Leo con frecuencia el Blog Mira que te lo tengo dicho de Juan Cruz, escritor y periodista Canario, editor de El País de Madrid. El siguiente texto, el periodismo sin adjetivos, es una lección que quise alojar en Sentipensantes de manera permanente, porque sin duda, además de ser un llamado de atención, es una referencia urgente que no se debe perder de vista por el rigor y enorme responsabilidad que conlleva el periodismo.
El periodismo sin adjetivos
Esta es una profesión humilde; humilde porque es pasajera aunque
imprescindible; sin el periodismo no se puede hacer la historia, o al
menos no se puede rastrear.
El periodismo es la huella que van dejando los días. En fin. Y es cruel, un oficio cruel, decía Eugenio Scalfari, el primer director de La repubblica de Roma. Cruel porque domina un poder que puede afectar a las personas, a las instituciones, y puede afectarlo muchas veces sin posible defensa de los que sufren el periodismo cuando éste no se basa en datos ciertos sino en rumores que se utilizan para dañar.
El poder que tienen (que tenemos) los periodistas es la raíz de los numerosos contrafuertes que, en algunos casos los propios profesionales, se pone el periodismo para controlar adecuadamente su fuerza o su impacto.
Scalfari es también el autor de la más sólida de las definiciones que conozco de periodista: periodista es gente que le dice a la gente lo que le pasa a la gente. Se la escuché en un aula de la Escuela de Periodismo de El País y ayer la dije en un aula en la que jóvenes aspirantes a ejercer el oficio me interrogaban sobre esto que hacemos. En algún momento uno de ellos me preguntó por mis opiniones acerca del periodismo neutral y del periodismo militante. Le dije que el periodismo no debe tener adjetivos, y militante debe ser el periodismo tan solo del periodismo: del rigor, del contraste, del respeto por las personas y por los datos.
¿Periodismo neutral? Tampoco existe, pues en medio no hay nadie: cuando uno escribe sobre lo que ocurre está adoptando un punto de vista, y ese jamás es inocente o desinformado, en el sentido de que cuando uno narra tiene tras de sí la tradición de sus propias miradas, de su propio modo de ver la vida.
Un amigo periodista suele decir que un periódico es una mirada compartida; ese estado es en el que está el periodismo, o el periodista: ve para contar, pero no adopta a priori punto de vista ninguno, no va a la plaza deseando que las cosas se puedan contar desde un punto de vista u otro. No va a la plaza con adjetivos. Los adjetivos los pone el lector.
¿Neutral? ¿Objetivo? ¿Partidista? ¿Militante? Uf. Pongamos adjetivos al periodismo y lo habremos puesto cuesta abajo en la rodada como dice la milonga argentina. Por cierto, llueve en Buenos Aires. A cántaros. Es lindo ver llover en Buenos Aires. Y me voy, esta mañana me marcho de la capital de Borges y de Sabato. Mañana hubiera cumplido cien años Sabato.
El periodismo es la huella que van dejando los días. En fin. Y es cruel, un oficio cruel, decía Eugenio Scalfari, el primer director de La repubblica de Roma. Cruel porque domina un poder que puede afectar a las personas, a las instituciones, y puede afectarlo muchas veces sin posible defensa de los que sufren el periodismo cuando éste no se basa en datos ciertos sino en rumores que se utilizan para dañar.
El poder que tienen (que tenemos) los periodistas es la raíz de los numerosos contrafuertes que, en algunos casos los propios profesionales, se pone el periodismo para controlar adecuadamente su fuerza o su impacto.
Scalfari es también el autor de la más sólida de las definiciones que conozco de periodista: periodista es gente que le dice a la gente lo que le pasa a la gente. Se la escuché en un aula de la Escuela de Periodismo de El País y ayer la dije en un aula en la que jóvenes aspirantes a ejercer el oficio me interrogaban sobre esto que hacemos. En algún momento uno de ellos me preguntó por mis opiniones acerca del periodismo neutral y del periodismo militante. Le dije que el periodismo no debe tener adjetivos, y militante debe ser el periodismo tan solo del periodismo: del rigor, del contraste, del respeto por las personas y por los datos.
¿Periodismo neutral? Tampoco existe, pues en medio no hay nadie: cuando uno escribe sobre lo que ocurre está adoptando un punto de vista, y ese jamás es inocente o desinformado, en el sentido de que cuando uno narra tiene tras de sí la tradición de sus propias miradas, de su propio modo de ver la vida.
Un amigo periodista suele decir que un periódico es una mirada compartida; ese estado es en el que está el periodismo, o el periodista: ve para contar, pero no adopta a priori punto de vista ninguno, no va a la plaza deseando que las cosas se puedan contar desde un punto de vista u otro. No va a la plaza con adjetivos. Los adjetivos los pone el lector.
¿Neutral? ¿Objetivo? ¿Partidista? ¿Militante? Uf. Pongamos adjetivos al periodismo y lo habremos puesto cuesta abajo en la rodada como dice la milonga argentina. Por cierto, llueve en Buenos Aires. A cántaros. Es lindo ver llover en Buenos Aires. Y me voy, esta mañana me marcho de la capital de Borges y de Sabato. Mañana hubiera cumplido cien años Sabato.
23 junio, 2011
Tomado de Elpais.com
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