El periodista Ignacio González me hace llegar este artículo vía email desde Madrid. Es un punto de vista distinto y revelador de todo cuanto los medios occidentales han querido mostrarnos sobre las crecientes revueltas en Oriente Próximo., en particular, la de Libia. La única manera que encontré para compartirlo masivamente fue subiendolo a mi Blog. El autor del artículo es Mike Whitney un analista político
independiente que vive en el Estado de Washington y colabora regularmente con
la revista norteamericana CounterPunch. www.counterpunch.org Pese a que busque el texto original en inglés en la publicación, (el mensaje recibido traía la fecha 20/02/11) no lo encontré. Talvez no fue publicado allí, sin embargo, bien vale la pena leerlo de princio a fin.
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"La revolución en Egipto es una expresión de la voluntad
del pueblo, de la determinación del pueblo, del compromiso del pueblo…
Musulmanes y cristianos han trabajado juntos en esta revolución, como lo han
hecho grupos islámicos, partidos laicos, partidos nacionalistas e
intelectuales… Lo cierto es que todos los sectores han tomado parte en esta
revolución: los jóvenes, los viejos, las mujeres, los hombres, los clérigos,
los artistas, los intelectuales, los obreros y los campesinos.” –
Hassan Nasrallah, Secretario General de Hezbollah
La historia real de
lo que está aconteciendo en Egipto es ocultada en los EEUU: no casa con el
lema de las “maravillas del capitalismo” que los medios de comunicación
gustan de repetir hasta la náusea. La desnuda verdad es que el grueso de las
políticas económicas exportadas por Washington a través del soborno y la
coerción han causado un malestar masivo en la población trabajadora, lo que
ha terminado por provocar un incendio en el Oriente Próximo. Mubarak es la
primera baja en esta guerra contra el neoliberalismo; vendrán muchas
más. En realidad, la dimisión de Mubarak es, probablemente, un mera
concesión a los trabajadores egipcios ideada para que sigan el consejo de los
militares y regresen como corderitos a sus maquilas para que los orondos
ejecutivos con sede en Berlín y en Chicago puedan extraer unos cuantos
centavitos más de su penoso trabajo. Lo más probable, empero, es que no
ocurra tal cosa; porque los 18 días en la Plaza Tahrir ha tenido un efecto
transformador de la consciencia de los 80 millones de egipcios que,
subitáneamente, han dicho “basta”. El pueblo ha despertado de su sopor, y
ahora están preparados para la pelea.
La revolución
empezó mucho antes de las manifestaciones en la Plaza Tahrir, y seguirá durante
mucho tiempo. Los trabajadores se están rebelando por doquiera contra unas
condiciones miserables de vida, contra unos salarios de esclavitud y contra
las “privatizaciones”, la joya de la corona del neoliberalismo. La
privatización de las industrias públicas en Egipto es la causa más inmediata
del levantamiento popular en curso. Ha llevado a un declive general de los
niveles de vida de tamaña extremidad, que la gente prefiere ya enfrentarse a
las cachiporras de la policía a seguir soportando más de lo mismo. He aquí un
extracto de la revista Foreign Policy que resulta iluminador de lo que
está pasando:
“En las
fábricas conurbanas de El-Mahalla el-Kubra, una ciudad industrial situada a
pocas horas de automóvil al norte del Cairo, radica lo que para muchos es el
corazón de la revolución egipcia. ‘Es nuestro Sidi Bouzid’, dice Muhammad
Marai, un activista sindical, refiriéndose a la ciudad tunecina en la que un
vendedor ambulante frustrado se prendió un fuego que terminó por ser la
chispa de la revolución.
“En efecto:
las raíces del levantamiento de masas que echó del poder al dictador Hosni
Mubarak han de buscarse en el papel central que jugó hace años aquella ciudad
anegada por la contaminación industrial en el inicio de unas huelgas obreras
y de unos movimientos sociales de base que terminaron extendiéndose por todo
el país. Y es el núcleo simbólico de la reciente deriva hacia la revolución:
una oleada de huelgas contra las desigualdades sociales y económicas que
llevaron a la paralización de buena parte de Egipto.
“Más de
24.000 obreros en docenas de fábricas textiles, públicas y privadas, y en
particular en la gigantesca planta de Egypt Spinning and Weaving plant,
fueron a la huelga y ocuparon fábricas durante seis días en 2006,
consiguiendo un aumento de sueldo y algunos beneficios asistenciales
sanitarios. Análogas acciones tuvieron lugar en 2007…
“ ‘Luego de
Mahalla en 2008, aparecieron las primeras debilidades del régimen’, dice
Gamal Eid, de la Red Árabe de Información sobre los Derechos Humanos. ‘Nada
fue igual en Egipto después de eso’.” ("Egypt's Cauldron of
Revolt", Anand Gopal, Foreign Policy.)
Compárese esta
historia con la narrativa ofrecida por los medios de comunicación
estadounidenses, según la cual la revolución se desencadenó a causa de unos
textos de twitter enviados a sus amigos por unos dichosos
“veinteañeros” que deambulaban excitados por las calles del Cairo. Grotesco.
Esta revolución arraiga en la clase obrera; por eso la prensa del establishment
es tan reluctante a explicar lo que realmente está pasando. Hablar de
“clases” es cosa expresamente prohibida en los medios de comunicación
estadounidenses, porque eso viene a apuntar más o menos a los bolsillos sin
fondo de los barones ladrones que han creado los mayores extremos de
desigualdad que registra la historia universal. Escuchemos lo que dice
Michael Collins en The Economic Populist:
“Egipto
inició una serie de reformas en los 90 que alteraban deliberadamente las
cosas en perjuicio de los trabajadores y de los pequeños campesinos. El
gobierno liquidó a precio de saldo las grandes empresas públicas. Los nuevos
propietarios privados tenían pocos incentivos para mantener a la gente en sus
puestos de trabajo o para conservar puestos de trabajo en Egipto. El gobierno
aprobó nuevas medidas para proteger a los grandes propietarios agrícolas,
abandonando a su suerte a los pequeños campesinos.
“Cuando el
primer ministro conservador Ahmed Nafiz llegó al poder en 2004, la situación
se hizo desesperada. Merced a una ley hostil al mundo del trabajo, creció en
Egipto la presión sobre los trabajadores industriales. La ETUF tenía poco que
ofrecerles, y a menudo, anulaba los votos a favor de ir a la huelga de las
secciones locales…
“El mismo
movimiento trabajador que impulsó la huelga de 2006 y su secuela en 2007,
llamó a una huelga nacional el 6 de abril de 2006 a favor del aumento del
salario mínimo y en protesta por los elevados precios de los alimentos. El
gobierno de Mubarak envió a la policía, que tomó la fábrica en la esperanza
de abortar la huelga. Estalló entonces un conflicto cargado de violencia por
parte de la policía contra los miembros de los sindicatos que llamaban a la
huelga. Se detuvo a trabajadores. Enseguida vinieron procesos, acusaciones y
condenas. Otros sindicalistas prosiguieron la protesta.
“Un escritor
egipcio observaba: ‘En el levantamiento del 6 de abril, las reivindicaciones
de los trabajadores se solapaban con las del conjunto de la población. La
gente exigía una bajada de los precios de los alimentos y los trabajadores
exigían un salario mínimo’.
“Además, el
Movimiento juvenil del 6 de abril apareció como un actor clave en punto a
fijar los objetivos de la huelga nacional. Es la misma organización que ha
sido central en la movilización de multitudes por todo el país.”
("Forces Behind the Egyptian Revolution", Michael Collins, The
Economic Populist.)
¿Lo ven? Esto no va
de derrocar a un dictador; va de guerra de clases. Y de eso nadie habla en
los medios de comunicación occidentales.
La revolución es un
indicio del auge del movimiento obrero organizado, y constituye un asalto
frontal al Consenso de Washington y al régimen que, lanzándolo a Egipto a una
carrera hacia el abismo, ha puesto a los trabajadores en una situación
límite. No ocurrió de un día para otro; esas fuerzas se habían ido fraguando
durante mucho tiempo, y la yesca ha prendido ahora.
Se trata tanto de
una lucha por los derechos de los trabajadores y por el poder político como
de una lucha por la mejora salarial y de las condiciones de trabajo. La
dimisión de Mubarak ha envalentonado a la gente y robustecido su
determinación de combatir por un cambio estructural real. Es su oportunidad
de configurar el futuro, y esa es la razón de que Washington esté tan
preocupado. Fue también la razón de que las ONG respaldadas por los EEUU y
sus agentes anduvieran tan diligentes en los intentos de deponer a Mubarak,
porque creían que, removido el tirano, podrían apaciguar a las masas y
conseguir que volvieran tranquilamente a sus fábricas y a sus maquilas con un
par de palmaditas en la espalda. Pero no es así como están discurriendo las
cosas. Diríase que los trabajadores saben intuitivamente que Mubarak es pieza
perfectamente reemplazable en el mecanismo imperial. Hasta ahora, no han
conseguido aplacarles, someterles o cooptarles, aunque la pandilla de Obama y
su líder en la junta militar, Tataui, lo intentarán desde luego. He aquí un
fragmento de la entrevista concedida por la profesora Mona El-Ghobashy (del
Barnard College) a Democracy Now, útil para entender mejor el contexto
de lo que está pasando en el Cairo.
“Esta
revuelta tiene una prehistoria. La política egipcia no empieza el 25 de
enero. Lo cierto es que se ha visto afectado por una extraordinaria oleada de
protesta social desde al menos el año 2000. Esto no es ningún modo nuevo. De
ningún modo es un fenómeno post-13 de febrero. Es algo que ha venido
ocurriendo desde hace tiempo, con picos en 2006 y 2008, lo que da un peso
extra a la protesta que se disparó entre los funcionarios, los policías y
otros empleados públicos… Lo que muestra eso es una convergencia del viejo
tipo de protesta con un ambiente político completamente cambiado. Ese es su
significado…
“Así que, si
queremos entender el significado de lo que ha pasado hoy, tenemos que vincularlo
con la urdimbre de la política egipcia que empieza a configurar en 2000, para
decirlo rápido, pero las protestas vienen ocurriendo ya desde los 90. Una de
las protestas de mayor dimensión fue una huelga de los trabajadores de
canteras en 1996, que realmente sacudió en su momento al país. Claro, nadie
se acuerda ahora de eso.
“Pero,
volviendo al extremo que quiero destacar, estamos entrando en un período,
como observó Issandr, en un momento realmente revolucionario en la política
egipcia: la constitución y el parlamento están suspendidos, pero, al propio
tiempo, tenemos esta estructura social rodante en la que casi todo el mundo y
prácticamente todos los sectores de la población están saliendo a la calle y
buscando aprovechar la oportunidad política ofrecida por el cambio de
régimen, y lo están haciendo porque ya sabían cómo hacerlo. Saben cómo ocupar
y acampar en las calles. Saben cómo negociar con los ministros del gobierno.
Saben cuánta gente hay que poner en una esquina para lograr que el ministro del
gobierno vaya a hablarles a la esquina. Por eso es significativo, no porque el 13 de febrero sea un renacimiento de la política egipcia.” ( Mona
El-Ghobashy, Democracy Now.)
La administración
Obama no está “manejando los hilos” de esta revolución; la verdad es que está
sin prácticamente margen de maniobra. Los EEUU tienen muy poco control sobre
los acontecimientos de base, y todos sus esfuerzos se centran en el “control
de daños”. Por eso sigue Obama con sus necios pronunciamientos, día sí y otro
también, llamando a los manifestantes a a desempeñarse pacíficamente e
invocando las palabras de Martin Luther King para calmar las aguas. Pero
nadie presta la menor atención a lo que diga Obama. Es completamente
irrelevante. También les taren al pairo los píos deseos de Hilary Clinton
para que el Congreso asigne una partida para “ayudar al crecimiento de
partidos políticos laicos”. ¿Para qué, si el caballo ya ha salido del
establo?
Tampoco los
militares egipcios tienen el control: por eso siguen emitiendo comunicados
contradictorios , ora celebrando el triunfo en la Plaza Tahrir, ora
amenazando con medidas drásticas si la gente no regresa a sus puestos de
trabajo. Cuando los militares se decidan por una determinada estrategia y
empiecen a reprimir masivamente a los trabajadores en huelga, empezará la
revolución real y aparecerá una nueva realidad política. Nada galvaniza tanto
la atención o conmueve más las propias raíces de clase que la sangre en la
calle.
Y no hay fórmula
establecida de antemano para dirigir una revolución, no hay libreto para el
éxito. Cada revolución es diferente, como únicas son las aspiraciones de los
pueblos empeñados en ellas. Rosa Luxemburgo se percató perfectamente de eso:
“La clase
obrera moderna no lucha conforme a un plan preestablecido en algún libro de
teoría; la lucha de los trabajadores modernos es una parte de la historia,
una parte del progreso social, y en medio de la historia, en medio del
progreso y en medio del combate aprendemos el modo en que debemos combatir…
Eso es precisamente lo que resulta digno de alabanza de esa lucha:
precisamente por eso, esta colosal pieza de cultura que es el movimiento
obrero moderno define una entera época histórica: las grandes masas del
pueblo trabajador comienzan por forjarse, a partir de su propia consciencia,
a partir de sus propias convicciones y aun a partir de su propia comprensión
de los acontecimientos, las armas de su propia liberación.”
El pueblo egipcio
ha evitado una confrontación abierta con as fuerzas gubernamentales con una
astucia impresionante. Pero el peligro de las medidas drásticas represivas
sigue siendo muy real. Los trabajadores han presentado sus reivindicaciones,
y en este nuevo ambiente de activismo político, es harto improbable que
retrocedan mientras no consigan sus objetivos. No se conforman con la salida
de Mubarak. Saben que “el nuevo amo es semejante al viejo amo”. Como declara
en su Manifiesto, el Centro de los Sindicatos y Trabajadores de
Servicios, no se trata ya sólo de “salarios decentes” o de “asistencia médica”;
el pueblo egipcio “se niega a seguir viviendo una vida de humillaciones”.
Un extracto de ese Manifiesto
de los sindicatos obreros:
“… 300
jóvenes han pagado con sus vidas un precio por nuestra libertad y por nuestra
emancipación de la humillante esclavitud que padecemos. Y ahora, la vía, la
senda, está expedita para todos nosotros…
“La libertad
no es sólo una exigencia de la juventud… queremos libertad para poder
expresar nuestras reivindicaciones y reclamar nuestros derechos … para poder
encontrar una forma de gestionar la riqueza de nuestro país, los frutos
robados de nuestro duro trabajo… para poder redistribuir con algún sentido de
justicia… para que los diferentes sectores oprimidos de la sociedad puedan
lograr más de lo que a ellos es debido y no tengan que padecer
innecesariamente hambre y enfermedades.”
El pueblo egipcio
quiere lo que le es debido: su libertad, su dignidad, y una porción
equitativa del pastel. Y diríase que están en condiciones de conseguir todo
eso.
Traducción :
Mínima Estrella
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miércoles, 23 de febrero de 2011
Egipto: la revuelta de la población trabajadora ignorada por los medios de comunicación occidentales
Eduardo Galeano: La independencia es otro nombre de la dignidad
El derecho a una vida digna es un derecho humano, fundamental y universal. Bogotá D.C. - by Bunkerglo |
Quiero dedicar este homenaje a la memoria viva de dos Carlos:
Carlos Lenkersdorf y Carlos Monsiváis, amigos muy queridos que ya no
están, pero siguen estando.
Y empiezo por decir gracias: Gracias, Marcelo, por este regalo, esta
alegría. Te digo gracias en nombre propio y también en nombre de los
muchos sureños que jamás olvidarán su gratitud a México, el país de su
exilio, refugio de perseguidos en los años de mugre y miedo de nuestras
dictaduras militares.
Y quiero subrayar que México merece, por eso y por muchos otros
motivos, toda nuestra solidaridad, ahora que esta tierra entrañable está
siendo víctima de la hipocresía del narcosistema universal, donde unos
ponen la nariz y otros ponen los muertos, y unos declaran la guerra y
otros reciben los tiros.
Este acto generoso me honra por venir de quien viene. La ciudad de
México está a la vanguardia en la lucha por los derechos humanos, en un
amplio abanico que va desde la diversidad sexual hasta el derecho a
respirar, que ya parecía perdido.
Y mucho me honra recibir esta ofrenda, porque mucho tiene de desafío:
en nuestros países la independencia plena es todavía, en gran medida,
una tarea por hacer, que nos convoca cada día.
En la ciudad de Quito, al día siguiente de la independencia, una mano
anónima escribió en una pared: Último día del despotismo y primero de
lo mismo.
Y en Bogotá, poco después, Antonio Nariño advertía que el alzamiento
patriótico se estaba convirtiendo en baile de máscaras, y que la
independencia estaba en manos de caballeros de mucho almidón y mucho
botón, y escribía: Hemos mudado de amos.
Y el chileno Santiago Arcos comprobaba, desde la cárcel:
-Los pobres han gozado de la gloriosa independencia tanto como los
caballos que en Chacabuco y Maipú cargaron contra las tropas del rey.
Todas nuestras naciones nacieron mentidas. La independencia renegó de
quienes, peleando por ella, se habían jugado la vida; y las mujeres,
los analfabetos, los pobres, los indios y los negros no fueron invitados
a la fiesta. Aconsejo echar un vistazo a nuestras primeras
Constituciones, que dieron prestigio legal a esa mutilación. Las Cartas
Magnas otorgaron el derecho de ciudadanía a los pocos que podían
comprarlo. Los demás, y las demás, siguieron siendo invisibles.
Simón Rodríguez tenía fama de loco, y así lo llamaban: El loco. Decía locuras, como éstas:
-Somos independientes, pero no somos libres. La sabiduría de Europa y
la prosperidad de los Estados Unidos son, en nuestra América, dos
enemigos de la libertad de pensar. Nuestra América no debe imitar
servilmente, sino ser original.
Y también:
-Enseñemos a los niños a ser preguntones, para que se acostumbren a
obedecer a la razón: no a la autoridad como los limitados, ni a la
costumbre como los estúpidos. Al que no sabe, cualquiera lo engaña. Al
que no tiene, cualquiera lo compra.
Don Simón decía locuras, y hacía locuras. Allá por mil ochocientos
veinte y pico, sus escuelas mezclaban a los niños y a las niñas, a los
pobres y a los ricos, a los indios y a los blancos, y también unían la
cabeza y las manos, porque enseñaban a leer y a sumar, y también a
trabajar la madera y la tierra. En sus aulas no se escuchaban los
latines de sacristía y se desafiaba la tradición del desprecio por el
trabajo manual. Poco duró la experiencia. Un clamor de indignadas voces
exigía la expulsión de este sátiro que ha venido a corromper a la
juventud, y el mariscal Sucre, presidente del país que ahora llamamos
Bolivia, le exigió la renuncia.
A partir de entonces, anduvo a lomo de mula, peregrinando por las
costas del Pacífico y las montañas de los Andes, fundando escuelas y
formulando preguntas insoportables a los nuevos dueños del poder:
-Ustedes, que imitan todo lo que viene de Europa y de los Estados
Unidos, ¿por qué no les imitan la originalidad, que es lo más
importante?
Este viejo vagabundo, calvo, feo y barrigón, el más audaz y el más
querible de los pensadores de América, estaba cada día más solo, y solo
murió.
A los ochenta años, escribió:
-Yo quise hacer de la tierra un paraíso para todos. La hice un infierno para mí.
Simón Rodríguez fue un perdedor. Según la escala de valores de este
mundo, que sacraliza el éxito y no perdona el fracaso, los hombres como
él no merecen memoria.
Pero, ¿acaso no está vivo don Simón en la energía de dignidad que hoy
recorre nuestra América de norte a sur? ¿Cuántos hablan por su boca,
aunque no lo sepan, como hablaba en prosa aquel personaje de Molière que
no sabía que hablaba en prosa?
¿Acaso don Simón no nos sigue enseñando, un siglo y medio después de
su muerte, que la independencia es otro nombre de la dignidad? Es verdad
que todavía pesa, y mucho, la herencia colonial, que aplaude la copia y
maldice la creación y admira, como denunciaba don Simón, las virtudes
del mono y del papagayo. Pero también es verdad que son cada vez más los
jóvenes que sienten que el miedo es una cárcel humillante y aburrida, y
libremente se atreven a pensar con sus propias cabezas, sentir con sus
propios corazones y caminar con sus propias piernas.
Yo no creo en Dios, pero sí creo en el humano milagro de la
resurrección. Porque quizás se equivocaban aquellos dolientes que se
negaban a creer en la muerte de Emiliano Zapata, y creían que se había
marchado a Arabia en un caballo blanco, pero sólo se equivocaban en el
mapa. Porque a la vista está que Zapata sigue vivo, aunque no tan lejos,
no en las arenas de Oriente: él anda cabalgando por aquí, aquí cerquita
nomás, queriendo justicia y haciéndola.
Y fíjense ustedes lo que ha ocurrido con otro perdedor, José Artigas,
el hombre que hizo la primera reforma agraria de América, antes que
Lincoln y antes que Zapata.
Hace casi dos siglos, él fue vencido y condenado a la soledad y al
exilio. En años recientes, la dictadura militar del Uruguay le erigió un
ampuloso mausoleo, queriendo encerrarlo en cárcel de mármol. Pero
cuando la dictadura intentó decorar el monumento con algunas de sus
frases, no encontró ninguna que no fuera subversiva. Ahora el mausoleo
tiene fechas y nombres de batallas, y ninguna frase. Involuntario
homenaje, involuntaria confesión: Artigas no es mudo, Artigas sigue
siendo peligroso.
Cosa curiosa: con tantos vivos que hablan sin decir, en nuestras tierras hay muertos que dicen callando.
Bienaventurados sean los perdedores, porque ellos cometieron la
insolencia de amar a su tierra, y por ella se jugaron la vida. Pero está
visto que el patriotismo es el honorable privilegio de los países
dominantes: sólo los que mandan tienen el derecho de ser patriotas. En
cambio, los países dominados, condenados a obediencia perpetua, no
pueden ejercer el patriotismo, so pena de ser llamados populistas,
demagogos, delirantes: nuestro patriotismo se considera una peste, peste
peligrosa, y los amos del mundo, que nos toman examen de Democracia,
tienen la mala costumbre de conjurar esta amenaza a sangre y fuego.
Bienaventurados sean los perdedores, porque ellos se negaron a repetir la historia y quisieron cambiarla.
Bienaventurados sean los perdedores, y malditos sean quienes
confunden el mundo con una pista de carreras y lanzados a las cumbres
del éxito trepan lamiendo hacia arriba y escupiendo hacia abajo.
Bienaventurados sean los indignados, y malditos sean los indignos.
Maldita sea la exitosa dictadura del miedo, que nos obliga a creer
que la realidad es intocable y que la solidaridad es una enfermedad
mortal, porque el prójimo es siempre una amenaza y nunca una promesa.
Bienaventurado sea el abrazo, y maldito sea el codazo.
Sí, pero… Cuántos perdedores, ¿no?
Cuando algún periodista me pregunta si soy optimista, yo contesto, sinceramente:
-A veces. Depende de la hora.
Siempre me parecieron más bien inhumanos los optimistas full time.
Creo que el desaliento es un derecho humano, y de algún modo es
también la prueba de que somos humanos, porque no sufriríamos el
desaliento si no tuviéramos aliento.
Hay que reconocer que no es muy alentadora la realidad, que tiene la
jodida costumbre de recompensar a los exprimidores del prójimo y a los
exterminadores de la tierra, el agua y el aire. Y en cambio, las más
apasionantes aventuras de transformación de la realidad suelen quedarse a
mitad de camino, o se extravían y se pierden, y muchas veces terminan
mal.
Hay que reconocerlo, digo, pero también cabe preguntar: Cuando esas
lindas experiencias colectivas terminan mal, ¿de veras terminan? ¿No hay
nada que hacer, sólo nos queda resignarnos y aceptar el mundo tal cual
es, como si fuera destino? Hace pocos años, se puso de moda la teoría
del fin de la historia. Más de uno se tragó ese sapo, a pesar de que el
sentido común nos demuestra, con poderosa sencillez, que la historia
nace de nuevo cada mañana.
Lo mejor de este asunto de vivir está en la capacidad de sorpresa que
la vida tiene. ¿Quién podía presentir que los países árabes iban a
vivir este huracán de libertad que están ahora viviendo? ¿Quién iba a
creer que la plaza de Tahrir iba a dar al mundo esta lección de
democracia? ¿Quién iba a creer lo que ahora puede creer ese muchachito
plantado en la plaza durante días y noches, cuando dice: Nadie nos va a
mentir nunca más?
Al fin y al cabo, cuando la historia dice adiós, o eso parece decir,
ella nos está diciendo, o al menos murmurando: hasta luego, hasta
lueguito, nos estamos viendo.
Y yo me despido de ustedes, ahora, que ya es hora, como la historia
me enseñó, diciéndoles gracias, diciéndoles: hasta luego, hasta
lueguito, nos estamos viendo.
* Palabras pronunciadas el 22 de febrero de 2011, en la ceremonia de
entrega de la Medalla 1808, que el jefe de Gobierno de la ciudad de
México, Marcelo Ebrard, otorgó al escritor Eduardo Galeano. Tomado diario La Jornada, México.
sábado, 19 de febrero de 2011
La Silla Vacía no tiene qué rectificar
El episodio
informativo de @Lasillavacia sobre la muerte de alias Alfonso Cano nos puso a
todos a pensar en los temas del periodismo, para lo cual me dispuse a repasar y releer algunos
viejos apuntes y subrayados de libros de mis maestros del periodismo, de los mayores claro
está, como recomendó recientemente en su conferencia magistral Javier Moreno, director de El País de Madrid, y desde luego también miré algunos contemporáneos.
Me enteré de la noticia por un MSM que me envió una amiga en el que me preguntaba escuetamente “¿Es cierto lo de Cano?” ¿Qué cosa? le respondí y de inmediato también lanzaba la pregunta a la comunidad de twitter: “¿Qué le dieron de
baja a Cano?”. Entre tanto, continuaba el entretenido y comentado recorrido que hacíamos con @NataliadelaV por los salones de la interesante exposición Historia de Colombia a
través de la fotografía en el segundo piso de La casa de la Moneda, caía la tarde del viernes 18 ye n medio de un tremedo aguacero.
Después de llegar al computador inicié un proceso de seguimiento de la noticia para establecer su origen, qué
decían los medios análogos, el periodismo digital, la gente en twitter…
en fin, procurando descubrir todo el desarrollo y fuentes de la información que crecientemente iba ocupando los espacios de conversación en twitter, y todo, con la idea de poder embarcarme en los efectos de este suceso a los que, desde
luego, no he llegado.
Recorrí
por Internet medios análogos y digitales hasta que llegué a un usuario en twitter, el periodista John Marcos Torres (@johnmarcost) quien trinó la noticia según su TL, minutos después de que llegara Pacho Santos al programa
La Escalera de RCN y tan solo seis minutos antes de que lo hiciera la @lasillavacia. @jhonmarcost vía web escribió a las 6:51 de la tarde: “Atención Urgente! Alias Alfonso Cano, máximo cabecilla
de las FARC fue abatido por las Fuerzas Militares. El Presidente habla a las
7pm”.
En 18
ventanas web observaba medios, periodistas, opinadores, listas de periodistas
de usuarios de twitter, entre otros y seguía atenta al portal www.lasillavacia.com y a su cuenta @lasillavacia que ya hablaba del
rumor, lo que me permitió no perder el tweet en el mismo momento, a las
6:57 pm y que decía: “La Silla Vacía confirma, Cano fue abatido por la Fuerza Pública junto a
un excongresista”.
El
periodismo análogo audiovisual no habló ni se refirió al hecho en ninguna emisión noticiosa
de la noche. Pero la sorpresa fue la Revista Dinero que publicó
en su portal después de las 6 de la tarde “La
verdad sobre la muerte de Alfonso Cano” una nota en la que no negaba ni confirmaba el rumor y,
más bien, aportaba información de fuentes gubernamentales sobre la existencia
de combates entre los departamentos de Cauca y Tolima con un saldo de 24 bajas de la guerrilla.
@elespectadorcom y @eltiempocom como dice la expresión popular, cogieron las de Villadiego y el camino del atajo. Como no podían quedar en silencio y tampoco hacer como que no existió, los dos diarios más importantes del país hacen referencia a la noticia en la sección de tecnología. @elespectadorcom escribió a las 6:47 pm una nota que tituló: “En Twitter mataron a Alfonso Cano” para decir que fuentes oficiales no daban por cierta esa información, y solo a las 12:08 p.m. el @eltiempocom publicó: “Alfonso Cano' es 'Trending Topic' en Twitter” y decir que “por nuestra parte, en @eltiempocom seguimos confirmando "Hemos estado muy atentos a los rumores sobre Cano. La más alta fuente militar (Almirante Cely) nos asegura que Cano no ha muerto”.
@elespectadorcom y @eltiempocom como dice la expresión popular, cogieron las de Villadiego y el camino del atajo. Como no podían quedar en silencio y tampoco hacer como que no existió, los dos diarios más importantes del país hacen referencia a la noticia en la sección de tecnología. @elespectadorcom escribió a las 6:47 pm una nota que tituló: “En Twitter mataron a Alfonso Cano” para decir que fuentes oficiales no daban por cierta esa información, y solo a las 12:08 p.m. el @eltiempocom publicó: “Alfonso Cano' es 'Trending Topic' en Twitter” y decir que “por nuestra parte, en @eltiempocom seguimos confirmando "Hemos estado muy atentos a los rumores sobre Cano. La más alta fuente militar (Almirante Cely) nos asegura que Cano no ha muerto”.
Los medios no estaban herméticos como pensé al principio, quizás estaban averiguando (¿en algún coctel social?) lo que sucedía a través de
fuentes oficiales gubernamentales. Porque, que se conozca, ningún medio de información estaba en el
teatro de los combates del ejército contra la guerrilla de las FARC en ninguna
parte del país, y no lo está no sólo hoy sino que tampoco lo ha estado en los últimos 9 años. Desde que las FARC fueron
incluidas en la lista de terroristas, ya no son tenidas en cuenta como fuente de información por los periodistas que "cubren" la guerra o el conflicto en el país.
Lo que en
adelante ocurrió fue una creciente expectativa, al parecer, solo en las redes sociales. Entre las 7 y
las 12:49 pm @lasillavacia emitió
6 trinos más. En uno de estos, nos dio a conocer una carta dirigida a sus usuarios
“Nuestras fuentes se mantienen, pero Presidencia desmiente” http://ow.ly/3ZsIF Pero, a mi modo de ver, fue @johnmarcost quién primero se lanzó con lo que pudo ser la primicia
informativa o chiva, quien se reatifica además en un trino más a las 11:06 p.m. de la noche
vía BlackBerry diciendo “Creo en mi fuente hasta que el Gobierno públicamente informe lo
contrario. Pase lo que pase seguiremos informando”.
La primera
víctima de la guerra es la verdad
En
cualquier guerra, la única manera que tiene un periodista o reportero de saber si lo que le dicen es
cierto o no es yendo al lugar de los hechos, de otra manera, la información
estaría sometida –como de hecho lo está- por las fuerzas del ejército legal o
por las fuerzas del ejército ilegal: el gobierno o las FARC.
Aunque la frase “la primera víctima de la guerra es la verdad” que se le adjudica de tanto repetirla a Ryszard Kapuscinski si bien es del político republicano Hiram Warren Johnson (1866-1945), describe con precisión lo que ha pasado y sigue pasando en Colombia. La verdad fue víctima de la muerte, la misma que al parcer, no se ha dado a alias Alfonso Cano.
Aunque la frase “la primera víctima de la guerra es la verdad” que se le adjudica de tanto repetirla a Ryszard Kapuscinski si bien es del político republicano Hiram Warren Johnson (1866-1945), describe con precisión lo que ha pasado y sigue pasando en Colombia. La verdad fue víctima de la muerte, la misma que al parcer, no se ha dado a alias Alfonso Cano.
Si hay algo en lo que se destaca la labor informativa y de opinión de La Silla Vacía es en su rigor profesional de manera integral. Oficio, ética y compromiso al servicio de sus lectores y de la sociedad. Y en esta historia aún más. La Silla Vacía no dejaría de cuestionar, cruzar datos, información de fuentes y profundizar antes de lanzarse a informar
sobre la muerte del guerrillero. Pero lo que sí evidenció este episodio como lo señalo el periodista Álvaro Duque @alduque en twitter, es que con este hecho se “comprueba
algo dramático: la información sobre orden público está completamente
monopolizada”. Dicho de otra manera, el periodismo que informa sobre el
conflicto armado, la guerra o el orden público en Colombia solo bebe de fuentes
oficiales. Quizás por eso el periodismo está un poco perdido en este
conflicto, porque desde hace 9 años se limitó a sus “deberes cotidianos” y de
escritorio. Mambrú ya no va a la guerra.
Cuando
se ha hecho periodismo y se conocen sus dinámicas en un país como el nuestro,
se puede entender qué es enfrentar fuentes de información del lado de la verdad
y también, como es de fácil resbalar cuando te quieren hacer caer, o como lo pueden utilizar
para un propósito que nunca alcanzamos advertir o ver sino al final, justo cuando tenemos
que levantarnos otra vez para seguir informando.
¿En La Silla
Vacía hay malos profesionales?
No.
No los hay. Lo que hizo La Silla Vacía al informar que alias Alfonso Cano había
muerto es lo que ha hecho siempre desde su creación y dirección la periodista
Juanita León: periodismo con libertad e independencia. Este medio digital ha sido capaz de
atender la agenda noticiosa de interés general y de la actualidad política, así como desarrollar una propia al tenor de las necesidades y voces de la ciudadanía e
informar de cómo se ejerce y por quien el poder en Colombia. La Silla Vacía como @NoticiasUno no
hacen un periodismo de declaraciones sino de reportería, de investigación. Han sido cuidadosos de no caer en el activismo ideológico o político. Si alguna vez han tenido que rectificar seguramente lo habrán hecho porque
actúan de buena fe para buscar la verdad.
¿Por qué la presidencia desmiente telefónicamente
a @lasillavacia pero no emite una comunicación oficial? Porque no puede ni les corresponde hacerlo. Era suficiente la
llamada telefónica de un asesor de palacio. La Silla Vacía tampoco tiene por
qué rectificar. El gobiernose abstuvo de hacer “un circo mediático"
de un error que no fue de apreciación o de cálculo sino de oficio de La Silla Vacía, quizás por la excesiva confiabilidad
de las fuentes de un medio de información que involucra a un combatiente de la
guerra al que nadie, salvo el ejército regular, podría tener acceso. La Silla
Vacía arriesgo más por ser independiente. No hubo dolo, mala fe o intenciones
encubiertas.
Como lo contempla la ley, en este episodio no hay daños a terceros para que por esos terceros La Silla Vacía tenga que rectificar. El
jurista Alfonso Gómez Méndez con su característico humor me explica: ¿Acaso
dijeron que Cano era homosexual? Si fuera así, el único que tiene derecho a
solicitar una rectificación si tuviera lugar es él. Cano. Pero no La Silla Vacía por informar que
murió. ¿Cuántas veces los medios mataron a Tirofijo?.
Muchas y diversas fueron las opiniones y reflexiones que proporcionaron los usuarios en
twitter con los que conversé sobre el tema. El periodista Juan Manuel Ruíz @jmruizmachado del
equipo de La Escalera (FM/RCN) nos compartió en trinos lo siguiente: “Bueno, cuando informé el asilo de María del
P Hurtado, me desmintieron durante 6 horas...Eso es duro...Pero uno cree en su
fuente...”. “Cuando saco primicias, tiemblo y dudo, y eso que tengo fuentes
cultivadas en 22 años de ejercicio...No es fácil...Uno cree en su fuente...”
¿Qué sigue
para La Silla Vacía?
Continuar. Nada más. Complementar, si es del caso, la nota aclaratoria que publicaron a las 10:10 pm Presidencia desmiente a La Silla Vacía http://ow.ly/3ZOk3 No renunciar a la libertad y a la exigente responsabilidad de seguir informando con independencia y solidez. Pero para Juanita León la autocrítica no se hace esperar: 'Si 'Cano' no está muerto sería un duro golpe para La Silla Vacía'. http://ow.ly/3ZOkw
Continuar. Nada más. Complementar, si es del caso, la nota aclaratoria que publicaron a las 10:10 pm Presidencia desmiente a La Silla Vacía http://ow.ly/3ZOk3 No renunciar a la libertad y a la exigente responsabilidad de seguir informando con independencia y solidez. Pero para Juanita León la autocrítica no se hace esperar: 'Si 'Cano' no está muerto sería un duro golpe para La Silla Vacía'. http://ow.ly/3ZOkw
Hay asuntos de este suceso que aún me inquietan. ¿Quién o quiénes podrían estar
interesados en difundir esta especie? ¿Quién o quiénes ganan y quiénes pierden
con el anunció anticipado y lejano a la realidad de la muerte de Alfonso Cano? ¿Qué
ocurrió o iba a ocurrir anoche para crear este alboroto utilizando a uno de los
medios de mayor prestigio en el periodismo de Colombia hoy?
Comparto lo que escribió @jmruizmachado:
“En @lasillavacia hacen un gran esfuerzo independiente que debe ser valorado con madurez y sin pasiones... No es fácil echarse al agua...” “Mantengo mi confianza en @lasillavacia...Si no es cierto lo de Cano, no es el fin, es un buen punto de partida... Respeto su trabajo...”
La
muerte de Alfonso Cano está próxima. No fue ayer al parecer, pero el presidente Juan Manuel Santos scree que será así cuando le anuncia al país que “le estamos respirando en la nuca”.
Por
último una cita de Azorín. ¿Por dónde ha entrado usted? Por la puerta.
¿Sabe usted que no se puede pasar? He pasado. ¿Quién es usted? Un periodista.
jueves, 17 de febrero de 2011
La conversación: un paso en la participación ciudadana
El profesor universitario Juan Carlos Acebedo (usuario en Twitter @jcacebedo7) nos invitó a un grupo de usuarios de Twitter a realizar una evaluación sobre la jornada de libertad de opinión y de expresión alrededor del periodista Daniel Coronell (#apoyoaCoronell), y que se desarrolló durante las festividades de navidad y año nuevo. Juan Carlos es docente e investigador en comunicación y cultura de la Facultad de Ciencias Sociales y Humanas de la
Universidad Surcolombiana. Con el fin de sistematizar la experiencia y recoger sus apredenizajes el investigador utilizó la entrevista como herramienta del análisis.
Luego de responder la entrevista Juan Carlos publicó el análisis en su Blog Lectores en la Red http://ow.ly/3YluP bajo el titulo de Elementos para un balance de la maratón en Twitter #apoyoaCoronell, cuatro entregas que dan cuenta del análisis desde distintos ámbitos que invito a mis visitantes a que lo lean.
Por lo pronto publicó las reflexiones que le proporcioné a manera de ensayo.
La conversación: un paso en la participación ciudadana
By
@bunkerglo
En la edición de la revista Semana que
circuló el domingo 19 de diciembre, el periodista Daniel Coronell escribió en
su espacio habitual y semanal una columna titulada “El amigo secreto”
(sábado 18 Diciembre 2010) en la que, apoyado en informaciones de El
Nuevo Herald, cuestionó la falta de delicadeza de que Tomas Uribe Moreno (uno
de los hijos de Uribe Vélez), haya buscado una asociación entre proponentes
para presentarse en Panamá en una licitación pública para la construcción de la
vía Ruta del Sol.
La reacción de los Uribe Vélez no se hizo
esperar. Tanto padre como hijo la emprendieron, ese mismo domingo, contra el
periodista a través de sus respectivas cuentas de Twitter con mensajes en los
cuáles trataron al comunicador de periodista mafioso, ladrón y calumniador.
Fueron 23 tweets ofensivos (http://ow.ly/3NFZl)
en los que Uribe Vélez no sustentaba lo que decía ni con pruebas documentales o
testimoniales, y más bien lo que buscaba era mover el foco de atención de los
planteado en la columna por Coronell, a diferencia de los 17 serenos y
respetuosos trinos de respuesta del periodista reafirmando lo que hace en su
espacio de opinión y, también, en el noticioso a través de Noticias Uno.
Este episodio de Uribe Vélez contra Daniel
Coronell no era el primero. Podría decirse que no hay periodista al
que le teman más Uribe Vélez y su familia que a Coronell. Pero también, que no hay periodista
al que la sociedad hoy le tenga más confianza y respetabilidad que a Daniel Coronell.
El nuevo espectáculo de persecución y
acusación pública comprometía a la comunidad de Twitter, medio que utilizó
Uribe Vélez y que, por su naturaleza, nos involucra a todos.
Me pareció excesivo, ofensivo y maledicente que una vez más, AUV acosara a Coronell y de manera fundamental, que con ello buscará amedrentar la libertad de opinión y expresión mía o la de cualquier otro colombiano como de hecho ocurrió durante los 8 años de su gobierno. No podía ni quería permitir como me paso a mí, regresar otra vez al silencio, a temer enfrentar el unanimismo y permitir que el ex funcionario sub judice contaminara de temor el espacio de opinión de Twitter. Mi primera reacción ese lunes 19 de diciembre fue enviarle un primer trino que decía: “@AlvaroUribeVel: se le comunica y advierte que la comunidad twitera respalda y apoya la libertad de expresión que encarna @DCoronell”, con el que buscaba despertar la atención de la comunidad sobre el tema encarnado en Daniel Coronell.
La polémica, comentarios y expresiones de
solidaridad se continuaron dando de manera espontánea en las siguientes
horas. El día 20 y luego y en un ejercicio aparentemente inútil,
decidí responder de manera directa a Uribe Vélez cada uno de los trinos que
envió a Daniel Coronell. En los mismos términos, lenguaje y tono acusatorio que
el ex gobernante había utilizado con el periodista en el último le dije: “Lo que es con @DCoronell, es conmigo. La
libertad de expresión, la ética y la decencia NO TIENE PRECIO.”
Llegó pocos segundos después un trino de
@oldie_laurie que me decía: “@Bunkerglo:
Si denunciar los atropellos contra la población y querer justicia es ser
mafioso, ok, nos declaramos mafiosos. #HágameElFavor”, y de manera privada
continuaron llegando muchos más.
En Web 2.0 y en particular en Twitter
todo ocurre de forma muy rápida y simultánea. Pocos minutos después de que
escribí y envié a la comunidad un post (bajo la herramienta Twitterlonger) que titulé: “Uribe se pasó
de la raya con @DCoronell” (http://ow.ly/3NIEh), la acogida fue inmediata entre algunos de mis seguidores. Simultáneamente
recibía un DM de @jcacebedo7 y de @analisisdemma, personas de las que no conocía ni
sus nombres ni sus oficios y quienes me proponen escribir un texto para
recoger firmas de apoyo a Coronell. Se establece el TAG #apoyoaCoronell y
comienza una movilización de opinión cuya participación y dinámica natural y
espontánea lleva a crear una MARATON de TRINOS para el lunes 27 de diciembre.
El post Twitterlonger “Uribe se pasó (otra
vez) de la raya con @DCoronell” sirve de base para el texto final con el que se
promueve la campaña, el día de la MARATÓN y alguien más abre un grupo de apoyo
en Facebook con los mismos elementos.
Mi participación en los días subsiguientes
consiste, de manera permanente, en mantener el tema vivo #apoyoaCoronell para lo
cual destino un alto porcentaje de trinos para hablar de periodismo, libertades
y derechos desde mi punto de vista y de otros, mensajes que buscaban mantener la
reflexión sobre el tema y promover la vinculación masiva de personas en twitter
para el 27 de diciembre.
EXPECTATIVAS
y PROCESO
La libertad de opinión, expresión y el
derecho a la información en Colombia han sido atacadas a muerte y amenazadas gravemente en los últimos 30 años desde los gobiernos y la
criminalidad de toda especie y naturaleza, en particular, de la mafia del
narcotráfico y el paramilitarismo.
Sin embargo creo no equivocarme al decir que no hemos tenido un periodo más largo en nuestra reciente historia en la que
la libertad de opinión y de expresión han recibido mayores embates que durante el
gobierno de Álvaro Uribe Vélez, para quien la persona o medio de información que no pensara
como él era sencilla y llanamente señalado como un terrorista. Terrorista en épocas en la que
ese “concepto” y denominación se constituyó en el único y mayor enemigo por
aniquilar.
La falta de información, la
desinformación, la autocensura y la liviandad informativa se convirtieron en
el común denominador de la mayoría de los medios de información, de manera
fundamental, de los medios medianos y pequeños que vivien de manera permanente y cercana el
acontecer social, político y, desde luego el criminal, en las pequeñas ciudades y
municipios en donde el conflicto armado salido de madre fue y es más cruel. Ni qué
decir de los grandes medios como RCN (llamado Radio Casa de
Nari) y que estuvo al servicio del régimen de Uribe haciendo propaganda de su
proyecto político “Seguridad Democrática”, sirviendo de caja de resonancia a
las especies que como gobernante esparció contra los periodistas, los líderes de
derechos humanos, los políticos de fuerzas minoritarias, los jueces, etc.
Pocos fueron los medios y entre ellos los
periodistas que, contra viento y marea, han conseguido hacer del periodismo una
actividad al servicio de la sociedad, sin desistir de su papel fiscalizador inclusive del régimen de
Uribe Vélez. Entre estos están la Revista Semana, Noticias Uno y la Revista
Cambio, está última, cerrada en un episodio oscuro en el que primero cancelan
el contrato de su director y subdirector que dizque por problemas financieros.
Este era el contexto que recién vivía el
país y el periodismo (sin entrar en mayores detalles) bajo el gobierno de Uribe
Vélez. Pero Uribe Vélez ya no gobierna el país.
Como señalé en mi texto (“Uribe se pasó de
la raya con @DCoronell”) cuanto se ataca, persigue y agrede a un periodista se
atenta con el derecho al acceso a la información real y equilibrada que tenemos
toda la sociedad. También, que un ex funcionario de Estado y subjudice tenga
la prepotencia de creerse con el derecho de difamar, insultar y atacar a ningún
periodista en el ámbito de lo público y tampoco en el privado, por el hecho de
que se publique y cuestione sobre hechos que vulneran a la sociedad, a la Nación
y al Estado colombiano.
Uribe Vélez se equivocaba una vez más.
Sus trinos no van a amedrantar o impedir que el periodismo independiente y
crítico se callé, ejerza otra vez la autocensura o la sociedad no exija el derecho
a estar informado, tal y como lo garantiza en su actividad periodística Daniel
Coronell informando de manera documentada, clara y equilibrada sobre los
asuntos de su competencia informativa.
TWITTER,
PARTICIPACIÓN CIUDADANA Y LIBERTAD DE OPINIÓN
Este tipo de campañas y ejercicios de largas
conversaciones – eso es Twitter, un espacio de conversación- demandan tanto o
igual tiempo que una Campaña hecha de manera presencial, la diferencia radica
en los costos y complejidades de movilización de las personas para, por
ejemplo, concertar un texto de apoyo.
La primera campaña de apoyo y solidaridad en la que
participé de manera activa por la libertad de expresión y opinión en torno a un
periodista fue a principios de la de década de los 80 bajo el gobierno de Julio
Cesar Turbay Ayala. Escribí el texto inicial (que aún conservo), junto con otra
colega con la que trabajaba en una agencia internacional de noticias. Hay que
ubicar bien el asunto: época del télex, en pleno salto de la máquina de
escribir manual a la eléctrica, no había celulares, tampoco fax y las
comunicaciones solo eran posibles de manera presencial o por teléfono. Bajo
esas condiciones, ese primer texto dirigido al Pte. de la República para
conseguir la libertad de un periodista detenido en La Picota, tardó
aproximadamente dos semanas entre conseguir el consenso del contenido y tono de
la carta, la recogida de firmas y su entrega. Únicamente la respaldaban un poco
más de 60 periodistas que era más o menos lo que había por la época, pues solo
la suscribían los que cubrían temas políticos, sociales y de orden público.
Conseguir que algún medio la publicara o difundiera era absolutamente
impensable.
La comunicación, la participación y la
acción hoy son otra historia, más rica, más dinámica, más horizontal e
increíblemente rápidas.
Las personas en Twitter sin que sean
periodistas y muchísimas veces sin que se sepa cuál es su identidad pueden
entablar una conversación con un director de un medio –como tantas veces
ocurrió con Daniel Coronell- expresar su pensar y sentir
y por ello recibir o no de manera inmediata un comentario de aceptación (RT) ,
de rechazo o de lectura. La exigencia es suprema en la
concreción, uso del lenguaje y la gramática para decir lo que se quiere decir
en 140 coherentes caracteres.
Mediante la plataforma de Internet las campañas de solidaridad o de apoyo pueden ser fomentadas inicialmente de manera individual. Unipersonal. No se tiene que hacer ningún tipo de consultas
pedir permisos o hacer consensos. Cada persona tiene voz, seguidores que los
leen y la abierta posibilidad de plantear conversaciones sobre toda índole y
materia en las que pueden o no estar de acuerdo quienes los leen, pero no por
ello desistir en proponer o promover un debate. Este sin duda es el nuevo
escenario de conversación y de construir vínculos de pensamiento e incluso de
amistad de manera serena, a veces documentada pero siempre reflexiva y todos con
la misma herramienta: la palabra.
En el caso de la Campaña #apoyoaCoronell
así como la Campaña #apoyoaClaudiaLopez, esta última a que pude dedicarle
el 100% del tiempo, lo que reflejan es un ejercicio de colaboración colectiva,
simultánea, ágil, espontánea, rápida, decidida a pensar, reflexionar y apoyar
la defensa de la libertad de opinión.
Se tiene a través de Twitter una
posibilidad y situación excepcional: pensar y actuar a través de una herramienta que permite escuchar muchas voces al
tiempo, la polifonía sobre un tema y a la vez movilizar la intención y el acto de apoyar a
una persona que personificaba en ese momento los derechos y libertades que
nos da la Constitución Política Nacional y las leyes universales.
En este sentido insistí a través de
distintos twitters, algunos utilizados de manera repetitiva, sobre el cuerpo
legislativo, cite artículos, sentencias, pensamientos de grandes periodistas,
de humanistas y filósofos y, desde luego los propios acerca de la libertad de
opinión, del derecho al acceso a la información en el contexto del Estado
social de derecho y democracia colombiana.
Es claro que los ciudadanos colombianos y
muchos más se interesan por la situación de los comunicadores en el país. La acogida en su número y calidad de los tweets dan cuenta de una vinculación
amplia que desbordó los naturales limites de periodistas y comunicadores para
vincular en la acción a todo tipo de personas en diversos lugares del planeta
que comprenden también que, quien afecte y vulnere la libertad de expresión y el
derecho a informar de un periodista o de cualquier ciudadano, es
un enemigo de la sociedad no solo la colombiana sino la del mundo y el mayor
vulnerador de derechos que son Universales.
La única jerarquía posible de acuerdo fue
la palabra misma. No había expertos, tampoco alguien que supiera más que otro.
Solo importaba movilizar ideas, pensamientos y conceptos, todas reflexiones con
un propósito claro: expresar que apoyábamos la labor de un periodista pero al
mismo tiempo, que defendíamos nuestros propios derechos a pensar en voz alta y
hablar de lo que nos gusta y no, lo que toleramos y no, y presentar las
preguntas que nos hacemos sobre nuestra propia realidad.
En Twitter es claro que a través de una
conversación viva, abierta, que fluye a velocidades inimaginables como el
pensamiento mismo, se comparten intereses personales para lo cual producimos un
pensamiento a través de la palabra propia o de otros de manera permanente y
constante, y generamos una acción colaborativa masiva al compartir de manera
horizontal esta gigantesca producción de manera libre. No tenemos que consultar
a nadie ni pedir permisos de lo que decimos en 140 carácteres.
La manera como se tejen y suceden las
muchas, múltiples y simultáneas conversaciones en Twitter tiene que ver, en
gran medida, con el mensaje que envías, pero especialmente, por la atención que
das a los comentarios y respuestas que tienen los mismos. Las palabras son
palabras, pero no son solo palabras cuando lees, piensas y reelaboras el
pensamiento (trino) del otro y el propio.
La palabra es el eje de las conversaciones
en Twitter cuyos interlocutores conforman comunidades de comunidades,
articulados por intereses comunes que surgen en la diletancia sobre los asuntos
que interesan en el ámbito de lo público, en donde cada quien llama las cosas
por su nombre, superando los eufemismos con los cuales los medios análogos
abordan muchos de los asuntos de la vida política y social de la Colombia de
hoy.
La conversación parece ser hoy el primer
paso en la participación ciudadana y la palabra vuelve a ser la más efectiva manera
de conseguirlo si se tiene en cuenta los ocho años de unanimismo vividos
recientemente en el país en los que pensar, y pensar de un modo diferente y en
voz alta podía costar la vida.
Creo que en Twitter se retoma el uso de la
palabra para tramitar el disenso y el consenso, ejercer la ciudadanía, plantear
para reconocer, comprender y apropiar derechos humanos fundamentales.
La expectativa no era otra que introducir
una conversación colaborativa en la comunidad: la libertad de opinión,
“cuyo pretexto central” fue la situación del colega Daniel Coronell (después
vino la de #apoyoaClaudiaLopez), pero también, procurando que la misma
trascienda como tema y se instale en el ámbito de la vida cotidiana de cada
persona, como un derecho propio, inalienable y que debe proteger siempre. “La
acción crea la realidad”.
Gloria Ortega Pérez
Periodista
de profesión, comunicadora por opción y fotógrafa por pasión
Bogotá
D.C., enero 30 de 2011
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