Y es que el nombre de Carolina Garzón aparecía junto al de centenares de mujeres en las cortezas de los árboles y columnas de la alameda central entre la carrera séptima y la Torre del Reloj del emblemático lugar al que, desde el 3 de junio, vinculamos con el nombre de todas las mujeres víctimas de maltrato, el abuso sexual y el asesinato en esta ciudad. Solo que Stephany Carolina Garzón Ardila con sus apenas 20 años “se esfumo sin que nadie dé razónde nada” en Ecuador.
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Mientras
los amigos y familiares de Carolina nos compartían su historia, también estampábamos
la firma y consignábamos nuestros datos solicitando al presidente Rafael Correa
Delgado intensificar la búsqueda de esta colombiana. Solo un mes después de su
desaparición, cuando al parecer se dirigía al Museo de Arte Contemporáneo de
Quito, la Policía de este país inició una investigación criminalística.
La
estudiante de licenciatura en educación básica con énfasis en educación
artística de la Universidad Distrital Francisco José de Caldas de Bogotá,
también está vinculada al periódico virtual El Macarenazoo.
Veinte
años de sueños, ilusiones y expectativas truncados, negados, desaparecidos en
el mejor estilo de una sociedad –la colombiana- que gracias a Jineth Bedoya apenas hoy comienza a preguntarse y acompañar
a unos papas, familiares y amigos sobre el paradero de Carolina.
¿Contará para el Estado/Gobierno colombiano esta ciudadana?
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