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sábado, 11 de junio de 2011

Los nuevos incorruptibles

El texto que leerá a continuación lo encontré buscando blogeros que escribieran sobre ética, justamente, la misma noche en que Antanas Mockus se retiró del Partido Verde Colombia.  

La reflexión que plantea su autor, el argentino Juan Emilio Drault, me resultó altamente significativa y oportuna para ese momento, o mejor, para nuestra historia contemporánea en general, aquí y acuyá. Le escribí a través de su Blog y le pedí su autorización para publicar el texto integramente en Sentipensantes para compartirlo con ustedes. 

Aunque simplemente pude enviarles el link, quisé incluirlo en mi Blog para que forme parte del material documental de especial calidad de la Etiqueta Invitados, y así poder volver y consultar el mismo con frecuencia. Juan Emilio, además de ser un Sentipensante de la realidad de su país y del mundo como descubrirán en su página (que invito a conocer después de leer este texto), es un talentoso conocedor y emprendoder de las TIC. Así que también pueden conocer esta otra faceta de su actividad profesional en la Internet.

Espectáculo Fuerza Bruta - Foto by Bunkerglo - Noviembre 2010
Los nuevos incorruptibles
 
Cierto que cuando pensamos en gente incorruptible se nos viene a la mente gente con grandes valores, fuertes principios y una intachable reputación? lo que se definiría como “gente de bien”?.
 
Pero para ser incorruptible hay que ser muy coherente. Se debe pensar, sentir y actuar en una sola dirección. Esa dirección está marcada por principios, valores y aspiraciones.

En caso de lograrlo se habrá podido salvaguardar los pricipios y valores que se defienden sostenidamente. Digo sostenidamente porque también me viene a la mente la lúdica frase de Groucho Marx que decía “Estos son mis principios, si no les gustan, tengo otros!”.

Pero entonces… por simple lógica, para que la corrupción avance en una persona deben haber principios, valores y aspiraciones para corromper.

Pero tengo otro “pero” que dispara una pregunta más que válida… ¿pero qué pasa con quien no tiene valores, principios ni mayores aspiraciones que el beneficio propio? 

El mundo de los negocios, de la política, está cada vez más llena de este perfil de personas. Los que yo llamo los nuevos incorruptibles.

Y son literalmente incorruptibles porque no tienen NADA para corromper. Se mueven por ahí sin principios, sin valores, sin ningún tipo de responsabilidad social, sin otra aspiración que la de sacar la más grande tajada de negocios de cualquier tipo aún a costa de la muerte y el empobrecimiento de los demás.

Estos nuevos incorruptibles son además gente que muchas veces goza de gran exposición pública, generando a su vez una referencia para grandes cantidades de personas que los ven como los nuevos ganadores, que han logrado encumbrarse en la cúspide social gracias a esa incorruptibilidad, a ese “hacer lo que se les de la gana”.

Espectáculo Fuerza Bruta - Foto by Bunkerglo - Noviembre 2010
Y entonces la corrosión interna comienza en muchos. La duda aparece como una pequeña mancha de óxido interno. El desgaste psicológico producto de un sistema económico que violenta mañana, tarde y noche, extiende esa mancha. Y la fragmentación y desestructuración del mundo impacta como una ola rompiendo las últimas barreras que cuidan la playa de la coherencia. De ahí en más solo resta que la temible agua salada corrompa las 24 horas lo que quede. La nueva incorruptibilidad se vive casi como una liberación, la contradicción interna desaparece, el diálogo entre el bien y el mal se acalla, y como en una parodia del tema de Juan Manuel Serrat, se podría decir “malaventurados los que están en el fondo del pozo (interno), porque de allí en adelante solo resta ir empeorando”. Y todo el potencial se concentran en una nueva forma de coherencia. Coherencia del mal. Donde se piensa, siente y hace contra la corriente de lo que nace en forma pura y bien intencionada. Así quien toma esta corriente disfrutará la adrenalina de los rápidos, los paisajes del camino, pero un ruido interno le recordará constantemente que ese río no lleva a nada bueno. El tiempo pasará y el ruido se va a ir incrementando, y no se entenderá bien por qué, pero se lo intentará silenciar con pastillas, drogas y distracciones… pero ese ruido es el más inevitable de los ruidos, es el ruido del abismo, es la catarata al final del camino. La fuerza es tremenda, y muy pocos tendrán la energía y claridad suficiente para saltar e intentar nadar hacia la orilla buscando una nueva oportunidad de volver río arriba y elegir mejor, reparando los daños donde se pueda.

Los nuevos incorruptibles son al mismo tiempo los nuevos inadaptados. Aún cuando parezca que están enormemente adaptados al nuevo mundo del capitalismo salvaje, lo cierto es que están enormemente inadaptados para sentir a los demás, para sentir lo que nace, para sentir dónde están las más valiosas oportunidades de crecimiento interno. Son así como una especie en extinsión que cual dinosaurios feroces matarán y producirán sufrimiento pero están condenados a desaparecer por sus incapacidades de adaptación a un mundo nuevo y superador, a menos que en una profunda crisis logren reunir fuerzas para tomar el camino más largo y dificultoso que al menos les permita volver al punto de partida y de allí comenzar una nueva construcción de bases internas más sólidas.

En un mundo que se desestructura es realmente dificil mantener la estructura interna intacta. Sin duda a diario nos encontramos con pruebas donde ganamos y perdemos. Pero lo realmente importante es no perder la intención y la aspiración movilizadora. Hay principios y valores que se van a ver comprometidos, o entrarán en crisis ante acontecimientos y accidentes. Pero la intención y la aspiración son como esas dos estrellas que una vez despejadas las nubes seguirán ahí para orientarnos y darnos energía, reencontrando el camino. 

No hay que tener miedo a ponerlos a prueba, porque la utilidad, fortaleza, o validez de esos principios y valores sólo pueden medirse cuando se los compromete en la práctica.

Espectáculo Fuerza Bruta - Foto by Bunkerglo - Noviembre 2010
Tampoco hay que tener miedo a acercarse a los nuevos incorruptibles, porque también son personas que merecen nuestra empatía para intentar transmitirles mejores opciones que hoy no son capaces de ver. Quienes trabajamos para mantener nuestra coherencia interna para el bien, para la mejor evolución, funcionaremos siempre como decía el amigo Ramón Pascual Soler, como ordenadores humanos. En un mundo que se desordena, hay quienes tenemos una determinada capacidad de ordenar lo externo porque estamos ordenados internamente. Trabajamos por años en ese orden interno para luego llevarlo al mundo. Allí es donde ese gran trabajo cobra su mayor y mejor sentido.

Llamar a la reflexión es un ejercicio de agitación interna de quienes están en un letargo de desconexión con lo más esencial de la vida. 

Llamar a la unión, al trabajo mancomunado, al trabajo solidario, es la cohesión que requiere todo cuerpo viviente para reconstruir sus tejidos, para sanar sus heridas. Es la cohesión que como ordenadores también debemos lograr.

Agitar/ despertar, cohesionar / unir, ordenar.

Pero uno de los más grandes desafíos es lograr despertar el liderazgo sobre la propia vida en cada uno, para que logremos avanzar y crecer sin dependencias de un liderazgo externo. Sí con personas amadas, sí con personas de confianza, sí con personas de las cuales tomar experiencias y aprendizajes. Pero no con personas que se nos hacen indispensables y sin las cuales no podríamos avanzar. Porque si eso hiciéramos sólo estaríamos atrapando, enlenteciendo e impidiendo su tarea, mientras nos condicionamos y generamos una nueva excusa para no avanzar. 

Si llegó hasta aquí seguramente le interesará leer también Ojo por ojo y el mundo se está quedando ciego, del mismo autor.

jueves, 24 de marzo de 2011

¿Por qué ya no quieren a Muhammar Gadaffi si era tan buen amigo?

El extenso artículo que leeran a continuación  es un amplio recuento  lineal sobre la historia de  Gaddafi, y que busca desde la perspectiva del autor, mostrar un poco cual ha sido la trasescena  del actual conflicto armado  interno en Libia, y lo que es peor, los orígenes de una eventual invasión a Libia y temible guerra en esa región. 
El texto original y que hoy aparace publicado en muchos sitios en la Internet, no trae los  enlaces que aquí aparecen. Además interesantes, quisé corroborar en otras fuentes el conjunto de datos del relato dada mi inmensa y creciente ignorancia sobre la historia del mundo arabe. Los enlaces los llevarán a distintos documentos, textos de historia, noticias y videos que amplian y explican la información que presneta el autor. 
Recibí el link del texto de mi colega Irma Londoño (@irmalon) cuyo titulo original es "El León del Desierto" y cuyo autor Julio César Centeno   no conozco, tampoco pude establecer su identidad, oficio y lugar donde se encuentra. El enlace de su nombre es el más cercanamente certero de todos los homonimos que encontré. Tampoco  conseguí llegar al sitio de la Revista que lo publica. Las fotos venían con el texto.
No califico ni opino sobre este texto, eso será tarea de cada uno. Solo puedo decir que amplió mi mirada sobre esta "lejana" guerra en la que, otra vez, los hombres se empeñan con los juguetes letales de las armas en nombre de la protección de los Derechos Humanos. También, es un pequeño aporte para hoy el Día Internacional del Derecho a la Verdad de Violaciones Graves de los DH y de la Dignidad de las Víctimas. 
Por último, pese a las muchas y permanentes lecturas, no consigo comprender ¿por qué ya no quieren a Gadaffi si era tan buen amigo y amigo de sus amigos?

El León del Desierto

El coronel Gaddafi nació en una tienda tribal beduina en 1942. Se graduó de abogado a los 21 años de edad. Luego estudio en la Real Academia Militar de Sandhurst, Inglaterra, y en la Academia Militar Helénica de Grecia.
En 1969, a los 27 años de edad, derrocó al rey Idris, un tirano impuesto por Inglaterra y Francia. Declaró querer ser “el Che Guevara del oriente medio”. Al año siguiente ordenó la expulsión de las bases militares extranjeras de territorio libio. Estableció el llamado “socia-lismo islámico” por medio del cual se buscaba una democracia directa: el gobierno de las masas a través de consejos populares y comunas. Se creó así la Gran Yamahiriya Árabe Libia Popular Socialista.
La Yamahiriya: estado de las masas, es un híbrido de Islam, socialismo y democracia dire-cta, ideología que proclama en su Libro Verde. Se estableció un Congreso General del Pueblo, con Gaddafi como su Secretario General.
Nacionalizó las empresas petroleras y expulsó a los funcionarios norteamericanos, británicos e italianos que habían dominado y vejado al país durante décadas. Libia era la sede de la base militar aérea mas grande de los Estados Unidos en el norte de África: Wheelus Air Base. El pentágono mantenía una base para el lanzamiento de misiles a sólo 25 kilómetros de Tripoli.
Nunca se lo perdonaron. Fue inmediatamente catalogado como enemigo de los Estados Unidos. Libia fue señalado como un Estado paria por defender su derecho a la autodeterminación y la autonomía. Las cosas empeoraron aún mas por el papel protagónico de Gaddafi en el embargo petrolero de 1973 contra los Estados Unidos y por su cooperación con la Unión Soviética.
Fue un ferviente seguidor del destacado dirigente egipcio Gamal Abdel Nasser, especialmente en su lucha por la unión de los pueblos árabes en una gran Nación Árabe. Defendió la nacionalización del Canal de Suez por parte de Egipto. Firmó con Nasser la llamada Carta de Trípoli, donde se concretan acuerdos de cooperación militar, estratégica y económica entre Egipto y Libia.
Con la muerte por envenenamiento de Nasser en 1970, Gaddafi tomó el liderazgo del panarabismo. Dos años después se anuncia la creación de la Federación de Repúblicas Árabes, integrada entonces por Siria, Egipto, Irak y Libia. Fue también uno de los mas destacados líderes de la Organización de Países No-Alineados.
Gaddafi ha apoyado sin vacilación la causa Palestina durante décadas. En 1972 anunció que Libia apoyaría, entrenaría y financiaría a cualquier árabe dispuesto a defender la causa Palestina. Fue inmediatamente catalogado como “terrorista”.
A partir de entonces llovieron acusaciones sobre su participación o apoyo en numerosos atentados terroristas en Roma, Viena, Berlín, Chad, Filipinas, Egipto. Se le acusó de ser el principal punto de apoyo de uno de los terroristas mas connotados de la época: el venezolano Carlos Illich Ramírez, “El Chacal”. Carlos fue capturado en 1994 y cumple desde entonces una condena a cadena perpetua en la prisión La Santé de Paris.
Como es costumbre contra cualquier jefe de Estado que se rebele contra el orden internacional impuesto a los países en desarrollo después de la segunda guerra mundial, se le acusó de participación en el narcotráfico, de fomentar el terrorismo, de desarrollar armas de destrucción masiva, de apoyar a las FARC en Colombia, al IRA (Ejército Republicano Irlandés), a la ETA en España, a Hizbolla en Líbano, a Hamas y otros “terroristas” palestinos. El presidente de los Estados Unidos, Ronald Reagan, se refería a él como “el perro rabioso del desierto”.
El gobierno norteamericano trató varias veces de derrocarlo. En agosto de 1981 la revista Newsweek dio a conocer un plan presentado por el director de la CIA al gobierno norteamericano para asesinar a Gaddafi. Días después dos aviones de guerra norteamericanos atacaron dos aviones Sukhoi libios en espacio aéreo libio. Los aviones norteamericanos habían despegado del portaviones John Kennedy, estacionado frente a las costas libias de mar mediterráneo.
En 1986 Ronald Reagan ordenó el bombardeo de las principales bases militares y edificios gubernamentales en las ciudades de Trípoli y Benghazi, en un intento por asesinar a Gaddafi e incitar la sublevación popular. Los aviones despegaron desde bases norteamericanas en Inglaterra. En el bombardeo murió una de sus hijas menores, Jana, y docenas de oficiales de su entorno mas cercano. El crimen quedó impune.
Libia fue rápidamente convertido en un Estado paria. Durante los siguientes 10 años el coronel Gaddafi se convirtió en el Osama Bin Laden de la época. Libia fue cercada. Se le impuso un embargo comercial para forzar el derrocamiento de Gaddafi, similar al que ha padecido Cuba por mas de 50 años.
Fue acusado de ordenar la colocación de una bomba en un avión comercial Boeing 747 de la principal línea aérea de los Estados Unidos para entonces: Pan American. El avión explotó en el aire en diciembre de 1988 sobre la población de Lockerbie, Escocia. Murieron 259 personas que viajaban en el avión y 11 ciudadanos de Lockerbie.
Luego de un largo proceso de negociación, en 1999 Gaddafi entregó a la justicia escocesa a los dos ciudadanos libios acusados de haber colocado los explosivos.
En 1997 Nelson Mandela tuvo la valentía de visitar a Gaddafi en Trípoli, para denunciar la injusticia que se cometía contra ese pueblo por su rebeldía y su intento de decidir su propio destino. Mandela sabía por experiencia propia lo que era ser acusado de crímenes sin que existieran pruebas sobre ellos y sin derecho a la defensa.
Había sido liberado de la cárcel 7 años antes, después de 27 años de prisión por su rebeldía ante el régimen discriminatorio de la población negra de Sur África por parte de una minoría blanca de origen europeo. Visitó a Gaddafi siendo el primer presidente de raza negra y el primer presidente electo democráticamente en Sur África.
Su visita fue seguida por la del secretario general de Naciones Unidas, Kofi Annan, de origen Africano. Libia aceptó cancelar 2.700 millones de dólares en compensación a familiares de víctimas de atentados terroristas de los que se acusaba a ciudadanos libios, aunque sin reconocer culpabilidad de la nación Libia. Se levantaron las sanciones internacionales que pesaban sobre el país.
En el 2008 el presidente Bush deja sin efecto las sanciones unilaterales que había impuesto Estados Unidos contra Libia, retirándola de la lista de “estados que apoyan el terrorismo”.
Las transnacionales petroleras se abalanzaron sobre Libia en busca del control de los gigan-tescos yacimientos de su codiciado petróleo liviano. Lo mismo hicieron los perros de la guerra, ofreciendo armas, desde sofisticados aviones de combate hasta fusiles, ametralladoras y municiones. Muchos se jactaron de haber finalmente obligado a Gaddafi a ceder en sus posiciones radicales.
Ese mismo año Gaddafi recibió la visita de Condoleezza Rice, secretaria de Estado del gobierno norteamericano. Luego desfilaron por Trípoli los jefes de estado de los países que se proclaman dueños del planeta: el primer ministro británico, Tony Blair, seguido por su remplazo Gordon Bown, el presidente de Francia, Sarkozy, el presidente de Rusia, Vladimir Putin. El rey Juan Carlos de España, y Rodríguez Zapatero se humillaron ante él en el 2009 para venderle 3.500 millones de euros en armas.
Gaddafi se convirtió en una especie de vedette política en círculos internacionales. Fue invitado a participar por primera vez en la Asamblea General de las Naciones Unidas, donde fue recibido por el presidente Barak Obama. Fue invitado a visitar Francia, Italia y España, siempre recibido como el “Rey de Reyes” y “el León del Sahara”.
En el 2009 fue electo Secretario General de la Unión Africana. Allí proclamó su determinación a seguir luchando por el establecimiento de la integración de los países africanos y la conformación de los Estados Unidos de África. Su discurso en este foro dejaba en evidencia que sus concepciones radicales y socialista se mantenían intactas. Los analistas internacionales de las principales empresas de comunicación concluyeron sin embargo que se trataba solo de “retórica populista”.
En su discurso en la Asamblea General de las Naciones Unidas en el 2009*, Gaddafi dejó claramente definida su posición. Acusó a Israel del asesinato de John Kennedy; abogó por la solución del conflicto Israelí-Palestino a través de un estado único. Se refirió al Consejo de Seguridad como “el Consejo del Terror”; criticó la validez de la Asamblea General de la ONU por permitir que sus decisiones sean ignoradas por los países mas poderosos y rompió la Carta de las Naciones Unidas en el podio de los oradores.
En marzo del 2010 uno de sus ocho hijos, Hanibal, fue detenido en Suiza acusado de maltrato a dos empleadas domésticas. Gaddafi suspendió la venta de petróleo y adoptó represalias económicas y comerciales adicionales contra Suiza, llamó a la guerra santa contra ese país y declaró que anhelaba que fuera “barrido del mapa”.
La Unión Europea no se apresuró a denunciar semejante amenaza, asumiendo una posición diametralmente opuesta a la tomada contra Irán por presumiblemente aspirar lo mismo sobre el estado de Israel. Por el contrario, la UE se disculpó públicamente por haber prohibido a unos ciudadanos libios la entrada a Europa a raíz del conflicto entre Suiza y Libia.
El comportamiento de Gaddafi ha sido frecuentemente considerado excéntrico. Cuando visitó la ciudad de Nueva York para participar en la Asamblea General de las Naciones Unidas solicitó autorización para colocar su gigantesca carpa beduina en un parque. Así se hizo.
Reunión G8
Armó su carpa en los jardines de la mansión del millonario Donald Trump. Allí conducía sus negocios y recibía visitas. Llevó además camellos, para tomar leche fresca al levantarse. Como es su costumbre, viajó acompañado de docenas de jóvenes mujeres guardaespaldas, quienes no sólo lo protegen, sino que se encargan de su cuidado y su alimentación: nunca falta ni el queso de cabra ni los dátiles.
En una reunión cumbre de la Liga Árabe, Gaddafi se puso un guante blanco en su mano derecha. Explicó que trataba de evitar infecciones al estrechar la mano de otros jefes de estado que pudieran haber tenido contacto con funcionarios israelíes.
Algo similar ocurrió cuando visitó Paris, por invitación de Nicolás Sarkozy. Fue recibido como un rey. La visita concluyó con negociaciones para la venta de armas de guerra y la inversión de empresas francesas en el negocio petrolero libio.
Cuando viajó a Roma, como invitado de honor de Silvio Berlusconi, colocó su carpa en un parque en el centro de la ciudad. No llevó los camellos, sino 200 mujeres guardaespaldas que conforman varios anillos de seguridad, armadas con Kalashnikovs.
Las mujeres que custodian a Gaddafi son expertas en artes marciales, en el uso de armas de fuego y de armas blancas, en pilotear aviones, helicópteros y barcazas; son entrenadas como francotiradoras, en el manejo de explosivos y en actividades de espionaje. Berlusconi lo honró con una cena de lujo para 800 personas, apropiada para un Rey.
A pesar de las atenciones y los halagos de Berlusconi, Gaddafi fue particularmente severo con sus anfitriones italianos. Fueron demasiados los crímenes y vejaciones cometidos por Italia durante su ocupación y colonización de Libia desde 1911 hasta 1943. Cuando Berlusconi menos se lo esperaba, Gaddafi se despojó de su ropaje beduino y se vistió de militar. Junto a sus condecoraciones castrenses, se colgó del pecho una fotografía en blanco y negro de 1931.
En la fotografía se encuentra, humillado y encadenado, el héroe libio Omar Al-Mukhtar, rodeado de sus captores italianos. Al-Mukhtar liderizó durante veinte años la lucha de los be-duinos contra la brutal ocupación italiana. Fue para él que se acuñó el apodo de “el León del Desierto”. Su figura es venerada en Libia. Los fascistas italianos lo ahorcaron en público a los pocos día después de haber tomado y divulgado aquella humillante fotografía. Justo an-tes de morir exclamó: “Sobreviviré a mis verdugos”. Para entonces Italia se encontraba bajo el dominio de Benito Mussolini.
Cuando le preguntaron porque llevaba esa fotografía en su pecho, Gaddafi, consciente de que el catolicismo es la fe predominante en Italia, proclamó en presencia de Berlusconi: “Para nosotros la imagen de Al-Makhtar es tan sagrada como el crucifijo que llevan algunos de ustedes en el pecho”
En la lucha por el control del mar de petróleo liviano bajo el suelo libio, durante la segunda guerra mundial el país se convirtió en el campo de batalla entre las fuerzas nazis bajo el mando de Rommel y las fuerzas británicas bajo el mando de Montgomery. Con la derrota de Italia en la segunda guerra mundial, Libia fue repartida cual trofeo de guerra entre Inglaterra y Francia.
Las continuas luchas de los beduinos por su independencia condujeron a que en 1951 se declarara una monarquía bajo el rey Idris, una marioneta al servicio de los europeos. Para el momento de su independencia Libia no tenia escuelas y contaba con sólo 16 graduados universitarios, formados en el extranjero.
La administración continuó así en manos de ingleses, franceses e italianos. Todo cambió con la llegada de Gaddafi al poder en 1969. Los honores y halagos de que era objeto Gaddafi por parte de los jefes de estado de Europa hasta finales del 2010 cambiaron súbitamente. Sanguinario, loco, tirano, demente, autócrata, asesino, corrupto, psicópata, perro rabioso. Estos y muchos otros adjetivos son usados hoy contra Gaddafi. Los medios de comunicación de todo el mundo, salvo algunas excepciones, se han ensañado contra su figura. El objetivo parece ser destruirlo ante la opinión pública internacional. Algo similar le ocurrió a Saddam Hussein justo ante de la invasión de Irak por parte de fuerzas militares norteamericanas y británicas en el 2003.
Al mismo tiempo, se teje una red de “legalidad” para invadir Libia y deponer al déspota. En la ONU se toma la decisión de expulsar a Libia del Consejo de Derechos Humanos, mientras que la Corte Penal Internacional declara que actuará con agilidad para condenarlo.
En paralelo se estimula y apoya a movimientos opositores a Gaddafi para incitar a la rebelión interna, con el propósito de generar un estado de violencia y caos que contribuya a justificar la intervención de las grandes potencias para “pacificar al país y proteger los derechos humanos de sus ciudadanos”.
El objetivo es claro: invadir Libia, deponer a Gaddafi, tomar control de su codiciada riqueza de petróleo liviano, tal y como ocurrió con Irak y como trató infructuosamente de hacerse en Venezuela en el 2002. Tal y como trata de hacerse con Irán y como años atrás se concretó en Arabia Saudita, Kuwait, Katar y los Emiratos Árabes. Las siguiente presas serán Algeria, Venezuela e Irán.
El Gadafi que hoy todos condenan fue recibido y halagado como un gran estadista en la Cumbre del G8 en Italia, invitado por el presidente Barack Obama. Hace sólo unos meses se abrazaba con Sarkozy en Paris, con Tony Blair en Trípoli y con Berlusconi en Roma.
Qué ocurrió para justificar este cambio tan radical contra Gaddafi? El despertar del pueblo árabe. Protestas populares por el aumento en el precio de los alimentos y la pobreza generalizada derrocó en pocos días a Ben Alí en Túnez. Irónicamente, sólo semanas antes Túnez había sido señalado por Hillary Clinton como el modelo de democracia a seguir en el medio oriente.
Las protestas se extendieron de inmediato a Egipto, concluyendo con la remoción del poder de Hosni Mubarak, un dictador apoyado por Estados Unidos durante 30 años. Mubarak re-cibía de Estados Unidos mas de 3.000 millones de dólares anuales, la cooperación mas alta proveniente de Washington después de la otorgada a su principal aliado de la región: Israel.
Las protestas en Egipto fueron también inicialmente motivadas por aumentos en los precios de los alimentos, los insoportables niveles de pobreza en que se encuentra la mayor parte de la población, la creciente indignación ante la descarada confabulación de Mubarak con el gobierno de Israel en su criminal opresión al pueblo palestino, la falta de libertades fundamentales y los grotescos niveles de corrupción. La fortuna de Hosni Mubarak se estima en 70.000 millones de dólares.
Mientras el 40% de los 80 millones de egipcios viven con menos de dos dólares al día. Egip-to mantuvo una suspensión de los derechos fundamentales de la población durante todo el período de dominación de Mubarak, a través de una Ley de Emergencia, con el consenti-miento y apoyo de Estados Unidos.
Las analogías que se han querido trazar entre las revueltas en Libia con las de Túnez y Egipto lucen ficticias. En Libia se canalizaron enormes inversiones petroleras para financiar servicios públicos y gratuitos de salud, educación y vivienda. Se ha promovido el desarrollo económico y se han reducido sustancialmente las desigualdades sociales. El índice de desa-rrollo humano es el más alto de África. Los índices de desempleo son tan bajos que se ha tenido que facilitar la entrada de cientos de miles de trabajadores de otros países: Egipto, Túnez, China, Pakistán.
El consejo ejecutivo del Fondo Monetario Internacional (FMI) elogió recientemente a Libia por su “ambicioso programa de reformas” y su “fuerte rendimiento macroeconómico y el progreso en el realce del papel del sector privado”.
En marzo del 2007 Anthony Gidden, asesor de Tony Blair, publicó un artículo en The Guar-dian en el que afirma: “Gadafi parece ser genuinamente popular. Libia será en dos o tres décadas una Noruega del norte de África: próspera, igualitaria y progresista”.
A diferencia de Túnez o Egipto, Libia es una potencia petrolera. Produce dos millones de barriles de petróleo liviano cada día, y su producción puede al menos duplicarse. Sin embar-go, una buena parte de sus seis millones de habitantes aún se mantiene en la pobreza.
Gaddafi ha sido criticado por haber fomentado el regreso de empresas petroleras europeas y su creciente participación el la actividad petrolera y gasífera. La mayoría de estas empresas operan desde Benghazi desde donde, coincidencialmente, se formó el núcleo de la rebelión contra Gaddafi.
También se le ha criticado por haber contribuido, desde su posición como secretario general de la Unión Africana, a la consolidación de un acuerdo con la NATO para ampliar sus operaciones militares en Sudan, Somalia y Etiopía. Ha venido promoviendo también una tratado de cooperación militar entre la NATO y la Unión Africana. Organizaciones radicales dentro y fuera de Libia consideran tales actitudes como traición.
A la cabeza de la insurrección se encuentra el Frente Nacional para la Salvación de Libia (NFSL por sus siglas en inglés). Sus líderes son sistemáticamente presentados como los chicos buenos, en una lucha desigual contra la opresión y la barbarie. Poco se destaca que el FNSL se creo en 1981 en Sudan, bajo la protección del coronel Nimieri, un déspota apoyado por Estados Unidos que gobernó ese desdichado país desde el 77 hasta el 85.
El FNSL realizó su “congreso nacional” en los Estados Unidos en el 2007, con el patrocinio de la NED. A la cabeza se encuentra Ibrahim Sahad, quien realiza acusaciones de toda índole contra el “régimen despótico” de Gaddafi, casi siempre sin ofrecer prueba alguna al respecto y sin que los entrevistadores o editores se las soliciten. Sin embargo, sus planteamientos son transmitidos por las principales agencias de información de todo el mundo como si fueses ciertas. La misma realidad virtual se divulga como cierta por internet, facebook, twitter.
Significativo es también que los rebeldes de Benghazi hayan bajado la bandera verde de la república de Libia y elevado en su lugar la bandera de tres franjas, roja, blanca y negra, que se usaba durante la monarquía del rey Idris, impuesta por Europa en 1951. También ha surgido de la nada un presunto Príncipe Senussi, “heredero de la corona”.
Fue el rey Idris quien entregó la soberanía nacional al permitir el uso irrestricto de aire, mar y tierra por parte de fuerzas militares británicas. Fue el rey Idris quien firmó el acuerdo para que los Estados Unidos establecieran y administraran sin restricciones la base militar mas grande de África: Wheelus Air Base, cerca de Trípoli. El rey Idris firmó además un convenio para exonerar a Italia de todos los daños que pudieran imputársele como consecuencia de los 30 años de brutal colonización, permitiendo además que la comunidad italiana en Trípoli conservara todos sus propiedades, negocios y privilegios.
Pero la legitimidad o veracidad de los señalamientos contra Gaddafi parecen irrelevantes. Sirven sólo de fachada para alcanzar el objetivo estratégico deseado: la ocupación de Libia.
Paul Wolfowitz, quien sirviera como subsecretario de defensa de los Estados Unidos y como presidente del Banco Mundial, arquitecto de la guerra de Irak, publicó una carta abierta al presidente Obama incitándole a convertir a Libia en “un protectorado bajo el control de la OTAN”, en nombre de la “comunidad internacional”.
En su editorial del 23 de Febrero 2011, el Wall Street Journal, vocero de los intereses comerciales de los Estados Unidos, sentencia: “Estados Unidos y Europa deben ayudar a los libios a derrocar el régimen de Gaddafi”
Simultáneamente, se moviliza al mar territorial libio una flota de guerra norteamericana, mientras en Naciones Unidas y en la Corte Penal Internacional se concreta apresuradamente el marco legal que justifique la invasión.
El Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas aprobó el 25 de Febrero del 2011 una resolución para que se investiguen los posibles crímenes contra la humanidad que pudiera haber cometido Muammar Gaddafi. Pero, sin que tal investigación haya comenzado, ya Gaddafi ha sido condenado.
Es no sólo irónico, sino hipócrita, que haya sido justamente los Estados Unidos quienes hayan promovido la moción para que la ONU eleve el caso de Libia ante la Corte Penal In-ternacional. Estados Unidos nunca ha reconocido la jurisdicción de dicha corte. Se opuso además a su creación en 1998, junto con Israel, Irak y Libia. Tales contradicciones parecen pasar desapercibidas para los medios transnacionales de la información.
El comandante supremo de la OTAN, Wesley Clark, ya había señalado hace un par de años que Libia estaba en la lista oficial del pentágono para ser dominada después de Irak, junto con Siria y la joya de la corona: Irán.
Si se concreta lo que Fidel Castro ha llamado “La guerra inevitable de la OTAN”, se desatará un movimiento de resistencia por todo el mundo Árabe que haga realidad las últimas palabras del León del Desierto: “Sobreviviré a mis verdugos”.

Julio César CENTENO - Revista INTEGRACIÓN LATINOAMERICANA Nº Especial. ISSN 1690-4753.
Publicado: 02-03-2011 D.L. pp200302ME1481 © 2011 CIRES .
*El video de este link es de 3 partes. Por favor buscarlas en el mismo lugar.

viernes, 25 de febrero de 2011

Doctor Llinás, ¿qué son el cerebro, Dios y el amor?

San Francisco, Cundinamarca - Foto by Bunkerglo.

El científico colombiano asegura que hoy ve a los colombianos con más ganas de sobrevivir.

Cada vez que visita el país, a Rodolfo Llinás se lo ve rodeado de una pequeña tempestad de gente que lo reconoce como uno de sus más grandes investigadores.
De ese séquito que no le da un respiro hacen parte estudiantes, artistas, políticos, admiradores, funcionarios y, sí, uno que otro lagarto que se muere por una foto con él. Y Llinás responde en su tono acachacado con frases amables en las que, curiosamente, siempre falta algo: el nombre de las personas.
"Es que sufro de anomia", confiesa en tono confidencial uno de los neurocientíficos más reconocidos del mundo, hoy a cargo de la jefatura de ciencias de la Universidad de Nueva York.
"Reconozco a las personas, su vida y milagros, por sus caras, pero nunca me acuerdo de los nombres", dice. Y para dejar bien claro el alcance de su condición, cuenta que hace ya casi 50 años, en Australia, tuvo que preguntarle a su novia cómo se llamaba para poder presentársela a uno de sus maestros.
Volvió a Bogotá para asistir a la inauguración de la sala 'Movimiento: la energía del pensamiento', en Maloka. Con un reconocible sentimiento positivo Llinás asegura que "hoy veo a los colombianos con más ganas de sobrevivir".

¿Los humanos tenemos el mismo cerebro o hay diferencias entre razas, entre hombre y mujer, entre ricos y pobres...?
Foto de El Tiempo
La similitud de los cerebros es como la de la nariz: todas las personas la tienen, pero no hay dos iguales. El cerebro es el mismo para todos, pero se diferencia en la organización de los circuitos, que se da al azar; aquí la variabilidad es infinita. Hay personas con mayor capacidad para ver los colores, para interpretar música o para ser parlanchinas... Y eso depende de las propiedades intrínsecas de las neuronas, no del color de la piel o del tamaño del bolsillo.
¿Qué nos hace distintos entonces?
Una neurona es como una maraca que suena por su lado, y nunca deja de sonar. Frente a un estímulo externo, o de manera automática, todas las neuronas entran en un estado de 'maraquismo' y suenan a la par, después vuelve cada una a lo suyo... Esa capacidad para cambiar sus ritmos es distinta. Eso nos hace diferentes, pero la gente tiende a exagerar esas diferencias.
¿Para qué las exageramos?
Para sentir que los Rodríguez, son distintos a lo Pérez. Ese tiene las uñas largas y yo las tengo redondas. Eso es importantísimo en los humanos para la supervivencia, porque hay mayor variedad y eso garantiza mayores posibilidades de evolucionar.
¿Qué es la conciencia y donde está?
Es un estado funcional del cerebro, que está en continuo movimiento y donde los valores y las implicaciones de lo que se está pensando forman parte de las mismas cosas. Yo veo una línea azul y puedo decir al mismo tiempo "qué color tan feo". Por supuesto que esto no tiene un lugar específico en el cerebro, está disperso en él.
¿Qué son cerebralmente los valores?
Son patrones de acción fijos que nos impulsan a actuar por un proceso de negociación que se hace desde que se nace. Le pegaron a él y a mí no. Él debe ser culpable...
¿En qué parte del cerebro se elaboran el amor y las emociones?
El cerebro emocional es muy viejo. Es el cerebro truhán, el de los reptiles, donde no existen más que patrones de acción fijos; por eso ellos se acercan o se van si quieren comida; atacan si quieren defenderse, y tienen sexo si quieren reproducirse. Así mismo es el amor...
Si es tan simple, ¿entonces por qué se le da tanta importancia?
Porque el sexo, que es vital para la reproducción, está involucrado. En el afán de controlarlo, por razones sociales, se ha modulado ese patrón cerebral de acción fijo al punto de convertirlo en algo vital para todos.
En definitiva, ¿qué es el amor?
Es un estado funcional, como una golosina, y los enamorados son golosos ("que me ame, que me ame"). Eso hace que se sienta rico y que se activen los sistemas de gratificación. Por eso gusta. Claro, eso es indistinto de lo que se ame o a quién se ame. Amar la plata o a alguien del mismo sexo es, funcionalmente, la misma vaina. Eso sí, nunca es demasiado, nadie se muere por exceso de amor. No es como la epilepsia.
¿Y el odio y la envidia?
Son estados funcionales automáticos de los núcleos de la base del cerebro. Como todos los pecados capitales, no son negociables: el señor se enamoró y, como el que se va de rabo, no hay nada que hacer. Ahora, como todos los patrones de acción fijos, se pueden modular con otros. Por ejemplo, en el caso de la señora que ama a su marido y luego lo odia por infiel, hay un cambio de patrón de acción fijo, que era el amor, por otro, que es el odio... ¡Simple!
¿Y el amor a primera vista?
Funciona como en el cerebro de los pájaros: el patrón de acción fijo estaba activado, disponible y listo cuando apareció la persona que le gustó, y listo.
¿Y el amor eterno?
Ese es de inteligentes que estructuran y modulan los patrones de acción fijos sobre la base de ver al otro como la mano de uno. Cuidarla es mi responsabilidad y viceversa. Saber que no habrá puñalada trapera es la norma. ¡Nunca, primero me matan tres veces! Esa es la clave neuronal del amor eterno, la que mantiene el estado funcional activo y bloquea cualquier cosa que le sea contraria. Es una calidad de estado mental. Si se entiende no hay otra posibilidad que amar al otro; en cambio, querer acostarse con otro y pasarla rico no es amor. Amor es compromiso y cerebralmente está en el cerebro truhán. Uno no se enamora de una mujer porque tiene unas tetas buenísimas, uno se enamora de su cerebro, porque con él se interactúa y se avanza, con las tetas no. Amar es cerebralmente un baile y hay que bailar con el que pueda danzar con el cerebro de uno. Amar es bailar, no hacer gimnasia. Encontrar eso es muy difícil; hallarlo es un tesoro.
¿Cerebralmente qué es Dios?
Es un invento del hombre. Y como todos los inventos humanos, se parece a él. Dios tiene dos razones de ser: a los inteligentes les sirve para gobernar a los demás y a los menos inteligentes para pedirle favores. A todos para explicar lo que no entendemos de la naturaleza. Es una lógica de un primitivismo náuseo.
¿Qué es la inteligencia?
Cerebralmente es la capacidad de abstraer para simplificar y actuar sobre esa simplificación. Cerebralmente está entre un oído y el otro, es decir en todas partes... Y claro, existen diferentes tipos de inteligencia.
¿Qué es un tipo malo, neuronalmente?
Esa no es una condición cerebral, es una condición social. Los ladrones y asesinos son sociales: ¿Por qué roba? "Por mis hijos, los ladrones son ustedes, porque me quitan y luego me castigan por querer recuperarlo".
¿El subdesarrollo es un patrón cerebral?
El país puede estar subdesarrollado, pero yo no. Eso no es contagioso. Ah, no hay cerebros subdesarrollados.
Se dice que solo usamos el 10 por ciento del cerebro...
Esa es una forma estúpida de pensar. Lo usamos todo y nunca se detiene. El cerebro actúa todo siempre; lo que sí sucede es que unas funciones se inactivan para que otras puedan marchar. Eso es necesario.
¿Las nuevas generaciones serán más inteligentes?
No hablen caca...
¿Cómo define a una persona inteligente?
La que es capaz de poner en contexto el mundo externo.
¿Se puede ejercitar el cerebro?
Sí, la labor intelectual genera más labor intelectual...
¿Quién es genio?
Aquél al que no le cuesta trabajo.
¿Y nace o se hace?
Nace con patrones cerebrales específicos: por ejemplo, el que es buen matemático, no es bueno bailando; el que es bueno pintando, se puede enredar haciendo una cuenta.
¿Por qué los científicos no son políticos?
Porque la política es un arte, no una ciencia.
¿Cree que este país debe seguir siendo manejado por esos artistas?
Desgraciadamente no hay más remedio.
¿Tenemos buenos artistas de la política?
No son artistas de la política pura. La mayoría son fracasados de otras disciplinas.
¿Por qué usted pudo y otros no?
Por suerte. Sea lo que sea, no me hice a mí mismo. Si en el momento en que uno nace las narices grandes son favorables, y uno viene con ellas, ¡de buenas! El valor que uno tiene es el problema de los demás, uno no se juzga, lo juzgan los demás.
¿Cómo se sentiría si mañana encuentra la cura de una enfermedad?
¡Colombianísimo!
Usted es un referente, de los pocos para el país. ¿Qué le significa eso? 
Una cantidad de entrevistas como ésta, la cosa más jodida...

miércoles, 23 de febrero de 2011

Egipto: la revuelta de la población trabajadora ignorada por los medios de comunicación occidentales


El periodista Ignacio González me hace llegar este artículo vía email desde Madrid. Es un punto de vista distinto y revelador de todo cuanto los medios occidentales han querido mostrarnos sobre las crecientes revueltas en Oriente Próximo., en particular, la de Libia. La única manera que encontré para compartirlo masivamente fue subiendolo a mi Blog. El autor del artículo es Mike Whitney un analista político independiente que vive en el Estado de Washington y colabora regularmente con la revista norteamericana CounterPunch. www.counterpunch.org   Pese a que busque el texto original en inglés en la publicación, (el mensaje recibido traía la fecha 20/02/11) no lo encontré. Talvez no fue publicado allí, sin embargo, bien vale la pena leerlo de princio a fin.

"La revolución en Egipto es una expresión de la voluntad del pueblo, de la determinación del pueblo, del compromiso del pueblo… Musulmanes y cristianos han trabajado juntos en esta revolución, como lo han hecho grupos islámicos, partidos laicos, partidos nacionalistas e intelectuales… Lo cierto es que todos los sectores han tomado parte en esta revolución: los jóvenes, los viejos, las mujeres, los hombres, los clérigos, los artistas, los intelectuales, los obreros y los campesinos.” – Hassan Nasrallah, Secretario General de Hezbollah 
La historia real de lo que está aconteciendo en Egipto es ocultada en los EEUU: no casa con el lema de las “maravillas del capitalismo” que los medios de comunicación gustan de repetir hasta la náusea. La desnuda verdad es que el grueso de las políticas económicas exportadas por Washington a través del soborno y la coerción han causado un malestar masivo en la población trabajadora, lo que ha terminado por provocar un incendio en el Oriente Próximo. Mubarak es la primera baja en esta guerra contra el neoliberalismo; vendrán muchas más.  En realidad, la dimisión de Mubarak es, probablemente, un mera concesión a los trabajadores egipcios ideada para que sigan el consejo de los militares y regresen como corderitos a sus maquilas para que los orondos ejecutivos con sede en Berlín y en Chicago puedan extraer unos cuantos centavitos más de su penoso trabajo. Lo más probable, empero, es que no ocurra tal cosa; porque los 18 días en la Plaza Tahrir ha tenido un efecto transformador de la consciencia de los 80 millones de egipcios que, subitáneamente, han dicho “basta”. El pueblo ha despertado de su sopor, y ahora están preparados para la pelea.
La revolución empezó mucho antes de las manifestaciones en la Plaza Tahrir, y seguirá durante mucho tiempo. Los trabajadores se están rebelando por doquiera contra unas condiciones miserables de vida, contra unos salarios de esclavitud y contra las “privatizaciones”, la joya de la corona del neoliberalismo. La privatización de las industrias públicas en Egipto es la causa más inmediata del levantamiento popular en curso. Ha llevado a un declive general de los niveles de vida de tamaña extremidad, que la gente prefiere ya enfrentarse a las cachiporras de la policía a seguir soportando más de lo mismo. He aquí un extracto de la revista Foreign Policy que resulta iluminador de lo que está pasando: 
“En las fábricas conurbanas de El-Mahalla el-Kubra, una ciudad industrial situada a pocas horas de automóvil al norte del Cairo, radica lo que para muchos es el corazón de la revolución egipcia. ‘Es nuestro Sidi Bouzid’, dice Muhammad Marai, un activista sindical, refiriéndose a la ciudad tunecina en la que un vendedor ambulante frustrado se prendió un fuego que terminó por ser la chispa de la revolución.
“En efecto: las raíces del levantamiento de masas que echó del poder al dictador Hosni Mubarak han de buscarse en el papel central que jugó hace años aquella ciudad anegada por la contaminación industrial en el inicio de unas huelgas obreras y de unos movimientos sociales de base que terminaron extendiéndose por todo el país. Y es el núcleo simbólico de la reciente deriva hacia la revolución: una oleada de huelgas contra las desigualdades sociales y económicas que llevaron a la paralización de buena parte de Egipto.
“Más de 24.000 obreros en docenas de fábricas textiles, públicas y privadas, y en particular en la gigantesca planta de Egypt Spinning and Weaving plant, fueron a la huelga y ocuparon fábricas durante seis días en 2006, consiguiendo un aumento de sueldo y algunos beneficios asistenciales sanitarios. Análogas acciones tuvieron lugar en 2007…
“ ‘Luego de Mahalla en 2008, aparecieron las primeras debilidades del régimen’, dice Gamal Eid, de la Red Árabe de Información sobre los Derechos Humanos. ‘Nada fue igual en Egipto después de eso’.” ("Egypt's Cauldron of Revolt", Anand Gopal, Foreign Policy.)
Compárese esta historia con la narrativa ofrecida por los medios de comunicación estadounidenses, según la cual la revolución se desencadenó a causa de unos textos de twitter  enviados a sus amigos por unos dichosos “veinteañeros” que deambulaban excitados por las calles del Cairo. Grotesco. Esta revolución arraiga en la clase obrera; por eso la prensa del establishment es tan reluctante a explicar lo que realmente está pasando. Hablar de “clases” es cosa expresamente prohibida en los medios de comunicación estadounidenses, porque eso viene a apuntar más o menos a los bolsillos sin fondo de los barones ladrones que han creado los mayores extremos de desigualdad que registra la historia universal. Escuchemos lo que dice Michael Collins en The Economic Populist:
“Egipto inició una serie de reformas en los 90 que alteraban deliberadamente las cosas en perjuicio de los trabajadores y de los pequeños campesinos. El gobierno liquidó a precio de saldo las grandes empresas públicas. Los nuevos propietarios privados tenían pocos incentivos para mantener a la gente en sus puestos de trabajo o para conservar puestos de trabajo en Egipto. El gobierno aprobó nuevas medidas para proteger a los grandes propietarios agrícolas, abandonando a su suerte a los pequeños campesinos.
“Cuando el primer ministro conservador Ahmed Nafiz llegó al poder en 2004, la situación se hizo desesperada. Merced a una ley hostil al mundo del trabajo, creció en Egipto la presión sobre los trabajadores industriales. La ETUF tenía poco que ofrecerles, y a menudo, anulaba los votos a favor de ir a la huelga de las secciones locales…
“El mismo movimiento trabajador que impulsó la huelga de 2006 y su secuela en 2007, llamó a una huelga nacional el 6 de abril de 2006 a favor del aumento del salario mínimo y en protesta por los elevados precios de los alimentos. El gobierno de Mubarak envió a la policía, que tomó la fábrica en la esperanza de abortar la huelga. Estalló entonces un conflicto cargado de violencia por parte de la policía contra los miembros de los sindicatos que llamaban a la huelga. Se detuvo a trabajadores. Enseguida vinieron procesos, acusaciones y condenas. Otros sindicalistas prosiguieron la protesta. 
“Un escritor egipcio observaba: ‘En el levantamiento del 6 de abril, las reivindicaciones de los trabajadores se solapaban con las del conjunto de la población. La gente exigía una bajada de los precios de los alimentos y los trabajadores exigían un salario mínimo’. 
“Además, el Movimiento juvenil del 6 de abril apareció como un actor clave en punto a fijar los objetivos de la huelga nacional. Es la misma organización que ha sido central en la movilización de multitudes por todo el país.” ("Forces Behind the Egyptian Revolution", Michael Collins, The Economic Populist.)
¿Lo ven? Esto no va de derrocar a un dictador; va de guerra de clases. Y de eso nadie habla en los medios de comunicación occidentales.
La revolución es un indicio del auge del movimiento obrero organizado, y constituye un asalto frontal al Consenso de Washington y al régimen que, lanzándolo a Egipto a una carrera hacia el abismo, ha puesto a los trabajadores en una situación límite. No ocurrió de un día para otro; esas fuerzas se habían ido fraguando durante mucho tiempo, y la yesca ha prendido ahora.
Se trata tanto de una lucha por los derechos de los trabajadores y por el poder político como de una lucha por la mejora salarial y de las condiciones de trabajo. La dimisión de Mubarak ha envalentonado a la gente y robustecido su determinación de combatir por un cambio estructural real. Es su oportunidad de configurar el futuro, y esa es la razón de que Washington esté tan preocupado. Fue también la razón de que las ONG respaldadas por los EEUU y sus agentes anduvieran tan diligentes en los intentos de deponer a Mubarak, porque creían que, removido el tirano, podrían apaciguar a las masas y conseguir que volvieran tranquilamente a sus fábricas y a sus maquilas con un par de palmaditas en la espalda. Pero no es así como están discurriendo las cosas. Diríase que los trabajadores saben intuitivamente que Mubarak es pieza perfectamente reemplazable en el mecanismo imperial. Hasta ahora, no han conseguido aplacarles, someterles o cooptarles, aunque la pandilla de Obama y su líder en la junta militar, Tataui, lo intentarán desde luego. He aquí un fragmento de la entrevista concedida por la profesora Mona El-Ghobashy (del Barnard College) a Democracy Now, útil para entender mejor el contexto de lo que está pasando en el Cairo. 
“Esta revuelta tiene una prehistoria. La política egipcia no empieza el 25 de enero. Lo cierto es que se ha visto afectado por una extraordinaria oleada de protesta social desde al menos el año 2000. Esto no es ningún modo nuevo. De ningún modo es un fenómeno post-13 de febrero. Es algo que ha venido ocurriendo desde hace tiempo, con picos en 2006 y 2008, lo que da un peso extra a la protesta que se disparó entre los funcionarios, los policías y otros empleados públicos… Lo que muestra eso es una convergencia del viejo tipo de protesta con un ambiente político completamente cambiado. Ese es su significado…
“Así que, si queremos entender el significado de lo que ha pasado hoy, tenemos que vincularlo con la urdimbre de la política egipcia que empieza a configurar en 2000, para decirlo rápido, pero las protestas vienen ocurriendo ya desde los 90. Una de las protestas de mayor dimensión fue una huelga de los trabajadores de canteras en 1996, que realmente sacudió en su momento al país. Claro, nadie se acuerda ahora de eso. 
“Pero, volviendo al extremo que quiero destacar, estamos entrando en un período, como observó Issandr, en un momento realmente revolucionario en la política egipcia: la constitución y el parlamento están suspendidos, pero, al propio tiempo, tenemos esta estructura social rodante en la que casi todo el mundo y prácticamente todos los sectores de la población están saliendo a la calle y buscando aprovechar la oportunidad política ofrecida por el cambio de régimen, y lo están haciendo porque ya sabían cómo hacerlo. Saben cómo ocupar y acampar en las calles. Saben cómo negociar con los ministros del gobierno. Saben cuánta gente hay que poner en una esquina para lograr que el ministro del gobierno vaya a hablarles a la esquina. Por eso es significativo, no porque el 13 de febrero sea un renacimiento de la política egipcia.” ( Mona El-Ghobashy, Democracy Now.)
La administración Obama no está “manejando los hilos” de esta revolución; la verdad es que está sin prácticamente margen de maniobra. Los EEUU tienen muy poco control sobre los acontecimientos de base, y todos sus esfuerzos se centran en el “control de daños”. Por eso sigue Obama con sus necios pronunciamientos, día sí y otro también, llamando a los manifestantes a a desempeñarse pacíficamente e invocando las palabras de Martin Luther King para calmar las aguas. Pero nadie presta la menor atención a lo que diga Obama. Es completamente irrelevante. También les taren al pairo los píos deseos de Hilary Clinton para que el Congreso asigne una partida para “ayudar al crecimiento de partidos políticos laicos”. ¿Para qué, si el caballo ya ha salido del establo?
Tampoco los militares egipcios tienen el control: por eso siguen emitiendo comunicados contradictorios , ora celebrando el triunfo en la Plaza Tahrir, ora amenazando con medidas drásticas si la gente no regresa a sus puestos de trabajo. Cuando los militares se decidan por una determinada estrategia y empiecen a reprimir masivamente a los trabajadores en huelga, empezará la revolución real y aparecerá una nueva realidad política. Nada galvaniza tanto la atención o conmueve más las propias raíces de clase que la sangre en la calle.
Y no hay fórmula establecida de antemano para dirigir una revolución, no hay libreto para el éxito. Cada revolución es diferente, como únicas son las aspiraciones de los pueblos empeñados en ellas. Rosa Luxemburgo se percató perfectamente de eso:
“La clase obrera moderna no lucha conforme a un plan preestablecido en algún libro de teoría; la lucha de los trabajadores modernos es una parte de la historia, una parte del progreso social, y en medio de la historia, en medio del progreso y en medio del combate aprendemos el modo en que debemos combatir… Eso es precisamente lo que resulta digno de alabanza de esa lucha: precisamente por eso, esta colosal pieza de cultura que es el movimiento obrero moderno define una entera época histórica: las grandes masas del pueblo trabajador comienzan por forjarse, a partir de su propia consciencia, a partir de sus propias convicciones y aun a partir de su propia comprensión de los acontecimientos, las armas de su propia liberación.”
El pueblo egipcio ha evitado una confrontación abierta con as fuerzas gubernamentales con una astucia impresionante. Pero el peligro de las medidas drásticas represivas sigue siendo muy real. Los trabajadores han presentado sus reivindicaciones, y en este nuevo ambiente de activismo político, es harto improbable que retrocedan mientras no consigan sus objetivos. No se conforman con la salida de Mubarak. Saben que “el nuevo amo es semejante al viejo amo”. Como declara en su Manifiesto, el Centro de los Sindicatos y Trabajadores de Servicios, no se trata ya sólo de “salarios decentes” o de “asistencia médica”; el pueblo egipcio “se niega a seguir viviendo una vida de humillaciones”. 
Un extracto de ese Manifiesto de los sindicatos obreros:
“… 300 jóvenes han pagado con sus vidas un precio por nuestra libertad y por nuestra emancipación de la humillante esclavitud que padecemos. Y ahora, la vía, la senda, está expedita para todos nosotros…
“La libertad no es sólo una exigencia de la juventud… queremos libertad para poder expresar nuestras reivindicaciones y reclamar nuestros derechos … para poder encontrar una forma de gestionar la riqueza de nuestro país, los frutos robados de nuestro duro trabajo… para poder redistribuir con algún sentido de justicia… para que los diferentes sectores oprimidos de la sociedad puedan lograr más de lo que a ellos es debido y no tengan que padecer innecesariamente hambre y enfermedades.”
El pueblo egipcio quiere lo que le es debido: su libertad, su dignidad, y una porción equitativa del pastel. Y diríase que están en condiciones de conseguir todo eso. 
Traducción : Mínima Estrella