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sábado, 13 de agosto de 2011

Lustrando la Memoria de Jaime Garzón


En la antesala de la justicia. Como le gustaba. Como quería. Resguardado por la Ley y la Justicia. Con toda la fuerza de su palabra, de su humor, se su risa. Creo que no hay otro colombiano que sea recordado con tanta pasión, amor y respeto y su memoria expuesta con mayúsculas como Jaime Garzón (1960-1999).

El Museo de Arte Contemporáneo del Minuto de Dios donó la Caja de Lustrar itinerante de casi 3x3 metros cuadrados de Heriberto de la Calle, uno de los personajes más populares que concibiera Jaime Garzón y, quizás, el de mayor simbología por el contenido ético, político y social de sus muchas conversas. 

Dos jóvenes estudiantes de sociología de la Universidad Santo Tomas se ocupan de darle carácter a la instalación. No sobrepasan los 22 años. Tenían 10 años cuando Jaime Garzón fue asesinado. “Yo lo descubrí en el colegio, en las clases de sociales y ya después en la universidad”, dice ella.   

Los dos están desde muy temprano en Plaza de Bolívar expresando su sentir y pensar sobre Garzón. Traen las siluetas para, en esa enorme caja de lustrar, ilustrar la historia de “ese man que fue un tenaz y hablaba de verdad verdad y con la verdad. Nadie desde cuando lo mataron habla como él, dice las cosas como son..."

La gente se acerca, mira, se consterna y exclama ante los objetos intervenidos por artistas plásticos de distintas partes del país, porque “el cuento es la Memoria”. Herida, dolor, desconcierto. Las Cajas de Lustrar o de embolar hablan, recuerdan el humor que no tenía nada de gracioso, pero que se convirtió en la carcajada y el bien común más apreciado por su capacidad de transformarse en resistencia pura ante la tragedia de una realidad cruel.
 
Todo lo de Garzón era potencia. Dinamita pura. Nos acompañó a rebelarnos, a burlarnos a no dejar que sintiéramos la derrota ante el cinismo, la corrupción, el asesinato. ¡Que falta nos ha hecho!, especialmente, durante los ocho años de oscurantismo criminal! Él lo sabía. Siempre lo supo. Lo vio venir. Y pasó.

"No fue solo que mataran a alguien que nos hacía reir, sino al alguien que decía la verdad. Y en esa medida, la voz que el tuvo fue fundamental para ejercer una labor periodística ejemplar. Una labor periodística encaminada a fiscalizar a los poderosos, a burlarse de los poderosos, a ir a contrapelo del poder que es lo que creo debe ser el buen periodismo, y sobre todo, que es lo que debe aportarle a la sociedad el humor. Hay como una especie de elemento de subversión que tiene el humor y que hace que sea fundamental para una democracia. Ese elemento Jaime lo tenía como ninguno otro. Yo no creo que en mi generación haya habido un maestro superior a Jaime Garzón. Creo que es la luz de una generación entera que aprenidó con él a querer a su paíz, a trabajar por la paz de su país, a burlarse de su país", expresó Daniel Samper Ospina.

La Fundación Cultural Rayuela está detrás de este ejercicio de Memoria. Empezaron hace ocho años con una primera exposición en Barranquilla. Han recorrido gran parte del país, porque “el cuento es la Memoria”. La próxima semana la intervención Jaime Garzón estará en la Universidad Javeriana y en septiembre en Ibagué.

Para lustrar la Memoria pretende lustrar doblemente la memoria. La de Jaime Garzón y la de todas las víctimas, para que no olvidemos, para que no sufran esa otra muerte que es el olvido, me dice Mónica Rueda, una de las personas que en Rayuela se han propuesto a que no olvidemos a las víctimas. 

El asesinato de Jaime Garzón sigue IMPUNE pero su legado está intacto en mi generación y también en las que han venido. Su muerte no fue en vano.  El era de esos periodistas que tanto quería y describía Ryszard Kapuscinski: un buen ser humano.


Esto fue lo que vi hoy en la antesala de las Cortes en Plaza de Bolívar.


  
 

 Fotos by Bunkerglo

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