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jueves, 17 de febrero de 2011

La conversación: un paso en la participación ciudadana



El profesor universitario Juan Carlos Acebedo (usuario en Twitter @jcacebedo7) nos invitó a un grupo de usuarios de Twitter a realizar una evaluación sobre la  jornada de libertad de opinión y de expresión alrededor del periodista Daniel Coronell (#apoyoaCoronell), y que se desarrolló durante las festividades de navidad y año nuevo. Juan Carlos es docente e investigador en comunicación y cultura de la Facultad de Ciencias Sociales y Humanas de la Universidad Surcolombiana. Con el fin de sistematizar la experiencia y recoger sus apredenizajes el investigador utilizó la entrevista como herramienta del análisis. 

Luego de responder la entrevista Juan Carlos publicó el análisis en su Blog Lectores en la Red  http://ow.ly/3YluP  bajo el titulo de Elementos para un balance de la maratón en Twitter #apoyoaCoronell, cuatro  entregas que dan cuenta del análisis desde distintos ámbitos que invito a mis visitantes a que lo lean. 

Por lo pronto publicó las reflexiones que le proporcioné a manera de ensayo.
 
La conversación: un paso en la participación ciudadana
By @bunkerglo

En la edición de la revista Semana que circuló el domingo 19 de diciembre, el periodista Daniel Coronell escribió en su espacio habitual y semanal una columna titulada “El amigo secreto” (sábado 18 Diciembre 2010) en la que, apoyado en informaciones de El Nuevo Herald, cuestionó la falta de delicadeza de que Tomas Uribe Moreno (uno de los hijos de Uribe Vélez), haya buscado una asociación entre proponentes para presentarse en Panamá en una licitación pública para la construcción de la vía Ruta del Sol.

La reacción de los Uribe Vélez no se hizo esperar. Tanto padre como hijo la emprendieron, ese mismo domingo, contra el periodista a través de sus respectivas cuentas de Twitter con mensajes en los cuáles trataron al comunicador de periodista mafioso, ladrón y calumniador. Fueron 23 tweets ofensivos (http://ow.ly/3NFZl) en los que Uribe Vélez no sustentaba lo que decía ni con pruebas documentales o testimoniales, y más bien lo que buscaba era mover el foco de atención de los planteado en la columna por Coronell, a diferencia de los 17 serenos y respetuosos trinos de respuesta del periodista reafirmando lo que hace en su espacio de opinión y, también, en el noticioso a través de Noticias Uno.

Este episodio de Uribe Vélez contra Daniel Coronell no era el primero. Podría decirse que no hay periodista al que le teman más Uribe Vélez y su familia que a Coronell. Pero también, que no hay periodista al que la sociedad hoy le tenga más confianza y respetabilidad que a Daniel Coronell.

El nuevo espectáculo de persecución y acusación pública comprometía a la comunidad de Twitter, medio que utilizó Uribe Vélez y que, por su naturaleza, nos involucra a todos.

Me pareció excesivo, ofensivo y maledicente que una vez más, AUV acosara a Coronell y  de manera fundamental, que con ello buscará amedrentar la libertad de opinión y expresión mía o la de cualquier otro colombiano como de hecho ocurrió durante los 8 años de su gobierno. No podía ni quería permitir como me paso a mí, regresar otra vez al silencio, a temer enfrentar el unanimismo y permitir que el ex funcionario sub judice contaminara de temor el espacio de opinión de Twitter. Mi primera reacción ese lunes 19 de diciembre fue enviarle un primer trino que decía: “@AlvaroUribeVel: se le comunica y advierte que la comunidad twitera respalda y apoya la libertad de expresión que encarna @DCoronell”, con el que buscaba despertar la atención de la comunidad sobre el tema encarnado en Daniel Coronell.

La polémica, comentarios y expresiones de solidaridad se continuaron dando de manera espontánea en las siguientes horas. El día 20 y luego y en un ejercicio aparentemente inútil, decidí responder de manera directa a Uribe Vélez cada uno de los trinos que envió a Daniel Coronell. En los mismos términos, lenguaje y tono acusatorio que el ex gobernante había utilizado con el periodista en el último le dije: “Lo que es con @DCoronell, es conmigo. La libertad de expresión, la ética y la decencia NO TIENE PRECIO.”

Llegó pocos segundos después un trino de @oldie_laurie que me decía: “@Bunkerglo: Si denunciar los atropellos contra la población y querer justicia es ser mafioso, ok, nos declaramos mafiosos. #HágameElFavor”, y de manera privada continuaron llegando muchos más.

En Web 2.0 y en particular en Twitter todo ocurre de forma muy rápida y simultánea. Pocos minutos después de que escribí y envié a la comunidad un post  (bajo la herramienta Twitterlonger) que titulé:  “Uribe se pasó de la raya con @DCoronell” (http://ow.ly/3NIEh), la acogida fue inmediata entre algunos de mis seguidores. Simultáneamente recibía un DM de @jcacebedo7 y de @analisisdemma, personas de las que no conocía ni sus nombres ni sus oficios y quienes me proponen escribir un texto para recoger firmas de apoyo a Coronell. Se establece el TAG #apoyoaCoronell y comienza una movilización de opinión cuya participación y dinámica natural y espontánea lleva a crear una MARATON de TRINOS para el lunes 27 de diciembre.

El post Twitterlonger “Uribe se pasó (otra vez) de la raya con @DCoronell” sirve de base para el texto final con el que se promueve la campaña, el día de la MARATÓN y alguien más abre un grupo de apoyo en Facebook con los mismos elementos.

Mi participación en los días subsiguientes consiste, de manera permanente, en mantener el tema vivo #apoyoaCoronell para lo cual destino un alto porcentaje de trinos para hablar de periodismo, libertades y derechos desde mi punto de vista y de otros, mensajes que buscaban mantener la reflexión sobre el tema y promover la vinculación masiva de personas en twitter para el 27 de diciembre.
 
EXPECTATIVAS y PROCESO

La libertad de opinión, expresión y el derecho a la información en Colombia han sido atacadas a muerte y amenazadas gravemente en los últimos 30 años desde los gobiernos y la criminalidad de toda especie y naturaleza, en particular, de la mafia del narcotráfico y el paramilitarismo.

Sin embargo creo no equivocarme al decir que no hemos tenido un periodo más largo en nuestra reciente historia en la que la libertad de opinión y de expresión han recibido mayores embates que durante el gobierno de Álvaro Uribe Vélez, para quien la persona o medio de información que no pensara como él era sencilla y llanamente señalado como un terrorista. Terrorista en épocas en la que ese “concepto” y denominación se constituyó en el único y mayor enemigo por aniquilar.

La falta de información, la desinformación, la autocensura y la liviandad informativa se convirtieron en el común denominador de la mayoría de los medios de información, de manera fundamental, de los medios medianos y pequeños que vivien de manera permanente y cercana el acontecer social, político y, desde luego el criminal, en las pequeñas ciudades y municipios en donde el conflicto armado salido de madre fue y es más cruel. Ni qué decir de los grandes medios como RCN (llamado Radio Casa de Nari)  y que estuvo al servicio del régimen de Uribe haciendo propaganda de su proyecto político “Seguridad Democrática”, sirviendo de caja de resonancia a las especies que como gobernante esparció contra los periodistas, los líderes de derechos humanos, los políticos de fuerzas minoritarias, los jueces, etc.

Pocos fueron los medios y entre ellos los periodistas que, contra viento y marea, han conseguido hacer del periodismo una actividad al servicio de la sociedad, sin desistir de su papel fiscalizador inclusive del régimen de Uribe Vélez. Entre estos están la Revista Semana, Noticias Uno y la Revista Cambio, está última, cerrada en un episodio oscuro en el que primero cancelan el contrato de su director y subdirector que dizque por problemas financieros.

Este era el contexto que recién vivía el país y el periodismo (sin entrar en mayores detalles) bajo el gobierno de Uribe Vélez. Pero Uribe Vélez ya no gobierna el país.

Como señalé en mi texto (“Uribe se pasó de la raya con @DCoronell”) cuanto se ataca, persigue y agrede a un periodista se atenta con el derecho al acceso a la información real y equilibrada que tenemos toda la sociedad. También, que un ex funcionario de Estado y subjudice tenga la prepotencia de creerse con el derecho de difamar, insultar y atacar a ningún periodista en el ámbito de lo público y tampoco en el privado, por el hecho de que se publique y cuestione sobre hechos que vulneran a la sociedad, a la Nación y al Estado colombiano.

Uribe Vélez se equivocaba una vez más. Sus trinos no van a amedrantar o impedir que el periodismo independiente y crítico se callé, ejerza otra vez la autocensura o la sociedad no exija el derecho a estar informado, tal y como lo garantiza en su actividad periodística Daniel Coronell informando de manera documentada, clara y equilibrada sobre los asuntos de su competencia informativa.

TWITTER, PARTICIPACIÓN CIUDADANA Y LIBERTAD DE OPINIÓN

Este tipo de campañas y ejercicios de largas conversaciones – eso es Twitter, un espacio de conversación- demandan tanto o igual tiempo que una Campaña hecha de manera presencial, la diferencia radica en los costos y complejidades de movilización de las personas para, por ejemplo, concertar un texto de apoyo.

La primera campaña de apoyo y solidaridad en la que participé de manera activa por la libertad de expresión y opinión en torno a un periodista fue a principios de la de década de los 80 bajo el gobierno de Julio Cesar Turbay Ayala. Escribí el texto inicial (que aún conservo), junto con otra colega con la que trabajaba en una agencia internacional de noticias. Hay que ubicar bien el asunto: época del télex, en pleno salto de la máquina de escribir manual a la eléctrica, no había celulares, tampoco fax y las comunicaciones solo eran posibles de manera presencial o por teléfono. Bajo esas condiciones, ese primer texto dirigido al Pte. de la República para conseguir la libertad de un periodista detenido en La Picota, tardó aproximadamente dos semanas entre conseguir el consenso del contenido y tono de la carta, la recogida de firmas y su entrega. Únicamente la respaldaban un poco más de 60 periodistas que era más o menos lo que había por la época, pues solo la suscribían los que cubrían temas políticos, sociales y de orden público. Conseguir que algún medio la publicara o difundiera era absolutamente impensable.

La comunicación, la participación y la acción hoy son otra historia, más rica, más dinámica, más horizontal e increíblemente rápidas.

Las personas en Twitter sin que sean periodistas y muchísimas veces sin que se sepa cuál es su identidad pueden entablar una conversación con un director de un medio –como tantas veces ocurrió con Daniel Coronell- expresar su pensar y sentir y por ello recibir  o no de manera inmediata un comentario de aceptación (RT) , de rechazo o de lectura. La exigencia es suprema en la concreción, uso del lenguaje y la gramática para decir lo que se quiere decir en 140 coherentes caracteres.

Mediante la plataforma de Internet las campañas de solidaridad o de apoyo pueden ser fomentadas inicialmente de manera individual. Unipersonal. No se tiene que hacer ningún tipo de consultas pedir permisos o hacer consensos. Cada persona tiene voz, seguidores que los leen y la abierta posibilidad de plantear conversaciones sobre toda índole y materia en las que pueden o no estar de acuerdo quienes los leen, pero no por ello desistir en proponer o promover un debate. Este sin duda es el nuevo escenario de conversación y de construir vínculos de pensamiento e incluso de amistad de manera serena, a veces documentada pero siempre reflexiva y todos con la misma herramienta: la palabra.

En el caso de la Campaña #apoyoaCoronell así como la Campaña #apoyoaClaudiaLopez, esta última a que pude dedicarle el 100% del tiempo, lo que reflejan es un ejercicio de colaboración colectiva, simultánea, ágil, espontánea, rápida, decidida a pensar, reflexionar y apoyar la defensa de la libertad de opinión.

Se tiene a través de Twitter una posibilidad y situación excepcional: pensar y actuar a través de una herramienta que permite escuchar muchas voces al tiempo, la polifonía sobre un tema y a la vez movilizar la intención y el acto de apoyar a una persona que personificaba en ese momento los derechos y libertades que nos da la Constitución Política Nacional y las leyes universales. 

En este sentido insistí a través de distintos twitters, algunos utilizados de manera repetitiva, sobre el cuerpo legislativo, cite artículos, sentencias, pensamientos de grandes periodistas, de humanistas y filósofos y, desde luego los propios acerca de la libertad de opinión, del derecho al acceso a la información en el contexto del Estado social de derecho y democracia colombiana.

Es claro que los ciudadanos colombianos y muchos más se interesan por la situación de los comunicadores en el país. La acogida en su número y calidad de los tweets dan cuenta de una vinculación amplia que desbordó los naturales limites de periodistas y comunicadores para vincular en la acción a todo tipo de personas en diversos lugares del planeta que  comprenden también que, quien afecte y vulnere la libertad de expresión y el derecho a informar de un periodista o de cualquier ciudadano, es un enemigo de la sociedad no solo la colombiana sino la del mundo y el mayor vulnerador de derechos que son Universales.

La única jerarquía posible de acuerdo fue la palabra misma. No había expertos, tampoco alguien que supiera más que otro. Solo importaba movilizar ideas, pensamientos y conceptos, todas reflexiones con un propósito claro: expresar que apoyábamos la labor de un periodista pero al mismo tiempo, que defendíamos nuestros propios derechos a pensar en voz alta y hablar de lo que nos gusta y no, lo que toleramos y no, y presentar las preguntas que nos hacemos sobre nuestra propia realidad. 

En Twitter es claro que a través de una conversación viva, abierta, que fluye a velocidades inimaginables como el pensamiento mismo, se comparten intereses personales para lo cual producimos un pensamiento a través de la palabra propia o de otros de manera permanente y constante, y generamos una acción colaborativa masiva al compartir de manera horizontal esta gigantesca producción de manera libre. No tenemos que consultar a nadie ni pedir permisos de lo que decimos en 140 carácteres.

La manera como se tejen y suceden las muchas, múltiples y simultáneas conversaciones en Twitter tiene que ver, en gran medida, con el mensaje que envías, pero especialmente, por la atención que das a los comentarios y respuestas que tienen los mismos. Las palabras son palabras, pero no son solo palabras cuando lees, piensas y reelaboras el pensamiento (trino) del otro y el propio.

La palabra es el eje de las conversaciones en Twitter cuyos interlocutores conforman comunidades de comunidades, articulados por intereses comunes que surgen en la diletancia sobre los asuntos que interesan en el ámbito de lo público, en donde cada quien llama las cosas por su nombre, superando los eufemismos con los cuales los medios análogos abordan muchos de los asuntos de la vida política y social de la Colombia de hoy.

La conversación parece ser hoy el primer paso en la participación ciudadana y la palabra vuelve a ser la más efectiva manera de conseguirlo si se tiene en cuenta los ocho años de unanimismo vividos recientemente en el país en los que pensar, y pensar de un modo diferente y en voz alta podía costar la vida.

Creo que en Twitter se retoma el uso de la palabra para tramitar el disenso y el consenso, ejercer la ciudadanía, plantear para reconocer, comprender y apropiar derechos humanos fundamentales.

La expectativa no era otra que introducir una conversación colaborativa en la comunidad: la libertad de opinión, “cuyo pretexto central” fue la situación del colega Daniel Coronell (después vino la de #apoyoaClaudiaLopez), pero también, procurando que la misma trascienda como tema y se instale en el ámbito de la vida cotidiana de cada persona, como un derecho propio, inalienable y que debe proteger siempre. “La acción crea la realidad”.  


Gloria Ortega Pérez
Periodista de profesión, comunicadora por opción y fotógrafa por pasión
Bogotá D.C., enero 30 de 2011

miércoles, 9 de febrero de 2011

Para desarmar la palabra

Para desarmar la palabra es el resultado de una cuidadosa investigación entre los periodistas responsables, desde sus medios de información, de hacer la cobertura informativa del conflicto armado interno desde distintos lugares del territorio colombiano.

Con el acervo informativo de más de 250 entrevistas a profundidad con periodistas, Medios para la Paz (MPP) consiguió identificar una necesidad y producir sin duda una de las herramientas más poderosas e importantes en la labor periodística: "Para desarmar la palabra". Un esfuerzo colectivo que tomó tiempo y que, cada día, cobra mayor vigencia en el periodismo colombiano.

En su primera edición (1999) el diccionario incluyó 600 términos y en su segunda (2005) mejorada corregida y aumentada ( y de la que fui Co-coordinadora junto con la periodista Gloria Moreno de Castro), el Diccionario Para Desarmar la Palabra recoge cerca de 1,000 términos alusivos al conflicto armado que con frecuencia son mal utilizados o son confundidos por las fuentes y periodistas, originando con ello desinformación y haciendo imposible la comprensión de la gente de sus realidades.

Los autores del diccionario fueron los miembros de MPP Germán Castro Caycedo (periodista), Arturo Guerrero (filósofo y periodista), Andrés Restrepo (PhD en historia y periodista) y Darío Villamizar (politólogo y escritor).

“No es un simple glosario para satisfacción de eruditos, sino un instrumento de periodistas para periodistas, gracias al cual los profesionales del oficio más bello consigan dos premios: la precisión, que engendra la claridad y el sentido; y la gracia, que produce la fluidez, la revelación, la eficacia. Precisión y gracia pueden convertirse en el aporte fundamental de la prensa hacia el descrédito de la guerra, hacia la exaltación del pan de la paz”, escribe Arturo Guerrero en el prólogo del libro.

Un motor de inspiración de este diccionario fue William Ospina cuya reflexión fue un faro de luz constante: “El lenguaje puede ser un arma. Puede servir para serenar o para intranquilizar, para explicar o para confundir, para acusar o para absolver, para investigar o para distraer”.

Y es que, como dice Arturo Guerrero, “desarmar la palabra equivale a proscribir el enmascaramiento y el embuste, y a propiciar una luz sobre la voz inocente de las mayorías (…) Acertar con la palabra indispensable para nombrar cada situación es una proeza que requiere destreza. Sobre todo si se tiene en cuenta que el bosque de las palabras es penumbroso, pues el lenguaje más que una matemática es un embrujo (...)”

Prosigue Guerrero: “No es lo mismo, por tanto, hablar de bandolero o guerrillero, de chulo o de soldado, de cuadrilla o de frente, de dar de baja o de asesinar, de retención o de secuestro, de terrorismo o de acto de terror, de desplazado o de persona en situación de desplazamiento, de autodefensa o de paramilitar, de muñeco o de cadáver, de niña o de ametralladora, de minas quiebrapatas o de minas antipersonal, de pescas milagrosas o de retenes ilegales…)”.

Las piezas del texto periodístico, explica Guerrero, el párrafo de entrada, el cuerpo, el final, el título, el sumario, los destacados, los intertítulos, son unidades de sentido bien caracterizadas que contribuyen, cada una en su rol, a que la información sea un potente conjunto de argumentación o de tensión dramática o de contundencia sensitiva. Pero la mejor arquitectura narrativa –puntualiza Guerrero-, naufragaría de faltar los vocablos puntuales, las certeras palabras imprescindibles.

No sé en qué momento dejó de ser importante para los medios de información el conflicto armado interno. Lo cierto es que el mismo no ha terminado, sigue vigente en su crueldad y luto. Sin embargo, ahora y como siempre es urgente que los periodistas tengan a mano esta herramienta.

El diccionario Para desarmar la palabra es “un dispositivo de inteligencia para el gremio de los periodistas en un país y en un mundo signados por las armas. Armas y municiones que no se rendirán para fundirse en esculturas, si antes no dejan de ser tormentos de las mentes. Mentes que no pasarán de ser pacíficas, si no se desarman las palabras”, advierte Arturo Guerrero.  


La desaparecida Medios para la Paz* surgió en marzo 1998 y se extinguió en marzo de 2012. Doce años de un trabajo genuino de cara a la responsabilidad del periodismo ante la sociedad. Lo que buscaba era generar un mejoramiento continuo en la calidad de la información periodística en el cubrimiento del conflicto armado colombiano. 

Fui Miembro de la Corporación y también su directora, algunas veces por encargo y una más en propiedad (2005 - 2007). Nos ocupamos en desarrollar proyectos en formación y producción de herramientas periodísticas que fueron proporcionadas a los periodistas en medios de información en más de 2000 talleres de capacitación, seminarios, cursos y diplomados especializados.

La meta, además, era transformar el discurso haciendo un uso preciso y claro del lenguaje, desarmar la palabra y proporcionar contenidos que permitiera que entendiéramos de que se informaba cuando se hablaba del conflicto armado. En últimas, hacer de la palabra un instrumento de paz y no de conflicto.

Los retos no eran pocos y lo que era peor no eran conocidos por ninguno. Empezando por conocer, administrar y dirigir una organización de periodistas para periodistas sin ser gremial. 

Gloria Moreno de Castro consiguió convocar a los periodistas en Bogotá que comprendíamos y apoyábamos un proyecto de esta naturaleza. Mucho tiempo como directora en propiedad y otras en la sombra, siempre estuvo presente en el destino de una organización a la que la venció la carencia de recursos, pero también de algún modo, un tanto de miopía ante la necesidad de adecuarse a las necesidades y demandas que, en todos los frentes, tenía la profesión y ejercer el periodismo en Colombia. 

Sin embargo, la historia del periodismo en Colombia debe registrar esta gesta de acción y pasión por hacer de la actividad periodística en el país, un ejercicio que respondiera a las necesidades de una sociedad que vive debatiéndose por entender y tener una postura sobre su realidad.

Empezaron 7 periodistas y terminamos siendo 80 nucledos bajo un mismo propósito. Unos 15 de este grupo se formaron como formadores, pues todos los procesos de capacitación (talleres, seminarios, cursos y hasta un Diplomado) se hacía entre pares: de periodistas a periodistas.

Historia de Colombia, historia del conflicto armado interno nacional, el de muchos otros países, DDHH, DIH, desplazamiento forzado interno, todos los actores armados del presente como Farc-Paramilitarismo, EP, ELN y del pasado también como el M-19 y algunos más, eran las materias de estudio y formación de miles (quizás un poco más de 2000) periodistas a lo ancho y largo de la geografía nacional que, por lo menos, una vez, participaron en alguno de los ejercicios de reflexión, formación y capacitación.

Los periodistas talleristas (fui formada, no formadora) estuvieron en Bogotá, Bucaramanga, Barrancabermeja, Barranquilla, Leticia, Quibdó, Cúcuta, Cali, Medellín, Popayán, Neiva, Pasto, Arauca, Florencia, Montería... mirándose en el espejo, autocriticándose, analizando y conociendo las muchas de las posibilidades de informar, los géneros periodísticos para hacerlo y, también, la forma de proteger la información y protegerse ellos mismos. 

El período de mayor concentración y cobertura de las actividades de MPP coincide con el tiempo de gobierno de AUV, así que debo decir también que no fue fácil. Por un lado, un Presidente que negó durante su segundo periodo de gobierno la existencia del conflicto armado interno; a su vez, medios de información que sin análisis alguno aceptaron esta perspectiva gubernamental (lo que contribuyó a que se dejará de cubrir el conflicto armado), y la enorme presión del gobierno sobre las organizaciones de cooperación internacional (siempre donantes o socios de las iniciativas de MPP), hicieron que, igualmente, cada año fuera más difícil sostener el proyecto y a la Corporación misma.

Además del Diccionario, en su corta vida MPP recibió dos reconocimientos internacionales: el Premio Brajnovic de Comunicación (2002) y el Premio a la Libertad de Expresión Casa América Catalunya (2006).

Nota. La historia de MPP la iré aumentando y corrigiendo. Lo que aquí escribo es apenas un bosquejo.

domingo, 6 de febrero de 2011

La Constitución Política de 1991 o 20 años de impunidad en Colombia


Hace 20 años, 4 mujeres y 66 hombres elegidos mediante el voto popular debatieron durante cinco meses un nuevo pacto social y político para el país y cerar una nueva Carta Política, porque la que había no servía para buscar la paz, democratizar la vida social y desarrollar y proteger los derechos humanos y fundamentales. Sinembargo, desde esa fecha hasta hoy el crimen organizado,  la corrupción  y la impunidad sigue siendo el mandato y el pan nuestro de cada día.

Los que se inventaron tremendo desafío no fueron ni los parlamentarios y menos aún los partidos políticos que hoy están como desde entonces, igual o peor. 

Los intrépidos y audaces innovadores son los mismos que hoy están mamados de la violencia y la corrupción, que sienten frustradas sus esperanzas en intentos fracasados de tímidas reformas constitucionales para que cupiéramos todos con los mismos derechos y oportunidades, pero sobre todo, para conseguir la paz en Colombia. Lo apostaron todo. Son los de la “Séptima papeleta” o papalote (?), los mismos o parecidos a los que encarnan en el presente la “Ola Verde”, jóvenes y muchísimos seguidores, seguramente, los hijos del siglo XXI llevando a cuestas el XX sin mayores cambios.  
El 11 de marzo de 1990 además de elegir al heredero (Gaviria) a la Presidencia de la República ya que no  dejaron que fuera Luis Carlos Galán, 5.095.631 de colombianos estuvieron de acuerdo con convocar una Asamblea Nacional Constituyente como en efecto ocurrió ocho meses después. 

El 9 de diciembre por primera vez  mediante el sufragio y sin tinta indeleble, los colombianos eligieron a los 70 Constituyentes de entre postulantes en 119 listas para que tramitaran deliberaciones, acuerdos y disensos  de la nueva guía. El debate, fundamentalmente, era entre los dos partidos políticos  hegémonicos de siempre, pro además el Comunista que nunca nadie lo menciona, el  amnistiado, indultado y desarmado M19 y el de la Salvación Nacional desaparecidos ya, por primera vez los indígenas y afro descendientes en calidad de minorías, algunas iglesias y gremios, estudiantes, periodistas… una buena muestra del amplio y rico variopinto paisaje nacional. 

En fin... Creo que todo eso se hizo bien y funcionó a las mil maravillas en lo formal. Tenía una presidencia colegiada repartida en tres presidentes (Navarro, Serpa, Gómez), mesa directiva, comisiones, subcomisiones, secretaría y secretarias a granel, asistentes, asesores, oficina de prensa, y por supuesto las reglas del juego para la deliberación en un ambiente de tolerancia y pluralismo e x c e p c i o n a l e s.
 
Y la tarea se hizo. Se tiró por tierra la Constitución de 1886 y se creó la de 1991. Que dizque para que cupiéramos todos, mujeres, niños, adultos, blancos, mestizos, negros, indígenas, liberales, comunistas, conservadores, de derechas, de izquierda, de centros, agnósticos, cristianos, judíos, amarillos, grises, los del sur, los del norte, del oeste al este… Por fin se cerraría la brecha social, económica y política entre los excluidos, los pobres y minorías de toda índole. La nueva Constitución haría que participáramos más, fuéramos más a las urnas (y no las de cristal de ahora), el Estado sería más legal, más gerente, más eficiente y los gobiernos nunca jamás serían más corruptos. La sociedad más corresponsable, compasiva, justa, solidaria. Nos podríamos juntar gentes de derechas con gentes de izquierdas a tomar café en los Valdez (como con mi amigo Juan Manuel Saenz) sin que fuéramos vistos de manera sospechosa. La justicia sería digna, rápida y eficiente, así que la Tutela y las Acciones Populares serían meros mecanismos ocasionalmente utilizados para garantizar derechos y libertades. El sindicalismo se convertiría, también al fin, en una opción colectiva en defensa de los derechos de los trabajadores, de organización y participación política y social. La democracia participativa sería nuestro norte y la fundación de partidos de oposición, de izquierda las más de las veces, serían organismos vivos, dinámicos, crecientes y respetados. Transitaríamos el presente construyendo un futuro prometedor de progreso, de igualdad, de respeto, de soberanía, de armonía, de inclusión… de paz.  Un mar de mermelada, como diría mi amiga la educadora María Victoria Estrada. Así era, ¡el renacimiento de Colombia! ¡La democrática al fin! Refundaríamos la Patria.

Y ocurrió. Se refundó la patria. 
La del narcotráfico. La del paramilitarismo. La de la corrupción. 

Pasaron de agache y complicidad Gaviria, Samper, Pastrana y Uribe y, en 20 años, se cogieron, manosearon, abusaron y violaron, entiendo, casi 30 veces a la Constitución Política dejando todo tipo de hijos y de engendros regados. Eso sí, todos con el mismo propósito que en 1991: buscar la tan anhelada paz, democratizar la vida social y desarrollar y proteger los derechos humanos y fundamentales de todos. 

“La inmoralidad que hoy invade todos los estamentos de la sociedad colombiana tuvo su origen en la desarreglada conducta de los congresistas. Si hoy se consultara a los colombianos, la inmensa mayoría, cercana a la unanimidad, se mostraría partidaria de que se cerrara el Capitolio y en sus entradas se pusiera la célebre leyenda de Cromwell: Se alquila esta casa, por merecido desahucio de sus voraces e inescrupulosos inquilinos. Pero, cuidado. Los que merecen ser sancionados con una reforma sustancial que elimine de raíz los vicios del clientelismo, son los congresistas, no el Congreso, que tiene que existir como una pieza maestra, fundamental e insustituible de la democracia”. Escribió un editorialista en El Tiempo pero no de este fin de semana, sino del 9 de diciembre de 1991. http://ow.ly/3R33q
 
No es verdad, como señala El Espectador que “al estancamiento social, por fortuna, no lo ha seguido un incremento de la violencia. Aunque muchos oscurezcan este logro con el final de los 90, época de auge de las guerrillas, expansión del paramilitarismo y del narcotráfico, lo cierto es que la tasa de homicidios en 1991 era de 70 por 10 mil habitantes, en 1999 descendió a 60 y hoy oscila alrededor de los 40. Al igual que la libertad, el orden del país ha mejorado gracias a la Constituyente”. http://ow.ly/3R32P  
En 1991 fueron asesinados 13 periodistas y según el DAS se registraron 46 masacres. Urabá se convirtió “en la bisagra entre un antes y después de la dinámica del conflicto armado en la segunda mitad de los años noventa, permitiendo la consolidación de la estructura paramilitar, despliegue ofensivo de mayor cobertura territorial y con mayor liderazgo político dentro de las Autodefensas Unidas de Colombia: las Autodefensas Campesinas de Córdoba y Urabá(ACCU).” http://ow.ly/3R3bA
 
Así que las armas las dejaron unos y las tomaron otros. Pero el poder no lo han soltado los mismos desde entonces. Nunca ha sido posible que sean monopolio del Estado. Dos décadas más sin que el conflicto armado interno se resuelva. 60 años perdidos entre balas, cementerios y lutos sin cuidar.

El poder ciudadano hoy tampoco existe, es un embeleco. Nadie dice  nada. Nadie ve nada. Nadie se subleva más. Nadie se indigna como en otras partes. La injusticia prevalece. La impunidad es la realidad pura y dura. Los privilegios son para los que tienen el poder. El legal y el ilegal económico, financiero y político. El atropello, el abuso y el crimen son las máximas normas, los valores fundacionales. Una sociedad de matoneo y de matones donde se hacen acuerdos privados para feriarse el Estado y sus instituciones en baños, hoteles y moteles.

Debo conceder, desde luego, que por entre las hendijas desvencijadas del remedo de democracia, el respeto a la identidad sexual se  viene abriendo camino a sangre y Tutela, también, el libre desarrollo de la personalidad y, aunque hay mayor libertad religiosa por ser un país Laico (aunque el mismisimo PGN se lo quiera pasar por la galleta), todos los gobernantes de turno hacen de la iglesia católica el credo nacional. 

Como conversaba con @danielruge y quien motivó este Post (en febrero pasado y que hoy 6 de junio retoco), hace 20 años como ahora el asunto no es de leyes ni de normas. La Constitución Política (1886) que guiaba a la sociedad no era la responsable de la exclusión, de la existencia de la guerrilla, tampoco de las autodefensas, de los narcos y menos de la corrupción. Se hizo una nueva Constitución para pactar la paz. ¿Cuál paz? Desde entonces hasta hoy (y antes también) lo único que ha habido es más, y más y más violencia, exclusión y corrupción sinigual. Las FARC siguen ahí. Los narcos también. Los paracos en el Congreso. Los corruptos devorando con cínica ambición el Estado. No hay partidos de oposición. El Congreso tiene el mismo letrero de entonces: “se vende”. Las minorías afrodescendientes y los indígenas siguen igual o peor. 

En ese momento histérico más que histórico como hoy mis argumentos siguen siendo los mismos. No es por la vía de las reformas o de una nueva Constitución que transformaremos  nuestra realidad. 

En 1991 hubo mucha pompa y pompas de jabón. Todo fue "un circo" montado desde el deseo, no con los pies en la tierra.  No eran esas las reformas que necesitábamos en ese entonces (como tampoco ahora), sino las que se siguen aplazando y ya no será posible hacer, como por ejemplo, una reforma agraria que, por vía de "reparar" el sufrimiento de 5 millones de víctimas, recientemente el gobienro de turno tuvo que acometer.  Ahora buscamos expropiar y recuperar la tierra que usurparon a sangre y fuero a dignos campesinos e indígenas, los ganaderos, terratenientes, narcos, paras, políticos... toda esa enjambre de hampones. 

La Constitución del 1991 fue una declaración a la bandera con fotos de primera plana.  Letra bella y muerta porque los colombianos capaces y con voluntad humanas para enfrentar la exclusión y garantizar el derecho a existir han terminado en las tumabas sometidos a bala. Todo se "montó" para darle ingreso a la vida civil al M19 (y detrás de ellos al EPL...), pero nada se hizo en serio. Ni siquiera para la misma guerrilla que había entregado las armas para incorporarse a la vida civil y política.   

El espectáculo mediático fue fascinante. Aunque en ese entonces cubría "el acontecer" político para un noticiero de TV, fueron pocas las veces que me asignaron informar sobre el desarrollo de la Constituyente. Mi centro de atención y ocupación fue seguir los no pocos sucesos de violaciones a los DDHH qué, como ahora, eran “hechos aislados” de las FFMM y de Policía. Un tiempo en el que estuve de cabeza entre expedientes y documentos que daban cuenta de las mismas espantosas historias de terror. Una sociedad sitiada por los mismos de siempre: ejército corrupto, policía corrupta, políticos corruptos, FARC, narcos y autodefensas. El terrorismo nos impedía dormir con tranquilidad hasta que nos acostumbramos tanto y tanto, que hoy somos prisioneros de la indiferencia. Por eso el asesinato de Mateo y Margarita en San Bernardo del Viento tan solo nos sacude, pero los de  Silvia Mora y Juan Carlos Ariza en Cereté no nos despierta al fin. Tampoco el de Ana Fabricia Córdoba.

Creo que los Constituyentes, en general, eran personas bien intencionadas con un resultado final de óptima calidad. La Constituyente fue una válvula social importante, una oxigenada, una esperanza (concepto en el que no creo) en medio del terror. Y ya ven como estamos aún hoy. Un país de víctimas sin dignidad e indigno, poblado  de viudas y huérfanos sumergidos en la sangre e impunidad; una sociedad sometida a un Estado corrupto, hurtado y en poder de las mafias. 
 Fotos by Bunkeglo Copyright

viernes, 28 de enero de 2011

¿Aún sigue creyendo la gente en la esperanza?

Foto by Bunkerglo Enero 23 de 2011 - Centro histórico La Candelaria Bogotá D.C.
A la pregunta de una encuesta: "Aún sigue creyendo la gente en la esperanza?", contesté: en lugar de "esperanza preferiría usar la palabra "oportunidad". Esperanza evoca algo suave, cálido, ingenuo; oportunidad, por el contrario, es algo preciso, concreto, mensurable. En la vida se puede tener esperanza y, sin embargo, carecer de la oportunidad para conseguir algo, y entonces esa esperanza se revela como algo ilusorio y engañoso. Incluso hay situaciones en que la mera palabra "esperanza" puede sonar mordaz, irónica. Si nos encontramos entre los miserables de un abrrio pobre de Calcuta y al contemplar su penosa existencia vegetativa, su agonía en realidad, se nos ocurre decirles: "Así es, queridos, pero, pase lo que pase, ¡tened esperanza!", qué significado tan perverso y humillante encierra nuestra frase.
Ryszard Kapuscinski 
Tomado del Libro Lapidarium IV Pg. 136

La Casa Encendida: Premio iRedes


El sólo nombre despertó mi interés desde el primer momento, y después de estar allí es uno de esos lugares que siempre recomendaré visitar en Madrid. Se llama La Casa Encendida. Me topé con este maravilloso Centro Cultural porque lo encontré en mi camino buscando la estación del metro Embajadores.


No es propiamente un Museo de esos clásicos que se ven por ahí (el Reina Sofía queda muy cerca), sino un lugar de encuentro, de trabajo, de mirar, ver y hacer, que a propios y a visitantes vincula desde la puerta de entrada hasta la última cuarta planta de la renovada edificación, cuya fachada arquitectónica de 1930 se conserva íntegramente. 
Escribo de este lugar, cuyo espacio recorrí con especial deleite, exposiciones fotográficas, proyectos radiales y de video, todo propuestas audiovisuales contemporáneas, y en especial,  una tienda solidaria a donde se realiza comercio justo con productos (bolsos, jabones, café, comestibles, etc.,) realizados por ONG de Centro y Latinoamérica.

Esta semana se concedió y por primera vez en su entrega, se concedió el Premio iRedes a La Casa Encendida «por su decidida apuesta por las redes sociales para compartir y conversar con el público. Por proyectarse mediante las redes en ámbitos como la solidaridad, la cultura, la educación y el medio ambiente consiguiendo que cada usuario tenga una experiencia única y distinta».

Estos premios http://ow.ly/3Mkav se crearon recientemente en diciembre pasado cuando se presentó la realización y agenda del I Congreso Iberoamericano sobre Redes Sociales que se adelantará a finales del próximo mes, para reconocer y destacar la originalidad, eficacia y repercusión de la gente activa en las redes sociales.

Además de la Casa Encendida que recibirá el premio en su categoría institucional, en la individual lo obtuvo la cubana Yoani Sánchez, una periodista que reside en La Habana que ha conseguido informar a través de su Blog http://ow.ly/3Mk8u y en su cuenta de Twitter @yoanisanchez por «su constante y valiente actividad en las redes sociales, por la calidad y repercusión de su trabajo, ampliamente reconocido en todo el mundo, y por ser fuente de inspiración para quienes defienden las libertades y los derechos desde las redes sociales».

Dos reconocimientos de especiales cuyo común denominador es la labor que realizan a través de la plataforma de Internet Web 2.0

jueves, 27 de enero de 2011

Auschwitz: un sufrimiento que no tiene nombre

¿Estás loca? ¿A qué vas a ir a Auschwitz? Fue el comentario más bien generalizado entre amigos y parientes cuando les comenté que, ya estando en Varsovia, tenía que llegar hasta Auschwitz. Quería ir a pedir perdón por el más abominable de los actos del hombre contra el hombre. Una historia que aunque lleva por nombre El Holocausto, las palabras nunca conseguirán describir, mencionar o explicar cómo fue posible que esto ocurriera, que se permitiera que esto pasara.

También, era una promesa que le había hecho a mi amigo Aarón Ossiaz, un colombiano cuyos tíos abuelos no pudieron escapar de este lugar, si bien vivieron la gesta de resistencia hasta la muerte, algunos en Polonia, otros más en Alemania y Austria, todos en campos de muerte.


En junio de 2009 fui a Varsovia a visitar a Alicja Kapuscinska. Desde allí me movilicé en tren hasta Cracovia y luego en autobús hacia Oswiecim, a 60 kilómetros al oeste de Cracovia, a dónde está ese escenario de barbarie, uno de los 42 campos de exterminio o fábricas de muerte nazi: Auschwitz I –Birkenau.

Aunque el hoy Museo lo comprende las mismas 191 hectáreas, solo fui capaz de recorrer casi todas las barracas de sus instalaciones principales. Dolía caminar. Dolía mirar. Dolía respirar. En cada paso taladra la misma pregunta: ¿Cómo fue posible que existiera esto y nadie se levantara para impedirlo?

El realismo en este lugar no es mágico sino pragmático. Total. No estuve en la enfermería, había leído sobre este espacio en Awschwitz y sabía que no iba ser capaz de estar allí, solo pude mirar los calabozos, los dormitorios, los hornos crematorios, las oficinas de la SS y urnas con objetos de las víctimas, prótesis, juguetes, zapatos, ropas…y otros espantosos espacios de este complejo de la muerte, a donde se calcula, fueron asesinados 1 millón de personas, todos por ser judíos.


“Al pensar en crímenes como el Holocausto - escribe R.Kapuscinski en Lapidarium IV-, en el cruel mundo de Auschwitz y de Vorkutá, en la masacre de armenios y en la pesadilla de Camboya, se nos hace cada vez más patente que el único remedio capaz de impedir que se repitan tales monstruosidades consiste en adelantarse al golpe, en actuar antes de tiempo y hacerlo de tal manera que nuestra acción impida a la historia tomar un rumbo tan espeluznante, evitando así que su interior crezca ese tumor maligno y maldito; en una palabra, la única oportunidad radica en una profilaxis vigilante al tiempo que decidida, en una lucha sin cuartel contra el mal cuando aún está el germen".

Auschwitz es el símbolo de las atrocidades y el genocidio contra judíos, polacos, rumanos, checos, gitanos, rusos, ucranianos, bielorrusos… durante la Segunda Guerra Mundial. Por eso, lo menos que pude hacer fue repudiar que, Plinio Apuleyo Mendoza escribiera en su texto de opinión (que no investigación como tramposamente permitió El Tiempo que se publicara ese texto de opinión), citara a Álvaro Araujo Castro (culpable de aliarse con 'paras' para llegar al Congreso http://ow.ly/3M7h9 ) hoy en la cárcel La Picota diciendo: "para quienes no conocen lo que estamos viviendo, este pabellón es nuestro Auschwitz". http://ow.ly/3M7uL    

Hace un año, y bajo el titulo de este texto, y al cumplirse 65 años de la liberación del ejército soviético de Auschwitz, Semana.com publicó en su Galería de Fotos y bajo el mismo título de este texto, algunas imágenes que registré, con inmenso dolor, en este inimaginable escenario de terror. http://ow.ly/3M5yM

martes, 25 de enero de 2011

“No tuve que ir a google para saber con certeza si esos hechos se habían dado o no”, dijo Claudia López

Debajo de la cabeza de la Juez enmarcada en el ventanal del piso cuarto y en un severo contra luz, solo se alcanzaba a ver dos de tres letras: AS. ¡As! La D de DAS, edificio vigilante y sombra del juicio oral #SampervsLopez que se desarrollaba al frente, no estaba al alcance de mi mirada y lente de la primera fila en la pequeña sala de audiencias del Juzgado 23 Penal Municipal de Bogotá en Paloquemado.

Al otro lado de la baranda del estrado judicial y a las espaldas de Samper (ex presidente que llegó a la presidencia con dineros del narcotráfico), compartíamos apretados los 9 asientos modulares de formica azul con los colegas de @Lasillavacia, @angelicalozanoc y otros, mientras un poco más de 20 personas de pie y de manera discontinua, daban cuenta, unos y otros blindados de BlackBerry, iPhone, cámaras de TV., micrófonos y libretas de apuntes, de lo que sin duda es y será uno de los juicios más determinantes para el ejercicio pleno de la libertad de opinar en Colombia.

Comportarse en un Tribunal es cosa seria. Ni exclamaciones. Ni comentarios. Y menos fotos de la Juez.  Ningún tipo de expresión que pudiera suscitar rechazo o aprobación de cuanto allí se dijera. Por supuesto, me comporté como era debido.

En medio de la incomodidad en la tribuna, calor, falta de aire y sin ubicar un conector de corriente porque seguro el BB se descargaría, se inició muy a las 9:10 am el juicio oral contra Claudia Nayibe López Hernández por presunta calumnia e injuria, demanda interpuesta en junio de 2010 por el ex presidente Ernesto Samper Pizano.

El juicio no empezó bien. Un manifiesto malestar y “regaño” de la Juez a las dos partes por falta de respeto a la justicia, al presentar las estipulaciones a mano y con tachaduras, molestia avivada por la representante del Ministerio Público, hace que se suspenda la sesión por unos minutos hasta que los documentos no se pasen debidamente y sin enmendaduras.

Especialmente en la mañana la sesión fue bastante deshilvanada por cuenta de la Fiscal que parecía, la habían enviado de castigo para encargarse del caso, y que a leguas se le veía una enorme presión o por el personaje involucrado o porque no conocía ni entendía el tema o por las dos anteriores (o porque su cabello estaba quemado de tanto aplanchar). Y como no iba a ser así, si es la tercera Fiscal que envían en este proceso. En contraste, una delegada del Ministerio Público, hábil y precisa, cuyas preguntas todas y pocas fueron pertinentes y atinadas. La Juez que, aunque por momentos no hablaba sino balbuceaba (ahora que escribo esto, ¿me demandará por esta pendejada?), y quien se mostró vigilante todo el tiempo de no quedar registrada en ningún tipo de imagen, con la ayuda de un policía mozuelo, sin embargo, estaba definitivamente sintonizada y conocía la materia que estaba siendo juzgada.

Del mismo lado del estrado judicial y a espaldas de la tribuna, sosteniendo su cabeza en uno de esos gestos con el que más se le reconoce y que no se sabe si es pereza, sueño, dolor de muela, flatulencia o qué, “la defensa de la víctima”, como decía la Juez, y la víctima en este proceso no es Claudia López y mucho menos la libertad de opinión sino el mismísimo Ernesto Samper, atendió el desarrollo de esa primera y tediosa parte en la que, básicamente, las dos partes presentan ante el juez pruebas y testimonios.

El abogado Julio Sampedro, enfundado en un traje gris y vestido para la ocasión y quien considera que “lo que hace Claudia López es crear hechos que son falsos. Crea un hecho en cambio de crear una opinión” (http://ow.ly/3JwaM), apenas si se le sintió en la mañana, porque en la tarde delegó sus funciones a un novel abogado de chaleco corto y cuerpo grande cuyas escasas intervenciones entre dientes no fueron del todo recogidas por la Juez.

Adelante mío y después de la baranda estaban Carlos Rodriguez, abogado de Claudia López, su abogada suplente Luz Marina Monzón, y la mismísima Claudia quien despertó  a todos en la sala después de un ligero almuerzo después del medio día , haciendo de cada pregunta y contra pregunta de su abogado, de la delegada del Ministerio Público y de las bobadas de la Fiscal, una espléndida y lucida exposición argumental, documental y de memoria. Si, de  memoria porque aunque podía solicitar permiso de la juez y anuencia de “la defensa de la víctima”, no se apoyo en sus apuntes, documentos, ni en ninguno de los cuatro libros que llevaba.

Testigos y pruebas

Antes de que la Fiscalía presentará los testigos de “la defensa de la víctima”, Samper Pizano, bajo la gravedad del juramento (si, otra vez jurando en vano) hizo una brevísima y floja exposición sobre como lo ha afectado a él, a “su hijo” menor y a su honra y buen nombre la columna de Claudia López http://ow.ly/3JxiS,  no sin soltar las siguientes  perlas: "jamás en mi vida he tenido una tacha judicial o disciplinaria”, (y yo sin poder siquiera carraspear). "No soy una persona rica, vivo de mi pensión y me tocó invertir tiempo y dinero en esta defensa" (jajaja) y pide, por último, que este juicio 'tenga final ejemplarizante subrayando que, “afortunadamente el país me conoce”. Pero claro que sí!! Junto a Samper estaba también prestando juramento uno de los policías que actuaron como testigos, o mejor, lectores porque no fueron interrogados.

Por su parte, y junto a los dos testigos que la Juez hizo llamar porque no estuvieron en la sala durante toda la mañana, Claudia López renunció a su derecho al silencio para actuar como testigo en su propio proceso de defensa, se declara inocente y presta juramento junto con los dos testigos la periodista María Teresa Ronderos y el jurista, ex Relator para la Libertad de Expresión de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, el argentino Eduardo Bertoni quien había llegado apenas 24 horas antes al país para conocer a la acusada.

En un hecho que me pareció harto inútil, la Fiscal y “la defensa de la víctima” presentaron como testigos a dos acicalados policías, uno del CTI, Jonathan Guerrero, y otro, Carlos Rico, investigador de la misma entidad para que leyeran, cada uno en su momento y seguro sin entender demasiado, las sesiones correspondientes a la preclusión de la investigación que en su “contra” adelantó la Comisión de Investigaciones de la Cámara (como seguro pasará con quien ya sabemos), y en el que “se le juzgo” por el ingreso de dineros del narcotráfico a su Campaña. Esas fueron las pruebas y testimonios que presentó al proceso Samper de los mismísimos anales del Congreso obtenidos mediante certificación judicial.

Las pruebas aportadas por el demandante fueron la columna de opinión impresa, original del periódico y fotocopias certificadas de los anales del Congreso con el texto que absuelve por preclusión a Samper del juicio político adelantado en la Cámara de Representantes. Y pare de contar.

Samper, quien por dejar los anteojos no pudo leer por solicitud de la Juez en el tribunal la fecha de la columna de Claudia López y fue ella quien se la recordó, si se tiene en cuenta que es el interesado en el asunto y se siente gravemente lesionado, curiosamente se retiró del juicio antes de terminar la mañana por “compromisos impostergables”, dejando a su abogado, que también se largó al medio día para endosarle el embargo de la defensa a un novato que, tal vez, se batía por primera vez en estas lides. Por fortuna este muchacho, no tuvo que actuar demasiado.

Pero bueno. Vuelvo a los testigos. La Fiscal, obrando en “la defensa de la víctima” rechaza los testigos expertos  María Teresa Ronderos y a Eduardo Bertoni porque  según el articulo x de un código de procedimiento, tenía que haberse presentado un peritaje de los mismos cinco días antes. Sin embargo, la Juez no acoge la observación  de la defensa y permite la presentación de los mismos.

La Fiscal le pregunta a Ronderos si alguien de su familia tuvo relación con Samper. Ella responde que sí. “Mi hermano fue Ministro de su gobierno”. Ronderos, con precisión y riqueza temática y del lenguaje, responde a cada pregunta con una clara y sencilla cátedra sobre la diferencia entre información y opinión, el cubrimiento del 8.000 y sobre la libertad y defensa de las ideas desde J. Milton hasta Stiglitz.

“En las columnas de opinión el periodista se basa en los hechos que reporta la prensa. Toma los hechos publicados y los comenta dentro de la misma opinión. Muchas veces no le corresponde al columnista verificar los hechos. En los artículos de información es más riguroso. Es un espejo de los hechos, una verificación de lo que está pasando dentro de los límites del espacio”, anotó Ronderos.

Otro tanto hace Bertoni, quien no podrá referirse en lo absoluto al bloque constitucional colombiano sobre derecho y libertad de opinión. Sin embargo, hace una interesante exposición sobre tres casos presentados por la Comisión IDH y juzgados en 2010 por la Corte Interamericana de Derechos Humanos en Costa Rica, Paraguay y Panamá y sus efectos en el artículo 13 de la Convención Americana, casos desde los cuales se podía inferir igualmente el caso “SampervsLopez”.   El nivel de protección del funcionario público es menor en tanto que, como persona pública, está expuesta al escrutinio, cuestionamiento y opinión.  

Mi víctima: Claudia López

Sí, a diferencia de la Juez, mi víctima es Claudia López y la libertad de expresión y opinión en Colombia que ella encarna con este juicio.

Mi bendita grabadora colapsó. 62 archivos que aunque ya están en el PC no he querido borrar. Ahora tendré que hacerlo. Quería grabar completamente la intervención de la acusada, pues sabía que se vendría con algo muy bueno. Y así fue. Además de declararse inocente en la mañana, Claudia López no se retractó de ninguna palabra, línea y opinión expresadas en la columna que suscitó la demanda.

Sin pausa, firme, con seguridad, claridad y convicción, colocando cada palabra y puntuación precisa, Claudia López dijo no haber escrito, nunca jamás, sobre la vida privada y particular de nadie y no porque sea ilegítimo o ilegal, sino porque lo que a ella le interesa son los hechos controversiales de la vida pública y política del país como es el caso de Samper.

“El ingreso de dineros del narcotráfico a la Campaña de Samper no es un hecho por comprobar, sino comprobado que supuso la sentencia de gente como Medina y Botero por delitos contra la ley. Es un hecho establecido.”

La Fiscal, que hizo que Claudia López se tomará algo más de 35 minutos para exponer en detalle su trayectoria profesional y laboral, al parecer trantando de cuestionar que no era periodista por que no había estado en tantos medios (¿?) de información, quedó descolocada una y otra y otra vez, mientras la tribuna se impresionaba en silencio y con miradas de la trayectoria de formación, meritos y experiencia de la investigadora y columnista de opinión.

Cuando la Fiscal le preguntó a López si en su columna ella hablaba de la Campaña o de Samper, la columnista le responde, por enésima vez que, “los hechos controversiales públicos y judiciales no fueron solo sobre la Campaña sino sobre Samper. Una columna de opinión es desde la primera a la última palabra. Es un conjunto, es una valoración desde mi opinión sobre la conveniencia o inconveniencia en la designación de Ernesto Samper como embajador en Francia. Cuando hablo de Samper Pizano habló del Presidente, de la Campaña, de su trayectoria, de 10 años. De la primera a la última letra y punto me estoy refiriendo a la persona de Ernesto Samper, a su trayectoria política y a su Campaña (…) “No tuve que ir a google para saber con certeza si esos hechos se habían dado o no”, dijo Claudia López.

“En mi experiencia como analista política, el primer responsable de una Campaña es su beneficiario. El que va por el mayor beneficio, tiene la mayor responsabilidad”.

En la columna, ¿hasta dónde va la información [que cita de Semana], y donde inicia su opinión y comentarios? Le pregunto la delegada del Ministerio Público a lo que López contestó que “eso está perfectamente delimitado por la puntuación de la columna. Tanto la puntuación, entonación y contenido la delimitan”, y lee en voz alta, subrayando en la lectura lo que acaba de explicar al tribunal. “Cuando me refiero a Samper, me refiero, sin lugar a dudas, a Ernesto Samper Pizano, a su trayectoria política y a los hechos que rodearon su Campaña”.

Así que, lo menos 6 veces, Claudia López se ratificó en su opinión escrita en la columna. http://ow.ly/3KfYU

Casi que a las 5 en punto de la tarde concluye la audiencia por decisión de la Juez y, de acuerdo con las partes, pese a que la defensa de Claudia López estaba lista para presentar los alegatos, no lo era igual para la Fiscal.

Las preguntas que rondan son las mismas y más, luego de escuchar esta sesión del Juicio que, esperemos, concluya el 24 de febrero cuando fue citada la reanudación de la audiencia para conocer los alegatos de las partes.

¿Es una injuria o calumnia opinar sobre la inconveniencia de que Samper Pizano fuera embajador de Colombia del gobierno de Uribe, debido a sus antecedentes de cómo con dineros del narcotráfico llegó a la presidencia? 

¿Por qué Samper demandó a Claudia López sobre acusaciones harto conocidas, planteadas y publicitadas en más de 100 artículos, libros, videos y opiniones sobre el tema de un hecho público en 1994 y un proceso de enjuiciamiento en el congreso contra Samper en 1996?

¿La columna de Claudia López tenía como objetivo cuestionar el criterio de #Alvacrim, para designar a Samper como embajador, máxime si los mismos EEUU le había negado la visa en su momento (no sé si ahora la tenga), cuestionamiento que surtió el efecto esperado como fue retirar esa designación?

Aún me pregunto si Samper se siente tan lesionado (o será que ya le duele menos) en su honra, ¿por qué abandonó la audiencia y luego lo hizo su abogado?

Claudia López, como yo y miles de personas más (si no son millones) no tenemos la simple percepción aunque como bien dice ella, tendríamos el derecho, sino que tenemos la suficiente ilustración documental, informativa, académica, política, controversial y fundada de que Ernesto Samper Pizano sí recibió dineros del narcotráfico y sí sabía del ingreso de esos dineros. http://ow.ly/3K4Fh

Como recordaba hoy María Teresa Ronderos, la libertad de opinión y de información fue la garantía para que, 20 años después, se pudiera comenzar a juzgar los hechos del Palacio de Justicia. Informaciones y opiniones de cientos de columnistas, incluso de funcionarios del Estado que fueron considerados apátridas y algunos más locos y que no fueron tomadas por ciertas, 20 y tantos años después permitieron corroboran que sen ese execrable hecho si hubo asesinatos y desapariciones de personas mano del ejército nacional, es decir, del Estado.

El 24 de febrero estaré allí, con las pilas puestas y espero, también con batería en el móvil y espacio en mi grabadora, para después relatar mi opinión sobre este enjuiciamiento a la libertad de opinión en Colombia por demanda de uno de los más sub judice de los colombianos: el presidente narco Samper.

Texto e imagenes Bunkerglo