Tuve el privilegio, por razones profesionales, de conocer a Augusto
Ramírez Ocampo desde que fue Alcalde de
Bogotá (1982-1984). En ese entonces, recuerdo, algunos periodistas nos referíamos a él
como E.T., el extraterrestre de Steven Spielberg por su alargada silueta (era muy alto y flaco) lo que hacía que sus orejas sobresalieran recordándonos al singular personaje de ficción que estuvo de furor en esa época, pero además, porque su idea de convertir muchas calles de la ciudad en una Ciclovía
nos parecía, definitivamente, un asunto de otro mundo.
Junto con Juan Camilo Restrepo (actual Ministro de Agricultura) son los
dos políticos de filiación conservadora más liberales y humanistas que he
tratado. Dentro y fuera del Estado, Ramírez Ocampo tenía un pensamiento y
ocupación constante por buscar la paz en Colombia, concertando con los de
adentro, y esto incluía también a las guerrillas (Farc o ELN), y buscando ayuda
y complicidad de gobiernos y entidades en el mundo para consolidar este camino.
Lo suyo, sin duda, era una vocación de pacifista, de reconocimiento del otro,
de entendimiento y por sobre todo, de conseguir se respetaran los derechos
humanos y el DIH aquí y acuya. Por eso formó parte de la Constituyente de 1991,
pero también, de la Misión Especial que puso fin a la guerra en El Salvador.
Tres hechos de la reciente historia nacional y aún absolutamente
actual, puede quizás decirnos más de este ciudadano de paz: la reelección de Uribe,
los crímenes extrajudiciales del Estado, mal llamados “falsos positivos” y de
las interceptaciones ilegales, también mal llamadas “chuzadas del DAS” de las
que también fue víctima según registro
fotográfico del G3 que lo vigiló, por lo menos, en el 2005.
Esta nota no pretende abarcar ni mucho menos la vida, obra y milagros
de este destacado ciudadano colombiano, sino rendir un sencillo homenaje a otro
ciudadano que como yo, se comprometió con la defensa de los Derechos Humanos
como el cimiento más sólido de la democracia y la paz en Colombia.
Reelección de #Alvacrim
Un tercer periodo de Alvaro Uribe Vélez en la presidencia, en palabras
de Augusto Ramirez sería el “más grave
atentado contra la Constitución Política”. Por eso concibió una amplia Alianza social y
política para impedir que tamaña posibilidad ocurriera, incluso, promover la
abstención de votar. “La
Alianza [ciudadana] no tiene una aspiración electoral para ninguno de sus
miembros, sino que, conforme lo decidimos desde la conmemoración de los 19 años
de la Constitución, es el ánimo de preservar las instituciones colombianas que
se verían gravemente afectadas en caso de que se eligiera un Presidente de 12
años. Es una posición para evitar que la aprobación del referendo y en el caso
de que la Corte estableciera la posibilidad de que se lleve a cabo el
referendo, pues consideramos que la mejor manera de derrotarlo es absteniéndose”.
“Chuzadas del DAS”
En palabras de Ramirez Ocampo, Uribe Vélez cometió “dos pecados
mortales” y uno de estos fue las interceptaciones ilegales o “chuzadas del DAS”.
Esto fue lo que le dijo a la periodista María Isabel García en mayo 10 de 2010:
“Lo que está apareciendo casi es de ciencia ficción. El DAS, que depende
directamente de la Presidencia de la República, tiene grabaciones y registros
de más de 60 mil conversaciones de colombianos, todo eso adelantado en buena
medida, no sé si todo, sin órdenes judiciales, sin atender lo que tiene que ser
en un sistema respetuoso de la intimidad y del ciudadano. Por lo tanto, ha
exacerbado profundamente la marcha institucional en Colombia”.
“Falsos positivos”
El segundo de los pecados capitales que mencionó en
la misma entrevista a Radio Nederland es el de los llamados ‘falsos
positivos’, “consistente en que para presentar cifras de eficacia de parte de
algunas de las Fuerzas, se asesinaban personas para vestirlos de guerrilleros y
ponerlos como si se tratara de guerrilleros dados de baja. Esos dos pecados,
muy serios, del gobierno, han contribuido a que en este momento se encuentre
alivio en la posibilidad de que haya un cambio de presidente de la República”.
El Director del Instituto de Derechos Humanos y Relaciones
Internacionales adscrito a la Universidad
Javeriana era un convencido de la paz y del respeto de los derechos humanos a
toda persona sobre la fas de la tierra. Por eso, era fácil encontrarlo en
conferencias, foros, formando parte de grupos de trabajo e iniciativas sociales
y políticas, buscado consensos y mecanismos de acuerdo para hacer que fuera
posible lo que llamaba la reconciliación
social y política de Colombia.
La última vez que conversé con Augusto Ramírez Ocampo lo hice cuando acompañé al Roberto Cuéllar, director ejecutivo del Instituto Intermaericano de los Derechos Humanos (IIDH) a recir la Medalla Cafetera que la Federación Colombiana de Cafeteros le entregó a él y al también muy respetado Rector de la Universidad Externado de Colombia Fernando Hinestrosa el 27 de noviembre de 2008 en Bogota.
Siempre es un pesar que la gente buena se marche sin
ver culminada su obra.
FOTOS by Bunkerglo. F1. Junto a Victoria Napky, directora adjunta IIDH, Roberto Cuéllar, director ejecutivo IIDH y la consultora Isabel Albaladejo. F2. Con el profesor y Rector Fernando Hinestrosa F3. Con el salvadoreño Roberto Cuellar.
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