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jueves, 28 de octubre de 2010

Cuando Fernando Garavito ingresa al mundo de la Internet

Este es uno de los primero correos que envió Fernando Garavito como aprendiz de la Internet de la mano de Constanza Vieira y Felipe Osorio.

Enero 10, 2003

Apreciados amigos: 

No sé si ustedes recuerden que teníamos una cita. Como pretendiente feo en trance de conocer a una muchacha bonita, rompí la barrera del sonido preparando estas listas. Por ahora son apenas tres, las dos primeras de cincuenta nombres cada una y la tercera de trece. Hotmail no recibe sino cincuenta direcciones por grupo. Y en mi archivo tengo todavía 128 mensajes sin contestar, que posiblemente van a formar dos listas y media más. En total, la próxima semana tendremos tal vez cinco listas de 50 nombres. A los que hoy faltan, les remitiré mi artículo antes del miércoles (espero), y les pondré una nueva cita para de hoy en ocho días.  Esas 250 personas conformarán nuestra primera base de lectura. A partir de ahí intentaremos todo lo demás, desde la integración de grupos más amplios hasta una página web. Aunque voy rápido, no avanzo tanto como quisiera. De cualquier modo, espero tener con cada corresponsal una relación personal. Más que cuatro o cinco mil nombres anónimos, me importa que seamos amigos y que pensemos, entre todos, cómo aprovechar mejor un universo que nos reunió en torno a un incidente desafortunado.  La columna que ahora inicio tiene, y tendrá, mil palabras. La de El Espectador tenía 650. Creo que el número que he escogido permite recitar aquello de “ni tanto que queme el santo, ni tanto que no lo alumbre”. Hay quienes dicen “ni tan poco que no lo alumbre”. Pero suena horrible.  Claudia Cadena me pidió que bautizara el archivo de una determinada manera para que lo pudieran leer los usuarios de Macintosh sin los problemas que les acarrea su exclusividad. Traté de hacerlo, sin lograrlo. Tal vez desde la próxima semana entienda de qué se trata, y pueda atender esa instrucción. Constanza Vieira y Felipe trataron de ayudarme a abrir un grupo yahoo. Seguí sus instrucciones hasta que me di, de manos a boca, con la muralla china. Más o menos sentí lo que debieron sentir los mongoles frente a esa otra forma de eternidad. Seguiré intentando vencer esa resistencia. Gabriel Ruiz, Pedro J. García y otros varios (perdónenme. Pero no tuve tiempo de revisar todo el listado) me han ofrecido ayuda para iniciar la página web. Creo que el lunes 20 podremos comenzar en forma esa tarea.  Esas son mis noticias. Les agradezco su solidaridad, su amistad, su confianza. Trataré de responderles en la mejor forma posible. Por ahora, siguiendo las instrucciones de Constanza, les enviaré mi artículo por CCO. Ella me indicó qué traducía “Con Copia Oculta”. ¡Por favor! No sé qué hago metido en este mundo, si pertenezco al de los linotipos de plomo derretido. Pero, bueno, buscaré la forma de ponerme al día lo antes posible. Con ese sistema pretendo que la avalancha de propagandas incómodas que circulan por la red no llegue a sus pantallas por culpa mía. A mi turno, les pido que, como ocurrió en las dos últimas semanas, le reenvíen el artículo a todas aquellas personas que ustedes consideren convenientes (e inconvenientes). De esa manera abarcaremos un espectro mucho más amplio que el que yo intuyo. Así se organizaron los Tupamaros, y así lograron desestabilizar a un régimen de oprobio. (Sobra decir que este es un régimen de oprobio). 
En fin, ahí vamos. Espero que este artículo coyuntural no se convierta en una directriz de nuestro intercambio. Porque detrás de estos pequeños episodios insignificantes, estamos nosotros, con nuestro deseo legítimo deseo de ver claro. 
Un cordial saludo, 
Fernando Garavito 
P.D. En caso de que alguno de ustedes quiera que su nombre desaparezca de estas listas, le ruego avisarme. Procederé a complacerlo de inmediato. 

¿Supiste el chiste bogotano sobre trabajar y trabajar y trabajar



El periodismo y la sociedad perdieron a uno de sus más abnegados profesionales del periodismo: Fernando Garavito. No es cierto como han dicho algunos medios de información en Colombia que el periodista era un opositor de Uribe Vélez. Lo que hizo este gran periodista investigativo durante toda su vida profesional, fue hacer seguimiento informativo de las actuaciones públicas de dirigentes y hechos que comprometían los intereses de los colombianos, nada más e ir tras la verdad para revelar con lujo de detalles hechos de suprema cobardía o cínica corrupción. Antes de llegar Uribe Vélez a la presidencia de Colombia, advertía en sus columnas quien era este criminal. El 21 de marzo de 2002 tuvo que salir del país amenazado por los paramilitares (ya sabemos al servicio de quien estaban). No se fue por asuntos profesionales ni de manera voluntaria como informó hoy un desinformado periodista de LaWRadio al medio día de hoy.
En ese entonces siguió escribiendo desde el exilio para El Espectador a donde se había vinculado como columnista desde 1998 como El señor de las Moscas, pero el mismo periódico poco tiempo después de partir, lo censura por su columna "La Vida es una Fiesta" (sobre caso de corrupción Banco del Pacífico) la cual no fue publicada y el periodista retirado de su plantilla de columnistas. El de la decisión fue Carlos Lleras de la Fuente director (1997-2002) del aún diario en ese entonces y por petición directa de Julio Marío Santodomingo.
Creía que todos cabíamos en Colombia y por eso trabajó, por una nueva conciencia. Bajo ese lema e idea, quiso representar a los colombianos en el exterior en una corta y fallida carrera política en las elecciones de marzo de este año.
De tanto en tanto nos cruzábamos un correo y desde que partió formaba parte de su lista de corresponsales para recibir sus palabrejas, como él las llamaba, las personales y las columnas de opinión. Conservó aún su primer mensaje en el que me decía: “desde el viernes a las 7 comenzarás a recibir mis palabrejas. No siempre serán de denuncia. Seguiré la misma pauta de la columna en el periódico, y trataré, a veces, de que nos riamos un poco, aunque la situación sólo esté para llorar y llorar y llorar. ¿Supiste el chiste bogotano sobre trabajar y trabajar y trabajar? Pues fácil. Dice Uribe: trabajar y trabajar y trabajar. Y contesta el país: ¿Y en dónde y en dónde, y en dónde?”.
Conocí a Garavito hace mucho, mucho tiempo. Cuando era una chiquita en el periodismo. Después, más adelante, pude tratarlo como colega, siempre lo reconocí por su templanza, claridad y coherencia entre lo que pensaba, hacía y cómo vivía. Tenía ese insufrible ego de los periodistas doblegado. Por eso era fácil acercarse a él, hablar, consultarlo. Era gente como uno. Tenía el don de la palabra para la prosa, el verso, la conversa, el ensayo, la crónica y la noticia. Lo suyo era escribir y describir, nada más. 
Me da pesar y tristeza su muerte y como murió. Solo. Atravesando un largo desierto en un país que lo acogió, pero que no era el suyo. Quizás se durmió pensando-nos en cómo, día a día, se desmoronaba aún más el país. 
La foto que acompaña este sencillo texto en Memoria de Fernando (tomada el 23 de abril de 2008 en muro de Hotel Aragón en centro de Bogotá) es una recordación de que su exilio no fue en vano. Pudimos continuar leyendo sus profundas reflexiones y hasta mirarnos en su dolor por este país, si bien el precio de todo ello fue su ausencia hoy definitiva. Fernando, contigo estamos seguros de que Uribe, también caerá. 

lunes, 25 de octubre de 2010

Diálogo entre Colbert y Mazarino durante el reinado de Luís XIV

Colbert: Para conseguir dinero, hay un momento en que, engañar al contribuyente ya no es posible.   Me gustaría, Señor Superintendente, que me explicara cómo es posible continuar gastando cuando ya se está endeudado hasta al cuello... 
Mazarino: Si se es un simple ciudadano, cuando se está cubierto de deudas vas a parar a la prisión. Pero el Estado...cuando se habla del Estado, eso ya es distinto  No se puede mandar el Estado a prisión. Por lo tanto, el Estado puede continuar endeudándose. ¡Todos los Estados lo hacen! 
Colbert:  ¿Usted piensa eso ? Con todo, precisamos de dinero. ¿Y cómo hemos del obtenerlo si ya creamos todos los
impuestos imaginables?    
Mazarino: Se crean otros. 
Colbert: Pero ya no podemos lanzar más impuestos sobre los pobres. 
Mazarino: Es cierto, eso ya no parece posible. 
Colbert: Entonces, ¿sobre los ricos? 
Mazarino: Sobre los ricos tampoco. Ellos no gastarían más, y un rico que no gasta no deja vivir a centenares de pobres. Un rico que gasta, sí. 
Colbert: Entonces ¿cómo hemos de hacer? 
Mazarino: Colbert, ¡¡ piensas como un queso de gruyere o como el orinal de un enfermo!!.   ¡¡Hay una cantidad enorme de gente entre los ricos y los pobres !! Son todos aquellos que trabajan soñando en llegar algún día a enriquecerse y temiendo llegar a pobres. Es a  ésos a los que debemos gravar con más impuestos..., cada vez más..., siempre más! ¡¡ Esos, cuanto más les quitemos, más trabajarán para compensar lo que les quitamos!!. ¡¡ Son un reserva inagotable !!.

viernes, 15 de octubre de 2010

Robinsón, el reforestador de la inteligencia

Luego de registrar en imagenes una escena que llamó mi atención por no ser común en los bajos del Centro Cultural Gabriel García Marquez (CCGGM), y ya casi partiendo con cierta prisa, se me acercó un hombre y me dijo: "Todos pueden jugar. La única condición es que se saluden y presenten, que se relacionen entre sí", y estiró su brazo buscando mi mano diciéndome: "es mi venganza contra Bogotá". Por su puesto no entendí. ¿Como podría haber una venganza en un gesto que compromete amabilidad, apertura, incluso afecto por un extraño? La reunión "Periodismo y Twitter" a la que me dirigía en la Libreria del FCE bien podría esperar. Así que me quedé unos minutos hablando con este hombre que sobrepasaba los 60 años y que me atrapó con su sentencia.
Perdón, como me dijo que se llamaba Usted, le pregunté para iniciar esa breve conversación. Soy Robinsón Florez, costeño, responde.
¿Y que hace un costeño en esta esquina promoviendo el Ajedrez si lo que a ustedes les gusta el el Dominó? Ya le dije, es una venganza contra Bogotá. Estoy aquí desde que asesinaron mi hijo. 
Confieso que mi corazón se encogió, pero también cruzó por mi mente y emociones un sentimiento de ¡mierda! ¡No puede ser! Esta maldita violencia!!! ¿Será una persona en situación de desplazamiento? ¿Será una victima de alguna mascre paramilitar, de alguna toma guerrillera, de un asesinato extrajudicial, un atraco callejero.. quien le habrá asesinado a su hijo? ¿Estará aquí en algún caso de Verdad Justicia y Reparación? Si... Pensé todo esto en centésimas de segundos. Otra nueva e inédita historia de dolor en esta esquina, una escena que se repite una y otra y otra vez desde que comencé a incursionar por la vida con tods los sentidos posibles. Quería gritar y llorar y maldecir de su lado. Y todavía dicen que este país no es una gran fosa...
Robinsón me cuenta que desde hace tres meses viene todos los jueves y por su cuenta y riego, claro con apoyo del CCGGM monta mesas y coloca juegos de ajedrez para que la gente se aproxime entre sí, se mire a los ojos, se escuche y se conozca. "No me interesan si saben o no, si juegan o no, si se equivocan o no, si se demoran mucho o poco, lo que me interesa es que se saluden y presenten. No es para competir. Esto forma parte del programa en "Reforestacion de la Inteligencia en Valores".
La conversación continuaba y cada nueva frase que decía Robinsón me sentía como abriendo una cuidada caja de pandora. ¿Y que es eso? Suena bien, le dije.
Mire, querida amiga, "Colombia es una Nación cuyo pueblo comienza a encontrarse vagamente consigo mismo y a hacerse una primera idea de su propia realidad. Es un país con un alto déficit de sueños y visiones del futuro". Lo escuchaba con atención, todo cuanto no solo tenía sentido, sino que era cierto y claro. Sin duda no solo era una persona ilustrada, sino culta. Pero.. ¿Quien era realmente este hombre amable con presencia de abuelo quizás sin serlo aún? Seguí escuchándolo con verdadero interés y una cierta emoción. Me sentía afortunada por tener tan alerta mi siempre espotánea curiosidad. 

Las casi diez personas entre jovenes adultos y niños, seguían con sus ojos clavados en la blancas y las negras, haciendo abstracción del ruido de la calle con su algarabia de autos y muchedumbre, desafiando el tiempo, la luz que ya comenzaba a marcharse para darle paso a lo que fue después una despejada y clara noche. Nada ni nadie los perturbaba en su intento de juego y del encuentro. Me cuenta Robinsón que estás personas llevaban un poco más de dos horas, fueron llegando, nadie se conocía entre sí. Que así pasa todos los jueves, desde hace muchos -no recuerdo cuantos me dijo- en que pasa el día saludando personas y, seguramente, sosteniendo breves y cálidas conversaciones como esta. 'La educación es el mejor argumento para asumir con responsabilidad los cambios fundamentales que nos impone, por igual, la construcción d ese proyecto Nación, que no será posible si no hay una cultura de la convivencia. Por eso esta práctica del juego ciencia, el Ajedrez', me dice Robinsón con ese dejo suave y cantao del costeño. A él nadie le paga, el esta ahí por que quiere.

Este hombre llegó a Bogotá un día después de que hirieran a su hijo universitario de 18 años Wilfrido Miguel Florez Caicedo en inmediaciones de la Universidad Javeriana en junio del 2006. Me cuenta lo ocurrido.
El 21 de junio es el solsticio de verano fecha que se celebra con el día Mundial de la Música. Ese día Wilfrido sale de su clase regular de inglés en el Colombo Amérciano del Centro y decide llegar hasta la Javeriana caminando, (seguramente porque hacía un día soleado). Me dice Robinson que él participaba de la rumba de ese día, era más bien un muchacho un poco serio, solo pasaba por el lugar y fue atacado. No le pregunté cómo, pero 7 días después, el 28 de junio, murió. "Wilfrido quería ser jurista, no abogado. Ningún medio de comunicación registró el hecho y hasta la fecha, las autoridades competentes no tienen pista alguna de sus asesinos. Esta tragedia nos cambió el mundo. Es un duelo que administramos con fe, esperanza, y sobre todo, con mucho amor por un nuevo país para futuras generaciones".  
Lo abracé y le di las gracias por compartirme su dolor. Aunque no había amargura, ni odio si mucho dolor en sus palabras. ¿Cual es la venganza entonces? La ausencia prematura de mi Wilfrido Miguel, me llevaron a asumir la ineludible tarea de estar con la gente, escuchar y hablar con los jóvenes, promover la construcción de una nueva nación para los nietos de nuestros nietos. Esa es mi venganza. 
Antes de irme le compartí mis coordenadas. Vivo cerca, le dije, quizás el otor jueves nos tomamos un valdez y seguimos la conversa. Pero, no me quieor ir sin preguntarle, usted quien es?
Soy Robinson Gustavo Flórez Miranda, educador por más de 25 años y exvicerector de la Universidad del Atlántico. Ahora dirijo el Programa de Reforestación de la Inteligencia en la Fundación Proyecto Nación por Colombia, que se creó después de la muerte de mi hijo.
Al día siguiente de este encuentro, Robinsón me envió por correo un juicioso documento. Una carta personal que suscribió a su hijo cuando se graduo de bachiller, y que ahora comparte abiertamente con los transeuntes como "Carta abierta a la juventud Colombiana", un manifiesto sobre la educación en el que citando a Ernesto Sábato nos recuerda que: "La búsqueda de una vida más humana debe comenzar por la educación".


Bogotá D.C.octubre 14 de 2010
Crónicas callejeras

jueves, 14 de octubre de 2010

Hoy me paré, otra vez, al frente del edificio 14 - 40 de la cra.7. Mismo lugar de donde salí hace 25 años para asomarme a ver que era lo que pasaba realmente en la Plaza de Bolívar. Aunque hoy lo hice a las 6 de la tarde, ese 6 de noviembre de 1985 asomé a las 11:30 - 11:45 de la mañana. Regresabamos con mi colega y amiga Constanza Vierira de desayunar, según me recordó también hoy, precisando la costumbre que teníamos de salir de la redación de la APN a tomar un café o comer un pandebono, unas veces en el café Automático, otras, en la tienda que aún existe yu que vende unos deliciosos pandebonos en el marco de la Plazoleta de El Rosario.
¡25 años de impunidad!
Que el M19 se haya tomado en un asalto sangriendo y demencial el Palacio de Justicia, fue la  máxima muestra de la estupidez y brutalidad; pero que el ejército colombiano diera un golpe de Estado a Belisario Betancurt y retomará a sangre y fuego, es decir, a cualquier precio que dizque "defendiendo la democracia, maestro" y murieran uno y otros fueran asesinados o desaparecidos, es la máxima expresión de la cobardía y deshumanización humanas, si así se puede decir.
Veía a estos jóvenes y jovencitas (porque ahí salvo mi persona y otras pocas más superabamos con creces los 25 años de edad) y me recordé de mi misma en ese entonces. Vital, decidida, fuerte, combativa a voz en cuello demandando, exigiendo derechos y libertades, justicia, en este y en muchos, muchisimos episodios más de la vida política de este paisaje de sangre y fuego.
También, la increíble indiferencia de la gente. Bueno, ya lo he visto otras veces. La Plaza de Bolívar, Santander y el Rosario son los "antejardines de mi casa" hace muchos años, y he visto muchas cosas allí, en especial, la indiferencia.
Este puñado de personas -no eran más de 200- solamente adornaban el mercado persa de los viernes (el tal Séptimazo de Lucho Garzón heredado por Samuel Moreno), la carrera séptima, con sus gigantes y llamativas pancartas, sus voces, el entusiasmo. También, conseguía paralizar el transito vehícular de las pocas calles en servicio en el centro de la ciudad. De cualquier modo eran vistos como un fastidio pintoresco.