"El periodismo, en mi opinión, se cuenta entre las profesiones más gregarias que existen, porque sin los otros no podemos hacer nada. Sin la ayuda, la participación, la opinión y el pensamiento de los otros, no existimos. La condición fundamental de este oficio esel entendimiento con el otro: hacemos, y somos, lo que otros nos permiten. (...)" *
Ryszard Kapuscinski
Hace 20 años y en medio de la
construcción de una nueva Constitución Política, centrada en los Derechos
Humanos y próxima a proclamarse, el poeta y periodista Daniel Chaparro y el
reportero gráfico Jorge Enrique Torres caían asesinados el 24 de abril de 1991,
apenas 7 días antes de que, en Esquina
del Viento, al otro lado del mundo, se Proclamara el 3 de Mayo como el Día
Mundial de la Libertad de Prensa.
Las restricciones, las detenciones, la censura, los arrestos y los asesinatos de los trabajadores de la prensa no eran distintos en Namibia que en Colombia u otro país latinoamericano o africano en ese momento. Chaparro y Torres vinculados a El Espectador, investigaban la Masacre de Segovia a donde fueron asesinadas 43 personas y heridas 45 más el 11 de noviembre de 1988.
Apenas un año atrás y varios años de guerras, Namibia consigue su independencia de Sudáfrica y, bajo la nueva perspectiva de la naciente democracia, periodistas de éste país convocan a un encuentro a los trabajadores de la prensa de África y del mundo en su capital Windhoek o “esquina del viento”, para consensuar una declaración que pusiera fin a la constante amenaza contra los periodistas por ejercer su oficio.
Fueron cinco intensos días de intercambios, debates y deliberaciones entre el 29 de abril y el 3 de mayo cuyo telón de fondo fue el fortalecimiento de la democracia y las libertades políticas, en el marco del Artículo 19 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos de 1948: "Todo individuo tiene derecho a la libertad de opinión y de expresión; este derecho incluye el de no ser molestado a causa de sus opiniones, el de investigar y recibir informaciones y opiniones, y el de difundirlas, sin limitación de fronteras, por cualquier medio de expresión."
Las restricciones, las detenciones, la censura, los arrestos y los asesinatos de los trabajadores de la prensa no eran distintos en Namibia que en Colombia u otro país latinoamericano o africano en ese momento. Chaparro y Torres vinculados a El Espectador, investigaban la Masacre de Segovia a donde fueron asesinadas 43 personas y heridas 45 más el 11 de noviembre de 1988.
Apenas un año atrás y varios años de guerras, Namibia consigue su independencia de Sudáfrica y, bajo la nueva perspectiva de la naciente democracia, periodistas de éste país convocan a un encuentro a los trabajadores de la prensa de África y del mundo en su capital Windhoek o “esquina del viento”, para consensuar una declaración que pusiera fin a la constante amenaza contra los periodistas por ejercer su oficio.
Fueron cinco intensos días de intercambios, debates y deliberaciones entre el 29 de abril y el 3 de mayo cuyo telón de fondo fue el fortalecimiento de la democracia y las libertades políticas, en el marco del Artículo 19 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos de 1948: "Todo individuo tiene derecho a la libertad de opinión y de expresión; este derecho incluye el de no ser molestado a causa de sus opiniones, el de investigar y recibir informaciones y opiniones, y el de difundirlas, sin limitación de fronteras, por cualquier medio de expresión."
Después de 20 años la
Constitución Política es una colcha de retazos a la que, incluso, se le metió
la reelección presidencial, y la investigación del crimen de Daniel Chaparro y el
fotógrafo Jorge Torres como la de casí el 100% de los periodistas asesinados está a punto de prescribir en la más aberrante impunidad. Quizás por esto subyace la sensación de que el Día
Mundial de la Libertad de Prensa proclamado el 20 de diciembre de 1993 por la
Asamblea General de las Naciones Unidas (decisión 48/432), no es más que otra
declaración a la bandera o día "D"... de lo que sea, pero que sinembargo sirve de pretexto para recordar los principios
fundamentales en los que se sustenta este Derecho Humano y Universal, y de paso exhortar a los medios de información
sobre la obligación que tienen sobre su independencia y pluralidad.
Si bien el Artículo 20 de la Constitución Política señala que “se garantiza a toda persona la libertad de expresar y difundir su pensamiento y opiniones, la de informar y recibir información veraz e imparcial, y la de fundar medios masivos de comunicación, estos son libres y tienen responsabilidad social. Se garantiza el derecho a la rectificación en condiciones de equidad. No habrá censura”, en Colombia durante los últimos 20 años ha supuesto numerosas persecuciones, hostigamientos, exilios y asesinatos de periodistas.
En su más reciente informe "El Olvido de la Justicia" presentado el 9 de febrero pasado, la Fundación para la Libertad de Prensa (FLIP) señalaba que “de los 138 casos de periodistas asesinados por razones de su oficio desde 1977 hasta 2010, 19 casos están cerca de prescribir y 46 casos ya prescribieron. Es decir el 90% de los casos de periodistas asesinados antes de 1991 quedaron impunes.
Si bien el Artículo 20 de la Constitución Política señala que “se garantiza a toda persona la libertad de expresar y difundir su pensamiento y opiniones, la de informar y recibir información veraz e imparcial, y la de fundar medios masivos de comunicación, estos son libres y tienen responsabilidad social. Se garantiza el derecho a la rectificación en condiciones de equidad. No habrá censura”, en Colombia durante los últimos 20 años ha supuesto numerosas persecuciones, hostigamientos, exilios y asesinatos de periodistas.
En su más reciente informe "El Olvido de la Justicia" presentado el 9 de febrero pasado, la Fundación para la Libertad de Prensa (FLIP) señalaba que “de los 138 casos de periodistas asesinados por razones de su oficio desde 1977 hasta 2010, 19 casos están cerca de prescribir y 46 casos ya prescribieron. Es decir el 90% de los casos de periodistas asesinados antes de 1991 quedaron impunes.
Así como la inmensa mayoría de crímenes
en Colombia, los de los periodistas no son la excepción para no estar cobijados
bajo el manto de la impunidad. Se les
arrebató la vida por ejercer el derecho a un trabajo urgente en una sociedad
como es el de ser fiscalizadores del poder y dar cuenta de la verdad de los
hechos que en esta se suceden.
Creo que el viento, y no solamente
en Windhoek, se llevó los nombres, los rostros y rastros de los periodistas que, en
los últimos 20 años, sirvieron a la sociedad desde su oficio. Colombia, aunque
no sorprende demasiado, una vez más está señalada en el mapa de las dificultades. Y no sorprende que esta sea la situación de su
periodismo si se tiene en cuenta que la libertad de expresión estuvo durante 8
años gravemente herida impidiendo el disfrute pleno del derecho a expresar libremente opiniones, y por tanto limitó y adormeció aún más el sagrado derecho a la información que tiene la sociedad.
Una cita final de mi Maestro Ryszard que también hago mía: "Me identifico con los "humillados y ofendidos", entre ellos me encuentro a mi mismo. Y deseo que mi voz sirva para hablar de sus intereses. Es que siempre olvidamos que vivimos en un mundo de gente hambrienta, descalza, enferma, sin perspectiva alguna. Europa, Estados Unidos y un corto etcétera no son más que islotes de relativo bienestar".**
* y ** El Mundo de Hoy, pg. 77 y 84
Fotos by Bunkerglo
1 comentario:
José Couso, Julio Anguita Parrado, Julio Fuentes, Miguel Gil Moreno, Luis Valtueña, Jordi Pujol Puente, Juan Antonio Rodríguez,Luis Espinal y el último en Haití Ricardo Ortega.
Una vergüenza...
Ándate con cuidado... Besos
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