Resistencia Civil, pero sin civiles

24-0  César López y *Nicólas - Plaza de Bolívar, Bogotá - Colombia

Los periodistas le zumbaban alrededor entretenidos con espejitos y cubos y poses esperando el turno para formular las  tópicas preguntas a las que, una y otra vez, responde con atención y paciencia César López.

Pero era en la inmensa y apenas ocupada Plaza de Bolívar dónde estaban las historias, el contexto y el texto. La gente.

Como si fueran pedazos de azul caídos del cielo, un numeroso y ruidoso grupo de  niños y niñas, entre risas y algarabía, inquietos se acercaron a la tarima 24-0 de Bogotá Más Humana para escuchar los violines de la agrupación de Música de cámara que estaba en el escenario. 

¿De qué se trata esto?, les lancé la pregunta a tres de ellos. “Ahhh...- se anima uno y dice- esto es lo del man de la escope... esco...escopetarra", le ayudan a decir los otros. Uno más salta y lo corrige: "noooo cabezón, eso es una arma corrientica... tipo ruso... jajaja”…  El profe de sociales los había traído porque era el día de la no violencia “inventado por la ONU”. Y siguieron en lo suyo, en lo que mejor hacen (y deberían hacer siempre) los niños y las niñas en esa edad: molestar y reír por todo y por nada. ¡Qué envidia! Pensé para mis adentros…

En las escalinatas de Bolívar había otro niño, tímido, intrigado, mirando por entre las piernas y los trípodes que el mismísimo Bolívar observaba desde lo alto, parecía un juguete grande, pero muy raro. 

Cuando lo descubrí le dije: es una guitarra para hacer música y cantar a lo que respondió sin palabras, pero  sí con una gigante y desmueletada sonrisa bajo su inocente y tierna mirada de incredulidad absoluta. 

En serio, le insistí. ¿Conoces una guitarra, cierto? Sí, respondió. Pues esta también es una guitarra. ¿La quieres ver de cerca? Es muy especial, vamos juntos para que él nos la muestre, le dije. Pero se quedó sentado abrazando su pelota de Spiderman, claro, era más conocida y segura.

Así que ‘la montaña vino a mahoma”. 

Le pedí a Cesar que se acercara al tímido y sonriente niño que aguardaba sentado poder ver de cerca eso que no entendía que era, mientras el papá retaba su timidez.

Cesar le habla y le muestra la guitarra y hace sonar sus cuerdas. Su sonrisa y picardia no desaparecen. Seguramente Nicolás* piense que después de su pelota de Spiderman esa arma con cuerdas que no dispara balas sino notas musicales seguramente es lo más extraño que ha visto en su larga vida.

Hoy se cumple un nuevo aniversario del nacimiento  Mahatma Gandhi, símbolo de la no violencia. En honor a su lucha las Naciones del Mundo  ONU consagraron desde 2007 que el 2 de octubre de todos los años se conmemorara el Día de la No Violencia y se promuevan mensajes de paz, tolerancia, se fortalezca la educación y valores y se generen manifestaciones pública de rechazo a la violencia como está de hoy con 24 horas de música.

Cada año, desde entonces, César López lidera una jornada de resistencia civil (con o son civiles desbordando la Plaza), para que, por lo menos durante 24 horas, no ocurra una sola muerte violenta en Colombia. Mañana lo sabremos. Seguramente muchas personas en Dheli en el Museo Gandhi estén mirando hoy, también con asombro, la escopetarra de la paz de César López.  

"La no violencia es la mayor fuerza a la disposición de la humanidad. Es más poderosa que el arma de destrucción más poderosa concebida por el ingenio del hombre". Gandhi. 

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