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miércoles, 4 de junio de 2014

Qué el conflicto deje de producir víctimas sería una recompensa grande para esta sociedad: William Ospina

El subrayado es mío pero el autor de la cita es William Ospina. Forma parte de su columna Un gran hombre en peligro con la que sorprendía y sumía a la opinión pública en un debate parecido al que se desarrolla esta semana. La escribió el 26 de febrero de 2012 en defensa del ex Comisionado de Paz de Uribe el prófugo Luis Carlos Restrepo.


Por esto, a diferencia de la inmensa mayoría, su columna De dos males no me sorprendió. Ni me descontrolé ni me alarmé. Acudí al cómplice google.com para traer completa esa historia a mi memoria y darle contexto a su perspectiva.

En ese entonces mi respetado escritor y querido amigo calificó de “desproporcionada” e “inconcebible” la lista de crímenes por la cual se investigaba al hoy clandestino criminal. La Fiscalía General de la Nación lo acusó en su ausencia y por un tiempo ordenó su captura internacional. En ese entonces, como ahora, William Ospina en su columna defiende lo indefendible. 


Ni melodiosa ni musical como es su poesía resultan estas dos columnas de opinión. 

La de Un gran hombre en peligro en defensa de una persona que es un peligro para la sociedad y prófugo acusado por la Fiscalía (octubre de 2013) de los delitos de “peculado por apropiación, fraude procesal, fabricación y porte de armas de fuego y municiones, y prevaricato por acción”. 

Mucho menos armoniosa es la idea de creer que el uribista Oscar Iván Zuluaga, que cometió delitos contra los derechos civiles durante su campaña sea el menos peor De dos males para el país. (Ver: Oscar Iván Zuluaga debe contar toda la verdad, dice senador Luis Fernando Velasco. Blogs Capital).

¿Cómo hacer caso omiso de que el mal menor de Colombia se llama Oscar Iván Zuluaga y es respaldado por "un pornógrafo político" con 242 investigaciones abiertas por delinquir desde el Estado, cometer y encubrir aberrantes violaciones a los derechos humanos? (Ver: Quién dijo miedo. Revista Semana).

Tan acostumbrados a sus sazonadas y razonadas palabras escogidas con la finura de un relojero, el poeta, el ensayista, el intelectual Ospina una vez más nos lleva por el camino minado de desconcierto, de la desazón, de la contenida desilusión.

Solo que en esta oportunidad no es para defender a un individuo al que dice conocer. Se trata de una reflexión pública frente a una decisión trascendental que debemos tomar los colombianos el próximo 16 de junio. (Ver: Ciudadanos impecablesOposición podrán hacer más adelante y con más garantías. Laura Gil. El Tiempo).

Una decisión para esa historia de 100 o 50 años a los que hacen referencia sus columnas del 2012 y el 2014. También, la entrevista que conocerá más adelante en este mismo post. (Ver: Siempre fue ahora o nunca. Sentipensantes).

Me encontré con Willi la última vez en el VI Encuentro de Disoñadores del Futuro “Agua: territorios de vida, estados del alma” (Villa de Leyva 15 y 16 de marzo de 2014). 

En ese contexto tuve la grata posibilidad de entrevistar a Pacho de Roux (Padre Francisco de Roux S.J.). y a William Ospina sobre un mismo tema que tengo atravesado en el alma: el odio.

Asunto que subyace, también, en las mencionadas columnas. Así como en la reacción de algunos de sus amigos. En los lectores y seguidores. En algunos casos de manera visceral y viral. Odioso odio.

La inesperada reflexión que me ofreció (el Sentipensante) William Ospina está contenida en una entrevista inédita hasta hoy. Pensamientos y palabras plenos de posibilidades y horizontes. Habitados por el alma misma de un poeta, del poeta hecho humanidad.


La perplejidad me habita después de estas reflexiones. Como escribió Laura Gil, "la armonía no caracteriza el reino de la política y las contradicciones están a la orden del día". Pero es que Willi no es un político sino un escritor, un poeta.  

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