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viernes, 4 de julio de 2014

Los 'pelaos' de Pekerman: entre el Son y el abrazo acunador


Amorosos 'pelaos',

Es tal la ansiedad que tengo porque sean ya las 3 de la tarde, que decidí abandonar el tibio nido y entregarme a ustedes de manera epistolar. No puedo dormir. Mi alma anda en Fortaleza.


Regularmente no veo ni sigo el fútbol. Apenas si me entero de los torneos nacionales, y cuando lo hago es vía noticia por algún desmadre post partido, y no por una lucida y muy comentada gambeta, un zapatazo o un penalti fallido.

Como casi todos ustedes son relevantes deportistas en clubes europeos, imagino que no son muy seguidores de los sucesos nacionales. Lo cierto es que los últimos siete meses -por lo menos para mi- han sido intensos, inciertos, de vértigo.

Seguramente las mamas, las esposas, las novias, las tías, las hermanas... han recolectado como yo fotos, textos, comentarios y todo cuanto se ha hecho alrededor de su saga futbolera antes y durante Brasil.

He hecho varias carpetas. Memes, fotos de ustedes en cada partido, una más de vídeos, hojas que relacionan links de artículos de prensa relevantes, he votado en diversos ranking por el niño crack James Rodríguez y ganado tres botellas de vino que no he reclamado aún. Mi concentración es muy baja y dispersa por estos días de fiesta en el alma.

La destitución (injusta y fallida) del Alcalde de Bogotá, las elecciones parlamentarias, las dos vueltas para elegir la paz y de paso al presidente, y todo ello condimentado con el día a día de escándalos criminales, hicieron que la vida fuera un fastidio en este platanal. 

Así que, con no pocas dificultades y una gigantesca desinformación (no mal información), elegimos a un variopinto equipo de Congresistas del que esperamos, entre los muchos colados, que también estén los mejores, los más capaces, los de mayor servicio, pero sobre todo, los garantes de nuestras libertades y derechos. 

No fue fácil. Lo que siguió, tampoco.   

En dos citas en las urnas cumplimos con la democracia. Elegimos con mucha fuerza al "director técnico nacional" con un contrato fijo (2014-2018) y un mandato o plan concreto: llevar a feliz termino el fin del conflicto armado.  

Así que pelados, por lo menos yo, venía un poco agria, agotada, con temores y sin ilusión. 

Y llegan ustedes, debutan en Brasil y todo cambió.

En el Mineirao de Belo Horizonte componen el primer Son de su contundente presencia mundialista.

Derrotan a Grecia con un guaguancó de gambetas, movimiento de caderas, saltos, vuelos y velocidad como si hubiesen ensayado con el rival una coreografía  exquisita, casi perfecta.

Pocos días después se imponen ante mi admirado hombre de paz Didier Drogba. Las brillantes gacelas de Marfil y chocolate caen en el Nacional de Brasilia. Después lo harían, goleados, los ágiles japoneses en el Arena Pantanal de Cuibá.

En un crescendo musical rompen en goles el mítico Maracana eliminando de la contienda deportiva a los uruguayos y las redes sociales revientan generando también un acontecimiento digital: 128 mil tweets por minuto. 

Los sueños salieron de fiesta. 

Como escribió en su fabuloso texto Ramón Besa, la colombiana "juega como los ángeles, fresca, divertida y armónica, dulce y nada empalagosa, venenosa cuando ataca, tensa cuando defiende, deliciosa con la pelota, nueva reina de Maracaná".  (Leer: "Música en Maracaná, toca Colombia").

Nos embrujaron a todos. Allá, aquí y más allá. 

Desde ese día están instalados en mi alma. Se metieron en el espíritu de los colombianos. Nos despertaron y sacudieron a todos en todas partes. 

En un sólo juego nos revelaron claves incontrovertibles: todos, en equipo, miran en la misma dirección con un propósito común.
  
Soberbios, alegres, decididos. Poderosos. Juegan, bailan, ríen, celebran.

Creo que muchas personas como yo leíamos en su danza sublime otra más compleja, urgente, deseada, soñada: la paz. 

Consiguieron que florecieran los corazones en un "sí se puede soñar", "sí podemos lograrlo". 

Que pudiéramos mirarnos y aceptarnos como somos defendiendo una misma camiseta.

Mi padre Luis Augusto  me lo dijo así: "Esos muchachos han conseguido lo que ningún político ha hecho hasta hoy: la revolución de la felicidad".

Y cómo no. En la tras escena de sus prácticas y en los escenarios desbordados de mariposas amarillas y tricolores, hemos corrido con ustedes por todos los campos, desafiado a gladiadores maestros del balompié y descubierto, bajo la luz de un invierno canicular y amazónico, la metáfora del amor.  

Deben saberlo si aún no se los han contado. 

En el aire de su país por estos días hay una tupida sustancia flotante en el que aflora lo mejor de lo que somos, como describió la empresa de ustedes el periodista Arturo Guerrero. Habituados a la tristeza, a la desazón, a las lagrimas negras, esta vez lloramos de puro gusto, de emoción profunda, de alegría.  

"Vibra una emanación diferente. Adolescentes con cara de niño, dirigidos por un enjuto peliblanco de mirada esquiva, sacrifican el fulgor individual para que brille el conjunto. Y el conjunto baila con hermandad y brinco que antes practicaban otros campeones. Sus victorias no quedan en el campo, se hacen sólidas en las neuronas de millones". (Leer: "Tupida sustancia flotante").
  


El "enjuto peliblanco" profesor abarcó con sus 32 dientes las pantallas para decirnos: "podes elegir correr solo o trabajar en equipo y llegar lejos", recordándonos  que el talento debe estar al servicio del colectivo y no el colectivo al servicio del talento. Lo que me recordó, si me lo permiten, al profesor Mockus. 

'Pelaos': es inmensa mi gratitud que tengo por ustedes. Les debo esta "insoportable" levedad de felicidad, de Ser. La reivindicación del abrazo que conecta y acuna. Creo que no me equivoco si además hablo en nombre no de miles sino de millones de personas más.

Si hoy 4 de julio no salen vencedores en la contienda deportiva ante la verdeamarela Brasil no importa. Todos ustedes ya son unos ganadores y por ustedes, también todos nosotros. 

Su epopeya en el mundial Brasil 2014 ya forma parte de la historia no solo de los libros. Nuestra identidad ha sido renovada. Llevamos una impronta de vida y vitalidad en el corazón. Tenemos por delante una causa por cuidar, acrecentar y multiplicar. 

Ojala podamos recoger todas las claves que nos deja su vibrante juego y alados espíritus. Trabajo, valor, disciplina, respeto, alegría, reconocimiento del Otro. Una fuerza que debería ayudarnos a componer "ese otro" son porque el motivo ya lo tenemos. ¡Gracias!



Es una felicidad verlos hacer con tanta gracia, altivez y seguridad algo que tanto les gusta: jugar fútbol! Qué la felicidad siga siendo la consigna.

PD. Ahora si regreso al nido para dormir un poco y estar dispuesta para la fiesta de la tarde. Concluyo esta amanecida pensando en ustedes con mi pronóstico:


En la foto mi mamá Ligia, mi papá Luis Augusto y mi sobrina María José Díaz listos para verlos ganar a Uruguay.

3 comentarios:

Unknown dijo...

Bunkercita: Estaba precisamente escribiendo para la columna de EE del 15 de julio sobre el asunto. Me adelantaste las lágrimas de esta tarde cuando nos enfrentemos a Brasil, dijiste mucho de lo que había que decir, tanto que ahora dudo si en la raspada de fiesta después del 13 de julio quedará algún comentario por hacer. Estamos pasando de la histeria colectiva a la historia colectiva en un tránsito que le debemos sin duda a los "Pelaos" (pelado yo) y al fantástco ché judio que ha regalado lo mejor de su latinidad y de su raza originaria para convertirnos en un país con propósito nacional positivo. Un hito.
Sí, dá lo mismo que ganemos hoy o nos llevemos la copa. El oro se queda aquí, en el corazón de estos muchachos humildes pero altivos, en esta nueva raza construida de pluralidades de riqueza enorme, de alegría potencial tantos años sepultada por las balas, de espíritu emprendedor al que sólo le faltaba la cohesión que produce naciones y no individuos. Hemos avanzado en un mes lo que a la historia de Colombia le ha tomado siglos: la unión hace la fuerza. El otro existe y se respeta. El juego limpio nos llena de gracia. La violencia no se paga con violencia.
Un abrazo agradecido por tu seguimiento desde el sentimiento.
IZ

Gloria Ortega Pérez /bunker dijo...

¡Ay! Tuve que leer tres veces tu comentario porque las lagrimas nublaron mi lectura. Así es. Un hito. Pero por favor, quiero beberme tu texto del 15 de julio que recibiré como regalo de cumpleaños.
¡Gracias! Por dejarnos saber tu generoso comentario.
Bun

Anónimo dijo...

Dios mío, gracias por escribir esta poesía para los muchachos, me sentí muy representada.

Esos niños lindos de esta hermosa selección lograron encender la llama de esperanza de los colombianos, para empezar a caminar con el ímpetu de ser un país crisol de la humanidad , ya que somos un sustrato de muchas culturas lo que nos hace únicos y es que los muchachos de la selección, lograron hacer florecer la esencia de lo que realmente es Colombia. no me alcanzan las palabras para decir GRACIAAS

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