Dedicado a @NNGuerrero, co rescatista
La vida está cargada de símbolos y magia. Y libélulas, que es lo mismo.
Mientras esperaba el turno de atención G163 en Tigo de la Calle 85 con 11 en Bogotá y sonreía escuchando La Luciérnaga, en el segundo piso del amplio y agradable espacio apareció un ser alado y fascinante: ¡una libélula! Suficiente motivo para
desconectarme del móvil e ir a su encuentro.
¿Cómo estaba aquí una libélula dorada si su hábitat es
cerca del agua estancada o en movimiento como los lagos y los ríos? Sin duda esta pérdida.
Me dispuse a seguirla. Con su danza y batir de alas lleno de acrobacias se movía con velocidad y sin torpeza por todo el lugar en línea recta, hacia arriba, hacia abajo, hacia los lados… ¿Con desespero? No lo
sé, pero con menos gracia y una definitiva y desbordante fascinación fui tras de ella mientras la
gente en turno de espera me miraba inquieta sin detener su atención en la espléndida hada. ¿Qué
hago?
Se detuvo por un momento. Estaba como congelada, quizás presa del miedo, adherida a la tuerca de Zona Wi-fi, el único letrero en la pared del lugar.
Me aproxime a una cuarta de distancia y le pregunté en voz alta: ¿Cómo puedo ayudarte? ¿Qué hago? Ya
sé!! Solo sígueme y te indico cómo salir de aquí, ¡Eres preciosa!, o precioso,
murmuré en voz baja. ¿Serás un libélulo? No se movió.
Sus sobresalientes y grandototes ojos capaces de ver 360º alrededor, se encontraron con el brillo de los míos que miraban con felicidad los visos dorados y verdes y azules de su frágil cuerpo de 5 centímetros y sus transparentes, delgadas y mágicas alas.
Sus sobresalientes y grandototes ojos capaces de ver 360º alrededor, se encontraron con el brillo de los míos que miraban con felicidad los visos dorados y verdes y azules de su frágil cuerpo de 5 centímetros y sus transparentes, delgadas y mágicas alas.
Le hice una primera foto que envié de inmediato a twitter con un mensaje de SOS: “Una libélula dorada pérdida en Tigo. No sé cómo ayudarla a salir.
pic.twitter.com/jZvAIaiE6F”.
Pocos minutos después había una única respuesta. @nnguerreo (Natalia Guerrero) me decía:“@Bunkerglo En una cajita...Hay que sacarla de ahí para que no se muera”, a lo que respondí: "@nnguerrero sí, pero no tengo cajita... Ah, no, ya se... Ya te cuento".
Pocos minutos después había una única respuesta. @nnguerreo (Natalia Guerrero) me decía:“@Bunkerglo En una cajita...Hay que sacarla de ahí para que no se muera”, a lo que respondí: "@nnguerrero sí, pero no tengo cajita... Ah, no, ya se... Ya te cuento".
¡Claro! ¡Cómo no se me había ocurrido!
Me acerqué a un asesor que estaba justo delante y su espalda daba hacia la mágica hada. Le pregunté si por casualidad tenía una cajita para ayudar a salir a la libélula. Se dio vuelta, miró la libélula y sin inmutarse me respondió: no. Quedé desconcertada (con piedra) pero no tenía tiempo ni para mirarlo rayado.
Me acerqué a un asesor que estaba justo delante y su espalda daba hacia la mágica hada. Le pregunté si por casualidad tenía una cajita para ayudar a salir a la libélula. Se dio vuelta, miró la libélula y sin inmutarse me respondió: no. Quedé desconcertada (con piedra) pero no tenía tiempo ni para mirarlo rayado.
Acudí a un
siguiente puesto de trabajo ocupado por una mujer. Misma pregunta misma solicitud. No pasó un segundo y sin mediar palabra se
levantó de de su mesa y me dijo: espera, veamos con qué.
Abrió todas las gavetas de su escritorio y apareció un pequeño estuche de un samartphone. ¡Con esto! Exclamó feliz y me lo entregó.
Abrió todas las gavetas de su escritorio y apareció un pequeño estuche de un samartphone. ¡Con esto! Exclamó feliz y me lo entregó.
Regrese y me aproximé muy despacio, otra vez a un cuarto de distancia y con delicadeza le susurré lo que haría a la libélula. No aleteó. Ni se movió. Tampoco intentó huir.
Cuando le avisé que ya la atraparía en la cajita, al entrar movió sus alas, parecía que caminará y quedó en reposo. Inmóvil. Bajé de prisa con “mis tacones lejanos” al primer piso en busca de la calle. Vi una matera. ¡Eso! ¡Una planta! ¡Verde! Mientras que mi corazón latía de dicha. Puse la caja allí unos segundos. Quería hacer una foto para enviársela a Natalia, así que le pedí a una jovencita que pasaba en ese momento que si por favor me ayudaba a liberar una libélula que había en la cajita. Me miró con desconfianza pero le insistí. Se acercó, tomó la cajita con una mano mientras su cuerpo quedó atrás como preso de miedo. La abrió y la libélula voló.
El hada dorada se fue con su danza y yo quedé invadida de una indescriptible emoción.
Cuando le avisé que ya la atraparía en la cajita, al entrar movió sus alas, parecía que caminará y quedó en reposo. Inmóvil. Bajé de prisa con “mis tacones lejanos” al primer piso en busca de la calle. Vi una matera. ¡Eso! ¡Una planta! ¡Verde! Mientras que mi corazón latía de dicha. Puse la caja allí unos segundos. Quería hacer una foto para enviársela a Natalia, así que le pedí a una jovencita que pasaba en ese momento que si por favor me ayudaba a liberar una libélula que había en la cajita. Me miró con desconfianza pero le insistí. Se acercó, tomó la cajita con una mano mientras su cuerpo quedó atrás como preso de miedo. La abrió y la libélula voló.
El hada dorada se fue con su danza y yo quedé invadida de una indescriptible emoción.
Las libélulas son hadas o hados de luz que traen siempre el despertar,
la renovación, las fuerzas positivas y el poder de la vida.
También se les asocia con la buena suerte, la prosperidad, la rapidez, la fuerza, la paz y la armonía.
También se les asocia con la buena suerte, la prosperidad, la rapidez, la fuerza, la paz y la armonía.
Leí hace un momento que la mayor parte de la vida de las libélulas,
(entre 5-7 años), la pasan en estado de larvas. Cuando son adultas viven pocas
semanas o meses, pero eso sí, de manera intensa, plena, al máximo. Por eso sus ojos tienen esa capacidad de visión privilegiada: para ver más allá de
las propias limitaciones.
Solo hay que estar despiertos y dejarse llevar por lo que diga el
corazón, como dice Niche. Disfrutar la vida tal como viene, con lo que somos y
tenemos. Cada instante, cada momento. ¿O no, @Paisa7?
Fuerza, felicidad, valentía. ¡Volaré como una libélula!