El texto que leerá a continuación lo encontré buscando blogeros que escribieran sobre ética, justamente, la misma noche
en que Antanas Mockus se retiró del Partido Verde Colombia.
La reflexión
que plantea su autor, el argentino Juan Emilio Drault,
me resultó altamente significativa y oportuna para ese momento, o mejor, para nuestra historia contemporánea en general, aquí y acuyá. Le escribí a través de su Blog y le pedí su autorización
para publicar el texto integramente en Sentipensantes para compartirlo con ustedes.
Aunque simplemente pude enviarles el link, quisé incluirlo en mi Blog para que forme parte del material documental de especial calidad de la Etiqueta Invitados, y así poder volver y consultar el mismo con frecuencia. Juan Emilio, además de ser un Sentipensante de la realidad de su país y del mundo como descubrirán en su página (que invito a conocer después de leer este texto), es un talentoso conocedor y emprendoder de las TIC. Así que también pueden conocer esta otra faceta de su actividad profesional en la Internet.
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Espectáculo Fuerza Bruta - Foto by Bunkerglo - Noviembre 2010 |
Los nuevos incorruptibles
Cierto que cuando pensamos en gente incorruptible se nos viene a la
mente gente con grandes valores, fuertes principios y una intachable
reputación? lo que se definiría como “gente de bien”?.
Pero para ser incorruptible hay que ser muy coherente. Se debe
pensar, sentir y actuar en una sola dirección. Esa dirección está
marcada por principios, valores y aspiraciones.
En caso de lograrlo se habrá podido salvaguardar los pricipios y
valores que se defienden sostenidamente. Digo sostenidamente porque
también me viene a la mente la lúdica frase de Groucho Marx que decía
“Estos son mis principios, si no les gustan, tengo otros!”.
Pero entonces… por simple lógica, para que la corrupción avance en
una persona deben haber principios, valores y aspiraciones para
corromper.
Pero tengo otro “pero” que dispara una pregunta más que válida… ¿pero
qué pasa con quien no tiene valores, principios ni mayores aspiraciones
que el beneficio propio?
El mundo de los negocios, de la política, está cada vez más llena de este perfil de personas. Los que yo llamo los nuevos incorruptibles.
Y son literalmente incorruptibles porque no tienen NADA para
corromper. Se mueven por ahí sin principios, sin valores, sin ningún
tipo de responsabilidad social, sin otra aspiración que la de sacar la
más grande tajada de negocios de cualquier tipo aún a costa de la muerte
y el empobrecimiento de los demás.
Estos nuevos incorruptibles son además gente que muchas veces goza de
gran exposición pública, generando a su vez una referencia para grandes
cantidades de personas que los ven como los nuevos ganadores, que han
logrado encumbrarse en la cúspide social gracias a esa
incorruptibilidad, a ese “hacer lo que se les de la gana”.
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Espectáculo Fuerza Bruta - Foto by Bunkerglo - Noviembre 2010 |
Y entonces la corrosión interna comienza en muchos. La duda aparece
como una pequeña mancha de óxido interno. El desgaste psicológico
producto de un sistema económico que violenta mañana, tarde y noche,
extiende esa mancha. Y la fragmentación y desestructuración del mundo
impacta como una ola rompiendo las últimas barreras que cuidan la playa
de la coherencia. De ahí en más solo resta que la temible agua salada
corrompa las 24 horas lo que quede. La nueva incorruptibilidad se vive
casi como una liberación, la contradicción interna desaparece, el
diálogo entre el bien y el mal se acalla, y como en una parodia del tema
de Juan Manuel Serrat, se podría decir “malaventurados los que están en
el fondo del pozo (interno), porque de allí en adelante solo resta ir
empeorando”. Y todo el potencial se concentran en una nueva forma de
coherencia. Coherencia del mal. Donde se piensa, siente y hace contra la
corriente de lo que nace en forma pura y bien intencionada. Así quien
toma esta corriente disfrutará la adrenalina de los rápidos, los
paisajes del camino, pero un ruido interno le recordará constantemente
que ese río no lleva a nada bueno. El tiempo pasará y el ruido se va a
ir incrementando, y no se entenderá bien por qué, pero se lo intentará
silenciar con pastillas, drogas y distracciones… pero ese ruido es el
más inevitable de los ruidos, es el ruido del abismo, es la catarata al
final del camino. La fuerza es tremenda, y muy pocos tendrán la energía
y claridad suficiente para saltar e intentar nadar hacia la orilla
buscando una nueva oportunidad de volver río arriba y elegir mejor,
reparando los daños donde se pueda.
Los nuevos incorruptibles son al mismo tiempo los nuevos inadaptados.
Aún cuando parezca que están enormemente adaptados al nuevo mundo del
capitalismo salvaje, lo cierto es que están enormemente inadaptados para
sentir a los demás, para sentir lo que nace, para sentir dónde están
las más valiosas oportunidades de crecimiento interno. Son así como una
especie en extinsión que cual dinosaurios feroces matarán y producirán
sufrimiento pero están condenados a desaparecer por sus incapacidades de
adaptación a un mundo nuevo y superador, a menos que en una profunda
crisis logren reunir fuerzas para tomar el camino más largo y
dificultoso que al menos les permita volver al punto de partida y de
allí comenzar una nueva construcción de bases internas más sólidas.
En un mundo que se desestructura es realmente dificil mantener la
estructura interna intacta. Sin duda a diario nos encontramos con
pruebas donde ganamos y perdemos. Pero lo realmente importante es no
perder la intención y la aspiración movilizadora. Hay principios y
valores que se van a ver comprometidos, o entrarán en crisis ante
acontecimientos y accidentes. Pero la intención y la aspiración son como
esas dos estrellas que una vez despejadas las nubes seguirán ahí para
orientarnos y darnos energía, reencontrando el camino.
No hay que tener miedo a ponerlos a prueba, porque la utilidad,
fortaleza, o validez de esos principios y valores sólo pueden medirse
cuando se los compromete en la práctica.
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Espectáculo Fuerza Bruta - Foto by Bunkerglo - Noviembre 2010 |
Tampoco hay que tener miedo a acercarse a los nuevos incorruptibles,
porque también son personas que merecen nuestra empatía para intentar
transmitirles mejores opciones que hoy no son capaces de ver. Quienes
trabajamos para mantener nuestra coherencia interna para el bien, para
la mejor evolución, funcionaremos siempre como decía el amigo Ramón
Pascual Soler, como ordenadores humanos. En un mundo que se desordena,
hay quienes tenemos una determinada capacidad de ordenar lo externo
porque estamos ordenados internamente. Trabajamos por años en ese orden
interno para luego llevarlo al mundo. Allí es donde ese gran trabajo
cobra su mayor y mejor sentido.
Llamar a la reflexión es un ejercicio de agitación interna de quienes
están en un letargo de desconexión con lo más esencial de la vida.
Llamar a la unión, al trabajo mancomunado, al trabajo solidario, es
la cohesión que requiere todo cuerpo viviente para reconstruir sus
tejidos, para sanar sus heridas. Es la cohesión que como ordenadores
también debemos lograr.
Agitar/ despertar, cohesionar / unir, ordenar.
Pero uno de los más grandes desafíos es lograr despertar el liderazgo
sobre la propia vida en cada uno, para que logremos avanzar y crecer sin
dependencias de un liderazgo externo. Sí con personas amadas, sí con
personas de confianza, sí con personas de las cuales tomar experiencias y
aprendizajes. Pero no con personas que se nos hacen indispensables y
sin las cuales no podríamos avanzar. Porque si eso hiciéramos sólo
estaríamos atrapando, enlenteciendo e impidiendo su tarea, mientras nos
condicionamos y generamos una nueva excusa para no avanzar.
Si llegó hasta aquí seguramente le interesará leer también Ojo por ojo y el mundo se está quedando ciego, del mismo autor.