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sábado, 2 de julio de 2011

Hoy doblan las campanas, una vez más, por Ernest Hemingway

  90 millas al sur. Foto by bunkerglo - Muelle Mallory Square en Cayo Hueso (Key West)
“Para escribir sobre la vida, ¡primero hay que vivirla!”, decía. Tenía 63 años, muy joven aún, cuando murió hoy hace cincuenta años. Cuentan sus biógrafos que el 2 de julio de 1961 su mujer lo encontró sin vida en el sótano de su casa en Chicago al lado de su escopeta Boss de dos gatillos. Hay quienes piensan que fue un accidente, pero yo me inclino a creer que Ernest Hemingway se quitó la vida como lo hizo su padre médico al enterarse que tenía una difícil enfermedad.

Y es que Hemingway vivió con intensidad la vida para contarnos de la vida misma. Era un narrador nato y desde los 17 años se dedicó  de manera empírica al periodismo, al cotidiano y al de guerra, que lo llevó a ser un escritor con un premio Pulitzer por su “Viejo y el Mar” (1953) publicado por primera vez en la revista Life y un año después, el Nobel de Literatura. Lo suyo sin duda era escribir.
 
Fue un relevante corresponsal cubriendo las guerras del momento: la Gran Guerra o primera guerra mundial (1914-1918),  en la Guerra Civil Española  (1936-1939) , en China con la invasión japonesa (1937) y en la Segunda Guerra Mundial  (1939-1945). Sin embargo, lo suyo no era una actividad profesional para entender el mundo, la gente o estar al lado de las victimas como lo fue para el corresponsal de guerra y escritor Ryszard Kapusicinski. “Nada más lejos de él que el engagement político o ideológico. Estaba en las guerras porque le excitaba la proximidad del combate, porque era allí “where the action is”. 

Pero así como al parecer vivía con intensidad la guerra, y Adiós a las armas da cuenta de ello, también condenaba la guerra: “sabemos que las guerras son malas. Sin embargo, a veces hay que pelear. Pero aun así, la guerra es mala y cualquier hombre que lo niegue miente”. Se me ocurre que si viviera en estos tiempos, así como fue testigo de la revolución cubana, hubiera tenido quizás un puerto en Colombia para escribir textos no menos interesantes sobre el conflicto armado, si bien, las ideologías le parecían fuente de oportunismo para los escritores. 

“Si los muchachos giran a la izquierda en la literatura, puedes hacer una apuesta que lo próximo será girar a la derecha, y algunos de esos mismos bastardos van a girar hacia los dos lados. No hay izquierda ni derecha en la escritura.  Sólo existe escribir bien o escribir mal… El patriotismo podría ser bueno para la leyenda del escritor, pero malo para su prosa o su poesía”. La vida de Hemingway sin duda es apasionante, tanto o más que su obra a juzgar por lo que cuentan sus biógrafos. 

Conocí  la que fue su casa es una isla en el extremo suroeste de los Cayos de La Florida (EEUU) a donde vivió, al parecer, no muchos años y hasta finales de 1940. Primero la alquiló y después la compró cuando se publicó 'Por quién doblan las campanas'. A cada paso hay un gato que, según cuentan en el lugar, son descendientes de su primer gato Snowball, cuya particularidad es que en sus patas traseras tenía un dedo de demás.  A mi no me gustan por eso no puedo decir si eran persas, angoras, siameses, o que,  estas generaciones solo se me antojaban que eran blancos y negros y uno que otro mestizo (¿), es decir con muchas pintas. 

Su casa es de los años 30 y por el lugar, tamaño, espacios, decoración, etc., se puede decir que a Hemingway le gustaba la buena vida.Su villa en Cayo Hueso (Key West) es muy amplia y esta bellamente rodeada de jardines,  un cuidadoso museo en un clima muy húmedo, de altas temperaturas, pero a donde la brisa del mar nunca está ausente. 

Tal vez algunos de los muchos objetos del lugar sean  originales, o mejor, hayan formado parte de su historia en vida. Lámparas,  adornos, muebles estilo inglés y también el clásico early american funcionales y cómodos, así como los estantes de libros con miles de volúmenes, trofeos y posters de corridas de toros hayan estado siempre en ese lugar. También, por supuesto, su máquina de escribir en la que escribió tres de sus obras: Muerte en la tarde (1932), Las verdes colinas de África (1935) y Tener y no tener (1937).- 

Este último libro tiene como escenario lo típico “americano”. “La trama se desarrolla entre Cayo Hueso, sur de la Florida, y la isla de Cuba. En la mayor parte del libro, Hemingway centra la narración en la vida y aventuras, de Harry Morgan. Hombre de pocos modales civilizados, pero audaz. Morgan es dueño de una embarcación que eventualmente arrienda a pescadores. Pero su principal interés es el contrabando. La obra junto a las vivencias de Morgan, va mostrando la vida de Key West. Para muchos seguidores de su obra, Ernest Hemingway, logra acreditar su indiscutible madurez espiritual como escritor. Porque describe, a Harry Morgan, en su implacable y solitaria lucha con la vida; y crea a uno de sus personajes más recios y consistentes”.

En un folleto informativo de la casa - museo se dice que en esta casa se construyó la primera piscina de la época. La encargó su primera esposa (de quien se divorció a finales de 1940), para sorprender a Hemingway quien era un casi profesional de la natación. La piscina costó 20 mil dólares.

La villa de Cayo hueso fue muy conocida por que se convirtió en el “tertuliadero” en donde Hemingway se reunía con sus amigos los de la pesca, la caza y contertulios con daiquiris y martinis. También fue su refugio casi que conventual para pensar y entregarse a la escritura a donde no permitía que se acercara nadie. 

Después de Cuba, a donde vivió  por más de 20 años entre  la “Finca Vigía” a 15 kilómetros de La Habana y su yate “El Pilar”, se marchó después del triunfo de la revolución a esta otra Isla, el médico que su padre quiso que fuera, el violoncelista que tampoco fue para su madre y el eterno enamoradizo, pero no don juan que dicen, sí fue.


Creo que su libro Por quién doblan las campanas (1940), además de El Viejo y el Mar, es una de sus novelas más populares o reconocidas porque fue llevada al cine con la actuación de Ingrid Bergman yGary Cooper. “El título de la novela lo tomó Hemingway, de una frase del poeta inglés John Dónne que concluye: "La muerte de cualquier hombre me disminuye a mí, porque yo formo parte de la Humanidad. Y, por consiguiente, no envíes a preguntar por quién doblan las campanas. Doblan por ti".  

Las fotos las tomé en una breve estancia en la bella y pequeña ciudad de Key West, la punta que esta solo a 90 millas de Cuba a donde me llevó mi amigo y también periodista Jairo Marin en julio de 2008. Seguramente esta fue la visión (primera imagen) que tuvo sobre el horizonte Heminngway desde los arrecifes de coral de Los Cayos al sur de la costa este de Estados Unidos.  
Haga click sobre este enlace para ver fotos del interior de la casa. Y no dejé de leer Historias y combates del último gladiador liteario, un buen ensayo que publicó hoy Silvina Friera en Página12. 

La Casa Museo de Hemingway en Key West






 













Imagenes complementarias de post Hoy doblan las campanas, una vez más, por Ernest Hemingway al cumplirse 50 años de su muerte. Fotos by Bunkerglo - Julio de 2008

viernes, 1 de julio de 2011

Postales

Siempre me han gustado las postales, esas tarjetas ilustradas con imágenes o fotos usualmente rectangulares hechas en papel grueso que permiten escribir en uno de sus dorsos y enviarlas con un sello postal de esos que ya existen pocos. Tengo montones de toda una vida.
Una de las bondades de la fotografía digital es que, desde que dí el salto de la análoga, comencé a hacer mis propias postales o posters. Primero fue el medio para enviar mensajes de cumpleaños y, en general un saludo, después, la idea evolucionó y se convirtió en la manera de compartir algunas de las muchas fotografías que día a día estoy haciendo.
Hoy es un proyecto que reúne algo más de 200 posters, todos, con imágenes de mi autoría y los textos, las voces de Otros a través de versos, poemas, apartes de ensayos, pensamientos, frases de cine... Estas son algunas.
   



















lunes, 27 de junio de 2011

“Ana Fabricia no se hizo matar”

Mi homenaje ….. Negra, Negra, Negra
A Colombia se la está comiendo el olvido, esa forma de recuerdo invertido
que dialécticamente describía Borges.
Recuerdos borrosos, de bruma, pues son tantos los muertos, tanta la miseria, tanto lo oprobioso que hay que retener en la memoria, que de repente vamos olvidando para seguir recordando, reteniendo cada masacre que va sucediendo, todos esos actos de injusticia que, más que indignarnos, nos tienen aletargados, quietos, impasibles, dolorosamente, valga decirlo, indolentes. Pareciera que Gabo hubiera presentido todo desde antes, y ahora somos ese Macondo que una vez se enfermó de olvido porque dejó de soñar. Y parece también que no es verdad que no hay mal que dure cien años, porque tenemos a Colombia, condenada a quién sabe cuántos años más de soledad.
Aquí la muerte no es esa dama benévola que nos redime de la eternidad. La muerte es la misma Colombia, y Colombia es la misma muerte. Aquí la gente se muere de esa enfermedad. Todos estamos muertos, y no muertos en vida, sino muertos en ese marasmo que implica vivir en este país, ser ciudadanos de él.
Ana Fabricia sí estaba viva. Muy lejos andaba de eso que ahora nos identifica como nación; por eso mismo la mataron. Y a Ana Fabricia se la habrá llevado la muerte y la maldita guerra, pero quienes estamos y aún procuramos mantener el recuerdo y salir de ese estado comatoso de ser colombianos no permitiremos que se la lleve el olvido… ni Colombia tampoco. Ana Fabricia, siempre diré su nombre y no apelaré al pronombre para recordarla, era de esa tierra querida a la que le compusieron esa canción que decía que era un himno de paz y alegría, cuyo pueblo era una oración y un canto de la vida; vibró, siempre vibró, luchó y sobrevivió hasta cuando pudo, incluso a esos tenebrosísimos ocho años del gobierno que enalteció al ejército que cometía los asesinatos a mansalva de jóvenes civiles para presentarlos como bajas guerrilleras, ese mismo que subsidió a los magnates con los recursos de los campesinos y desplazados de esta vergonzosa guerra que a duras penas quieren reconocer, a los que Ana Fabricia dio consuelo, paz, compasión y refugio. Les sonreía llenándolos de fe y esperanza, y su sola sonrisa, la cual recuerdo con especial aflicción, me hacía sentir ennoblecida y orgullosa de ser de su misma raza y de su misma familia, porque sólo los negros podemos sonreír así.
Ana Fabricia tenía el alma del color de su piel. Ya la historia nos ha demostrado que las almas blancas no son las más benévolas. Negras, como el alma de Mandela y Martin Luther King, Toussaine Louverture,Cesaire Aimee, Benkos Biojó, Dessalines y Juana la Avanzadora entre otros,como la gente del Pacífico y de la Costa Caribe,… afortunadamente. Alma alegre, alma noble es el alma negra. Alma que se compadece y no sabe de la lástima, alma que busca la concordia y la reconciliación y hace viable lo imposible. Ojalá que yo, que soy mulata, llegue a tener el alma de ese color y el país se tiña de él para que no pierda la esperanza. Ya se le llegó la hora al momento en el que lo malo sea blanco y lo bueno negro en Occidente, pese a la desilusión y el desasosiego que despertó Obama con su invasión y sus políticas absurdas.
En honor a Ana Fabricia, a quien espero que no conviertan ni en mártir, ni en heroína, se le dará inicio a Cuadernos de la paz. Los héroes y los mártires, como dice una amiga “son todos unos imbéciles que si no se hacen matar, se hacen héroes por haber matado o sufrido de cuenta de algún miserable más miserable que ellos”. Y Ana Fabricia ni era miserable, ni miserables eran las personas que recibieron su ayuda. Ana Fabricia no se hizo matar, Ana Fabricia simplemente vivió y uno de esos imbéciles que quieren ser héroes de la seguridad democrática le segó la vida. Ana Fabricia no es mártir ni será santa, porque vivió la vida y también la padeció con plenitud. Ana Fabricia es y será una mujer negra y nada más: le dedicó su humanidad a las víctimas del Estado, de la guerra, de las autodefensas y de la guerrilla, y terminó por convertirse en una, pero no en una más. Desafortunadamente son tantas, ya incontables, que no podemos nombrarlas a todas una y otra vez como a Ana Fabricia, pero sí en nombre de Ana Fabricia. Y en nombre de Ana Fabricia,Cuadernos de la paz, una iniciativa de dos jóvenes estudiantes que busca darle soporte ideológico y teórico a Colombianos por la paz, se dedicará a examinar y a debatir la democracia, tomará por bandera los derechos humanos, examinará cautelosamente las definiciones que hay de modernidad, liberalismo, caridad, Estado, ciudadanía, Ilustración… No porque Ana Fabricia esté ahora muerta, sino porque la sentimos viva.
Se les llamará cuadernos en homenaje a José Saramago, también con el fin de darle continuidad al afán del escritor por darle un poco de humanidad a este mundo. Apelaremos a la filosofía, a la poesía, a la literatura, a la música, a la sociología y a la antropología, y a todo aquello que pueda ilustrarnos en la búsqueda de la paz, compartiéndolos con los grupos armados y con el gobierno, con la sociedad y las organizaciones internacionales de derechos humanos. En fin, con todo aquel que esté interesado.
Y como son un homenaje al escritor portugués, quien el año de la muerte de Ricardo Reis dijo que nueve meses bastaban para olvidar a una persona fallecida, pues nueve meses se demora la gestación de un ser humano, esperamos, en nueve meses, tener las bases suficientes para tener al menos listo el entable de este grupo de estudios, al cual convidamos a participar, especialmente, a estudiantes y académicos. Por supuesto, no será Ana Fabricia el caso, porque con los cuadernos esperamos precisamente no olvidar jamás su existencia y su labor.
El alma negra de Ana Fabricia no descansará en paz, espero. Ahora el alma de Ana Fabricia habita en todos nosotros, dándonos fuerzas y esperanzas.
Un beso al cielo, Ana Fabricia, prima entrañable, mujer afortunadamente irreemplazable.
Piedad Córdoba Ruiz
Tomado de kien & Ke http://ow.ly/5lm3x

Este video fue realizado en el taller "línea del tiempo" en el auditorio de la Universidad de Antioquia en 2010, Ana Fabricia Córdoba denunció lo que venía viviendo.




domingo, 26 de junio de 2011

El periodismo sin adjetivos

Leo con frecuencia el Blog Mira que te lo tengo dicho de Juan Cruz, escritor y periodista Canario, editor de El País de Madrid. El siguiente texto, el periodismo sin adjetivos, es una lección que quise alojar en Sentipensantes de manera permanente, porque sin duda, además de ser un llamado de atención, es una referencia urgente que no se debe perder de vista por el rigor y enorme responsabilidad que conlleva el periodismo.


El periodismo sin adjetivos

Esta es una profesión humilde; humilde porque es pasajera aunque imprescindible; sin el periodismo no se puede hacer la historia, o al menos no se puede rastrear.

El periodismo es la huella que van dejando los días. En fin. Y es cruel, un oficio cruel, decía Eugenio Scalfari, el primer director de La repubblica de Roma. Cruel porque domina un poder que puede afectar a las personas, a las instituciones, y puede afectarlo muchas veces sin posible defensa de los que sufren el periodismo cuando éste no se basa en datos ciertos sino en rumores que se utilizan para dañar.

El poder que tienen (que tenemos) los periodistas es la raíz de los numerosos contrafuertes que, en algunos casos los propios profesionales, se pone el periodismo para controlar adecuadamente su fuerza o su impacto.

Scalfari es también el autor de la más sólida de las definiciones que conozco de periodista: periodista es gente que le dice a la gente lo que le pasa a la gente. Se la escuché en un aula de la Escuela de Periodismo de El País y ayer la dije en un aula en la que jóvenes aspirantes a ejercer el oficio me interrogaban sobre esto que hacemos. En algún momento uno de ellos me preguntó por mis opiniones acerca del periodismo neutral y del periodismo militante. Le dije que el periodismo no debe tener adjetivos, y militante debe ser el periodismo tan solo del periodismo: del rigor, del contraste, del respeto por las personas y por los datos.

¿Periodismo neutral? Tampoco existe, pues en medio no hay nadie: cuando uno escribe sobre lo que ocurre está adoptando un punto de vista, y ese jamás es inocente o desinformado, en el sentido de que cuando uno narra tiene tras de sí la tradición de sus propias miradas, de su propio modo de ver la vida.

Un amigo periodista suele decir que un periódico es una mirada compartida; ese estado es en el que está el periodismo, o el periodista: ve para contar, pero no adopta a priori punto de vista ninguno, no va a la plaza deseando que las cosas se puedan contar desde un punto de vista u otro. No va a la plaza con adjetivos. Los adjetivos los pone el lector. 

¿Neutral? ¿Objetivo? ¿Partidista? ¿Militante? Uf. Pongamos adjetivos al periodismo y lo habremos puesto cuesta abajo en la rodada como dice la milonga argentina. Por cierto, llueve en Buenos Aires. A cántaros. Es lindo ver llover en Buenos Aires. Y me voy, esta mañana me marcho de la capital de Borges y de Sabato. Mañana hubiera cumplido cien años Sabato.

23 junio, 2011
Tomado de Elpais.com

viernes, 24 de junio de 2011

Conversar en twitter es una felicidad

Foto by Bunkerglo Bogotá D.C, Junio 2010

Bajo el titulo El ranking de los tuiteros colombianos la revista digital KienyKe.com, generosamente, me incluyó como "una mujer influyente en twiter", como bien anotan, según su "arbitrario y subjetivo ranking". Lo cierto es que confieso que me gustaría fuera así. Que desde la reflexión, la opinión y la información realmente se pudiera jalonar una construcción compartida de sociedad. Pero lo que hago en twitter es pensar en voz alta, casi siempre, de manera documentada. No siempre soy la que habla o la que dice. En ese espacio cada uno le da el valor y dimensión que quiere a lo que hace y dice, también, el propósito y tiempo que destina en ello. Y sí. La mía es una participación amplia, urgente, inaplazable.

Lo que deben saber los usuarios que en esta comunidad de Twitter eventualmente me leen, en particular mis seguidores, más allá del ranking de @Kienyke o de otras mediciones es que pensar en voz alta y conversar en twitter es una felicidad  para mí.

A propósito de la foto, cada vez que leo en la cima de las altas Cortes la Sentencia de Santander, se me antoja hablarle y decirle que su sueño nunca ha sido realidad, que las armas desde su independencia solo han dejado pobreza, hambre, pena. Que somos una sociedad atrapada y rendida ante las armas y el miedo. Que tampoco ha sido posible que la espada de los libertadores haya estado, desde entonces, sometida a las leyes de la República.

Hay un texto que siento describe, en buena medida, lo que es esta felicidad de aproximarse al Otro y a lo otro. Nunca he conocido un título del texto. A los visitantes que llegaron hasta aquí, en especial a los seguidores de Twitter, gracias por las conversaciones y su inestimable confianza.
      
Nuestra vida, como estos diálogos
y como todas las cosas, ha sido
prefijada.
También los temas a los que nos
hemos acercado.
Con el correr de la conversación
he advertido que el diálogo es un
género literario, una forma indirecta
de escribir.
El deber de todas las cosas es ser
una felicidad; si no son una felicidad
son inútiles y perjudicales.
A esta altura de mi vida siento
estos diálogos como una felicidad.
Las polémicas son inútiles, estar
de antemano de un lado o del otro 
es un error, sobretodo si se oye
la converación como una polémica, 
si se la ve como un juego en el
cual alguien gana o alguien pierde.
El diálogo tiene que ser una investigación 
y poco importa que la verdad
salga de uno o de la boca del otro.
Yo he tratado de pensar
al conversar, que es indiferente
que yo tenga la razón o que tenga
razón usted; lo importante es llegar
a una conclusión, y de qué lado 
de la mesa llega eso, o 
desde qué nombre es lo de menos.

José Luis Borges

martes, 21 de junio de 2011

La Fiesta del Sol, el día más largo del año

Foto by Bunkerglo - Junio 12 de 2011 - Centro Histórico de Bogotá

        Los Estatutos del Hombre

          Artículo 1.
        Queda decretado que ahora vale la vida,
        que ahora vale la verdad,
        y que de manos dadas
        trabajaremos todos por la vida verdadera.

        Artículo 2.
        Queda decretado que todos los días de la semana,
        inclusive los martes más grises,
        tienen derecho a convertirse en mañanas de domingo.

        Artículo 3.
        Queda decretado que, a partir de este instante,
        habrá girasoles en todas las ventanas,
        que los girasoles tendrán derecho
        a abrirse dentro de la sombra;
        y que las ventanas deben permanecer el día entero
        abiertas para el verde donde crece la esperanza.

        Artículo 4.
        Queda decretado que el hombre
        no precisará nunca más
        dudar del hombre.
        Que el hombre confiará en el hombre
        como la palmera confía en el viento,
        como el viento confía en el aire,
        como el aire confía en el campo azul del cielo.

        Parágrafo único:
        El hombre confiará en el hombre
        como un niño confía en otro niño.

        Artículo 5.
        Queda decretado que los hombres
        están libres del yugo de la mentira.
        Nunca más será preciso usar
        la coraza del silencio
        ni la armadura de las palabras.
        El hombre se sentará a la mesa
        con la mirada limpia,
        porque la verdad pasará a ser servida
        antes del postre.

        Artículo 6.
        Queda establecida, durante diez siglos,
        la práctica soñada por el profeta Isaías,
        y el lobo y el cordero pastarán juntos
        y la comida de ambos tendrá el mismo gusto a aurora.

        Artículo 7.
        Por decreto irrevocable
        queda establecido
        el reinado permanente
        de la justicia y de la claridad.
        Y la alegría será una bandera generosa
        para siempre enarbolada
        en el alma del pueblo.

        Artículo 8.
        Queda decretado que el mayor dolor
        siempre fue y será siempre
        no poder dar amor a quien se ama,
        sabiendo que es el agua
        quien da a la planta el milagro de la flor.

        Artículo 9.
        Queda permitido que el pan de cada día
        tenga en el hombre la señal de su sudor.
        Pero que sobre todo tenga siempre
        el caliente sabor de la ternura.

        Artículo 10.
        Queda permitido a cualquier persona,
        a cualquier hora de la vida,
        el uso del traje blanco.

        Artículo 11.
        Queda decretado, por definición,
        que el hombre es un animal que ama,
        y que por eso es bello,
        mucho más bello que la estrella de la mañana.

        Artículo 12.
        Decrétese que nada estará obligado ni prohibido.
        Todo será permitido.

        Thiago de Mello, poeta. Traducido por Mario Benedetti.
Hoy 21 de junio es el día más largo del año en el hemisferio Norte (solsticio de verano) y el más corto en el hemisferio Sur (solsticio de invierno). El momento (solsticio) en el que el rey Sol alcanza su máxima posición meridional o boreal. 

Un día/momento del año fecundo de rituales, especialmente En Europa. También se celebra el Día de San Juan en España y en algunos países como Francia, El Día de la Música, del cuál me enteré y disfruté hace dos años en París. Cuentan que aún, en algunos pueblos andinos en Bolivia, Peru y Ecuador se celebra el Inti Raymi o la Fiesta del Sol.

Yo también lo celebró y comparto con ustedes a través de este poema, escrito en 1964 por el gran Thiago de Mello.

“Ana Fabricia no se hizo matar”

Mi homenaje ….. Negra, Negra, Negra
 A Colombia se la está comiendo el olvido, esa forma de recuerdo invertido
que dialécticamente describía Borges.

Recuerdos borrosos, de bruma, pues son tantos los muertos, tanta la miseria, tanto lo oprobioso que hay que retener en la memoria, que de repente vamos olvidando para seguir recordando, reteniendo cada masacre que va sucediendo, todos esos actos de injusticia que, más que indignarnos, nos tienen aletargados, quietos, impasibles, dolorosamente, valga decirlo, indolentes. Pareciera que Gabo hubiera presentido todo desde antes, y ahora somos ese Macondo que una vez se enfermó de olvido porque dejó de soñar. Y parece también que no es verdad que no hay mal que dure cien años, porque tenemos a Colombia, condenada a quién sabe cuántos años más de soledad.
By Bunkerglo - Abril 2009
Aquí la muerte no es esa dama benévola que nos redime de la eternidad. La muerte es la misma Colombia, y Colombia es la misma muerte. Aquí la gente se muere de esa enfermedad. Todos estamos muertos, y no muertos en vida, sino muertos en ese marasmo que implica vivir en este país, ser ciudadanos de él.

Ana Fabricia sí estaba viva. Muy lejos andaba de eso que ahora nos identifica como nación; por eso mismo la mataron. Y a Ana Fabricia se la habrá llevado la muerte y la maldita guerra, pero quienes estamos y aún procuramos mantener el recuerdo y salir de ese estado comatoso de ser colombianos no permitiremos que se la lleve el olvido… ni Colombia tampoco. Ana Fabricia, siempre diré su nombre y no apelaré al pronombre para recordarla, era de esa tierra querida a la que le compusieron esa canción que decía que era un himno de paz y alegría, cuyo pueblo era una oración y un canto de la vida; vibró, siempre vibró, luchó y sobrevivió hasta cuando pudo, incluso a esos tenebrosísimos ocho años del gobierno que enalteció al ejército que cometía los asesinatos a mansalva de jóvenes civiles para presentarlos como bajas guerrilleras, ese mismo que subsidió a los magnates con los recursos de los campesinos y desplazados de esta vergonzosa guerra que a duras penas quieren reconocer, a los que Ana Fabricia dio consuelo, paz, compasión y refugio. Les sonreía llenándolos de fe y esperanza, y su sola sonrisa, la cual recuerdo con especial aflicción, me hacía sentir ennoblecida y orgullosa de ser de su misma raza y de su misma familia, porque sólo los negros podemos sonreír así.

Ana Fabricia tenía el alma del color de su piel. Ya la historia nos ha demostrado que las almas blancas no son las más benévolas. Negras, como el alma de Mandela y Martin Luther King, Toussaine Louverture,Cesaire Aimee, Benkos Biojó, Dessalines y Juana la Avanzadora entre otros,como la gente del Pacífico y de la Costa Caribe,… afortunadamente. Alma alegre, alma noble es el alma negra. Alma que se compadece y no sabe de la lástima, alma que busca la concordia y la reconciliación y hace viable lo imposible. Ojalá que yo, que soy mulata, llegue a tener el alma de ese color y el país se tiña de él para que no pierda la esperanza. Ya se le llegó la hora al momento en el que lo malo sea blanco y lo bueno negro en Occidente, pese a la desilusión y el desasosiego que despertó Obama con su invasión y sus políticas absurdas.

En honor a Ana Fabricia, a quien espero que no conviertan ni en mártir, ni en heroína, se le dará inicio a Cuadernos de la paz. Los héroes y los mártires, como dice una amiga “son todos unos imbéciles que si no se hacen matar, se hacen héroes por haber matado o sufrido de cuenta de algún miserable más miserable que ellos”. Y Ana Fabricia ni era miserable, ni miserables eran las personas que recibieron su ayuda. Ana Fabricia no se hizo matar, Ana Fabricia simplemente vivió y uno de esos imbéciles que quieren ser héroes de la seguridad democrática le segó la vida. Ana Fabricia no es mártir ni será santa, porque vivió la vida y también la padeció con plenitud. Ana Fabricia es y será una mujer negra y nada más: le dedicó su humanidad a las víctimas del Estado, de la guerra, de las autodefensas y de la guerrilla, y terminó por convertirse en una, pero no en una más. Desafortunadamente son tantas, ya incontables, que no podemos nombrarlas a todas una y otra vez como a Ana Fabricia, pero sí en nombre de Ana Fabricia. Y en nombre de Ana Fabricia,Cuadernos de la paz, una iniciativa de dos jóvenes estudiantes que busca darle soporte ideológico y teórico a Colombianos por la paz, se dedicará a examinar y a debatir la democracia, tomará por bandera los derechos humanos, examinará cautelosamente las definiciones que hay de modernidad, liberalismo, caridad, Estado, ciudadanía, Ilustración… No porque Ana Fabricia esté ahora muerta, sino porque la sentimos viva.

Se les llamará cuadernos en homenaje a José Saramago, también con el fin de darle continuidad al afán del escritor por darle un poco de humanidad a este mundo. Apelaremos a la filosofía, a la poesía, a la literatura, a la música, a la sociología y a la antropología, y a todo aquello que pueda ilustrarnos en la búsqueda de la paz, compartiéndolos con los grupos armados y con el gobierno, con la sociedad y las organizaciones internacionales de derechos humanos. En fin, con todo aquel que esté interesado.

Y como son un homenaje al escritor portugués, quien el año de la muerte de Ricardo Reis dijo que nueve meses bastaban para olvidar a una persona fallecida, pues nueve meses se demora la gestación de un ser humano, esperamos, en nueve meses, tener las bases suficientes para tener al menos listo el entable de este grupo de estudios, al cual convidamos a participar, especialmente, a estudiantes y académicos. Por supuesto, no será Ana Fabricia el caso, porque con los cuadernos esperamos precisamente no olvidar jamás su existencia y su labor.

El alma negra de Ana Fabricia no descansará en paz, espero. Ahora el alma de Ana Fabricia habita en todos nosotros, dándonos fuerzas y esperanzas.
Un beso al cielo, Ana Fabricia, prima entrañable, mujer afortunadamente irreemplazable.

Piedad Córdoba Ruiz
Publicado y tomado de kien&Ke http://ow.ly/5lm3x
Junio 12 de 2011

Este video fue realizado en el taller "línea del tiempo" en el auditorio de la Universidad de Antioquia en 2010, Ana Fabricia Córdoba denunció lo que venía viviendo.



Junio 18
18 defensores de derechos humanos asesinados en 2011. Ya son 102 desde 2007

"Los encuentro muy afectados" emocionalmente. "Les han matado al papá, a la mamá y a los dos hermanos. Manifestaron el deseo de irse del país", dijo el vicepresidente de Colombia, Angelino Garzón, tras reunirse con los hijos de Ana Fabricia Córdoba, la líder social asesinada el 7 de junio. Se marchan del país Diana, de 27 años, Carlos Arturo, de 18, y Carolina Ospina Córdoba, de 12. El crimen perpetrado en Medellín, capital industrial de Colombia, fue otra gota que rebasó la copa en la guerra sucia más larga de América Latina.