Renuevo mi saludo a los familiares del Senador
Manuel Cepeda Vargas que se encuentran
presentes en este acto público de reconocimiento de responsabilidad internacional del Estado
colombiano, que se realiza en
cumplimiento de la sentencia de la Corte Interamericana de Derechos Humanos proferida el 26 de mayo de 2010.
Señoras y señores:
Colombia se enfrenta en la actualidad a uno de sus
más grandes retos: la reivindicación de
la memoria y la vida de todas aquellas personas víctimas de la violencia, originada en variadas causas y
con funestas consecuencias que recaen en
el Estado, la democracia, la sociedad y en sus familias.
Esta reivindicación exige al Estado la búsqueda de
alternativas que permitan la reconciliación y el perdón y, por sobre todas las
cosas, el hallazgo definitivo de una paz duradera.
Nuestra historia marcada por episodios de violencia
y amargura, no ha logrado empañar el
anhelo ni obstruir ciertamente el trabajo incansable de mujeres y hombres valiosos en el terreno de la
democracia, que hasta con su vida, han
defendido sus ideales y principios políticos y han procurado el
ejercicio de los derechos y las libertades propias, y de los otros.
El Senador Manuel Cepeda Vargas fue uno de ellos; a
quien su vida le fue segada en medio de
lo incomprensible de la violencia.
Hoy, hace 17 años, la sociedad y, en particular los
partidos políticos, la Unión Patriótica
y el Partido Comunista Colombiano, lamentaron la pérdida del Senador Cepeda Vargas: un hombre que defendió
incansablemente sus ideas y los valores
democráticos, y que a su vez, me es preciso enfatizar, se destacó notablemente por su férreo carácter de luchar
por sus más profundas convicciones
políticas.
El asesinato de Manuel Cepeda Vargas se produjo el
9 de agosto de 1994, en la ciudad de
Bogotá, y en momentos en los que se desplazaba desde su vivienda hacia el Congreso de la República.
En aquella época ostentaba la condición
de Senador en representación del partido político Unión Patriótica, luego de haber ejercido la investidura como
Representante a la Cámara entre 1991 y 1994.
Diversas decisiones judiciales en el orden nacional
y la sentencia proferida contra el
Estado colombiano por parte de la Corte Interamericana de Derechos Humanos por los hechos de este caso, constataron
que el homicidio contra el Senador Cepeda Vargas:
Fue cometido por agentes estatales, es decir desde
el Estado mismo, y en conjunto con miembros de grupos paramilitares.
Esta acción repudiable y vergonzosa truncó el
proyecto de vida del hombre público que era el Senador: un líder político y un
miembro activo de la Unión Patriótica y el Partido Comunista Colombiano.
El Juzgado Tercero Penal del Circuito Especializado
de Santafé de Bogotá subrayó, al momento de proferir condena contra personas
que participaron de los hechos, que el móvil del homicidio de Manuel Cepeda
Vargas fue su militancia política de oposición, expresada en su labor como
dirigente activo de la Unión Patriótica y el Partido Comunista Colombiano, en
sus actividades en el Congreso de la República y en sus publicaciones como
comunicador social.
Estos hechos lamentables tienen una connotación
vergonzante y a ello debe agregarse lo expresado también por la Corte
Interamericana de Derechos Humanos, en la sentencia ya referida, en el sentido
de que la ejecución del Senador Cepeda Vargas: “[Fue] cometida en el contexto de violencia
generalizada contra miembros de la Unión Patriótica, por acción y omisión de
funcionarios públicos”.
Un Estado como el nuestro, no debe ni puede
permitir la repetición de hechos similares, y por tanto, este acto debe
entenderse como una forma de evocar su memoria y una forma de decirle a la
sociedad en su conjunto, que quienes hoy hacemos las veces de voceros del
Estado colombiano, repudiamos cualquier acción violenta contra un ciudadano, y
aún más, cuando ésta es cometida con participación o consentimiento de agentes
estatales.
En nombre del Estado de Colombia, en representación
del Gobierno Nacional, y en mi condición de Ministro del Interior y de
Justicia, pido un perdón público por el crimen cometido contra el Senador
Cepeda Vargas. Mis condolencias más sinceras a sus hijos, al Representante Iván
Cepeda Castro y a María Cepeda Castro, a Claudia Girón Ortiz, a sus hermanas
María Estella, Ruth y Gloria María Cepeda Vargas, a su hermano Álvaro Cepeda
Vargas, a los demás familiares aquí presentes y a los familiares fallecidos
Olga Navia Soto y Cecilia Cepeda Vargas.
Este execrable crimen causó la violación de los
derechos a la vida, a la integridad personal, a la honra y a la dignidad, a la
libertad de pensamiento y expresión, a la libertad de asociación y a los
derechos políticos del Senador.
También hoy, y en representación del Estado,
reconocemos que la justicia tardó un tiempo, más allá de lo razonable en
adelantar la investigación, e incluso hoy, se desconocen con precisión las
circunstancias y los autores intelectuales que participaron en estos hechos.
Por sí solos, tales acontecimientos constituyen violaciones de los derechos a
las garantías judiciales y a la protección judicial en perjuicio del Senador
Cepeda y sus familiares, quienes a su vez, fueron víctimas de la violación de
sus derechos a la integridad personal, protección de la honra y la dignidad y
el derecho de circulación y residencia, todos ellos reconocidos en el texto de
la Convención Americana sobre Derechos Humanos.
Este conjunto de circunstancias deplorables hacen
imperioso que hoy, tras cumplirse 17 años del homicidio del Senador Cepeda
Vargas, debamos reconocer la responsabilidad del Estado colombiano por la
acción de sus agentes y por la omisión de no haber otorgado la protección
suficiente, en su momento.
En este recinto, y ante ustedes honorables
asistentes, el Estado expresa su solidaridad con los familiares, amigos y
copartidarios del Senador Manuel Cepeda
Vargas. Así mismo, quisiera reiterar nuestra solidaridad con las víctimas de la
violencia en Colombia.
El Gobierno Nacional, actúa bajo la convicción de
que sólo sus acciones y decisiones serán legítimas en la medida en que estén
fundadas en el respeto absoluto de los derechos humanos y las libertades fundamentales.
Un Estado como el nuestro, no puede permitir la
repetición de hechos similares. En este contexto, este acto se entiende como
una forma de decirle a la sociedad que estas acciones violentas contra todo
ciudadano deben ser repudiadas. En este caso, el ciudadano es Manuel Cepeda
Vargas.
Hoy decimos: Nunca más. Ese es nuestro compromiso
inquebrantable.
Muchas gracias.
Este texto fue leído por Germán Vargas Lleras, Ministro del Interior y en nombre del Gobierno de Juan Manuel Santos, en RECONOCIMIENTO PÚBLICO DE RESPONSABILIDAD
DEL ESTADO COLOMBIANO EN EL ASESINATO DE “MANUEL CEPEDA VARGAS”.
Agosto 9 de 2011, 5 pm. Senado de la República
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