Alexandra Uribe |
En Memoria de Ale
Tres hechos claros marcaron en los años 90 el camino de la información, la comunicación y la sensibilización pública sobre el HIV/SIDA en Colombia.
El primero de estos, la exhibición en televisión de un pene de latex de forma natural, y con este, la instrucción clara y explícita de cómo se pone un condón. El escándalo en su momento (1991), fue mayúsculo y alcanzó, inclusive, a la amenaza de cierre del programa. Semejante hazaña de información pública fue posible mediante la complicidad profesional de mi amiga y colega Ale, Alexandra Uribe, quien por ese entonces dirigía un relevante programa de opinión en televisión: Enfoque, y en el que se abordaban los más diversos temas. Para esta labor ilustrativa Ale invitó al sociólogo y pionero de las labores de información, prevención del VIH y acompañamiento a las personas con Sida, Manuel Velandia Mora. También, dicho sea de paso, creo que Velandia fue el primer hombre que le puso la cara a la sociedad para decir y o s o y m a r i c a. Fue el “destape” de lo gay en el país.
El segundo episodio ocurrió cuando, también el programa de opinión Controversia con
Yamid Amat, el mismo sociólogo, quien fuera después asesor del Consejo Nacional de
SIDA (instancia que dependía directamente del Ministro de Salud), el
25 de noviembre de 1991 le pregunta
en vivo y en directo y en horario AAA al entonces jefe de la cartera de salud
Camilo Gonzalez Posso: “Ministro: ¿Usted usa condón?”.
Mismo Ministro que pocos días después, y en el marco del Día Mundial de Lucha contra el
SIDA que se celebraría el 1 de diciembre, lanzara la
Campaña de TV “El hombre desnudo” un comercial en el que aparecía un jóven y bello hombre
tal cual, desnudo, pero con un condón, aún empaquetado, en una de sus manos cubriendo su pene. El mensaje decía: "recuerda que la única prenda de vestir que no
te puedes quitar es el condón”. ¡Y ardió Troya!
El entonces Monseñor Darío Castrillón y toda la godarria del país (la misma de hoy), se rasgaron las vestiduras, armaron un escándalo de tal magnitud, que consiguieron presionar a la Comisión Nacional de TV. y el comercial, cuya pauta estaba prevista para un horario AAA, terminó en el horario de los vampiros. Después, mucho después, las herramientas para continuar las proporcionaría la nueva Constitución.
Sin embargo, la gigantesca repercusión del suceso también traía consigo estimables frutos. La censura puso el tema del VIH/SIDA al descubierto y comenzó a penetrar con fuerza y decisión en todos los ámbitos de la vida del país, incluso, con citación del Ministro Camilo González Posso a control político por tamaña desfachatez de promover la única protección posible contra la enfermedad. "La doble moral no es el remedio".
El entonces Monseñor Darío Castrillón y toda la godarria del país (la misma de hoy), se rasgaron las vestiduras, armaron un escándalo de tal magnitud, que consiguieron presionar a la Comisión Nacional de TV. y el comercial, cuya pauta estaba prevista para un horario AAA, terminó en el horario de los vampiros. Después, mucho después, las herramientas para continuar las proporcionaría la nueva Constitución.
Sin embargo, la gigantesca repercusión del suceso también traía consigo estimables frutos. La censura puso el tema del VIH/SIDA al descubierto y comenzó a penetrar con fuerza y decisión en todos los ámbitos de la vida del país, incluso, con citación del Ministro Camilo González Posso a control político por tamaña desfachatez de promover la única protección posible contra la enfermedad. "La doble moral no es el remedio".
Ese mismo año se celebraba en el país las primeras jornadas nacionales contra el Sida, y un Foro que, también por primera vez plateaba una mirada interdisciplinaria del asunto y no meramente de salud pública. El desafío era gigante. Así que los Ministros de Educación, Justicia, Trabajo y hasta de Defensa (Rafael Pardo) y los consejeros de DDHH y la otrora Juventud, Mujer y Familia, acometieron discursos y compromisos frente a un flagelo que crecía silencioso en nuestra sociedad.
Quizás este fue el génesis de una lenta ruptura de lo que se hablaba pero a escondidas y de la indiferencia colombiana sobre una enfermedad que, como ya se
sabía en ese momento, hace 20 años, no era un problema de maricas y putas,
sino que ya registraba entre sus víctimas a portadores niños y niñas prenatales, amas de casa e incluso adultos mayores, afectando por igual a heterosexuales, bisexuales y
homosexuales.
Este destape supuso empezar a enfrentar una situación que no solo era de salud
pública, sino cultural y que crecía. Todo exigía atención inmediata: las personas infectadas (no contagiadas, el VIH no se contagia se trasmite) que ya estaban viviendo con Sida, víctimas de discriminación, exclusión y segregación en el cuidado y la atención. Había que importar -como hasta ahora-, los retrovirales existentes en el mercado, así como orientar a los miles de portadores asintomáticos. En últimas, era vital abordar de fondo la
prevención en general, pues la proyección era que habían algo más 25 mil personas asintomáticas
portadoras del VIH a principios de los 90. Esto significaba, ni más ni menos, que hablar de frente, en directo y de manera clara del adminículo llamado condón y de cuerpo como territorio sagrado para el placer pero con protección.
Las campañas que hasta ese momento se habían promovido eran
mentecatas y, las más de las veces. confundían más que aclarar a la gente. “Los
primeros mensajes que se pasaron por T.V. fueron inocuos y hasta ridículos:
unos corazoncitos que se besan y que los televidentes bien podrían confundir
con una propaganda comercial del día del amor y la amistad; unas piernas de
jóvenes de ambos sexos, bailando, mientras se escucha una voz que de una manera
superficial menciona el Sida, mensaje que bien podría confundirse con un
anuncio de medias, zapatos o de pantalones de una nueva marca”, decía una noticia de ese entonces.
Así que el Hombre Desnudo hizo historia aquí y acullá. En
Colombia, el Ministro Gonzalez fue citado a control político por los
Representantes de la Cámara. Memorable debate porque, como dice el dicho, al
que le van a dar le guardan, y todos los Congresistas, además de recibir una
completa carpeta informativa sobre la epidemiología de la enfermedad, historia,
casos, proyección, etc., recibieron para su espanto un condón. Aún recuerdo
algunos rostros de asombro. Cogían el condón como si estuvieran tomando un
papel untado de caca. ¡La doble moral! decían. Pienso más bien que eran tarados o idiotas.
Y allá, el comercial del Hombre Desnudo, criticado y calificado como
grotesco en Colombia y alrededor del cual se desató una aguda polémica, fue
presentado en el 34 festival de cine y televisión de Nueva York y fue
catalogado, un mes después, como uno de los diez mejores mensajes del mundo
para televisión en la categoría de servicio público.
El uso adecuado del condón iba ganado cada día mayor espacio y
protagonismo en la vida sexual de los colombianos, muy a pesar – ¿o más allá?-
de la santa iglesia católica, apostólica y romana, del país Laico, y de la mismísima godarria
nacional.
Luego de un apasionante proceso de información y sensibilización durante más de siete meses mediante charlas familiares y talleres cerrados personalizados realizados por Manuel Velandia Mora, la OGN Apoyémonos, inforamción en ETS* y Sida, se dpropuso acercar a la gente al uso del condón. Políticos, actrices, actores, periodistas, escritores, artistas, enfermeras, médicos… pasaron por este ejercicio. Jaime Garzón, Fanny Mickey, el periodista y notable escritor Rafael Baena… cientos de personas se informaron, formaron y divirtieron descubriendo los miles de usos de un condón, además de su obvio objetivo.
El 1 de diciembre de 1992, en el
mismo formato de su Revista cultural Magazín, El Espectador se une a la campaña "Sensibilización de Opinión Pública"
que desarrolla la ONG, y circula inserto, en el mismo diario, Apoyémonos Información en Sida, una revista de 23 páginas y 200.000
copias con la que se pretendió presentar, de manera sencilla, el ABC del
VIH/Sida desde una perspectiva holística, más humana, más cercana. Uno de los artículos de pagina y media en el que se indicaba como usar un condón, y todas y cada una de las revistas traían pegado un condón Today.
Han pasado 20 años desde esta pretenciosa, pero amorosa, solidaria
y divertida gesta informativa en la que también participo activamente Ale, y que comprendió muchas más acciones entre el 1, Día Mundial de Lucha conra el HIV/Sida y el 10 de diciembre, Día mundial de los Derechos Humanos. Desde entonces no hevuelto a ver algo parecido. Seguramente los programas formativos en derechos
humanos y los de educación sexual sean hoy el pan nuestro de cada día en el
cuidado y protección de los jóvenes y jovencitas del país.
Como entonces, para mi
hablar de Sida es hablar de Vida. Estamos vivos, el cielo puede esperar.
*ETS Enfermedades de Transmisión Sexual
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