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martes, 25 de enero de 2011

“No tuve que ir a google para saber con certeza si esos hechos se habían dado o no”, dijo Claudia López

Debajo de la cabeza de la Juez enmarcada en el ventanal del piso cuarto y en un severo contra luz, solo se alcanzaba a ver dos de tres letras: AS. ¡As! La D de DAS, edificio vigilante y sombra del juicio oral #SampervsLopez que se desarrollaba al frente, no estaba al alcance de mi mirada y lente de la primera fila en la pequeña sala de audiencias del Juzgado 23 Penal Municipal de Bogotá en Paloquemado.

Al otro lado de la baranda del estrado judicial y a las espaldas de Samper (ex presidente que llegó a la presidencia con dineros del narcotráfico), compartíamos apretados los 9 asientos modulares de formica azul con los colegas de @Lasillavacia, @angelicalozanoc y otros, mientras un poco más de 20 personas de pie y de manera discontinua, daban cuenta, unos y otros blindados de BlackBerry, iPhone, cámaras de TV., micrófonos y libretas de apuntes, de lo que sin duda es y será uno de los juicios más determinantes para el ejercicio pleno de la libertad de opinar en Colombia.

Comportarse en un Tribunal es cosa seria. Ni exclamaciones. Ni comentarios. Y menos fotos de la Juez.  Ningún tipo de expresión que pudiera suscitar rechazo o aprobación de cuanto allí se dijera. Por supuesto, me comporté como era debido.

En medio de la incomodidad en la tribuna, calor, falta de aire y sin ubicar un conector de corriente porque seguro el BB se descargaría, se inició muy a las 9:10 am el juicio oral contra Claudia Nayibe López Hernández por presunta calumnia e injuria, demanda interpuesta en junio de 2010 por el ex presidente Ernesto Samper Pizano.

El juicio no empezó bien. Un manifiesto malestar y “regaño” de la Juez a las dos partes por falta de respeto a la justicia, al presentar las estipulaciones a mano y con tachaduras, molestia avivada por la representante del Ministerio Público, hace que se suspenda la sesión por unos minutos hasta que los documentos no se pasen debidamente y sin enmendaduras.

Especialmente en la mañana la sesión fue bastante deshilvanada por cuenta de la Fiscal que parecía, la habían enviado de castigo para encargarse del caso, y que a leguas se le veía una enorme presión o por el personaje involucrado o porque no conocía ni entendía el tema o por las dos anteriores (o porque su cabello estaba quemado de tanto aplanchar). Y como no iba a ser así, si es la tercera Fiscal que envían en este proceso. En contraste, una delegada del Ministerio Público, hábil y precisa, cuyas preguntas todas y pocas fueron pertinentes y atinadas. La Juez que, aunque por momentos no hablaba sino balbuceaba (ahora que escribo esto, ¿me demandará por esta pendejada?), y quien se mostró vigilante todo el tiempo de no quedar registrada en ningún tipo de imagen, con la ayuda de un policía mozuelo, sin embargo, estaba definitivamente sintonizada y conocía la materia que estaba siendo juzgada.

Del mismo lado del estrado judicial y a espaldas de la tribuna, sosteniendo su cabeza en uno de esos gestos con el que más se le reconoce y que no se sabe si es pereza, sueño, dolor de muela, flatulencia o qué, “la defensa de la víctima”, como decía la Juez, y la víctima en este proceso no es Claudia López y mucho menos la libertad de opinión sino el mismísimo Ernesto Samper, atendió el desarrollo de esa primera y tediosa parte en la que, básicamente, las dos partes presentan ante el juez pruebas y testimonios.

El abogado Julio Sampedro, enfundado en un traje gris y vestido para la ocasión y quien considera que “lo que hace Claudia López es crear hechos que son falsos. Crea un hecho en cambio de crear una opinión” (http://ow.ly/3JwaM), apenas si se le sintió en la mañana, porque en la tarde delegó sus funciones a un novel abogado de chaleco corto y cuerpo grande cuyas escasas intervenciones entre dientes no fueron del todo recogidas por la Juez.

Adelante mío y después de la baranda estaban Carlos Rodriguez, abogado de Claudia López, su abogada suplente Luz Marina Monzón, y la mismísima Claudia quien despertó  a todos en la sala después de un ligero almuerzo después del medio día , haciendo de cada pregunta y contra pregunta de su abogado, de la delegada del Ministerio Público y de las bobadas de la Fiscal, una espléndida y lucida exposición argumental, documental y de memoria. Si, de  memoria porque aunque podía solicitar permiso de la juez y anuencia de “la defensa de la víctima”, no se apoyo en sus apuntes, documentos, ni en ninguno de los cuatro libros que llevaba.

Testigos y pruebas

Antes de que la Fiscalía presentará los testigos de “la defensa de la víctima”, Samper Pizano, bajo la gravedad del juramento (si, otra vez jurando en vano) hizo una brevísima y floja exposición sobre como lo ha afectado a él, a “su hijo” menor y a su honra y buen nombre la columna de Claudia López http://ow.ly/3JxiS,  no sin soltar las siguientes  perlas: "jamás en mi vida he tenido una tacha judicial o disciplinaria”, (y yo sin poder siquiera carraspear). "No soy una persona rica, vivo de mi pensión y me tocó invertir tiempo y dinero en esta defensa" (jajaja) y pide, por último, que este juicio 'tenga final ejemplarizante subrayando que, “afortunadamente el país me conoce”. Pero claro que sí!! Junto a Samper estaba también prestando juramento uno de los policías que actuaron como testigos, o mejor, lectores porque no fueron interrogados.

Por su parte, y junto a los dos testigos que la Juez hizo llamar porque no estuvieron en la sala durante toda la mañana, Claudia López renunció a su derecho al silencio para actuar como testigo en su propio proceso de defensa, se declara inocente y presta juramento junto con los dos testigos la periodista María Teresa Ronderos y el jurista, ex Relator para la Libertad de Expresión de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, el argentino Eduardo Bertoni quien había llegado apenas 24 horas antes al país para conocer a la acusada.

En un hecho que me pareció harto inútil, la Fiscal y “la defensa de la víctima” presentaron como testigos a dos acicalados policías, uno del CTI, Jonathan Guerrero, y otro, Carlos Rico, investigador de la misma entidad para que leyeran, cada uno en su momento y seguro sin entender demasiado, las sesiones correspondientes a la preclusión de la investigación que en su “contra” adelantó la Comisión de Investigaciones de la Cámara (como seguro pasará con quien ya sabemos), y en el que “se le juzgo” por el ingreso de dineros del narcotráfico a su Campaña. Esas fueron las pruebas y testimonios que presentó al proceso Samper de los mismísimos anales del Congreso obtenidos mediante certificación judicial.

Las pruebas aportadas por el demandante fueron la columna de opinión impresa, original del periódico y fotocopias certificadas de los anales del Congreso con el texto que absuelve por preclusión a Samper del juicio político adelantado en la Cámara de Representantes. Y pare de contar.

Samper, quien por dejar los anteojos no pudo leer por solicitud de la Juez en el tribunal la fecha de la columna de Claudia López y fue ella quien se la recordó, si se tiene en cuenta que es el interesado en el asunto y se siente gravemente lesionado, curiosamente se retiró del juicio antes de terminar la mañana por “compromisos impostergables”, dejando a su abogado, que también se largó al medio día para endosarle el embargo de la defensa a un novato que, tal vez, se batía por primera vez en estas lides. Por fortuna este muchacho, no tuvo que actuar demasiado.

Pero bueno. Vuelvo a los testigos. La Fiscal, obrando en “la defensa de la víctima” rechaza los testigos expertos  María Teresa Ronderos y a Eduardo Bertoni porque  según el articulo x de un código de procedimiento, tenía que haberse presentado un peritaje de los mismos cinco días antes. Sin embargo, la Juez no acoge la observación  de la defensa y permite la presentación de los mismos.

La Fiscal le pregunta a Ronderos si alguien de su familia tuvo relación con Samper. Ella responde que sí. “Mi hermano fue Ministro de su gobierno”. Ronderos, con precisión y riqueza temática y del lenguaje, responde a cada pregunta con una clara y sencilla cátedra sobre la diferencia entre información y opinión, el cubrimiento del 8.000 y sobre la libertad y defensa de las ideas desde J. Milton hasta Stiglitz.

“En las columnas de opinión el periodista se basa en los hechos que reporta la prensa. Toma los hechos publicados y los comenta dentro de la misma opinión. Muchas veces no le corresponde al columnista verificar los hechos. En los artículos de información es más riguroso. Es un espejo de los hechos, una verificación de lo que está pasando dentro de los límites del espacio”, anotó Ronderos.

Otro tanto hace Bertoni, quien no podrá referirse en lo absoluto al bloque constitucional colombiano sobre derecho y libertad de opinión. Sin embargo, hace una interesante exposición sobre tres casos presentados por la Comisión IDH y juzgados en 2010 por la Corte Interamericana de Derechos Humanos en Costa Rica, Paraguay y Panamá y sus efectos en el artículo 13 de la Convención Americana, casos desde los cuales se podía inferir igualmente el caso “SampervsLopez”.   El nivel de protección del funcionario público es menor en tanto que, como persona pública, está expuesta al escrutinio, cuestionamiento y opinión.  

Mi víctima: Claudia López

Sí, a diferencia de la Juez, mi víctima es Claudia López y la libertad de expresión y opinión en Colombia que ella encarna con este juicio.

Mi bendita grabadora colapsó. 62 archivos que aunque ya están en el PC no he querido borrar. Ahora tendré que hacerlo. Quería grabar completamente la intervención de la acusada, pues sabía que se vendría con algo muy bueno. Y así fue. Además de declararse inocente en la mañana, Claudia López no se retractó de ninguna palabra, línea y opinión expresadas en la columna que suscitó la demanda.

Sin pausa, firme, con seguridad, claridad y convicción, colocando cada palabra y puntuación precisa, Claudia López dijo no haber escrito, nunca jamás, sobre la vida privada y particular de nadie y no porque sea ilegítimo o ilegal, sino porque lo que a ella le interesa son los hechos controversiales de la vida pública y política del país como es el caso de Samper.

“El ingreso de dineros del narcotráfico a la Campaña de Samper no es un hecho por comprobar, sino comprobado que supuso la sentencia de gente como Medina y Botero por delitos contra la ley. Es un hecho establecido.”

La Fiscal, que hizo que Claudia López se tomará algo más de 35 minutos para exponer en detalle su trayectoria profesional y laboral, al parecer trantando de cuestionar que no era periodista por que no había estado en tantos medios (¿?) de información, quedó descolocada una y otra y otra vez, mientras la tribuna se impresionaba en silencio y con miradas de la trayectoria de formación, meritos y experiencia de la investigadora y columnista de opinión.

Cuando la Fiscal le preguntó a López si en su columna ella hablaba de la Campaña o de Samper, la columnista le responde, por enésima vez que, “los hechos controversiales públicos y judiciales no fueron solo sobre la Campaña sino sobre Samper. Una columna de opinión es desde la primera a la última palabra. Es un conjunto, es una valoración desde mi opinión sobre la conveniencia o inconveniencia en la designación de Ernesto Samper como embajador en Francia. Cuando hablo de Samper Pizano habló del Presidente, de la Campaña, de su trayectoria, de 10 años. De la primera a la última letra y punto me estoy refiriendo a la persona de Ernesto Samper, a su trayectoria política y a su Campaña (…) “No tuve que ir a google para saber con certeza si esos hechos se habían dado o no”, dijo Claudia López.

“En mi experiencia como analista política, el primer responsable de una Campaña es su beneficiario. El que va por el mayor beneficio, tiene la mayor responsabilidad”.

En la columna, ¿hasta dónde va la información [que cita de Semana], y donde inicia su opinión y comentarios? Le pregunto la delegada del Ministerio Público a lo que López contestó que “eso está perfectamente delimitado por la puntuación de la columna. Tanto la puntuación, entonación y contenido la delimitan”, y lee en voz alta, subrayando en la lectura lo que acaba de explicar al tribunal. “Cuando me refiero a Samper, me refiero, sin lugar a dudas, a Ernesto Samper Pizano, a su trayectoria política y a los hechos que rodearon su Campaña”.

Así que, lo menos 6 veces, Claudia López se ratificó en su opinión escrita en la columna. http://ow.ly/3KfYU

Casi que a las 5 en punto de la tarde concluye la audiencia por decisión de la Juez y, de acuerdo con las partes, pese a que la defensa de Claudia López estaba lista para presentar los alegatos, no lo era igual para la Fiscal.

Las preguntas que rondan son las mismas y más, luego de escuchar esta sesión del Juicio que, esperemos, concluya el 24 de febrero cuando fue citada la reanudación de la audiencia para conocer los alegatos de las partes.

¿Es una injuria o calumnia opinar sobre la inconveniencia de que Samper Pizano fuera embajador de Colombia del gobierno de Uribe, debido a sus antecedentes de cómo con dineros del narcotráfico llegó a la presidencia? 

¿Por qué Samper demandó a Claudia López sobre acusaciones harto conocidas, planteadas y publicitadas en más de 100 artículos, libros, videos y opiniones sobre el tema de un hecho público en 1994 y un proceso de enjuiciamiento en el congreso contra Samper en 1996?

¿La columna de Claudia López tenía como objetivo cuestionar el criterio de #Alvacrim, para designar a Samper como embajador, máxime si los mismos EEUU le había negado la visa en su momento (no sé si ahora la tenga), cuestionamiento que surtió el efecto esperado como fue retirar esa designación?

Aún me pregunto si Samper se siente tan lesionado (o será que ya le duele menos) en su honra, ¿por qué abandonó la audiencia y luego lo hizo su abogado?

Claudia López, como yo y miles de personas más (si no son millones) no tenemos la simple percepción aunque como bien dice ella, tendríamos el derecho, sino que tenemos la suficiente ilustración documental, informativa, académica, política, controversial y fundada de que Ernesto Samper Pizano sí recibió dineros del narcotráfico y sí sabía del ingreso de esos dineros. http://ow.ly/3K4Fh

Como recordaba hoy María Teresa Ronderos, la libertad de opinión y de información fue la garantía para que, 20 años después, se pudiera comenzar a juzgar los hechos del Palacio de Justicia. Informaciones y opiniones de cientos de columnistas, incluso de funcionarios del Estado que fueron considerados apátridas y algunos más locos y que no fueron tomadas por ciertas, 20 y tantos años después permitieron corroboran que sen ese execrable hecho si hubo asesinatos y desapariciones de personas mano del ejército nacional, es decir, del Estado.

El 24 de febrero estaré allí, con las pilas puestas y espero, también con batería en el móvil y espacio en mi grabadora, para después relatar mi opinión sobre este enjuiciamiento a la libertad de opinión en Colombia por demanda de uno de los más sub judice de los colombianos: el presidente narco Samper.

Texto e imagenes Bunkerglo

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Apreciada Gloria: Aunque no pude como muchos estar de cuerpo presente en este juicio oral, la lectura de tu excelente crónica me hizo sentir como si hubiera visto con mis propios ojos y escuchado con mis propios oidos todo lo que allí sucedió. Fuiste nuestros ojos, oídos y mente en ese despacho gris donde se libró una batalla jurídica por el derecho a pensar con nuestra propia cabeza y de comunicar lo pensado a los demás. Gracias por tu meritoria labor periodística en este día.
Juan Carlos Acebedo

Jaime Caro dijo...

Pienso que por simple decencia y respeto no se puede calificar a otra persona como criminal. No creo que forme parte del derecho de opinión el calificar de esa forma a otra persona. Incluso si esa persona fue vencida en juicio y condenada por un delito, lo que yo puedo afirmar es eso (que fue vencida y condenada) no que lo cometió, pues a mí nada me consta y la justicia se pudo haber equivocado. La única excepción sería que yo hubiese presenciado el delito. Y aún en ese caso, puedo estar equivocado en mi apreciación, como sucede muchas veces. Si vi cometer un crimen con mis propios ojos, más que opinar, tengo la obligación de denunciarlo ante las autoridades y declarar ante un juez. Ir más allá es mancillar, difamar, herir, hacer daño. Y un opinador ético, decente, no necesita hacer eso. Si lo hace, está injuriando y calumniando. El hecho de que muchas personas lo respalden no lo justifica. Los humanos somos capaces de juntarnos en turbas asesinas con el fin de linchar a otro. El número de personas de la turba no justifica nada. Un periodista ético sabe que por abrumadores que sean los indicios, no constituyen prueba. Solo los fiscales y los jueces tienen la función de evaluar esos datos y aceptarlos como pruebas. Y menos puede un periodista apoyarse en una turba ("todo el mundo lo sabe") o en lo que otros dijeron ("salió en los medios") para defender una afirmación o una simple alusión calumniosa. Puede que Claudia López gane este pleito. Eso no significa que ella tenga la razón y que Samper no la tenga. Del asesinato sospechamos mucho pero no sabemos nada. En cambio, lo escrito por la periodista escrito está. Flaco favor le hace la turba elevando el asunto a un caso de libertad de opinión. Si ese tipo de escritos son permitidos, ¿dónde se van a guarecer los que hoy respaldan a la periodista que se excedió cuando otros los injurien y calumnien con base en indicios que "todo el mundo sabe"?

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