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miércoles, 7 de septiembre de 2011

El 9/11 ocurrió algo más que unos atentados terroristas

Manhattan - Foto de Agencia - Intervención by Bun

Es inevitable no hablar del 9/11. Lo que ocurrió ese martes del 2001 en el país más poderoso del mundo, se sintió en los siguientes años en Colombia.

EEUU fue atacado en sus entrañas, pero también, desde sus entrañas se produjo un feroz y consentido contra-ataque de defensa, pero también, de venganza.

El demencial acto de terror que acabó con la vida de miles de personas al convertir las míticas Torres Gemelas en Manhattan en toneladas de escombros y polvo, patentó a los EE.UU. el execrable derecho de crear guerras porque sí y fuera de su territorio.

Una patente de corso que, hábilmente, fue apropiada en la Repúblic Banana de Colombia durante los siguientes 8 años bajo el nombre de "seguridad democrática". Gatuperio con el que Álvaro Uribe Vélez terminó haciendo exactamente lo mismo que Bush en Irak: meterse en el rancho de Ecuador y bombardear su territorio.

Alguien golpea con insistencia la puerta de la habitación del Hotel Vintage Court de SF.  Son las 5:45 am.

Me levanto adormilada y con prisa y abro la puerta. María Victoria en ropa de dormir ingresa exclamando sobresaltada: ¡Pasó algo terrible! ¡Pasó algo terrible! Una frase que, para mi colega Elizabeth Vargas, directora de la FLIP, nos resultaba harto familiar y miedosa.

¿Qué paso en Colombia? Preguntamos al unísono y con notable impaciencia. No, no, nada, en Colombia no pasó nada. Es en Nueva York... Nos dice María Victoria visiblemente angustiada, mientras, en lo más profundo de mí, sentía un alivio. Solo por esta vez no se trataba de una noticia sobre una nueva desgracia en el país. 

Regresé a la cama y encendí el TV (8:45 a.m. hora de NY - 5:45 am. hora de SF). La primera imagen que apareció en la pantalla fue un plano cerrado de la cúspide humeante de una de las Torres Gemelas. Cambié de inmediato el canal buscando un noticiero pensando que había sintonizado una película, pero no, en mi rápido zapping aparecía la misma imagen en la infinita relación de canales de la TV. 

Las Torres en vivo y en directo sitiadas por un humo espeso y negro y llamaradas color naranja. Pensamos: un incendió, sí, eso era... Hasta que, pocos segundos después, en la pantalla vemos en vivo y en directo cómo un avión se incrusta en la otra Torre. ¿¡Qué!? ¿¡Qué es esto!? Me restregué los ojos no dando crédito a lo que veía. Quedamos mudas. Un profundo silencio cayó sobre nosotras tres. Lloramos.

Ese día sería el comienzo de la vieja nueva y recién cruzada entre “el bien” y “el mal”. 

La mirada brillaba de odio. Para vengar las muertes de los miles de civiles en Nueva York, Washington y Pittsburgh, Estados Unidos podría terminar persiguiendo sombras, decía el artículo central de Newsweek en su edición extra. Como así ocurriría en los últimos 10 años.

George W. Bush envió un mensaje al mundo: “que no se equivoquen: Estados Unidos perseguirá y castigará a aquellos responsables por esos actos cobardes”. 

Pocos día antes, en la primera semana de ese septiembre, habías estado en NY.
En un kiosco de periódicos tras los extras de la prensa.

Mientras María Victoria, quen residía en WDC visitaba a un hermano en el piso 90 de una una de las gemelas del Word Trade Center WTC, no acepté la propuesta de Pablo de hacer una infinita cola para subir al  último piso y divisar el extraordinario panorama de la ciudad. 

Elizabeth y yo lo habíamos hecho en otras visitas a la ciudad y desistimos para sumergirnos en el centro comercial de los pisos bajos del sótano y recorrer las bellas tiendas asegurándonos de ingresar donde decía SALE.  

La tragedia de WTC estaba entre nosotros. En el rostro de inmenso y profundo dolor de María Victoria Somogyi, nuestra acompañante y guía durante la gira oficial que habíamos emprendido desde Washinton D.C. y que nos llevó por Boston, NY, SF y Chicago, esta última, destino al que no pudimos llegar.  Era poco lo que podíamos hacer por María Victoria más allá de comprometernos cumplir, pese a nuestro gen periodístico, en ser en extremo prudentes. 

Durante la gira informativa y de formación que adelantábamos sobre la libertad de expresión y prensa en los EEUU, invitados por el gobierno USA, portábamos visible en el equipaje y en una credencial un aviso que decía únicamente VIP. "Very People Important", identificación que nos dio el Departamento de Estado y que nos acreditaba y facilitaba la movilidad en las distintas ciudades del recorrido y el ingreso a los del Bulding del Estado

Así que nuestra profunda solidaridad de pesar y afecto hacia MaríaV se tradujo en “liberarla” un poco de su responsabilidad con los tres periodistas colombianos: Elizabeth, Pablo Buitrago y yo huéspedes del gobierno americano en calidad de becarios. 

Avanzaba la mañana de ese 11 de septiembre y con ella la revelación de detalles de lo que siguió ocurriendo por días, así como las conjeturas, las especulaciones, los análisis y un desasosiego y tristeza sin par.

En los primeros minutos las conjeturas alcanzaron a plantear un accidente aéreo, pero después de la estrellada del segundo avión no cabía la menor duda que se trataba de un atentado terrorista de proporciones inimaginables. 

Aunque los medios televisivos norteamericanos señalaban a palestinos del Hamas o la Yihad islámica, no había terminado la mañana y el espionaje USA daba sus primeros resultados.

Dicen haber detectado un mensaje de 'parte de victoria' de un completo desconocido para mí, un tal Osama bin Laden. Pensé, ¿Cómo era posible tal certeza y que hubieran sido incapaces de impedir esos actos terroristas?  

En el lobby del Vintage Court, en pleno centro de San Francisco C.A. nos dimos cita, de manera espontánea, todos los huéspedes del hotel. Japoneses, alemanes, ingleses, gringos... y los únicos latinoamericanos, los cuatro colombianos. Bebíamos como agua desmedidas jarradas de un desabrido café americano mientras conversábamos y algunos más fumábamos, de manera estricta, en la calle, afuera del Hotel. 

Quince minutos después de la embestida del segundo avión, a las 6 de la mañana, ya estaba recorriendo con prisa muchas calles en busca de algún local (tienda) abierta para comprar tarjetas y llamar a Bogotá. Todo lucía fantasmal. 

Nadie salió de sus viviendas esa mañana. La ciudad estaba vacía. En el bar que frecuentamos durante esos pocos días por su amplio y seguro menú de periódicos y periodistas y mejor café, no estaba cerrado, pero tampoco había nadie. 

Regrese con varias tarjetas para llamar y, luego de hablar con mi mamá en Bogotá mapa en mano para que tuviera claro que su amada hija estaba al oro lado y segura, bueno, como se podía estar seguro en ese entonces, me dediqué a reportar, vía telefónica y por correo electrónico, datos e información a algunos colegas de la prensa y la radio en Colombia de todo cuanto observé en las calles y describían los noticieros de TV que seguían en directo el terrible suceso. 

María Victoria Somogyi seguía presa de la hacer seguimiento a la situación. Esta zipaquireña admiradora de Germán Castro Caycedo, no salía de su asombro. Desde que había salido del país un poco más de 30 años y tiempo de residir en los EEUU no imaginó que algo así pudiera ocurrir.

Es traductora simultánea y fue contactada por la oficina internacional de visitantes de Bureau of Educational and Cultural Affairs United States Department of State para acompañar a los periodistas colombianos en su gira USA. 

Risueña, franca, directa y muy rigurosa con el tiempo, era un soporte profesional indispensable en la intensa agenda de encuentros informativos en universidades, organizaciones y medios periodísticos que, para hablar sobre la libertad de expresión en EEUU, sostuvimos en Washington, Bostón, New York y San Francisco durante los 22 días previstos en la agenda que hubo que abortar sin que consiguiéramos llegar a Chicago. 

Así como en NY, en SF el cielo era azul y brillante esa mañana. Condición casi que maquiavélica para que, sin la menor dificultad de visibilidad, los dos aviones impactaran contra las Torres Gemelas, uno más contra el Pentágono en Washington y otro, el que no llegó a SF, se estrellara en Pittsburgh. 

Todo era desconcierto. Silencio. Miedo.

Si algo distingue a San Francisco son los ríos humanos desbordando las calles con todos los colores y tamaños y lenguas del universo. Una torre de Babel. 

Sin embargo, ese día y parte del siguiente, por las calles no había nadie. No transitaba ningún auto. Estaba desocupada. Fantasmal. Ninguna línea del tranvía arribó por sus empinadas calles. 

El San Francisco Chronicle, el diario más importante de la ciudad, al medio día del 11 de septiembre tenía su edición extra agotada. Las entradas de los hoteles estaban desbordadas de huéspedes ansiosos por irse. Nosotros aún no. Teníamos algo de tensión. Tan acostumbrados al miedo colombiano, allí también había algo de temor. 

Mientras se sucedía la cacería feroz por establecer el autor intelectual de los ataques terroristas, nosotros éramos acosados por un pensamiento que hoy no es más que una especial anécdota en este itinerario como becaría en la que participé delegada por la Corporación Medios para la Paz de la que hacía parte como miembro de su junta directiva. La historia es como sigue. 

La agenda de actividades en libertad de expresión en EEUU incluía una visita y briefing en el emblemático The New York Times. 

Luego de recorrer sus diferentes pisos, áreas y secciones, nuestro anfitrión, un editor de pelo blanco de la sección internacional y otros cuatro periodistas visitantes de Suiza nos juntamos para el briefing previsto alrededor de una inmensa mesa cuadrada en un salón adyacente a la inmensa sala de redacción del periódico. 


Una vez superamos el tema que los colegas suizos habían propuesto como tema de su interés, las “vacas locas”, el editor del periódico nos invitó a los colombianos para que formuláramos alguna pregunta.

Sin premeditación ni alevosía - es decir, de manera inconsulta y espontánea- Pablo tomó la palabra y preguntó: ¿Nos podría comentar en caso de un atentado terrorista contra los EEUU, cómo prepara el periódico la editorial del día siguiente? Lo consultan con alguien? Hablan con el Presidente?

Pablo Buitrago (centro) Elizabeth Vargas (a su izq).
La respuesta no se hizo esperar. 

Nuestro interlocutor, un hombre de unos 50 y tantos años, con una notable experiencia y pasión por el oficio, le pide a Pablo comedidamente, pero evidentemente sorprendido, que propusiera otro tema, que hiciera otra pregunta para hablar de cosas más reales y menos hipotéticas. 

Y claro, apoyamos a Pablo. Ya éramos tres los que insistíamos en conversar sobre a pregunta y persistimos, porque consideramos que no había nada de hipotético en la pregunta y que cabía esa posibilidad.

Pero, una vez más, el editor nos responde, solo que esta vez con una generosa y amplia exposición de datos, fechas y hazañas para ilustrarnos acerca del poderoso escudo aéreo de protección de los EEUU y su absoluta efectividad. Mientras lo escuchaba mi mente voló y puso a Superman en el techo del periódico en el 620 Eighth Avenue. 

Así que, ese martes 11, mientras deambulábamos por la ciudad, no dejábamos de recordar -como hasta hoy- cada uno de los detalles de ese encuentro preguntándonos en qué momento la CIA, el FBI y todas las ias de la inteligencia norteamericana nos vendrían a buscar para "pedirnos explicaciones" acerca de qué sabíamos sobre el atentado.

Cuando George Bush proclamó su "guerra contra el terrorismo" el 7 de octubre de ese año, el recién elegido presidente Álvaro Uribe capitalizó el llamado del gringo en su discurso de “seguridad democrática”. 

Así comienzan a crecer sus ínfulas y velada sed de venganza, y con ello, su conocida y peligrosa obsesión de ver en cada contradictor desarmado a un guerrillero, a un terrorista como enemigos nacionales.

FARC, ELN, AUC, ETA… Colombia… España, por mencionar solo algunos lugares de las tales "madrigueras de terroristas". 

Hasta ese 10 de septiembre EEUU venía haciendo en los patios, especialmente en el ámbito económico lo que le daba la gana, sino que lo diga el cronista Germán Castro Caycedo. La diferencia ahora es que, desde el 11 tienen "licencia" para hacerlo. 

Y, en un mundo globalizado, qué? Qué de la ONU? Qué de la OEA? Qué de la OTAN y sus 18 aliados que, por primera vez en su historia invocó el artículo V del Tratado que obliga a los Estados miembros a ayudarse mutuamente si uno de ellos es atacado? ¿Qué esta en la balanza? ¿Seguridad y Libertad? ¿De quién, por qué? ¿Para qué?  ¿Qué forma tendrá la respuesta militar de Bush si la CIA el FBI, el Pentagono y todas las policías secretas? 

¿Están absolutamente seguros (pese a que “Os odia” ha negado en dos oportunidades ser el autor intelectual de las acciones terroristas), que realmente sea el saudita Osama Bin Laden el autor intelectual del bárbaro atentado? ¿Y después de destruirlo qué? ¿Por dónde continuará USA en su reacción defensiva contra el terrorismo? Porque, no se nos olvide que Bush ha advertido que le han declarado la Guerra a USA, no que USA la haya declarado

Fueron las preguntas que me hice en casa de mi amigo y fotógrafo Federico Serrano en Miami Fla., cinco días después que conseguimos salir de S.F. hacia la puerta de mi salida de EEUU. Un transito que cumplí de manera generosa y reparadora hasta el último día de septiembre cuando regresé al país.  

Y el cuadragésimo tercer presidente, que como Uribe también estuvo 8 años consecutivos en el poder, hizo su anunciada guerra en 2003. Y también es asesinado Bin Laden, pero en el 2011. 

Bush invade a sangre y fuego a Irak so pretexto de buscar armas de destrucción masiva, y de paso, dar con el paradero de Osama bin Laden. 

“El gobierno de Uribe Vélez fue el único sudamericano que apoyó la aventura criminal del presidente Bush de invadir Irak bajo falsas acusaciones y mentiras preparadas por sus asesores militares y de seguridad”, escribió Apolinar Diaz-Callejas. 


Pero No En Nuestro Nombre gritamos millones en planeta. No queremos guerras y rechazamos la de Irak. Recuerdo que una noche en Marzo de 2003 salimos y protestamos en la Plaza de Bolívar contra la guerra y contra la decisión de Uribe de apoyarla. 

El recién posesionado Uribe Vélez dejó de llamar a las Farc, al Eln y a las Auc "grupos irregulares" o "actores irregulares armados",  y comenzó a decirles terroristas. 

Poco tiempo tuvo que pasar para que, por arte de magia, desaparecieran 40 y tantos años de un conflicto armado interno para convertirlo en terrorismo. En “Colombia no hay violencia política sino terrorismo”, advirtió. Por eso, también de manera "velada" fue cerrando con el terror de sus acciones los espacios democráticos en el país.

Pasaron las horas y dos días después, la gente comenzó a salir a las calles en la bella ciudad de San Francisco

Los medios ya no solo hablaban de la tragedia, sino del terrorista del mundo más buscado Osama bin Laden y de Al Qaeda.

María Victoria, con un temple digno de una mujer colombiana se ocupó de movilizar a su familia en EEUU y conseguir un largo, pero seguro itinerario que la llevaría nuevamente a NY para reunirse con su familia y honrar la vida de su hermano. 

Nosotros, entretanto, andábamos las calles de SF durante cinco días en espera de poder volar y llegar a Miami vía regreso a Bogotá. 

El 11/09 ocurrió algo más que unos atentados terroristas en EEUU. También tomó impulso el desafuero criminal de un gobierno en Colombia que estuvo ocho años en el poder y del que, aún hoy, se continúan develando sus abusos y crímenes. 

Coletilla. Tengo muchos motivos para recordar el 11 de septiembre y no solo el del 2001. Ese día, pero en 1973, la fuerza armada y carabineros en Chile dieron un golpe de Estado para derrocar a SalvadorAllende, presidente socialista de la Unión Popular y de quien recientemente se comprobará se suicidó al interior del presidencial Palacio de La Moneda ese mismo día.  Apenas ocho años después, en 1981, nacía una bella y talentosa mujer, mi primera sobrina, María José Díaz y, también, los 11 de septiembre celebramos el cumpleaños de mi amiga y también colega Gloria Cecilia Gómez.

domingo, 21 de agosto de 2011

¿Por qué no nos indignamos?

¿Por qué la gente no salió masivamente a marchar contra la corrupción? 
¿Por qué la gente no participa y expresa su rechazo? 
¿Por qué solamente Mockus, Petro y Luna marcharon del lado de la sociedad civil contra la corrupción? 
¿Por qué no estaban en la marcha, masivamente, las víctimas de la corrupción en Bogotá que somos todos los que la habitamos?  
¿Por qué la gente en Bogotá no se inventó un paseo de ciclovía y, disimuladamente, participaba en la marcha? 
¿Por qué no estaban en la marcha, aunque sea en calidad de ciudadanos, Representantes, Senadores y funcionarios que la combaten? 
¿Por qué los medios de información no promovieron la marcha contra la corrupción como cuando promovían las manifestaciones contra el secuestro? 
¿Por qué la gente que en redes sociales promocionó y apoyo la marcha no salió? 
¿Por qué los medios no están del lado de la sociedad civil?
¿Por qué es tan dificil entender que los resursos públicos son sagrados, nospertenecen a todos y debemos defenderlos? ¿Por qué los jóvenes colombianos no se indignan ni en domingo? 
¿Por qué conocidos columnistas de opinión que se indignan en sus columnas (de papel) y comentaristas de especiales de televisión no salieron a marchar junto a los demas mortales ciudadanos? 
¿Por qué no salieron los actores, los maestros, los estudiantes, los empleados, las familias indignadas? 
¿Por qué no nos indignamos?

La caminata que hicieron desde la calle 72 hasta el Parque de la Independencia Antanas Mockus y Gustavo Petro no tenía ningún propósito político, aunque el rédito quizas les signifique algo. Estaban solos, sin asesores o consuetas que les indicarán que hacer o que decir. Trataron hasta lo imposible de pasar desapercibidos, pero la realidad, es que eran los dos únicos personajes y del ámbito de la política presentes. 

Mockus y Petro estaban también indignados, por eso caminaron junto a una exigue ciudadanía indignada. 

El primero ha procurado que los ciudadanos en Bogotá y en el país comprendan que los recursos públicos son sagrados, que No Todo Vale, y que, por tanto, debemos protegerlos, respetarlos e indignarnos cuando los mismos son botín de asalto de aparecidos que fungen y fingen ser políticos.

Al segundo nunca le ha temblado la voz para develar la corrupción de la ciudad. Señaló con natural valentía nombres y apellidos de sus responsables. No solo tiene autoridad moral sino convicción para marchar muy indignado también.

No fuimos muchos los que salimos a expresar nuestra indignación en la “Marcha de los Antifaces21 Ag” que se desarrolló hoy en algunas ciudades de esta colombianada de país. Una iniciativa que lideró el ciudadano Gustavo Bolívar [@Gustavobolivar], punto de partida para que como dice él, hoy renazca la esperanza por un país digno y honesto.

Siempre saldré a expresar que estoy indignada por la corrupción, el crimen, la desigualdad y la injusticia. Seré la voz de los que no tienen voz, pero también, por qué soy esclava de mis principios.

El único actor que estuvo de principio a fin del recorrido fue Gregorio Pernia. Los demás no dieron un paso después de que las cámaras registraran su puntual asistencia. Desaparecieron. La farándula no marchó contra la corrupción. 

Estas son algunas imagenes de la Marcha de los Antifaces21 Ag.

 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 

 Fotos by Bunkerglo. Copyright. 

jueves, 18 de agosto de 2011

Galán y el Día Nacional de la Democracia

Foto el Día Contra la Impunidad 
Mayo 18 de 2006 - Plaza de Bolívar
Han pasado 22 años desde ese viernes 18 de agosto de 1989. Recuerdo ese día como si fuera ayer. 

Toda esa sangrienta década es imborrable y dolerá siempre en mi vida. 

Morir en Colombia es inútil sino es por vejez. Y la de Galán fue eso, una muerte inútil. También su lucha. 

El señaló el punto de no retorno en la guerra contra el narcotráfico, pero como en la lucha contra la guerrilla de las FARC, todo ha sido en vano. Nada ha cambiado en estos 22 años de su ausencia. 

Tal vez no es tan cierto que a los hombres se les puede eliminar, pero a las ideas no. Después de Luis Carlos Galán no ha habido una persona, un líder que continuará ese urgente despertar de conciencias por el cuál fue asesinado. 

Ese enemigo claro para él, el narcotráfico, se tomó el Estado y destrozó la sociedad y su cultura. Para eso creó su propio ejército y para-ejército con la ayuda de gobernantes, funcionarios y empresarios socios, cómplices y complacientes con una barbarie que no terminó con su muerte. Sus ideas fueron eliminadas. 

Somos el país mafioso que soñó Pablo Escobar. Abatieron unos capos y se erigieron otros. Se reproducen como ratas. Por esto las armas nunca serán monopolio del Estado. 

Pero la verdadera lucha de Luis Carlos no era contra el narcotráfico. Menos contra Escobar. Su pelea de fondo era contra la corrupción, la ilegalidad, la inmoralidad pública. La crisis moral de los años 80 que es la misma de hoy. Tenía claro que #NoTodoVale

Antes de él y después de él esos “nuevos ricos” políticos, empresarios y militares han impuesto políticas y gobernantes, tal como ocurrió en el reciente proyecto narcoparamilitar del expresidente quehoy declara ante la Comisión de Acusaciones (absoluciones) de la Cámara

Tenía razón Galán cuando dijo que “cada quien piensa que el problema le es ajeno, y no comprende que tarde o temprano las consecuencias nos llegarán a todos”. Y nos llegaron. Temprano y tarde también.

El "día del no carro" en febrero pasado, caminando por Bogotá, me topé con Galán. Digo, con uno de sus monumentos, sin duda, el más contrahecho y feo de todos. Lo encontré en un sendero oculto por la zona de El Salitre. Me detuve a observar ese espantoso adefesio.  

Galán: ¡Si supiera todo lo que pasó después de su asesinato! Exclame sin temor, pero por sus miradas inquietando a los pocos y presurosos transeúntes. 

Ahí estaba el Líder inmolado. Inmóvil y plantado en su camuflaje de hollín en medio del camino peatonal. 

Un poco de prisa, -para no quebrantar el undécimo mandamiento: no dar papaya-, traté de hacerle un recuento rápido de lo que había ocurrido en su ausencia. 

Galán, le dije, me apena mucho comentarle que el país sigue igual o peor de cómo lo dejó a la fuerza… 

El crimen y la corrupción del Estado es más sólido y repugnante... 

Acabamos de salir del más indigno, criminal y corrupto de los gobiernos... 

Las autodefensas se llamaron después paramilitares y hoy son BACRIM… 

Los paracos salieron con pancartas a marchar contra las FARC al lado de sus propias víctimas… 

El mismo perro pero con distinto collar. Siguen haciendo lo mismo: asesinar... 

Por eso somos el segundo país con mayor migrantes internos [personas en situación de desplazamiento] del mundo… 

El narcotráfico ya no elimina “estorbos” porque no lo necesita, lo resuelve llenando las arcas del que sea... 

Se tomaron el Estado con la ayuda de más de uno… 

Ernesto Samper, finalmente, fue presidente pero con la ayuda de los "8.000" narcos... 

Los niños, las niñas y las mujeres siguen siendo víctimas del conflicto armado… 

El país colapsa en la corrupción más inimaginable de su historia… 

Paramilitares en marcha contra el secuestro
Bogotá 4 de febrero de 2008
Sobre su asesinato es poco lo que puedo decirle, pero lo más importante es que fue el Estado y por eso fue declarado crimen de lesa humanidad porque, como lo advirtió mi colega Irma Londoño, y nadie le creyó, en el primer consejo de redacción (del Telenoticiero del Medio Día con la información desde...) al día siguiente de su muerte, el director del DAS Miguel Maza Márquez es el responsable. Seguro será llamado a juicio por eldelito de homicidio con fines terroristas.

Marcha nocturna, Bogotá Mayo 21 de 2010
Mientras permanecí en el lugar vinieron a mi memoria muchísimos momentos de dolor y desolación, lugares y rostros y nombres. Pensé en Iván Marulanda y Carlos Ossa Escobar. 

El primero, porque en calidad de jefe del directorio del Nuevo Liberalismo en Antioquía, fue quien alertó a Galán sobre el interés de Escobar, a través de interpuesto “político”, de apoyar su candidatura a la presidencia. 

El segundo, porque como director del INCORA, Ossa también tuvo el valor de denunciar a través de un mapa territorial, cómo el narcotráfico se había apoderado de buena parte del país adquiriendo millones de hectáreas de tierras. 

En el día sin carro suele hacer sol, lo que anima a caminar la ciudad. 

Pensé que Galán nunca imaginó que tal cosa pudiera pasar en Bogotá: que no saliera un solo auto particular y que el Alcalde y algunos ministros se desplazaran a sus lugares de trabajo en bicicleta. 

Que la ciudad estuviera al borde de colapsar por la más increíble y descarada corrupción. Me marché sin hablarle sobre “ese clamor nacional” llamado paz. 

Tampoco de las personas en situación de secuestro. ¿Cómo resumir 22 años de indolencia? Antanas Mockus me recuerda a Luis Carlos Galán. 

Los dos tienen en común un sincero afán de instaurar una nueva manera de hacer política. En ser honrados. 

Para Galán el No Todo Vale de Mockus era su clamor de despertar la conciencia de la gente, para que todos nos atreviéramos a denunciar a la mafia de la droga, al narcotráfico. 

Pero estaba solo. 

Como se quedó sólo Mockus en el PV. La mafia ya había permeado todos los sectores de la sociedad hiriendo profundamente la vida ética y moral de nuestra siempre, endeble nación y d e m o c  r a c i  a. 

En el cuarto aniversario de su asesinato, el Gobierno Nacional consagró el 18 de Agosto como el Día Nacional de la Democracia (Decreto 1583 de 1993), como una forma de “convivencia y participación en la vida cotidiana”, y porque “Colombia se reconoce en la historia republicana de Latinoamérica como la democracia más antigua y estable”, se señala en el Decreto.

Pero, "no hay democracia si no se entiende la Nación como una misión colectiva, un compromiso de todos", advirtió Galán. Pese a que su empeño fue el de renovar las costumbre políticas y formar en educación ciudadana al país, el programa de Educación en Democracia de Colombia creado en su Memoria hace 18 años, aún tiene mucho por recorrer, aprender y construir a juzgar por la evidente intolerancia que se expresa en los millones de personas víctimas de la criminalidad de colombianos armados, y del mismo Estado. 

Galán sabía que no había democracia sin medios libres. Así lo corroboró el periodista polaco Ryszard Kapuscinski, corresponsal de muchas gerras, durante el Foro Internacional “Gobernabilidad Democrática y Periodismo en la Coyuntura Política Colombiana”, evento que tuve el privilegio de organizar para el Instituto Luis Carlos Galán al conmemorarse once años de su muerte en agosto del 2000.

Ahora que concluyo esta nota me quedo con la sensación de que, así como su asesinato sigue impune, la tarea de formación en democracia y ciudadanía en Colombia sigue siendo un compromiso pendiente. Aún así, sus palabras, como un mantra, seguirán siendo guía para la vida social de esta colombianada de país:  

  "Por la libertad, Por la justicia, Por la democracia, Por la paz. Siempre adelante ni un paso atrás. Y lo que fuere menester, sea”. 

Luis Carlos Galán  durante estos 22 años solo se perdió,seguramente, el placer de vivir a sus hijos y a sus nietos. 

Aviso en la Escuela Superior de Artes Dramaticas de Bogotá ESAB
 Fotos by Bunkerglo.