Habla con autoridad y serenidad y un natural cuidado
por el lenguaje y las palabras, en español o en wayuunaiki.
Es una mujer de
'viento, sol y arena', como usualmente describen a las personas de la etnia
Wayúu a orillas del mar Caribe, luminoso territorio desértico, seco y
árido de los extensos 15 mil kilómetros cuadrados de la Alta Guajiracolombiana.
Nació en Media Luna, una de las bahías, la más grande, de la inmensa cresta costera en la parte norte de la península. Lugar a donde embarcan en pleno mar el carbón que sale del Cerrejón. Desde sus orillas, ahí mismo en Puerto Bolívar, zarpan pequeños botes con motores fuera de borda movilizando paisanos y turistas, en su mayoría extranjeros, que van hasta la parte más norte de Colombia y Suramérica: Punta de Gallinas.
Todo es inconmensurable en tierra de los guajiros.
El cielo y el mar abrazan la tierra ocre sembrada de espinas con el ímpetu constante del levante, en el sempiterno sol y bajo la deslumbrante bóveda nocturna. Un lienzo de todos los azules posibles sirve de marco para los paisajes de dunas y médanos de refinada y suave arena como tamo de azúcar.
La verdad, no se puede estar allí sin sentir y pensar y vibrar y conmoverse una y otra y mil veces con tan sublime belleza.
Un paraíso cargado de recurso naturales: gas, carbón, vientos.. Megaproyectos energéticos a gran escala, pero de los que no se benefician los verdaderos dueños de estas tierras quienes, confinados desde tiempos pretéritos en el vasto territorio, se las han tenido que arreglar para sobrevivir sin agua dulce, sin agua potable, sin energía eléctrica, sin carreteras...