Respetado y querido Antanas,
Ha sido insoportable la terrible
revelación y el sentimiento de orfandad de que TODO SI VALE para conquistar el
poder y que el Partido Verde no representa otra forma de hacer política.
Es inadmisible, produce dolor y mucha
rabia que Enrique Peñalosa acepte y busque una alianza con Álvaro Uribe Vélez,
el Partido de la U y todo cuanto esto representa, para llegar a ver cumplidas y
satisfechas sus aspiraciones personales, que no políticas, de llegar otra vez a
la Alcaldía de Bogotá.
El fin no justifica los medios y el
realismo político tiene límites. Como a Usted, “no me gusta que todo es
negociable, comprable, como si el país se manejara a través de una lógica
comercial. Hoy la lucha en Colombia no es entre bandos, sino contra el TODO VALE, contra justificar violar la ley en aras de conseguir un fin supuestamente
superior”.
Hace apenas un año el NO TODO VALE era un valor compartido y sagrado entre
millones de Colombianos, especialmente en Bogotá, que decidimos apoyarlo en la
consulta interna del naciente movimiento para llevarlo a la Presidencia de la
República. Me siento defraudada y traicionada.
En la historia reciente del país cuando
se habla de trampa, corrupción, paramilitarismo, criminalidad, todo nos conduce
a un nombre: Álvaro Uribe Vélez que, aunque sin ninguna acusación
disciplinaria, fiscal o penal (aún), esto no lo exime de su responsabilidad
política, ética y moral y la de sus distintos partidos y movimientos (Colombia
Democrática, Colombia Viva, Alas, el Partido de la U, Colombia Primero), de
quien se dice representa el proyecto político del paramilitarismo en Colombia.
¿Cómo es posible que el Partido Verde a
través de su candidato a la Alcaldía de Bogotá quiera y acepte una alianza con
un personaje que representa el proyecto político de quienes “Refundaron la
Patria” y reconfiguraron el Estado colombiano como son los mafiosos políticos
del narcotráfico y el paramilitarismo?
¿De qué renovación total de las
costumbres políticas y recuperación de la ética pública puede hablar el Partido
Verde que, aún sin sortear las dificultades de una contienda electoral por la
Alcaldía de Bogotá vende sus principios y valores a un personaje que como
Álvaro Uribe Vélez encarna justamente todo lo contrario?
¿Cómo espera Usted y el Partido Verde
que apoye al candidato a la Alcaldía de Bogotá Enrique Peñalosa si busca
aliarse con quien la justicia ha ido demostrando fue elegido en el 2002 por la
intimidación, el chantaje y el asesinato a mano de los paramilitares?
¿Cómo voy a defender al candidato a la
Alcaldía de Bogotá por el Partido Verde Enrique Peñalosa si al buscar una alianza con Álvaro Uribe Vélez lo que me muestra es que legitima como práctica
política el fraude, la trampa y la utilización de la compra de conciencias para
obtener como en el 2006 la reelección de su segundo mandato?
¿Cómo va a salir la sociedad colombiana
de la ilegalidad si se pacta con un líder de la ilegalidad para ganar unas
elecciones? Sería además desastroso que con Uribe Vélez se repitiera la historia
de Samper Pizano: que todo ocurrió a sus espaldas.
¿De qué voto vital se puede hablar si
lo que sigue imperando y promocionando el Partido Verde son las viejas y
amorales prácticas electorales de la política regresándonos a la situación de
votar por un X para oponernos a Peñalosa
por su alianza con el Uribismo?
Desafiar el miedo a la sanción legal en
Colombia ha sido la estrategia permanente de quienes, en el marco de la ley,
han acomodado la Constitución en su propio beneficio alimentando la tensión de
la gente entre fines y medios. El peso de la ética depende de los resultados en
la política, pero no a cualquier precio.
Antanas, tengo mucha indignación para
dar y convidar. Por esto no comprendo que, delitos de lesa humanidad como los
crímenes extrajudiciales (mal llamados falsos positivos) y la violación a
derechos humanos universales como las interceptaciones ilegales, la
persecución, el hostigamiento (mal llamadas chuzadas del DAS) los cuales son
del resorte de la responsabilidad política, ética y moral de Álvaro Uribe Vélez
como Presidente, ampliamente censurados por usted y los miembros de esta
colectividad durante la campana del 2010, sean hoy exculpados por un fin
electoral del Partido Verde a través de Enrique Peñalosa.
Los no ilegales y los no corruptos no
podemos hacernos los de la vista gorda y tragarnos el sapo verde de que aquí no
pasa nada” o quedarnos en el “dejé así” y menos en el “están como exagerando”.
Estoy convencida como usted que la justicia es superior a la venganza, pero
mientras lo primero ocurre, me resulta impensable juntarme a tomar un café con
un personaje como Álvaro Uribe Vélez y aceptar la anomia e impunidad social y moral. Mi única opción es ejercer la censura social para salvaguardar mi
dignidad, ética y principios.
“Claudia López ha hecho una radiografía
de la injerencia paramilitar en las elecciones de Congreso del 2002 y las
locales del 2003 y el 2007. El establecimiento colombiano, o fue ajeno e
impotente ante actores locales armados convertidos en rueda suelta con
aspiraciones políticas propias, o justificó el uso de métodos “desagradables”
para conquistar fines como la seguridad y la reactivación económica.
La discusión entre Claudia y un gobernador [Luis Alfredo Ramos] ha sido de lo más interesante: ella ha mostrado
técnicamente que él no necesitaba el apoyo paramilitar para ganar y, sin
embargo, lo aceptó. Por supuesto, este se ha rasgado las vestiduras. Si le
creemos a Williams [el filósofo Bernard Williams], sería clave, si lo hizo,
encontrar evidencia de que fue con sincera repulsa. ¿Sintieron repulsión hacia
los métodos que usaron los que tuvieron en sus manos la negociación del voto de
Yidis? ¿Sintieron renuencia algunos líderes regionales cuando organizaron los
primeros grupos paramilitares? Si no hay censura social, el mundo tenderá a
utilizar y tolerar métodos indebidos. Williams opina que, si no hay repulsión
moral, lo más probable es que el político vuelva a utilizar el “medio
desagradable”, aunque ya no haya causa noble que lo requiera”.
“A la gravedad de la frecuencia de
comportamientos ilegales se añade la gravedad de la frecuencia con la que
ciudadanos no corruptos justifican la corrupción o la consideran normal
("que roben, pero que al menos hagan obras"). Eso es tanto como decir
que como el 70% de los votos electorales del Uribismo están en Bogotá, pues
aliémonos con este o él para llegar a la Alcaldía de la ciudad. Pueda que esto
sea político, hasta legal si se quiere, pero es absolutamente inmoral y no es
limpio con nadie. Ni siquiera con los Uribistas mismos.
“El TODO VALE es la peste de cualquier
sociedad”, subraya Usted, pero además el relativismo su condena. Por esto salir
de la ilegalidad no puede ser negociando el voto vital.
Tal vez esperé demasiado del Partido
Verde y por eso me siento defraudada. Por esto hoy me siento incapaz de cumplir
con algunos deberes en calidad de afiliada al Partido Verde. No puedo acatar
las prioridades y orientaciones políticas del Partido adoptadas por sus Órganos
de Dirección como es la de apoyar a Enrique Peñalosa a la Alcaldía de Bogotá.
No puedo difundir las decisiones adoptadas por el Partido Verde ni velar porque
se respeten y cumplan sus principios porque me resulta inadmisible e imposible
de explicar a los demás el por qué de una alianza con el Álvaro Uribe Vélez. No
puedo “acatar y cumplir las alianzas, coaliciones y todas las decisiones
políticas de carácter general del Partido por encima de los intereses
particulares”, porque no puedo traicionar mis principios éticos y morales que
me impiden dar un beneplácito de aceptación, confianza y legitimidad a quien
instauró para el país un proyecto político en contra de la ética, la moral, los
valores y el respeto, cuidado y garantía a los derechos humanos universales.
No creo que, cómo con la lechuza muerta
de un balonazo en un campo de fútbol,
con el apoyo de Uribe a Peñalosa estemos exagerando quienes no lo
aceptamos desde ningún punto de vista. La sola duda de buscar o aceptar esa
alianza que hoy es una realidad publicitada con quien para mí es y
representanta un daño irreparable en la conciencia y sentido humano del país,
insisto, es incongruente. No puedo fortalecer la ignominia social.
“Hoy todas las interpretaciones son
válidas y las palabras sirven más para descargarnos de nuestros actos que para
responder por estos” nos advirtió Ernesto Sábato. Por esto, apreciado Antanas,
además de pedirle una declaración clara, directa y precisa que exprese sin
ambigüedades cual es su postura frente a la actuación de Enrique Peñalosa y no
un comunicado gaseoso que recuerda unos Principios que ya no se quieren
cumplir, mediante esta Carta que hago pública y de manera respetuosa por Usted,
le presento mi retiro formal de afiliación al Partido Verde.
Continuaré como antes del Partido
Verde, en el presente y en el futuro, defendiendo la legalidad democrática, el
respeto por los derechos humanos y toda acción en la búsqueda de sus garantías
impidiendo que EL TODO VALE se convierta en el imperativo de vida en nuestra
sociedad.
Siempre tendré una gratitud especial
por Usted porque en la contienda electoral del 2010 su visión de la política, principios
éticos y costumbres morales me devolvieron el lápiz, la voz y mi participación
como ciudadana en los destinos de un país, para mí, crecientemente inviable.
Con aprecio