaran sus tierras para poder apropiárselas en nombre de la lucha contra la guerrilla de las FARC. 

La acción del Estado era inferior a la del accionar de las metrallas y las motosierras. La masacre como estrategia de terror. 

Ese 1989 y los subsiguientes crece el asesinato de funcionarios del Estado, jueces, dirigentes, políticos, campesinos, indígenas, militantes y simpatizantes de la izquierda, periodistas, sindicalistas, y continúa, sin tregua, el exterminio de simpatizantes y miembros de la UP.

El tiempo más azaroso y doloroso de mi vida. Asesinatos, crímenes de Estado, desplazamientos de población en el campo y destrucción en las grandes ciudades. 

Liberal, pero de izquierda y marihuanero

Sus convicciones humanas y responsabilidades públicas las asumió con pasión y decisión. 

Quizás por eso le apostó a hacer grandes transformaciones sociales allí donde fuera invitado hacerlo, bien como viceministro, gerente, consejero de paz, constituyente, contralor, profesor o rector universitario.

Comprometido no solo con la paz, sino más allá. Con un país en donde la justicia y la igualdad fueran posibles.  

Siempre recuerdo con gratitud los muchos desplazamientos y las historias contadas de la Colombia rural, la que sigue olvidada, ninguneada y a la que siempre se le hace trampa desde los gobiernos en nombre del Estado.

Carlos Ossa Escobar era una muy buena persona, liberal, pero de izquierdas, marihuanero social y un hombre que que le apostó, siempre, al fin del conflicto armado interno y la paz. 

Tendió puentes, abrió puertas y sembró esperanza.  

Buen viaje, admirable y querido amigo.

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lunes, 4 de marzo de 2019

Kapuscinsky, el periodismo como pasión, entendimiento y aprendizaje

"Antes, el periodismo era una misión practicada por unas pocas personas con amplios conocimientos de cultura e historia. Lamentablemente ahora ha pasado a ser una profesión de masas en la que no todos son competentes. Hoy lo tratan como una carrera más que puede abandonarse mañana si no rinde los frutos económicos esperados. En consecuencia ha perdido cierto aire aristocrático que lo distinguió en el pasado. Tan es así que en nuestros días, en cada pueblo hay una iglesia y una escuela de periodismo".

Así empieza el texto "El periodismo como pasión, entendimiento y aprendizaje", de autoría de R. Kapuscinski y cuya vigencia sigue siendo tan actual y urgente en nuestros días.

RK, sin duda, sigue siendo referente como uno de los más relevantes reporteros del mundo, oficio que constituye el pedestal desde el que se alza el periodismo.

Reproduzco a continuación y mediante imágenes (PrintPant), el hilo que publiqué en Twitter del contenido del texto, para con ello, traer al presente y compartir algunas de sus lecciones como uno de los más relevantes reporteros del mundo.


Listado parcial de sus libros traducidos al español. Escribió 19.





viernes, 1 de marzo de 2019

Colombia, al filo de su atraso

El filósofo, teólogo, matemático, físico y educador, Carlos Eduardo Vasco Uribe, quien fuera uno de los 10 miembros de la Misión de Sabios (1994), le suscribió una dura carta a Iván Duque, a quién conmina a que este asuma la "misión histórica de ser nuestro Jefe del Estado colombiano" y no "el mayordomo de la finca de cierto ex-presidente". 

Vasco Uribe, quien fue "sacerdote Jesuita y en su paso por la Compañía de Jesús estudió su licenciatura en filosofía y letras en la Pontificia Universidad Javeriana (Bogotá), una maestría en física teórica y un doctorado en matemáticas, en San Luis (Estados Unidos) y otra licenciatura en teología en Frankfurt (Alemania)", cuestiona las pretensiones que  busca Duque de la nueva Misión de Sabios. 

Carta Abierta sobre la nueva Misión de Sabios al Sr. Presidente, a la Sra. Vicepresidenta, a los 43 miembros de la nueva Misión y a todos los académicos y académicas del país, del comisionado coordinador de la antigua Misión de Exsabios, Carlos Eduardo Vasco Uribe.

Esta es la Carta:

Foto Entrevista Facultad de Educación - Uni. Antioquia
"Estimado Sr. Presidente, apreciada Sra. Vicepresidenta, queridos miembros de la nueva Misión de Sabios y colegas académicos y académicas: 

Dejé pasar 20 días desde aquel memorable jueves 8 de febrero en el Jardín Botánico, fecha de la cual ya no quisiera acordarme, para darme el tiempo de “contar hasta diez” dos veces antes de enviarles esta misiva, profundamente sentida, tal vez insolente por demasiado sincera y muy probablemente impertinente, defectos de los cuales les pido de antemano me excusen con mucha empatía por encontrarme ahora avanzando lentamente por el noveno piso de mi vida, a mis 81 años de edad, ya por encima del bien y del mal.

1. Las trivialidades de la convocatoria

Todavía no puedo creer lo que viví el jueves 8 de febrero en el Jardín Botánico. Recuerdo claramente el día 24 de julio del año pasado, hace ya siete meses. Nos reunimos en la sede de la Academia Colombiana de Ciencias tres antiguos comisionados de la antigua Misión de Sabios, Eduardo Posada, Fernando Chaparro y yo, su antiguo comisionado coordinador, y los presidentes de la Academia de Ciencias y del Colegio de Academias. 

Agradecimos mucho al entonces Sr. Presidente electo que nos aceptara sin tardanza nuestra invitación a conversar con él y con la Sra. Ministra de Educación, recién nombrada y aún no posesionada, sobre la posible convocatoria de una nueva Misión de Sabios. 

Grande fue mi alegría e ilusión ese día, en el que, después de 25 años, parecía resurgir de su tumba oscura la primera Misión, y parecía que el informe “Colombia, al filo de la oportunidad” iba a tener una segunda. Pero después de seis meses de silencio total, ese jueves 8 de febrero en el Jardín Botánico, a las nueve de la mañana del día de la instalación de la nueva Misión, me vine a enterar de que yo había sido excluido de la misma y, eso, por parte de uno de los acomodadores.

Tres de mis colegas de la antigua Misión de Sabios, el Dr. Rodolfo Llinás, el Dr. Eduardo Aldana y el Dr. Fernando Chaparro, estábamos esperando la llegada del Sr. Presidente para la inauguración, conversando sentados en la segunda fila de las sillas, cuando el acomodador llegó con el Dr. Eduardo Posada. Le pidió al Dr. Llinás pasar con él a la primera fila, y nos indicó a los otros tres que nos sentáramos unas filas más atrás, pues esas sillas estaban reservadas para los comisionados. Al decirle que nosotros tres también éramos comisionados, releyó su lista y nos confirmó que no figurábamos en ella. Nos pasamos para la cuarta fila, y al empezar a llegar los otros 40 comisionados, nos volvió a pedir levantarnos de allí y pasar al lado izquierdo de la sala. Solo entonces me di por enterado.

Según mis expectativas, que creí que eran acuerdos, el entendimiento inicial en la reunión del 24 de julio y en los primeros documentos que entregué al Dr. Enrique Forero, era que acada uno de los seis o siete comisionados de la antigua Misión que aceptáramos seguir colaborando con la nueva nos nombrarían una persona más joven de nuestra confianza como nuevo comisionado para seguir llevando nuestra antorcha, y que se escogerían unas diez o quince personas más con los criterios muy loables de presencia internacional, de mayor participación femenina y de personas que vivieran fuera de la capital.

Tanto la Dra. Ángela Restrepo como yo enviamos algunos nombres de la persona que podría acompañarnos y de otros candidatos más, como sugerencias a la Sra. Vicepresidenta, a quien el Presidente Duque había encargado por decreto de la organización de la nueva Misión, a través del Dr. Forero, presidente de la Academia y del Capitán Ariza, pero nunca recibimos ninguna consulta, pregunta ni respuesta, a menos que pueda considerarse como tal la respuesta tajante del acomodador de marras.

No esperaba yo de dama tan bien educada este tratamiento, y aunque por algún motivo pudiera tal vez explicarse su conducta con nosotros los tres comisionados varones, no veo 
cómo justificarla con la Dra. Ángela Restrepo, quien estaba presente virtualmente ese día jueves, y quien, por supuesto, no se atrevería jamás a quejarse, como sí me atrevo yo a 
cometer tal atrevimiento.

2. Las infortunadas coincidencias con el Bicentenario

Es verdad que no se le puede pedir mucha profundidad de memoria histórica a tan joven Presidente, pero no puedo pasar por alto recordar ahora que hace precisamente doscientos años, en la reconquista española de nuestra patria de 1815 a 1819, Morillo y Sámano estaban fusilando a nuestros pocos sabiossobrevivientes de la Expedición Botánica. Por ello me impresionó mucho, tal vez indebida pero inevitablemente, que en este bicentenario de la independencia y la república se nombrara a una persona de nacionalidad española para coordinar a los nuevos sabios de Colombia. No es culpa de ella, por supuesto.

Esto sería simplemente una infortunada coincidencia, si no me asaltara al mismo tiempo la comparación con otros recientes nombramientos en otras comisiones de memoria o falta de ella, y por lo tanto no puedo disimular mis encontrados sentimientos. Me refiero a la ausencia de la dimensión histórica en la nueva Misión y en quienes la convocaron. 

Obviamente parece que el gobierno y el partido de gobierno no se considerara a la historia como ciencia, sino como herramienta de indoctrinación y control, al tiempo que se propone un proyecto en el congreso para penalizar a quienes señalen a sus estudiantes las dimensiones críticas, éticas y políticas de la historia. Una Misión sin historia no es misión.

Por ello entiendo y me parece apropiado, como lo hicieron los profesores de historia de la Universidad Nacional, pedirle a Darío Acevedo su renuncia, y si no renunciare, pedirle al Sr. Presidente la revocatoria de su nombramiento. Me uno a ellos.

Entiendo, pues, y hasta me alegro ahora de que nuestro antiguo comisionado, Marco Palacios, no hubiera querido formar parte de la nueva, y no veo en ella ningún colombiano que tome su lugar. Por más que, afortunadamente, se nombró al Dr. Johan Schot, no creo 
que su especialidad en la historia de la tecnología le permita llenar ese vacío.

Tal vez este alejamiento de la historia no ocurra por culpa del Sr. Presidente ni su Vicepresidenta, sino por ciertos ex presidentes, congresistas, y partidos antidemocráticos que comparten con Torrijos o Acevedo, con Plinio Apuleyo o José Obdulio, esa extraña enfermedad degenerativa que llamo “amnesia doble”: no tienen memoria ninguna de los discursos y argumentos que hace pocos años esgrimían tan elocuentemente contra el capitalismo, y parecen haber olvidado totalmente que hubiera habido algún conflicto social y político en Colombia en los últimos 50 años. No se acuerdan tampoco de los millones de víctimas ni de los falsos positivos, pero sí estoy seguro de que recuerdan algo, porque ellos también se declaran víctimas de los “sicarios morales” que alguna vez los criticamos y quieren ahora impedir a toda costa el trabajo de la Comisión de la Verdad y el de la Justicia transicional. No entiendo cómo se convoca una Misión a espaldas de nuestra historia.

Por supuesto, todo esto no quiere decir nada negativo sobre la persona misma de la nueva coordinadora, la Dra. Cristina Garmendia, muy sabia, exitosa e inteligente exministra del gobierno español. Su nombramiento es un acierto. Estoy seguro de que no solo no tomará ella a mal mi ambigua nota histórica, sino que se sentirá muy estimulada y obligada a hacer todo lo posible para apoyar a los otros 42 comisionados en el éxito de esta nueva Misión, así sea por resarcir en algo a nuestra patria de lo que otros gobiernos anteriores hayan podido hacer tan mal (no me refiero al gobierno del presidente Santos sino al del Rey Fernando VII).

Es claro que yo mismo, por mi edad y mi estado de salud, no podría de ninguna manera coordinar a tantos sabios, pues con solo nueve ya me quedó otrora bien difícil. Pero ya hablé con la Dra. Cristina, quien me sedujo a primera vista (en el buen sentido de la palabra), y le entregué personalmente la antorcha de la antigua Misión: el informe “Colombia, al filo de la oportunidad”. Le manifesté mis mejores augurios para una exitosa coordinación y mi disponibilidad, que ahora le renuevo, para ayudarla en lo poco en que pueda asesorarla.

3. La relación con el Plan Nacional de Desarrollo

Debo confesar públicamente que tampoco se cumplieron mis expectativas ni mis propuestas, que creí que eran acuerdos, entre los que estuvimos presentes en esa reunión inicial en la Academia respecto a la convocatoria de la nueva misión de sabios. Como dije arriba, ese día acordamos convocar la nueva misión para asesorar al Sr. Presidente en la formulación de políticas públicas para su gobierno y de políticas de Estado por otros 25 años. Sentí mucha alegría con su decisión de acoger esa propuesta lo más pronto posible.

La misma Sra. Ministra de Educación, recién nombrada aunque todavía no posesionada, le indicó al Sr. Presidente la necesidad de reunirnos pronto, ojalá comenzando en ese mes de agosto mismo, para revisar las conclusiones de la antigua Misión que estuvieran aún vigentes y lograr que quedaran de una vez integradas al articulado el Plan Nacional de Desarrollo que el nuevo gobierno debía que elaborar en los seis meses siguientes, desde agosto del año pasado hasta enero de este año, y presentarlo para al Congreso para su aprobación. La misma Sra. Ministra le recordó que las recomendaciones que no se integraran al articulado del Plan de Desarrollo, tanto en educación como en ciencia y tecnología, tendrían que esperar otros cuatro años para llevarse a la práctica.

Es claro que fue culpa mía haber creído que el presente gobierno estaba inclinado al cumplimiento de acuerdos, y mucho menos en este caso, en el que ni siquiera eran acuerdos. Pero, de todas maneras, me siento obligado a confesar públicamente mi sorpresa mayúscula cuando me llegó la convocatoria para la inauguración de la nueva Misión el jueves 8 de febrero en el Jardín Botánico cuando se anunció al mismo tiempo para el día anterior la radicación en el congreso del Plan Nacional de Desarrollo.

Quedaron así mis colegas de la nueva Misión en la misma triste condición que nosotros con la antigua, condenados de nuevo a que los ocho documentos de propuestas y las recomendaciones globales que se entreguen al país dentro de diez meses se queden de nuevo en los anaqueles, esperando tal vez una tercera oportunidad en el Plan Nacional de Desarrollo del gobierno siguiente dentro de cuatro años. Y anoto, con temor, que, si el gobierno siguiente lo va a encabezar el Dr. Holmes Trujillo, tendrían que esperar ocho.

4. La exclusión de la educación

Me extrañó más todavía, especialmente por lo orgullosos que nos sentíamos del nombre y del informe de nuestra antigua Misión: Ciencia, Educación y Desarrollo, y por haber empezado a organizar la nueva Misión con la Sra. Ministra de Educación para poner en el centro de los nuevos documentoslas recomendaciones sobre la educación, notar ahora que precisamente todos los aspectos y personas de la educación hubieran desaparecido de la nueva Misión y prácticamente también del articulado del Plan de Desarrollo. 

Afortunadamente dos de los coautores de un celebrado informe sobre la educación, Guillermo Perry y Sandra García, me ahorran páginas de análisis. Indican ellos que solo se plantean en el nuevo Plan de Desarrollo algunas metas de aprendizaje para el grado 11, y 
no para los demás grados de básica y media y que no hay metas para las áreas específicas. De los 73 artículos que quedaron en el pacto por la equidad, solo 4 son de la “subsección” de educación y solo uno de los 4 artículitos se relaciona con la calidad de la educación básica y media, y eso solo para el mejoramiento de infraestructura.

¿Dónde están las principales metas de la antigua Misión de Ciencia, Educación y Desarrollo, casi todas orientadas a la educación? ¿Dónde está la planeación y la garantía de financiación de los acuerdos logrados en diciembre con los maestros, con los estudiantes universitarios, sus profesores y rectores? No encuentro nada en el Plan de Desarrollo ni en el encargo a los comisionados de la nueva Misión ni en las personas seleccionadas para ella.

¿Dónde están las principales metas de la antigua Misión de Ciencia, Educación y Desarrollo, casi todas orientadas a la educación?

Fue nadie menos que el mismo Premio Nobel Serge Haroche, nombrado ese día como nuevo comisionado, quien le tuvo que recordar al Sr. Presidente al día siguiente de la Instalación que lo más importante para impulsar la ciencia y la tecnología en un país en desarrollo es la educación. Lástima que tampoco tuvo tiempo el Sr. Presidente para haberse quedado a escuchar el discurso de aceptación por parte del Dr.Wasserman, en el que él hizo también el debido énfasis en la educación en todos sus niveles. ¿Se excluyó al MEN, a la Comisión Académica y a la Comisión Gestora de la conformación del Plan Decenal de Educación, tanto de la elaboración del articulado del Plan de Desarrollo como de las decisiones sobre las temáticas y sobre todo sobre los miembros de la nueva Misión de Sabios?

Francamente, aunque es claro que sí hay una despreocupación real por la educación en buena parte del gobierno y en todo el partido de gobierno —ojalá no en el Sr. Presidente mismo y ciertamente no en la Sra.Vicepresidenta— la realidad es que no nombraron a nadie relacionado con la educación en la nueva Misión ni insertaron ninguna de las propuestas de la antigua en el articulado del Plan, excepto tal vez los consabidos saludos a la bandera en la retórica introductoria del documento, en la que me extrañó también el inusitado elogio nominal a un personaje nefasto para la ciencia, la educación y la paz.

Se desatendió también mi propuesta de involucrar a la Academia Colombiana de Pedagogía y Educación, de la cual soy también miembro honorario, y mi sugerencia de nombrar en la nueva Misión a su presidente, el Dr. Rafael Campo, cuya amplia visión de la educación debería tenerse especialmente en cuenta por ser él invidente.

Infortunadamente, no se me ocurre ningún otro criterio que se hubiera tenido en cuenta para excluir a los antiguos comisionados más directamente relacionados con la educación, como a Ángela Restrepo, a Fernando Chaparro, a Eduardo Aldana y a mi. En especial, siento que se haya excluido a la Dra. Ángela Restrepo por haber sido ella quien había ofrecido avanzar en una propuesta específica sobre enseñanza de las ciencias y preparación de docentes, y más que todo, siento que se haya desechado la propuesta del Dr. Eduardo Aldana sobre los Institutos regionales “Innovar” para cada departamento (y a mediano plazo para cada cuenca hidrográfica), la propuesta más valiosa de la antigua Misión de sabios para la educación secundaria, media y terciaria en el sector rural.

Siento pues decir que la educación desapareció del todo en la convocatoria de la nueva Misión de ciencia, tecnología e innovación, y casi totalmente del articulado del Plan de 
Desarrollo. No es pues, ni de lejos, la nueva Misión una continuación y perfeccionamiento de la antigua. Es más bien el entierro de tercera de la sección más importante del informe “Colombia al filo de la oportunidad”, en el que esta lápida funeraria le cambia totalmente el sentido a aquella frase del Maestro Gabo sobre la educación: que debería ser “una educación desde la cuna hasta la tumba”. Pero no esta.

Me temo ver pronto de nuevo en las calles a los maestros, a los estudiantes de educación media, a los estudiantes y profesores universitarios, esta vez también con sus rectores, exigiendo el cumplimiento de todos los acuerdos de diciembre y la reinserción de la educación en el centro de todas las políticas de Estado y de gobierno.

5. La contradicción entre políticas de gobierno y políticas de estado

Finalmente, lo que me tiene más apesadumbrado es que después de redactado el Plan Nacional de Desarrollo no haya en este momento ya lugar para que la nueva Misión pueda
formular políticas para este gobierno, sino solo algunas políticas de Estado a largo plazo. 

Así intentamos hacerlo hace 25 años en la antigua Misión, con la intención de que nuestras conclusiones comprometieran a futuros gobiernos. Lamentábamos expresamente que en 
Colombia solo hubiera políticas de gobierno y de ministro, pero no políticas de Estado.

Pero hay aquí una contradicción fundamental, para mí insoluble. En los últimos meses del año pasado y los dos primeros de este año, el Sr. Presidente, varios de sus ministros y todo el partido de gobierno han estado proclamando a todo el mundo civilizado el incumplimiento de muchos compromisos que, como Estado colombiano, deberíamos cumplir, con la excusa de que habían sido firmados por gobiernos anteriores.

No faltaría ya, Sr. Presidente, sino que otro de sus Ministros decidiera no pagar los próximos vencimientos de la deuda externa por haber sido esta contraída por gobiernos anteriores.

Siento decirles, Sr. Presidente y Sra. Vicepresidenta, que en esas condiciones yo me sentiría moralmente impedido para asesorar a su gobierno en la elaboración de políticas de Estado.

Menos mal no me nombraron ustedes en la nueva Misión, para evitarme el penoso incidente de tener que rechazar mi postulación. Si acaso la hubiera aceptado, ahora tendría que decir que yo sí siento una incompatibilidad moral que me obligaría a renunciar a una Misión que no tuviera memoria de la antigua ni de su diferenciación entre políticas de gobierno y políticas de Estado.

Espero, eso sí, que mis colegas de la nueva Misión no sientan tan profundamente como yo esta incongruencia que ahora siento y continúen pacientemente con su trabajo de elaborar políticas de Estado para un próximo gobierno, a pesar del fundado temor de que tal vez el siguiente no acepte nada de lo elaborado en el presente.

Propongo pues a los 43 comisionados que sigan calladamente su tarea de formular políticas de Estado a largo plazo, pero sin entregar ningún documento hasta que el Sr. Presidente no se posesione realmente como Jefe de Estado, como rector y representante responsable del Estado colombiano, no de un partido antidemocrático y unos votantes engañados.

Siento decirle, Sr. Presidente, que no por culpa suya sino más bien de cierto partido de extremo centro, del cierto senador ya tristemente célebre y de cierto expresidente conocido de autos, usted no se ha posesionado todavía como Jefe de Estado sino como jefe de gobierno, y de un gobierno que no reconoce obligaciones del Estado, como para nuestra vergüenza nos lo han tenido que reprochar públicamente los gobiernos de Alemania, de Noruega y de Cuba.

No veo que haya rechazado usted, ni su embajador, ni sus ministros con toda la contundencia requerida que cualquier Mister Bolton mande 5000 soldados a Colombia sin ni siquiera consultarlo con usted, con su embajador en Washington ni con su ministro de relaciones exteriores. Humillar así a un país no es asunto para risas y bromas con regalitos de bloques amarillos.

Lamento decirle Sr. Presidente, que en mi no muy humilde opinión, usted no se ha posesionado todavía como Jefe de Estado de la digna y altiva República de Colombia, sino solo como mayordomo de la finca de cierto expresidente, que resultó ser, como lo temíamos, una plantación colonial más de los Señores Trump, Pence y Bolton, amenazando así con reversar otra vez 200 años de la tenue independencia de nuestra república.

"Usted no se ha posesionado todavía como Jefe de Estado de la digna y altiva República de Colombia, sino solo como mayordomo de la finca de cierto expresidente". 

Posesiónese usted, Sr. Presidente, como Jefe del Estado soberano de Colombia; autojuraméntese si es necesario, como está de moda, como se lo pidió Daniel Samper Ospina; pero yo no se lo digo en broma, sino con toda la seriedad del caso: no permita que ni cierto senador, ni cierto expresidente, ni cierto partido antidemocrático quieran reducirlo a manejarles la finca a los señores Trump, Pence, y Bolton, y menos todavía, exigiéndole que se ofrezca a administrarles también la finca vecina.

Si por fin en algún momento de este año logra usted posesionarse como Jefe de Estado y no solo de gobierno, y empieza a comprometerse a mantener en alto el honor de Colombia ante los países civilizados, especialmente ante Alemania, Noruega y Cuba y a excusarse ante ellos, jurando cumplir todos los compromisos de Estado adquiridos por los gobiernos anteriores, tendremos alguna oportunidad de que las políticas de Estado que acuerden los nuevos comisionados sean respetadas y seguidas por los gobiernos posteriores.

Si así, como lo espero, sucediere en algún momento de este año, podrán con tranquilidad los 43 comisionados continuar su difícil labor de elaborar a conciencia esas políticas de Estado, no de gobierno y menos de ministro. 

Termino pues pidiéndole y animándole a hacerlo cuanto antes: Sr. Presidente, asuma usted su misión histórica de ser nuestro Jefe del Estado colombiano. Dios y la Patria os lo demandan; que Él y Ella os lo concedan.