Es tal la ansiedad que tengo porque sean ya las 3 de la tarde, que decidí abandonar el tibio nido y entregarme a ustedes de manera epistolar. No puedo dormir. Mi alma anda en Fortaleza.
El conflicto armado lo dañó todo. Rompió la trama vital en las familias.
La filigrana de conexiones humanas anudadas por la libertad de ser y pensar de
manera diferente en una sociedad.
El estigma, el señalamiento y el desprecio se
apoderaron de nuestras mentes. Nos acostumbramos al abrazo silencioso y gris de
los funerales.
Todos hemos estado expuestos al conflicto armado. A todas su formas de
violencia y también a todas sus maneras de complicidades. Por acción y por omisión.
Un hecho que, tarde que temprano, debemos asumir y aceptar para poder
cambiarlo.
El subrayado es mío pero el autor de la cita es William
Ospina. Forma parte de su columna Un gran hombre en peligro con la que sorprendía y sumía a la opinión pública en un
debate parecido al que se desarrolla esta semana. La escribió el 26 de febrero de 2012 en
defensa del ex Comisionado de Paz de Uribe el prófugo Luis Carlos Restrepo.
Pensar que Juan Manuel
Santos y Oscar Iván Zuluaga son sustancialmente diferentes es pensar que los
dos tienen una concepción diferente acerca de la economía y de la inversión
social, lo que representaría una postura diferente al neo liberalismo.
Los dos
son exactamente iguales. Claro está que los que en este país hemos tenido una postura humanista no estamos de acuerdo con ninguno de los dos.
Pero el ahora o nunca podría ser hoy la inaplazable decisión de elegir nuestro DESTINO no de los siguientes cuatro años, sino de la historia y rumbo de Colombia en adelante.
Antes de continuar con estos sentipensamientos, deben saber que este post es el primero y espero el último
de esta naturaleza. Además de compartirles esta perspectiva de por qué hay que reelegir al presidente Juan Manuel Santos, también busco que ustedes lo hagan.
El pasado en presente Todo es igual pese a que en 1991 acordamos un nuevo contrato social en Colombia. Quienes se deben encargar de garantizar la vigencia plena de ese contrato y el disfrute efectivo de todos los derechos que tenemos TODOS los ciudadanos, esto es, negros, indígenas, blancos y mestizos en las ciudades y en la ruralidad, según se consagra en la Carta Constitucional, han hecho y hacen hasta lo imposible y mucho más por no hacerlo.
Eran casi las 4 de la tarde. La periodista Natalia Torres y yo salíamos de la estación Las Aguas de Transmilenio. Caminamos hacia el sur el Parque de los Periodistas y desde más abajo del Templete al Libertador, advertimos de lejos que en la esquina de la Avda. Jimenez con carrera cuarta (Eje ambiental), al frente del Hotel Continental, un policía le daba puntapiés a un bulto en el piso.
Cuando llegamos en nuestro camino a ese punto, vimos que el bulto era una persona. Un hombre de cabello negro ondulado, vestido de harapos en posición fetal que cubría su indescifrable edad y absoluta miseria con una cobija mal oliente.
Le dije al policía (74810) que si quería le tenía el radioteléfono para que pudiera mover a esa persona con la mano y no con una patada. Me dijo en tono alzado: ¡no se meta! ¿Cómo que no me meto?, le respondí. Es una persona y usted no tiene ningún derecho de patearla.
Hice una foto del policía y la compartí en twitter denunciando lo que ocurría:
Alce la voz e increpé al policía: ¡Oiga, qué hace! ¡No es un perro! (que me perdonen los perros que tampoco lo merecen y los defensores de animales). ¡Su deber es respetar los derechos de esta persona, no quitárselos!
Mientras el policía (74810) en un tono displicente y agresivo me seguía insistiendo en que no me metiera, que no era mi problema, el otro policía (68703) que lo acompañaba, de guantes negros y aún subido en su moto, sonreía. Actitud que mantuvo durante todo el episodio.
Me dirigí a este y le dije: ¿Por qué usted no lo despierta con las manos y no como su compañero a punta de patadas? Me respondió: "¡No! ¡Cómo se le ocurre! Me da asco tocarlo. ¡Qué tal que tenga una enfermedad!".
Pues ninguno de los dos puede despertar a esta persona a patadas, les insistí aún más irritada (por decirlo decentemente). Me agaché y le hablé a esa persona, y con mis manos, las únicas que tengo y sin guantes lo moví varias veces diciéndole: señor, despierte… sin suerte. No conseguí que despertara.
La gente se iba juntando en el lugar. Estudiantes y transeúntes se sumaron a la espontánea protesta reclamando que no podían despertarlo a patadas, que tenían que respetarlo, que no era un bulto de basura, no sin murmurar, "pero si en este país todo funciona igual".
Desde que tomé la primera foto y comencé a hacer los vídeos que aquí ven, el policía (74810) sacó su IPhone y comenzó a grabarnos, a Natalia y a mí y a todos cuantos se fueron juntando en el lugar. Dejaron de darle puntapiés.
Hice fotos de esta persona, de su rostro y mientras lo hacía dije: no quiero ver después a esta persona muerta como un NN en un potrero de Bogotá o convertida en un "falso positivo" como se acostumbra en este país de "noche y niebla". Pasó y pasa de manos de la policía y en el ejército, especialmente. El policía (68703) que no dejaba de sonreír, se molestó y me dijo que eso no era verdad y que yo no tenía ningún derecho a decir eso.
Llegó un camión de la policía y el que nos filmaba con IPhone (no cualquier teléfono) gritó: "¡Échenlo al camión”! El que conducía no hizo caso y se marchó. (Tal vez porque, para ese momento, éramos muchos más los defensores de los derechos humanos que sus violadores).
4:30 Llegó una patrulla de la Policía. El que venía en esta, de mayor jerarquía, escuchó la denuncia que hacíamos no solo Natalia y yo sino todas las más de 10 personas que se arremolinaron en el lugar, no a chismosear qué pasaba, sino a sumarse en defensa de esa persona tirada en el piso.
Le ordenó al policía (68703) que levantará a la persona y la llevará a la patrulla porque la trasladarían al hospital Santa Clara. Ya no le dio asco de que tuviera alguna enfermedad y obedeció. Lo levantó con cuidado y lo llevó hasta el carro.
No sabemos quién es, como se llama. Otras dos mujeres antes que nosotras habían grabado lo que ocurrió. Nos explicaron que, minutos antes, esta persona sufrió un ataque de epilepsia y cayó al piso.
Cuando se llevaron al mendigo en la patrulla (17-0688), en teoría al hospital Santa Clara para ser atendido, una funcionaria de espacios públicos de Bogotá (de la Bogotá Más Humana según decía su uniforme), nos dijo que acababa de entrar a su turno de las 5 de la tarde, y que lo que tenía que hacer la policía por protocolo era haber llamado una ambulancia.
Desconocemos el destino que tenga la grabación que realizó, en una clara actitud de persecución, especialmente contra la periodista Natalia Torres, el policía (74810), a quién se le cuestionó hacerlo sin que, por un momento, dejará de grabar. De hecho, el mendigo, asunto de la discusión entre ciudadanos y la fuerza de policía, dejó de ser el objetivo del uniformado.
No existen hechos menores en un país y en una ciudad que aún sigue despertando y viviendo situaciones de los mal llamados "falsos positivos". Cualquier desacato al respeto de los derechos humanos de una persona, y más aún si está forma parte de la población más indefensa y vulnerable de una sociedad, debe ser motivo de indignación y repudio. No es posible seguir permitiendo que la Policía, que debe garantizar su protección y cuidado, no los respete ni valore.
Compartimos esta historia y denuncia pública ante la Policía Metropolitana de Bogotá. El respeto y garantía de los derechos humanos en Bogotá y en Colombia debe pasar de los foros, las declaraciones, los diagnósticos, los libros y las denuncias y anuncios de uniformados y de todo el mundo, a las buenas conductas y practica efectiva de los mismos.
¿Será que si lo llevaron y llegó al hospital de Santa Clara?
Denuncia y post escrito a dos voces. Natalia Torres (@natadelaleche) y Gloria Ortega Pérez.
Aunque el periodista canadiense Steve Ladurantaye (@sladurantaye) confiesa que a menudo olvida seguir muchos preceptos como periodista que él mismo ha identificado para utilizar Twitter, compartió en un postMy personal twitter rulesen su Blog cuales eran esas pautas personales.
Ladurantaye, reportero de The Globe and Mail y reconocido activista sindical, es un activo usuario en la comunidad Twitter desde hace más de 4 años y revela, ha cometido un montón de errores. "He estado aburrido, he sido divertido, no he sido divertido cuando pensaba que estaba siendo gracioso, he sido argumentativo, he compartido un exceso de información y he matado Gordon Lightfoot".
No hay diferencia entre tu cuenta personal y tu cuenta profesional.
Sé tú mismo. Si eres divertido, sé divertido. Si eres serio, sé serio. A menos que seas un pedante sabelotodo, entonces puedes ser otra persona.
Involúcrate con las personas que responden a tus trinos. Si una conversación supera los dos trinos por cada lado, entonces usa el e-mail.
Algunas veces, la gente quiere hablar sobre el lugar donde trabajas, lo cual está bien. Pero si alguien quiere pelear, entonces dirígelo a alguien que tenga la capacidad de hacer algo sobre el problema reportado.
Los errores suceden. Arréglalos y evita que se repitan. Contacta a quien haya retuiteado información falsa y compártele la corrección.
La difamación es difamación. No lo hagas.
Retuitea. Pero es a menudo mejor añadir algo más al enlace para explicar por qué lo estás compartiendo.
Da el respectivo crédito. Pero no te sobreactúes señalando cada uno de los tuiteros que te llevaron a una historia que ya todos conocen.
Deja que el medio de comunicación donde trabajas publique el enlace, antes de compartir detalles sobre una historia que escribiste.
Luego de que se publique la noticia, usa Twitter para proveer información adicional que no se incluya en la historia.
Comparte los documentos que sustentaron tu investigación.
Comparte enlaces de tus historias. Una vez es suficiente, a menos que estés súper orgulloso de tu trabajo y quieras asegurarte de que los lectores en distintos horarios vean el enlace.
Cuéntale a la gente sobre el tema que estás trabajando, porque los beneficios son a menudo mayores que las desventajas de hacerlo.
Entiende los momentos en que la gente lee. Generalmente antes de llegar a la oficina, en la hora de almuerzo y tarde en la noche.
No repliques rumores o especulaciones. Tú sabes las cosas o no las sabes. La gente espera que sí las sepas. Atribuirle el rumor a alguien más no es un salvoconducto.
No trines nunca sobre la muerte de alguien. Puedes terminar equivocándote.
Mézclale algo de tu toque personal a las noticias que compartas. A la gente le gustan las personas que son personas.
No sigas a todas las cuentas que te siguen. Puedes usar listas para administrar grandes grupos específicos.
Solamente trina detalles de tu trabajo si son relevantes y significativos. Quejarte sobre el proceso de elaboración de una noticia es aburrido.
Las bromas internas confunden a la mayoría de tus seguidores. Evítalas.
Recuerda siempre que las personas a las que sigues son solo una pequeña porción del mundo. Twitter es a menudo una cámara de resonancia.
Los departamentos de prensa están monitoreando lo que trinas, y haciendo grandes bases de datos con lo que dices. Apégate a los hechos, evita el sarcasmo.
Cuando abras la botella, cierra Twitter.
Recuérdalo: estás a un trino de distancia de ser despedido.
En este link pueden escuchar el audio completo de la entrevista. http://owl.li/uLVUG o http://owl.li/uLYPY
Sin embargo, el Presidente de la República Juan Manuel Santos le hizo trampa al Alcalde Gustavo Petro. Le mintió al país y se burló de la Comisión Interamericana de los Derechos Humanos y a los 7 comisionados con un cinismo pasmoso. Traición. Como dijo alguien en tuiter, "dura más un merengue en la puerta de una escuela, que la palabra de Juan Manuel Santos".
La Comisión Interamericana de Derechos Humanos emitió, en los últimos cinco años (2010-2014), 29 decisiones en las que concedía medidas cautelares a colombianos, de manera individual o colectiva, para proteger el derecho a sus vidas. Todas han sido acatadas por el gobierno. http://owl.li/uLQCV
En este link pueden lee el documento completo http://owl.li/uLWzm
En el caso del Alcalde Gustavo Petro, era la primera vez que la Comisión Interamericana de Derechos Humanos le concedía a un ciudadano colombiano medidas cautelares para proteger sus derechos políticos.
El colombiano era el Estado más respetuoso acatando decisiones de la Comisión con respecto a medidas cautelares, me dice un funcionario del Sistema Interamericano de DDHH. También hoy se rompió esa tradición.
No confío en Juan Manuel Santos. No creo en su palabra. Tampoco en su gestión. Me siendo manoseada y ultrajada en mi deseo más profundo porque se instaure la paz en Colombia. Pero no así. No mintiendo. No haciendo trampa. No es desconociendo el ordenamiento jurídico del país. Traicionó la difícil construcción de confianza. ¿En qué más nos está mintiendo el presidente?
Qué decepción, también, Alfonso Gómez Méndez. Insólito que un jurista de su dimensión este en la misma onda de la traición. Desconocer el ordenamiento jurídico del país y el sistema jurídico interamericano es, lo menos, descarado de su parte.
Esto que le pasa hoy a Bogotá y a Colombia no se trata de Gustavo Petro. No. Como muchas veces he tenido que decirlo y escribirlo, no voté por él. Sin embargo, desde el día siguiente de su posesión, se convirtió en el referente de los excluidos, de los que piensan diferente, de los que hablan claro, de la minoría política, del que cuestiona, de los que dan todos los días pequeñas batallas para tener un espacio en este país, con dignidad, con respeto, con derechos. A Gustavo Petro no lo dejaron gobernar un sólo día. El acoso judicial, el de los medios, el de la derecha, el de una ciudadanía temerosa por la diferencia se lo impidieron desde el primer día de su posesión.
¡Qué verguenza la colombianidad!
Plaza de Bolívar - Bogotá, marzo 19 de 2014 - 6 pm.
Pocos años atrás le arrebataron al país excepcionales líderes su posibilidad de disoñar, con el poder de las balas y el peso de una lápida. Hoy los eliminan con las armas de una juridicidad retorcida que se acomoda a intereses personales, del gobernante de turno y ahora, de cálculo político.
Nos arrebataron, como cuando asesinaban a los mejores, el derecho a decidir mediante un proceso de participación en las urnas si Gustavo Petro se iba o se quedaba. La justicia sigue de viaje en este país que un día se levantará. Nota de la Editora. El título original de este post fue durante algunas horas: Juan Manuel Santos es un farsante. Fue modificado por Memorias de una traición, para que reflejara mejor lo que plantea el texto.
Foto Semanario Voz - Participantes Cumbre campesina, étnica y popular
Mientras centenares de personas se
reunían en Bogotá en la Cumbre campesina, étnica y popular, un centenar de disoñadores de los muchos que
deben existir en cuanta localidad del país, se juntaban para pensar, conocer, conspirar y
construir sobre “el agua como territorio de vida y estado del alma”.
José Vicente Revelo - Foto by Bunkerglo
El dirigente campesino Vicente Revelo era uno de ellos.
Desde la organización campesina e indígena (ADC)
que dirige, lleva casi 20 años apostándole a la construcción de espacios para
disoñar. En sus palabras, en “cómo juntar todo lo que vienen haciendo para a
través de un disueño permanente”.
Para este nariñense zootecnista de la Universidad de
Nariño, es necesario que en Colombia se sigan visibilizando aún más, como lo
hace la Cumbre de Bogotá, “al poblador de la zona rural, al campesino, indígena,
afrodescendiente, raizal y palenquero de nuestro país en procura de la construcción
de políticas tendientes a mejorar las condiciones de vida y de satisfacer de
manera gradual las necesidades humanas fundamentales”.
Sin embargo, los acuerdos establecidos con el gobierno
del presidente Juan Manuel Santos para levantar el paro agrario que tuvo lugar
en el 2013 no se han cumplido en su totalidad. Tampoco el país se ha abierto a
nuevas estrategias que han sido exitosas en su origen como la agricultura
familiar es la salida y la conciencia del consumo directo, sano y justo.
En la ruralidad hay un solo el pueblo
La
permanente división de pueblos, de etnias, de culturas en el país está causando
mucho daño en Nariño y en general en el país, en opinión de Vicente Revelo, quien fue destacado
como colombiano
ejemplar porque es uno de esos seres que “nos mantienen a salvo del caos,
que personifican lo mejor del ser humano y están por encima de las ecuaciones
que les plantea su mundo".
“Somos diferentes,
pero debemos traducir esa diferencia en complementariedad. Cómo juntamos ese
sentir y podemos hacer visible lo que nosotros somos en el lugar a donde
vivimos o estamos, y haciendo una defensa sobre lo que hacemos”, explica.
Para Revelo, que es como un faro en el agua de Nariño considera
que todos los sectores de las comunidades campesinas, indígenas y negras deben
ser conscientes de lo que se está proponiendo. La reflexión va mucho más allá
del debate por las semillas, insumos o precios como se quiere ver.
Disoñar es soñar y hacer posible nuestros propios sueños de manera individual y colectiva, dice Revelo. Los modelos economicistas en el
mundo se han equivocado y por esto hay que romper los paradigmas y darle vía
libre a una propuesta viable y gestada desde la sociedad civil, dice Revelo
quien además es Maestro en desarrollo comunitario sustentable y en desarrollo
comunitario de la Universidad Nacional de Costa Rica.
Se repite rebelión de las ruanas,
los ponchos y bastones
Luego del balance realizado por la CumbreAgraria: Campesina, Étnica y Popular durante dos días, y como ser preveía, nuevamente se plantea la
posibilidad de realizar un nuevo paro agrario nacional en la primera semana de
mayo próximo. Sin embargo, para Revelo esta no puede teñirse de sangre como ocurrió
con los paros agrarios e indígenas del 2013.
La ‘película’ es clara para este líder que junto con
otros miles de campesinos e indígenas de la Laguna de La Cocha y sus 52
reservas se constituyen en los genuinos guardianes del agua: si se
protege el agua, se protege al hombre y su supervivencia.
El VI Encuentro de Diseñadores del Futuro se realizó en
Villa de Leyva (Boyacá, marzo 16 y 17), en el Claustro San Agustín, sede del
Instituto Humboldt. Acogió a más de un centenar de personas disoñadoras
que conocieron y compartieron experiencias y saberes de lideresas campesinas,
maestras escolares, científicos, filósofos, así como las visiones y perspectivas del poeta y escritor William Ospina y la del superior provincial de la Compañía de Jesús en Colombia, Francisco de Roux.